La cabeza política del complot contra Vizcarra
- Opinión

¿Quiénes estarían detrás de la conspiración y qué escenario se abre tras su fracaso?
Tras el cierre del Congreso, con Keiko Fujimori presa, Alan García muerto, Fuerza Popular y el APRA en crisis y sin dirección, todo indicaba que le costaría mucho recomponerse al ala más a la derecha del espectro nacional. Para el 2021, el escenario electoral ofrecía pocas opciones a este sector debido a su gran dispersión, el poco margen para hacer alianzas hacia el centro y la ausencia de una figura presidenciable con posibilidades de atraer al electorado. Además de haber perdido la mayoría parlamentaria, el desprestigio de Fuerza Popular le cortó la conexión con gran parte de “su pueblo”.
La llegada de la pandemia acentuó la tendencia. Vizcarra daba mensajes diarios y parecía controlar la situación. Luego vino el agotamiento por lo largo del virus y sus efectos en la economía. Vizcarra empezó a perder iniciativa en el manejo de la pandemia, y cedió luego el gobierno a la derecha económica, al nombrar a Pedro Cateriano (el breve) como primer ministro. Vizcarra dejó de ser el actor político al que estábamos acostumbrados y comenzó a debilitarse.
Cuando el Congreso negó la confianza a Cateriano, el liberalismo vargallosista, enemigo del fujimorismo político, pero tan fan del fujimorismo económico y su Constitución del 93, sufrió un golpe que ponía en cuestión además la eficacia del modelo económico. Se dibujaba así, un escenario de disputa entre dos orientaciones más ubicadas al centro; una de derecha y otra de izquierda. La primera empeñada en mantener las mismas reglas económicas del piloto automático pasada la pandemia; y la segunda, con miras a abrir una tendencia de reforma especialmente en el rol del Estado y la regulación de las inversiones.
En ese contexto, el Congreso elegido el 26 de enero expresaba - a pesar de errores, intereses y aciertos - un cambio de correlación de fuerzas. Se le percibía alejado del control de los gremios empresariales (lo cual era una novedad). Asimismo, parecía construir una conexión con la población vía leyes “populistas”, y se le notaba un ánimo no explícito de reforma constitucional.
No por gusto negaron la confianza a la propuesta liberal y prominera de Cateriano; ni tampoco que hayan aprobado varias leyes por insistencia (sin el visto bueno del gobierno y su ministerio de Economía), y que el Tribunal Constitucional haya declarado inconstitucional la Ley de los peajes, y se aliste para hacer algo parecido con otras leyes como la que libera recursos de la Oficina de Normalización Previsional (ONP). El Congreso estuvo dando leyes abiertamente contrarias al régimen económico de la Constitución de 1993.
Esta conducta fue un nuevo factor de conflicto con el presidente, que otra vez empezó a hacer política alrededor de sus pleitos con el Legislativo. Sin embargo, el gobierno no parecía en absoluto debilitado al punto de enfrentar el escenario de desestabilización que empezó la semana pasada. Especialmente porque las elecciones del 2021 habían sido tempranamente convocadas por un Vizcarra que anunciaba - cada vez que podía - que en julio del próximo año entregaría el gobierno sí o sí.
Lo que nadie veía, sin embargo, era una conspiración que se cocinaba al interior de la articulación de todos los sectores que perdieron influencia y poder político con el referéndum del 2018, las reformas política y judicial, el cierre del Congreso en 2019, y todo lo que ha significado el desenlace de los casos Lava Jato y Lava Juez. Esta conspiración sobre pasa el escenario parlamentario, que ha sido instrumentalizado a partir del apetito por la ultra derecha peruana de cambiar drásticamente la correlación de fuerzas construida durante los dos últimos años.
¿De quiénes estamos hablando?
Creer que esta operación ha sido gestada solo por el congresista Edgar Alarcón con apoyo de las bancadas parlamentarias que se la tienen jurada a Vizcarra como Podemos y APP (en defensa de las universidades bamba), UPP (azuzada por Antauro Humala desde prisión), algunos sectores de Acción Popular (la fracción controlada por Víctor Andrés García Belaunde predominante en la bancada) y un pedazo de Fuerza Popular, es ver parcialmente lo ocurrido.
Efectivamente, hay varios sectores en el Congreso que desearían ver caer en desgracia a Vizcarra, pero no necesariamente es de ahí desde donde se habría gestado la conspiración que fue develada el sábado 12 de septiembre por IDL Reporteros con la nota Tocando la puerta de los cuarteles, y luego con la denuncia pública hecha, en la tarde ese mismo día, por el premier Martos acompañado a sus lados por los ministros de Defensa y Justicia, y atrás por los Comandantes Generales de las Fuerzas Armadas y el presidente del Comando Conjunto. Asimismo, por las declaraciones en medios del Ministro de Defensa, general (r) Jorge Chávez Cresta que ha señalado la posibilidad de tomar acciones legales contra el presidente del Congreso, Manuel Merino y contra el congresista Otto Guibovich, ambos de Acción Popular. Sobre esto volveremos más adelante.
El intento de vacar a Vizcarra no ha sido una acción individual de Alarcón. Ha sido una operación mayor con la finalidad de cambiar drásticamente el escenario político de cara a las elecciones del 2021: lo que incluye traerse abajo la reforma política y judicial hasta donde hayan avanzado, postergar las elecciones (como lo ha denunciado Vizcarra al afirmar que así se lo hicieron saber dos congresistas cuyos nombres ha mantenido en reserva) y revertir los procesos fiscales en los casos Lava Jato y Lava Juez que afectaban directamente a lo que en el Perú se ha denominado la mafia. Todo ello capturando el poder político.
La Coordinadora Republicana bajo sospecha
Es en este punto que debemos dar una vista a la organización denominada Coordinadora Republicana, que aglutina a una serie de operadores de ultra derecha ligados al fujimorismo y al cogollo alanista. Todos ellos golpeados por la ofensiva anticorrupción de la Fiscalía que contó con el aval político del gobierno de Vizcarra. Esta coordinadora fue fundada en 2019, cuenta con muchos adherentes y un núcleo de dirección (denominado comité promotor, grupo impulsor, comisión permanente, etc.) que actúa políticamente. La coordinadora de marras cuenta con recursos y acceso a medios de comunicación.
¿Este núcleo ha sido la real cabeza política del complot contra Vizcarra que hemos visto desplegarse desde la presidencia del Congreso Nacional?
Lo cierto es que la Coordinadora en sus redes sociales empezó a mover los hashtags #VacanciaYa y #VacanciaPresidencialYa, y a retuitear mensajes a favor de la vacancia de algunos de sus miembros como Enrique Valderrama, quien modera varios de sus eventos virtuales y que en un tuit del 10 de septiembre clama por la vacancia.
La Coordinadora Republicana concentra lo más rancio de la derecha anticomunista. Su bandera central es que el mayor riesgo que enfrenta el Perú es el comunismo, ubicando a Vizcarra como parte de la captura del Estado por parte de esa ideología. Llaman chavista a Vizcarra. Y dentro del gobierno ubican al ministerio de Cultura como el centro de esta captura comunista. Uno de sus comunicados tiene que ver con la película sobre la vida de Hugo Blanco, el octogenario político de izquierda que participó de las tomas de tierras en Cusco (La Convención) en la década de los sesenta, y que es ahora un referente de las luchas sociales.
Para la Coordinadora esta sería una de las pruebas de la alianza entre el gobierno y el comunismo. Para ellos el documental histórico sobre Hugo Blanco es un premio a un “terrorista”.
Comunicado de la Coordinadora Republicana sobre el documental “Hugo Blanco, Río Profundo”