El virus circula y la prensa habla de autoritarismo

13/04/2020
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Oposición al control de precios. Comparaciones insólitas sobre cantidad de DNU.

 

La gestión presidencial ante la pandemia, con los componentes de excepcionalidad propios de una situación absolutamente inédita, mantiene a Alberto Fernández con niveles de adhesión ciudadana que inquietan cada vez más a los medios y columnistas que escriben en defensa de los intereses minoritarios. Esto es lo que explica un énfasis repetido en el poder del mandatario, con una recurrente apelación al fantasma del autoritarismo.

 

El batallón de opinadores marchó otra vez en perfecta formación para cumplir el objetivo: Kirschbaum, Galván, Van der Kooy, Roa, por Clarín, y Pagni, Morales Solá, Di Marco, Sirven, por La Nación. Con matices en los tonos dramáticos, todos tipean algo para sembrar en el país la sensación de un régimen autoritario, ya hacia la población, ya hacia la economía, ya hacia las instituciones y, muy especialmente, hacia la clase empresarial.

 

Esto es lo que explica el título principal de Clarín el domingo 12.4: “Alberto Fernández firmó un récord de DNU y piden que funcione el Congreso”. Y el título de la nota de Morales Solá en La Nación, también en la portada: “Todo el poder en muy pocas manos”.

 

Asimismo, explica una insólita comparación de Galván en Clarín, con dibujito incluido, sobre la cantidad de DNU de los presidentes desde 1983, para incrustarle la barra más gruesa a Fernández. En coro, Van der Kooy alerta del “riesgo de personalismo” de un presidente al que le atribuye una sucesión de yerros, como acusar a los empresarios por los aumentos abusivos de precios, en lo que incluye un enojo muy repetido en estas páginas: la decisión de darle a los intendentes capacidad de control. En cuatro días, Morales Solá mencionó dos veces esta cuestión.

 

“El presidente concentra el poder”, alerta Kirschbaum, que habla de una sociedad que parece aceptar un “autoritarismo soft”, un gobierno por decreto, con el Congreso parado y la Justicia en semi-feria. Quiere el redactor encender los motores del pánico político que tan bien saben alimentar estos medios en sectores medios, cuando proyecta que la pandemia pasará y ojalá que entonces se lleve la idea de que “uno solo” puede resolver los asuntos nacionales.

 

“Cristina Kirchner cerró el Senado”, son las primeras palabras de Morales Solá, no sea cosa de que las y los lectores se olviden del odio profundo que siente hacia la vicepresidenta. Luego es más tolerante con Massa y el Poder Judicial, pero la conclusión es igual a la de las otras notas: “poder unipersonal del Ejecutivo”. Segundas y terceras voces acompañan, como Sirvén, que se las arregla para resolver los 75 años de historia del peronismo en tres párrafos y diagnosticar otro capítulo de “autoritarismo”, que da por demostrado en el control de precios.

 

La certeza de que las mentiras lanzadas sobre el cuerpo social, ahora llamadas “fake news”, no son responsabilidad exclusiva de las “redes”, sino que tienen a los medios “profesionales” como generadores muy activos -y con más capacidad de daño que el posteo de un “troll” en Twitter- fue confirmada en estos días en varios artículos.

 

Una de ellos fue autoría de Bonelli, en Clarín del viernes, cuando atribuye al Frente de Todos el propósito de aprobar un impuesto excepcional no a los multimillonarios, sino a quienes reúnen patrimonio desde 150 mil dólares. Esta falacia descomunal buscó acaso ir sembrando para un nuevo caceroleo, como el generado hace dos semanas, de clasemedieros asustados, y obligó a una desmentida del redactor del proyecto de ley, el diputado Heller. Pero, no conforme con el tamaño de la mentira, Fernández Díaz en La Nación sube el tono el domingo y lleva la cifra de partida de un supuesto “proyecto original” de impuesto a 125 mil dólares.

 

La gran preocupación por la imagen del Presidente, la adhesión que su estrategia obtiene hasta ahora, se expresa también en andanadas de versiones sobre diferencias, distanciamientos, reproches por los errores, miradas torcidas y discusiones en el más alto nivel del gobierno. En esto hay columnistas que corren más rápido que otros, como González de Clarín, que el martes dio por perdido el “escenario favorable” que Fernández había alcanzado. Su compañero de banco, Abascal, escribió lo mismo, el mismo día, con la misma enumeración: el error con el pago a jubilados que produjo aglomeraciones, los sobreprecios de alimentos y, en fin, la imagen de un Presidente moderado y austero que “se decoloró sin remedio”. Tanta enjundia en desvalorizar al presidente llevó al “editor” a replicar la reacción de Juan Grabois contra el Ministerio de Desarrollo Social. ¡Qué feas palabras usó!, dice, pero las repite una por una.

 

Y no le llamaremos “fake news”, pero: el martes los esforzados científicos del Malbrán anunciaron que habían descifrado la cepa local del coronavirus, un conocimiento que puede servir para determinar cuál será la vacuna apropiada en el país, no necesariamente la misma que en otras geografías. El avance, el toque de optimismo en una situación muy adversa para toda la sociedad, fue negado a los lectores en las tapas del miércoles de Clarín y La Nación, que se centraron en los sobreprecios de los alimentos y en otro gran enemigo histórico, Amado Boudou.

 

Y sí le llamamos “fake news” al suelto de Di Marco el viernes en La Nación, cuando afirma que el “populismo” le impide a la Argentina tener un sistema de salud robusto, que ofrezca buen servicio a la población como el que -dice- tiene Chile. No hay un solo dato de la realidad que sostenga esta afirmación: una familia tipo chilena necesita entre 200 y 300 dólares para pagar el servicio mensual estándar que dan las empresas privadas. Y si tiene que hacerse el isopado por coronavirus, debe hacer frente a un pago adicional, en el momento. Los hospitales públicos del país están siempre atestados, con meses y meses de espera para una atención simple.

 

Hay otras facetas en el despliegue editorial contra Alberto Fernández y el Gobierno: la “falta de plan económico”, un enunciado que ya venía desplegado desde el 11 de diciembre, se acentúa ahora casi diariamente.

 

Bonelli lleva bien arriba esa bandera, muy disconforme con la postura del ministro Guzmán porque no se gana el corazón de los acreedores con una propuesta que los tranquilice. Y aunque dice que el Presidente lo respaldó -siete días antes había publicado que lo tenía bajo control de otros funcionarios- insiste en que los bonistas “no le creen” al ministro, a quien describe “rumbo a la colisión”.

 

-Comunicadores de la Argentina (COMUNA)

https://www.comunanet.com.ar/el-virus-circula-y-la-prensa-habla-de-autoritarismo/

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/205863
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