La crisis sistémica del coronavirus estadounidense

24/03/2020
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Foto: https://us.as.com
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“El Sistema fracasó”, estas fueron las palabras que pronunció el 12 de marzo de este año Anthony Fice, jefe del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EEUU, máxima autoridad en enfermedades infecciosas de ese país. La afirmación la realizó en una audiencia a la que fue llamado por el Congreso a propósito de la pandemia del CORONAVIRUS. Se refería al sistema de salud estadounidense. Entre las causas resaltó el problema con el acceso a las pruebas de despistaje del COVID-19.

 

El sistema de salud de EEUU es privado tanto en su prestación como en su financiamiento, quien no tenga un seguro médico no tiene acceso a los servicios de salud. Allí, la salud no es un derecho humano, es una mercancía que se compra y se vende en los mercados aseguradores, concepción absolutamente coherente y enmarcada en el sistema capitalista, neoliberal y salvaje que rige en esa “potencia mundial”.

 

Dijo Fauci a los Congresistas: “La idea de que alguien pueda hacerse fácilmente las pruebas como lo hacen las personas en otros países... no estamos preparados para eso. ¿Que si creo que deberíamos estarlo? Sí. Pero no lo estamos".

 

De los 327 millones de estadounidenses, 27, 5 millones no cuentan con seguro médico y otros 44 millones tienen seguro pero insuficiente, es decir, que no cubre los costos de atención; a lo que debemos sumar otras 10 millones de personas indocumentadas que tampoco pueden acceder al sistema. Por lo menos el 40% de la población está excluida del sistema de salud.

 

La garantía de la contención de la propagación de la pandemia, además del comprobado aislamiento social, es la posibilidad de diagnosticar oportunamente los casos de CORONAVIRUS para de manera inmediata aislarlos y tratarlos.

 

Otro riesgo que para la humanidad implica el sistema estadounidense es la posibilidad de aislamiento. La cuarta parte de los trabajadores no tiene acceso a días remunerados por razones de enfermedad. Por lo tanto, la probabilidad de que se queden en casa ante llamados de aislamiento social, es baja.

 

El 11 de marzo de 2010 se habían reportado 696 casos de CORONAVIRUS y 25 muertes en EEUU. Hoy el número de casos, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) es 10.455 y 150 fallecidos, registrando un incremento de 1402% casos diagnosticados. Entre el 19 y el 20 de marzo, el número de casos en EEUU aumentó 2.340. A la fecha, y según reportes del mismo organismo, EEUU registra el 80% de los casos en la región y el 84% de los fallecidos. El virus está presente en los 50 estados del país.

 

Fracaso sistémico que no solo pone en riesgo al pueblo estadounidense, sino a la Región y al Mundo entero.

 

Escepticismo sospechoso

 

Las declaraciones de Donald Trump mediante las cuales busca minimizar el avance y el efecto de la pandemia, además de ser irresponsables ante los propios estadounidenses y ante la humanidad toda, deben resultarnos sospechosas. Calificarlas de “apresuradas” y desestimarlas por cuanto provienen de la “personalidad explosiva” de Trump, podría resultar ingenuo sabiendo que históricamente las acciones de todos los presidentes de turno de EEUU han seguido el libreto escrito por los grandes capitales.

 

La tranquilidad con la que el inquilino de la Casa Blanca, el 12 de febrero contradijo al mismísimo director del CDC y afirmó: “Llegado abril, en teoría, cuando el clima sea un poco más caliente, se irá [el CORONAVIRUS] de forma milagrosa”, genera sospechas ante la posibilidad de que disponga de la vacuna contra el virus, cobrando fuerza la tesis del CORONAVIRUS como un arma biológica creada en laboratorios estadounidenses.

 

Esta tesis se basa en la urgencia del imperialismo norteamericano de afectar a China a la vez de generar un caos mundial que le permita seguir invisibilizando la crisis y el desplome del sistema capitalista, neoliberal y unipolar de EEUU y, por lo tanto, la pérdida de su poder hegemónico.

 

Desde hace rato China desplazó a EEUU como potencia económica: el país del norte no solo registra la mayor deuda externa del Planeta, la cual supera los 21 billones de dólares, sino que además sus reservas internacionales no le alcanzan para pagar siquiera el 2% de la deuda, que, dicho sea de paso, está principalmente en manos de los chinos. Por su parte China, con sus reservas internacionales cubre el 186% de su deuda externa.

 

En contraste con EEUU, desde la década de los 70, la balanza comercial de los chinos ha sido superavitaria, es decir, las exportaciones han sido mayores que las importaciones. Mientras la economía china ha crecido 10% en promedio interanual los últimos 50 años, la de EEUU lo ha hecho al 2,7%.

 

En materia tecnológica, los chinos ya superaron a los gringos y en cuanto al poder armamentista, mantienen estrechas relaciones con los rusos, quienes han demostrado su superioridad a nivel mundial, con los norcoreanos y con los iraníes.

 

En materia energética, los chinos han fortalecido sus alianzas con Irán y con el país con la mayor reserva de petróleo del mundo, o sea, nosotros los venezolanos, que, de paso, también tenemos la primera reserva de oro a nivel mundial.

 

En franca desventaja se encuentra desde hace tiempo EEUU, colocándolo en una situación de mayor desespero y por lo tanto de mayor peligrosidad para la humanidad.

 

Salvando a los capitales

 

Mientras la humanidad sufre los embates de la pandemia, la Reserva Federal de los EEUU, alcabala monetaria del mundo, aprobó el auxilio a los grandes capitales que padecen la debacle que ha implicado el CORONAVIRUS y que se ha manifestado en el desplome de las bolsas de valores.

 

Con el objetivo de garantizar la liquidez monetaria en los mercados, decidieron bajar las tasas de interés al 0% para incentivar el crédito tanto de empresas como de particulares y comprar activos por un monto de US$ 700.000 millones.

 

Estos 700.000 millones de dólares equivalen a 13.084 veces los recursos que, de acuerdo con estimaciones de la OPS, se necesitan los próximos 6 meses para combatir la pandemia en Nuestra América.

 

También pudieron haber sido destinados a garantizar el acceso a pruebas de despistaje y al tratamiento de la población estadounidense con CORONAVIRUS.

 

Salvando vidas

 

El gobierno y el pueblo cubano han dado ejemplo y muestras de solidaridad al colocar a la disposición de la humanidad el Interferon Alfa 2B, medicamento desarrollado en la Isla y que ha resultado ser efectivo para el tratamiento de personas que han adquirido el CORONAVIRUS. Mayor mérito adquiere al haber sido descubierto a pesar de 60 años de bloqueo criminal por parte de EEUU.

 

Mientras EEUU no halla cómo salvar sus capitales, los chinos y los cubanos buscan salvar vidas: exportan médicos, conocimientos, tecnologías, insumos, medicamentos y esperanzas. Extienden manos solidarias y amigas a la humanidad.

 

Mientras China y Cuba nos envían insumos y médicos para combatir la pandemia, EEUU arremete con el bloqueo inhumano y criminal contra el pueblo venezolano.

 

Reflexionemos acerca de qué mundo queremos dejar a nuestros hijos y nietos. Dediquemos un tiempo de la cuarentena social para contrastar ambos sistemas, y contribuyamos a hacer más humana la humanidad.

 

#QuédateEnCasa

 

#UsaTapaboca

 

Pasqualina Curcio Curcio
Profesora Titular
Departamento de Ciencias Económicas y Administrativas
Universidad Simón Bolívar-Venezuela

@pasquicurcio

https://pasqualinacurcio.wixsite.com/pasqualinacurcio

https://www.alainet.org/es/articulo/205439
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