El virus reciente y la deforestación amazónica

23/03/2020
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Desmatamento na Amazônia brasileira
Foto: Daniel Beltrá/Greenpeace
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Este 21 de marzo, en pleno encierro planetario en nuestros hogares para mitigar los daños del Corona Virus 2019, se celebró el Día Internacional de los Bosques. Este año el lema elegido por la Organización de las Naciones Unidas para celebrarlo es “Los bosques y la biodiversidad: demasiado preciados para perderlos”. Pero lamentablemente las principales políticas que impulsan agencias de este organismo permiten, por acción u omisión, la deforestación a gran escala y la destrucción de la biodiversidad, principalmente en nuestra región Andino-Amazónica[1].

 

¿La ONU contra los bosques?

 

Así, por ejemplo, bajo el paraguas del Convenio de Diversidad Biológica CDB, una empresa minera puede destruir bosques, tierras fértiles y biodiversidad, si ello es “compensado con la restauración o protección de otra área comparable”. Esta compensación y mercantilización de los bosques afecta los territorios de las comunidades indígenas y de los bosquesinos, que viven en y de los bosques. Los esquemas REDD+ facilitados y promovidos desde hace 10 años por la Convención Marco sobre Cambio Climático, fueron creados para supuestamente compensar la quema de combustibles fósiles en los países desarrollados, por bosques no intervenidos en nuestros países. Pero este remedio, con los “piratas de bonos verdes” a la cabeza, ha resultado peor que la enfermedad y ha sido completamente ineficaz para detener la destrucción de bosques a gran escala.

 

La FAO, que monitorea el estado de los bosques en el mundo[2], insiste en definir bosque como una superficie cubierta por árboles, sean naturales o producto de plantación con eucaliptus o pinos …. genéticamente modificados y rociadas con agrotóxicos. A estas plantaciones la FAO las denomina “bosques plantados”.

 

Pero las plantaciones que promueve la FAO y avalan las políticas en el Perú – es uno de los proyectos de ley que se aprobó en el Congreso disuelto[3] - carecen de ciclos de vida interconectados y de diversidad estructural, absolutamente necesarias para sustentar la biodiversidad. Las empresas que invierten en plantaciones acaparan áreas de bosque para simular estar preocupados por la biodiversidad, con lo que las comunidades son doblemente impactadas, cuando les quitan sus tierras para establecer las plantaciones y cuando se les niega el acceso vital al bosque.

 

Bosques deforestados = virus tóxicos y zoonosis

 

El ecólogo Peter Daszak, investigador que preside EcoHealth Alliance, una organización global de investigación científica con sede en Nueva York y que es miembro de la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos, se ha dedicado a estudiar cómo surgen virus como el CODIV 19 que de pronto se convierten en problemas de salud pública en el mundo.

 

Fue entrevistado por Gerardo Lissardy de la BBC-Mundo el 9 de marzo 2020 y sostuvo lo siguiente: Las causas subyacentes de las enfermedades emergentes están determinadas por lo que hacemos en el mundo, en el medio ambiente cerca de la vida silvestre. La mayoría de los animales salvajes portan virus, y algunos de ellos pueden infectarnos y volverse letales. A medida que hacemos más contacto con la vida silvestre en nuestras actividades cotidianas, como la construcción de carreteras, la tala de bosques, el comercio de especies silvestres o la agricultura, estamos expuestos a estos virus. Lo hacemos en una escala exponencialmente creciente en el planeta debido al aumento de la población y nuestra huella ecológica. Es por eso que vemos más enfermedades.”

 

De manera que no le echemos la culpa de la zoonosis – enfermedad que los animales le trasmiten a los humanos[4] - solamente a la sopa de murciélagos que se tomó un chino en el mercado mayorista de Wuhan o al pobre pangolín[5] … sino también a la deforestación de bosques y al modelo depredador de los recursos naturales aquí en el Perú, en Europa, en Estados Unidos y en la China. De esta impronta depredadora nadie se escapa y no hay ideología que valga. Abusando nuevamente de una frase anterior atribuida a Bill Clinton durante su campaña de 1992 contra Bush padre: “Es el modelo estúpido ¡!”[6]

 

Es el modelo de producción y consumo que tenemos la mayoría de los humanos contra la Madre Naturaleza y que los indígenas defienden. En su declaración de hoy día, la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú OMINIAP, nos informa que: “El 21 de marzo es el Día Internacional de los Bosques, proclamado por las Naciones Unidas el 2012. Pero solo en un año (2018) en el mundo se deforestaron tres millones seiscientas mil hectáreas de bosques primarios. En el Perú, el 2019 perdimos 147 mil hectáreas de bosques, producto de la tala y la minería ilegales, el narcotráfico y otras actividades. La ONU reconoce que “Los bosques cubren un tercio de la superficie terrestre y juegan un papel fundamental en la vida del planeta. Más de mil millones de personas —incluidas más de dos mil pueblos indígenas— dependen de los bosques para sobrevivir: les proporciona alimentos, medicinas, combustible y abrigo. Desde un punto de vista biológico, los bosques son los ecosistemas terrestres más diversos, donde se albergan más del 80% de las especies animales y vegetales”.[7]

 

La importancia de lo Andino-Amazónico

 

Gracias a sus bosques, esta región constituye el pulmón, el riñón y la fuente de agua dulce de toda América del Sur y parte del planeta, pero las tasas de deforestación son de las más altas del mundo, impronta que tiene la potencialidad, en relativamente poco tiempo, de causar una drástica disminución en los volúmenes de agua proveniente de las lluvias impactando la zona occidental del continente. Pero no sólo eso.

 

Según Ewan Mc Weigh, fantasmal bandeirante de la reciente novela de Eduardo Gonzáles Viaña: “La floresta está viva y es la madre de este mundo. Los imperios que han nacido en el resto del continente siempre han recibido su influencia. Durante miles de años, estuvo contemplando a los hombres y les dio poder para entenderse con la tierra y con el viento y con el mar y con la vida y con la muerte. De la floresta nos han llegado desde siempre las primeras lecciones. Usted me pregunta por qué me he quedado aquí y que hace en estas calles un caballero que podría vivir en Londres o París y yo les respondo que ni yo mismo lo sé. Lo sabe el bosque”[8].

 

El escritor, antropólogo y poeta amazónico Róger Rumrrill, en una reciente crónica, sostiene que “de la buena salud de la Madre Naturaleza depende la buena salud del ser humano y de todos los seres vivos que habitan el planeta Tierra. Porque tal como señalan los científicos, el arrasamiento de los bosques, la contaminación de los mares, ríos y lagos, el uso de tóxicos en la agroindustria y la destrucción y alteración del hábitat de los seres vivos, está también generando mutaciones en los virus, multiplicándoles y haciéndolos más agresivos. Es el caso de la pandemia del coronavirus que ha creado pánico en el mundo con consecuencias fatales para la vida humana, pero también en la economía, en el orden social y en todos los aspectos de la sociedad global de la segunda década del siglo XXI”[9]

 

Los investigadores Bruce A. Wilcox y Brett Ellis del Centro de Ecología de Enfermedades Infecciosas del Instituto de Medicina Tropical de Asia y el Pacífico en la Universidad de Hawai sostienen que: “Con la interrelación de los bosques, los agentes patógenos y el desarrollo de la civilización humana, la deforestación y otras alteraciones en el uso de las tierras han cobrado importancia como factores causantes de la aparición de enfermedades”. No es la única razón, pero sostienen estos autores que: “La intermitente migración y reasentamiento de la población, asociadas con la construcción de caminos y apertura de nuevas rutas para el transporte, junto con el desbroce y fragmentación de los bosques, se pueden describir como los impulsores locales y regionales de la aparición de nuevas enfermedades” [10]

 

Otro escritor, William Ospina, en este caso colombiano y menos amazónico que Roger Rumrrill, escribió hace unos días lo siguiente a propósito del Corona Virus: “Todo viene a recordarnos que podemos vivir sin aviones, pero no sin oxígeno. Que los que más trabajan por la vida y por el mundo no son los gobiernos, sino los árboles.”[11]

 

Hacia un pacto socio-ambiental en defensa de los bosques

 

En un contexto nacional acosado por el virus CODIV 19, la crisis integral que no sólo ni principalmente es económica-financiera sino sistémica, la crisis de Estado que arrastramos desde al menos el año 2017 y la crisis ética de corrupción no resuelta - aunque sí se han dado algunos pasos -, no basta con las medidas de mitigación de daños que ha dispuesto el gobierno y hemos acatado todos y todas. Somos conscientes que tampoco basta con las cuatro medidas que desde el Movimiento Nuevo Perú y la lideresa Verónica Mendoza le han planteado al ejecutivo:

 

  1. Ampliación del bono de S/. 380 a todos los independientes e informales ya que no basta con cubrir a los que están categorizados como "pobres" o "pobres extremos", debido a que hay miles de informales que no pueden trabajar por la cuarentena y no tienen con qué subsistir.
  2. Congelamiento de los intereses de las deudas de personas y pequeñas empresas en los bancos, ya que no basta con que algunos bancos estén aplazando voluntariamente el cobro de las deudas si los intereses van a seguir acumulándose: deben congelarse los intereses por ley.
  3. Ampliación del presupuesto de salud para que no falten pruebas de COVID 19, respiradores artificiales, ningún insumo, equipamiento ni personal para atender la emergencia.
  4. Ninguna empresa con corona, reglas de juego claras para que todos acaten la cuarentena: no es posible que mineras, agroexportadoras y otras grandes empresas sigan trabajando con normalidad mientras todos los demás hacen esfuerzos y ponen en riesgo la salud de sus trabajadores y las poblaciones aledañas.

 

Es indispensable un nuevo pacto socio-ambiental global y constitucional en el Perú, que ayude a combatir las plagas que nos acosan y que vaya al fondo de los problemas, pacto que esté sustentado en la disolución cuanto antes del modelo ideológico del neoliberalismo extractivista exportador[12], que se ensaña contra la los más pobres, los trabajadores, la región andino-amazónica, sus bosques y sus pueblos. Los temas centrales para una agenda en el proceso de construcción de este nuevo pacto, considero que deberían ser los siguientes:

 

  1. Por una zona ¿Amazónica/Rural/Natural? protegida y manejada sosteniblemente desde abajo y adentro por los pueblos y culturas del mundo y no desde las transnacionales, para los de arriba y afuera.
  2. Contra la militarización de los territorios andino-amazónicos, instalación de bases policial-militares y criminalización de los movimientos bajo el pretexto de la lucha contra el "narcoterrorismo".
  3. Construir redes comunitarias de solidaridad en defensa de los Derechos Humanos, los territorios y las plantas maestras de los pueblos indígenas, como la hoja de coca, la ayahuasca y otras.
  4. Contra la elaboración y ejecución de mega-proyectos carreteros, hidroviales, energéticos, hidrocarburíferos, mega monocultivos, mega proyectos mineros, minería artesanal-ilegal del oro aluvial, etc.
  5. Conquistar información transparente y participación democrática en la ejecución, elaboración de estudios de impacto ambiental independientes y que los países y empresas transnacionales paguen por no extraer los recursos naturales.
  6. Contra la venta de carbono sumido por los bosques y esquemas REDD como nueva quimera extractivista y emboscada contra los pueblos andino-amazónicos para la apropiación de sus territorios, culturas y saberes.
  7. Impulsar propuestas de desarrollo territorial sostenible (DTS) con los pueblos y autoridades locales al centro y a la cabeza de las propuestas, con estrategias sociales, políticas, institucionales, medio-ambientales y técnicas de Zonificación Ecológica-Económica y de Ordenamiento Territorial (ZEE-OT).
  8. Combatir con actividades productivas sostenibles, las actividades ilícitas – drogas, tala ilegal, minería informal, biopiratería, trata de personas, contrabando, etc. -, asociadas al neoliberalismo globalizado, al extractivismo, al neo-extractivismo y a la “economía verde”.
  9. Cambiar los patrones de consumo, producción y energía ya que el extractivismo depredador basado en políticas neoliberales no da para más, por lo que se debe transitar hacia un post-extractivismo sustentado en la protección y uso racional de los recursos naturales, en el cambio del patrón energético basado en carbón y petróleo por energías renovables a fin de disminuir los gases de efecto invernadero (GEI) y el calentamiento global.
  10. Reconocer la pluriculturalidad de nuestras sociedades y el rescate de los conocimientos ancestrales para la mitigación y adaptación al cambio climático, apoyando la seguridad alimentaria a través de la ampliación de los mercados locales y regionales, así como las fuentes hídricas y su uso racional debido a que los pobladores urbanos y rurales están sufriendo stress hídrico, lo que implica proteger las fuentes de agua, elevando las vallas ambientales para los proyectos mineros, petroleros y de otra índole.
  11. Priorizar la pequeña y mediana agricultura familiar campesina, el manejo comunitario de bosques y la protección sostenible de los recursos ictiológicos por pequeños pescadores, así como detener el retorno a la latifundización de las tierras para biocombustibles, concesiones diversas y macro-producciones para la exportación de productos ajenos a la biodiversidad andino-amazónica, para orientarla a la producción agroalimentaria.

 

En resumen, en un contexto nacional e internacional de crisis sistémica, es de vida o muerte plantear alternativas al actual modelo de “desarrollo” con crecimiento insostenible, depredador de los recursos naturales, la biodiversidad, recorte de derechos ciudadanos y culturas. A esta forma de ver las cosas, miles de indígenas levantiscos, millones de ciudadanos molestos y varios economistas y sociólogos preocupados denominan indistintamente el paradigma del: Desarrollo a Escala Humana DEH (Max Neef y otros[13]), el Decrecimiento Sostenible Asimétrico DSA (Jurgen Schuldt[14]) y la Agenda Marco Contra el Poder Corporativo AMCPC (Gonzalo Fernández Ortiz[15]), por mencionar algunas. Estas propuestas son casi la única salida para salvar al planeta y a los seres humanos en un contexto en el que como señala Naomi Klein “Esto lo cambia todo” (Naomi Klein[16], 2015).

 

Lima, 21 de marzo 2020

 

Hugo Cabieses Cubas

Economista, licenciado en la Universidad del Pacífico, ex Viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales (2011), exasesor parlamentario (2016-2017 y 2019), investigador del Instituto para el Desarrollo y la Paz Amazónica, activista del Foro Social Pan Amazónico FOSPA y militante socialista convicto y confeso.

 

[2] Ver sobre los bosques y la FAO en: http://www.fao.org/forestry/es/.

[5] No es chiste. Hasta de esto se ha escrito: https://www.bbc.com/mundo/noticias-51629750.

[8] Ver: Eduardo Gonzales Viaña; El largo viaje de Ramón; Lima, 2020; fotocopia mecanografiada; pág. 110. Pocos saben que, en abril de 1818, el Mariscal Ramón Castilla cruzó a pie y a caballo el Matto Grosso del sur brasileño, llegando a Santa Cruz de la Sierra y de allí a Lima en 5 meses ... para reintegrarse a las fuerzas realistas. Luego se pasó al bando independentista como no podía haber sido de otra forma habiendo nacido en Tarapacá. Realismo mágico, fantasmal y bandeirante de la mejor calidad, es lo que Gonzáles Viaña nos presenta en esta novela del bicentenario, que pronto estará a la venta.

[9] Ver: Rogger Rumrrill desde Estados Unidos, 20-3-2020; “Del mapa de la pobreza a la pobreza del mapa de la naturaleza”.

[10] Ver “Los bosques y la aparición de nuevas enfermedades infecciosas en los seres humanos”, B.A. Wilcox y B. Ellis; en: http://www.fao.org/3/a0789s03.html.

[12] Ver mi escrito sobre la necesidad de disolver los 10 mitos del neoliberalismo en: https://www.alainet.org/es/articulo/202633.

https://www.alainet.org/es/articulo/205395

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