Rebelión contra la Extinción: todo por la vida y contra el “ecocidio”

Las transnacionales de la alimentación “destruyen el planeta”

18/02/2020
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Manifestación en agosto 2019 en Berna en defensa de la Amazonia
Foto: Sergio Ferrari
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-Ocupan en Lausana y Ginebra sedes de multinacionales

 

-La Cargill en la mira

A la calma suiza de mediados de febrero le sonó su despertador social. El lunes 17, centenares de militantes del movimiento Rebelión contra la Extinción (Extinction Rebellion según su sigla en inglés) realizaron en una misma mañana, cuatro protestas contra trasnacionales dedicadas al comercio de productos básicos y petróleo en Suiza francesa. Concluyeron con una advertencia en la sede de Nestlé, en Vevey.

 

En la mira de los militantes ambientalistas, las sedes de las empresas de alimento Cargill, así como, las comercializadoras de petróleo Vitol, Mercuria e Ifchor. El objetivo de las ocupaciones: denunciar la responsabilidad de esas transnacionales en el cambio climático.

 

La Cargill, desde Ginebra, - en tanto filial de la casa madre norteamericana radicada en Minnesota y fundada en 1865-, se dedica a operar en el comercio de granos y oleaginosas. La trasnacional con 160 mil empleados en 70 países es uno de los pesos pesados en el sector de la alimentación a nivel mundial. Opera con servicios agrícolas, granos y semillas, algodón, aceite de palma y alimentos para animales. Así como en los sectores de la carne, aceite, huevos, endulzantes, harinas, almidones, cacao y chocolate, por citar algunos renglones.

 

XR (Extinction Rebellion) había ya anticipado hace algunas semanas la realización de una acción de desobediencia civil contra el sector privado. El tercer lunes de febrero, realizó acciones simultáneas en Ginebra y Lausana, buscando acaparar la atención mediática sobre la responsabilidad de empresas cuyo accionar – según los manifestantes- contribuye significativamente a las emisiones de gas de efecto invernadero.

 

Los militantes acusaron de “ecocidio” a dichas empresas, denunciando los métodos indiscriminados de extracción de materias primas, así como de deforestación masiva para implementar cultivos intensivos. “Estas empresas destruyen el planeta. Y Suiza es uno de los principales centros rotatorios del comercio de materias primas”, enfatizó una de las portavoces del movimiento en declaraciones al cotidiano helvético Le Courrier.