La Bolivia que deja Evo y la política económica del gobierno golpista

28/11/2019
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En casi quince años de gobierno democrático en Bolivia, Evo deja un país totalmente cambiado al que recibió en enero 2006. Por una parte, Bolivia de ser el país con mayor pobreza en Sudamérica, junto con Brasil ser el país con mayor desigualdad en la distribución del ingreso, o mejor, junto con Brasil el país donde más concentrado estaba el ingreso en los ricos; mostrar crecimientos económicos modestos aunque con inflaciones controladas, mostrar un tipo de cambio en permanente ascenso y favorable al sector exportador, desempleo generalizado y falta de ingresos en las familias bolivianas, y varios otros indicadores económicos y sociales negativos, se pasó en la gestión de Evo a que Bolivia liderice por seis años la tasa de crecimiento económico en Sudamérica y con un entorno internacional desfavorable, con descensos importantes del precio del petróleo, gas y los minerales, estos últimos principales productos de exportación bolivianos.

 

De la misma manera, Bolivia presentaba la tasa de desempleo más baja de Sudamérica con una mejora considerable en la reducción del índice Gini y también liderizando la reducción de la tasa de pobreza extrema entre los países de la región. En efecto, hacia el 2005 el índice de Gini para Bolivia era de 0,60 y para el 2018 ya registraba cifras cercanas al 0,40 y la pobreza extrema en 2005 estaba en 38% y para el 2018 cerca del 15%.

 

De la misma manera, presentaba indicadores económicos de mucha estabilidad macroeconómico como inflación controlada, estabilidad del tipo de cambio, sostenibilidad de la deuda externa e interna, reservas internacionales en niveles adecuados, el retorno de la población al uso de la moneda nacional (la bolivianización) en lugar del dólar estadounidense y un sistema financiero sólido que contribuía a través del crédito productivo al aumento de la producción especialmente de las MyPE bolivianas.

 

Tras el sangriento golpe, conociendo la composición de este “gobierno transitorio” y por tanto la clase social que representan y las primeras medidas que toma, claramente se ve una desesperación por el retorno a la aplicación del modelo neoliberal en Bolivia.

 

Si en el pasado claramente el neoliberalismo fue tras los recursos naturales bolivianos, especialmente el gas y los minerales, hoy el objetivo claro es el control del litio boliviano y toda la cadena que este representa, incluso el frustrado plan de industrialización del gobierno de Evo con una empresa alemana. La oligarquía boliviana e intereses de la oligarquía chilena no soportaron ver que ésta industria, en manos del Estado, pudiera ser el nuevo motor del desarrollo y la industrialización boliviana, proceso en el cual no los incluían en la distribución de los beneficios por lo que vieron en peligro sus intereses.

 

En este orden de cosas, no será extraño observar en los próximos meses un cambio de política económica orientada a beneficiar al empresariado privado, especialmente pero no exclusivamente al cruceño por ejemplo con el retorno al libre comercio, con la distribución de las instituciones públicas y empresas estatales a manos de las clases sociales que hoy componen el actual “gobierno transitorio”.

 

Pero este cambio de gobierno no será gratuito especialmente para las clases medias, que militantemente apoyaron la salida de Evo, porque al final la gente más pobre fue la que siempre apoyó a Evo y tiene poco que perder en relación a la clase media. Claramente desde el 20 de octubre pasado la economía empezó a desacelerarse vertiginosamente en medio de una enorme incertidumbre, producto de los bloqueos en contra primero y a favor después de Evo hubo desabastecimiento y los precios domésticos se incrementaron afectando el bolsillo de la población, las dudas sobre el futuro de la economía en manos del actual “gobierno transitorio” generaron retiros de depósitos en el sistema financiero, el fantasma de la dolarización reapareció ante la incertidumbre y rumores de devaluación mermando las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia, pero adicionalmente es previsible que mucha gente haya llevado su dinero al exterior contribuyendo a una fuga de divisas que se verá reflejada en la Balanza de Pagos.

 

Pero no solamente las personas, también varias empresas privadas observando la destrucción de la estabilidad económica, política y social boliviana que reino en el gobierno de Evo, seguro han decidido ya salir del país llevándose dólares estadounidenses.

 

Estos hechos sin duda van a afectar el desenvolvimiento de la economía boliviana, desacelerándola aún más y por tanto retornando a menores niveles de crecimiento de la economía con sus negativas consecuencias sobre el desempleo, el ingreso de los bolivianos incluidos los de las empresas privadas bolivianas, especialmente las medianas y pequeñas empresas.

 

Por último, no es extraño encontrar en el discurso de los personeros de este “gobierno transitorio” la contradicción de que es un gobierno cuyo mandato es llevar adelante las elecciones y es “transitorio”, que se contrasta con el asalto de instituciones estatales y empresas del Estado como si fuese un botín de guerra y en materia económica se establecen las bases estructurales para el regreso del modelo económico neoliberal.

 

 

 

 
https://www.alainet.org/es/articulo/203543
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