Bolivia: no puedo ni quiero ser neutral

22/11/2019
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Sobre Bolivia, el Presidente Evo Morales, el proceso de revolución política y cultural 2006-2019 y el reciente golpe cívico, policial y militar, no puedo ni quiero ser neutral. En los triunfos, los verdaderos amigos se alejan y en las derrotas se acercan, fue lo que aprendí en Bolivia allá por el año 1993 cuando viví entre La Paz y Cochabamba con mi familia.

 

Conozco a Evo Morales desde 1990 cuando era dirigente de una de las federaciones del Trópico de Cochabamba y tenía 31 años –yo tenía 40-, acompañé sus marchas cocaleras en 1994 del Chapare hacia La Paz, en 1995 estuve preso unos días con él junto con otros asesores en la base naval de Tiquina y La Paz por defender la hoja de coca y a sus agricultores, he sido uno de sus asesores en el Consejo Andino de Productores de Coca hasta el año 2004, hemos viajado juntos a sesiones de la ONU en Viena, así como a eventos en Canadá y varios países europeos y andinos, nos hemos encontrado algunas veces en reuniones del Foro de Sao Paulo y aprecio su amistad, aunque siempre he sido para él un Kqara …. un blanco. Por lo tanto, no puedo ni quiero ser neutral en estas líneas.

 

Comienzo afirmado lo que al parecer no es evidente para buena parte de los detractores de Evo y su gestión e incluso para decenas de militantes y analistas que al principio, en la hora de los triunfos, lo apoyaron y adularon: lo que aún está en curso es un Golpe de Estado promovido, financiado y alentado por el gobierno de los Estado Unidos y sus aliados policiales y militares, así como personajes ultraderechistas y fascistas de la Media Luna Verde.

 

En segundo lugar, este golpe ha sido preparado desde hace años, incluso desde que en enero del 2006 el Presidente Morales y el Movimiento al Socialismo MAS asumieran el Gobierno de ese país al ganar en diciembre del 2005 con el 53% de los sufragios, pero sobre todo luego de que se convocara un referéndum para la reelección permanente del Presidente en febrero del 2016. En lo personal, me pareció un error, pronostiqué que la dupla Evo Morales-Álvaro García Linera perderían el referéndum, que convenía un retiro triunfal para retornar luego y sostuve que en mi opinión tenían reemplazante: David Choquehuanca con Gabriela Montaño.

 

En tercer lugar nadie, ni el Banco Mundial, BID, ONU, Unión Europea y los empresarios de la Media Luna Verde, desconocen los grandes logros económicos, sociales y culturales de este proceso dirigido por la dupla Morales-García Linera, aunque nunca creyeron que “un indio” podía dirigir su país: durante 13 años este prejuicio paradigmático fue tirado por los suelos por los indicadores macro y micro que arrojaba el proceso.

 

En cuarto lugar, sostener que Evo-Álvaro abandonaron el gobierno y a sus partidarios para asilarse en México, que por ello no fue golpe sino abandono de cargo y que no había peligro de ser asesinados, es un escenario que no tiene que ver con la realidad: lo que sucedió en esas horas del domingo 10 y lunes 11 de noviembre, tenía todos los ingredientes para un magnicidio, que era al parecer lo que deseaban los complotados y sus medios de comunicación, como los periodistas de la CNN y la BBC-Mundo que lo entrevistaron.

 

En quinto lugar, el caos producido previo a las elecciones del 20 de octubre, inducido por los sectores mencionados con apoyo desde fuera y desde los medios de comunicación, así como por el empecinamiento de Evo o sus asesores de no ir a una segunda vuelta - que en mi concepto ganarían -, fue el caldo de cultivo para la violencia actual.

 

Por último, lo que tenemos en este momento es un juego de fuerzas para instalar una Mesa de Negociación promovida por la ONU, sin la que ninguno de los dos sectores en pugna ganaría ya que este querido y abigarrado país está literalmente partido en dos, política y territorialmente. Abogo para que cuando antes se instale esta Mesa, sin exclusiones y menos aún de los que ganaron las elecciones el 20 de octubre con el 44% de los sufragios.

 

Dicho lo anterior, creo que en los debates sobre el balance de los "progresismos" en Nuestra América, con mucho respecto a las realidades de cada país, gobiernos y pueblos hermanos, he señalado desde el 2014, algunas ideas críticas que considero podrían ser una base para mirar al futuro corrigiendo errores y horrores:

 

  1. No podemos ponernos de espaldas a la democracia participativa en la que no debería haber candidatos naturales sino electos, tampoco reelección de caudillos sino alternancia, nepotismo o dinastías y en donde el fin del poder  no justifica los medios y nada se debe hacer sin consulta informada a los ciudadanos. En esta democracia sustantiva debería haber revocatoria de cargos, respeto al equilibrio de los poderes del Estado y a los Derechos Humanos y los Derechos Económicos, Sociales Culturales y Ambientales.

  2. No podemos ponernos de espaldas a la corrupción pública y privada, que corrompe a los países, gobiernos, personas, familias, partidos políticos e instituciones sociales, especialmente el crimen organizado de narcotráfico, trata de personas, tala ilegal, minería ilegal, contrabando y otros, sobre todo con nuestros dirigentes y fuerzas sociales.

  3. No podemos ponernos de espaldas a los derechos de los pueblos indígenas, de los trabajadores, de los hombres, mujeres y jóvenes que luchan por sus derechos territoriales y en defensa de los recursos naturales, ni criminalizar las protestas sociales y menos las ambientales.

  4. No podemos ponernos de espaldas al hecho que el neoliberalismo extractivista, no solo económico-productivo sino principalmente ideológico y cultural, que se ha sostenido hasta ahora como “sentido común”, destruyendo nuestros recursos naturales, principalmente agua, personas, comunidades y pueblos indígenas.

  5. No podemos ponernos de espaldas a que los gobiernos progresistas habiendo obtenido mayoría electoral, esta es precaria e inestable y, lamentablemente en la mayoría de los casos, no han tenido ni tienen hegemonía político-ideológica y continúan con el modelo anterior pero con mejor reparto de la renta extractivista.

 

Hemos luchado contra cuatro olvidos: nuestra cultura propia; nuestros mercados locales para la soberanía alimentaria; nuestras relaciones solidarias y de reciprocidad que subsiste pese al neoliberalismo individualista-consumista; y que nuestras sociedades son 70% informales e ilegales aunque legítimas. En realidad luchamos por al menos cinco respetos: a ser diferentes, a nuestro territorio individual y colectivo, a ser consultados, a no ser insultados y a nuestro propio modelo de vida.

 

El 25 de noviembre del 2012, en una de sus últimas intervenciones antes de partir, Javier Diez Canseco dijo lo siguiente: las fuerzas que están en el Foro de Sao Paulo tienen que tener también, la necesidad de mantener una batalla firme contra la corrupción y contra la impunidad.”.

 

Lima, 21 de Noviembre 2019

 

Hugo Cabieses Cubas

Licenciado en economía por la Universidad del Pacífico, ex asesor parlamentario (2015-2017 y 2019) y ex Vice Ministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales del MINAM (2011). Investigador del Instituto para el Desarrollo y la Paz Amazónica IDPA, activista del Foro Social Panamazónico FOSPA y actual consultor sobre temas de coca, políticas de drogas, desarrollo sostenible, manejo de bosques, cambio climático, humedales Ramsar y derechos de los pueblos indígenas andino-amazónicos. Mail: hugocabieses@gmail.com

https://www.alainet.org/es/articulo/203434
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