Evo Morales derrota a los candidatos del imperialismo
- Análisis
Enfrentando una oposición formada por las oligarquías locales, los expresidentes neoliberales, los Comités Cívicos conservadores, sectores medios y altos acomodados y privilegiados, medios de comunicación e instrumentos operados por el imperialismo, Evo Morales Ayma del Movimiento Al Socialismo (MAS) ha conseguido ganar las elecciones nacionales para mantenerse como primer mandatario por el periodo 2000-2025 con el desafío de profundizar el proceso revolucionario y antiimperialista iniciado hace 16 años con la insurrección de octubre de 2003.
Sin embargo, la conspiración sigue en curso porque la política de Estados Unidos que, a través del Subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental Michael Kozac, amenazó a quienes pretenden “subvertir la democracia”, se articula con las acciones de violencia especialmente en Santa Cruz con el Comité Cívico Cruceño y de campañas en las redes de internet y en algunos medios de comunicación contra el gobierno y el Tribunal Electoral.
El voto y la movilización de los sectores populares de campesinos, indígenas, mujeres campesinas, vecinos de las villas y zonas periféricas de las ciudades, colonizadores y de los sindicatos agrupados en la Central Obrera Boliviana (COB) fue determinante para conseguir una votación de casi 47% de apoyo con más de 10% de diferencia frente a Comunidad Ciudadana (CC) lo que, según la Constitución Política del Estado, le asegura la presidencia.
Los actos y marchas de rechazo de los opositores a los resultados presentados por el Tribunal Electoral han culminado en el incendio de edificios públicos en varias ciudades del país aunque los llamados a huelgas regionales han fracasado, en tanto que los seguidores del MAS también han realizado actos masivos para respaldar a su candidato.
Fortalecer la democracia boliviana
El fortalecimiento del proceso democrático en Bolivia se ha hecho más evidente este 20 de octubre con las elecciones generales destinadas a renovar el Poder Legislativo y determinar el rumbo de las políticas y estrategias internas e internacionales y, sin duda, será imposible volver el pasado de la exclusión social y la discriminación a las mayorías populares, indígenas, regionales y urbanas porque la votación es sólo un acto político que deberá estar vinculado a los avances sostenidos de la democracia económica, cultural y social conseguida por el pueblo boliviano.
El haber conquistado en estos últimos dieciocho años la dignidad y la soberanía nacional sobre las decisiones fundamentales de la vida nacional a partir de la insurrección popular de octubre de 2003, la nacionalización de los hidrocarburos en mayo de 2006 y haber construido una nueva Constitución Política del Estado a partir de febrero de 2009 no son, en un país como Bolivia, aspectos superficiales ya que representan la autodeterminación nacional-popular frente a la dominación imperialista y de sus aliados de las oligarquías internas.