Los mitos de la posmodernidad

13/09/2019
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El síndrome de París [1] hace referencia a una persona que reacciona con asombro ante una expectativa que la creía como verdadera, o se despierta de una creencia que la había tenido como real. Había imaginado algo, pero cuando se encuentra con otra realidad, toma conciencia de que había sido una ilusión, una fantasía o un mito.

 

También podríamos[2] compararlo con el “síndrome del enamorado”, cuando alguien está en ese estado, ve en el otro a alguien maravilloso, sublime, indefinible; hasta que algo sucede y se caen los velos, se termina el enamoramiento y comienza a ver más claro o desde otro punto de vista. Se da cuenta que fue un engaño, pero generalmente le culpa al otro, cree que el responsable es su pareja. Muy pocos toman conciencia que fue un autoengaño, cuando logra observar que lo que estaba buscando era suplir algo que le faltaba a sí mismo o que buscaba que el otro tenga algo que anhelaba.

 

No sé si esto más pasa en las mujeres que en los hombres, en todo caso es interesante lo que dice la escritora Rosa Montero: “A las mujeres se nos ha educado tradicionalmente con un énfasis tan enfermizo en el amor romántico que tendemos a inventarnos a los amados. Y así, a menudo sucede que, en vez de mirar de verdad a un varón e intentar conocerlo, la mujer se lo inventa, lo idealiza, le adorna con todo tipo de virtudes, aunque no resulten visibles para nadie. O sea, a lo mejor el tipo es un grosero y un zafio, pero la mujer se empeña en intuir que, en lo más hondo de su corazón atormentado, ese hombre es un poeta, un ser tierno y sensible. Para peor, la mujer se convence, enardecida, de que va a ser ella quien lo va a salvar de sí mismo. Ella curará sus heridas y liberará al prisionero interior, al dulce amado. Ya lo dice con toda claridad el cuento clásico: las mujeres se pasan la vida besando repugnantes ranas con la loca ilusión de transmutarlas en príncipes. […] Muchas mujeres están empeñadas en mudar al amado para que se convierta en el hermoso príncipe que ellas han inventado. Empiezan la relación creyendo que lo conseguirán, pero cuando transcurre el tiempo y la pobre rana sigue siendo, como es natural, verde y viscosa, hay mujeres que se sienten estafadas, sin advertir que son ellas mismas quienes se han engañado; y comienzan a sentir un rencor desatinado e injusto por el otro, el cual a su vez comprobará, pasmado, el cambio aterrador de su mujer, que ahora ya no sólo no le idolatra como antes, sino que incluso parecería que le odia.”[3]

 

La mayoría de las personas en la civilización y ante todo en la sociedad posmoderna viven más engañados que otras sociedades, y mueren en sus prejuicios y creencias. La civilización es la sociedad del engaño, donde sus miembros son constantemente sacados de la “realidad salvaje” para vivir una ilusión futura, donde serán felices luego de que hayan trabajado lo suficiente o en el cielo junto al Señor donde disfrutarán de la vida eterna. Así terminan su ciclo de vida, sin que se den cuenta de que fueron asesinados paulatinamente o de que se suicidaron sin darse cuenta. Como en la corrida de toros, donde el torero le engaña al toro con la capa, le hace correr lo suficiente, le desangra lo más que puede, saca todo de él, y cuando ya no le sirve, le hace que mire hacia donde está la capa roja, mientras saca la espada y le da la estocada final.

 

Los mitos que gobiernan o rigen el mundo actual, tienen un proceso de unos 6.000 años de construcción o de formación, desde los primeros que las inventaron y que luego comenzaron a imponerlas a los demás, hasta llegar a abarcar todo el planeta con la globalización en marcha. En este camino, procedieron a extinguir mitos de otros pueblos, a medida que fueron avanzando a más territorios para ir posicionando sus modelos y teorías. Es el tiempo que les tomó para cubrir todo el planeta y empoderar con sus tesis y dogmas a todos los pueblos a donde llegaron. La diferencia entre los distintos pueblos del planeta es en el tipo e intensidad de sus mitos, y lo que ellos han provocado o desencadenado en la población humana y no-humana.

 

A este momento, estos imaginarios nos han conducido a un momento de quiebre y tal vez a un desenlace fatal, dentro de las probabilidades progresivas que se vienen dando con el calentamiento global. Justo a este momento de escribir estas líneas (septiembre 2108), acabamos de leer que António Guterres, Secretario General de la ONU, ha señalado que al mundo apenas le quedan 2 años para intentar revertir el cambio climático, sino las consecuencias serán desastrosas para la humanidad.[4]

 

Como dice el dicho popular: “en casa de herrero cuchillo de palo”, la humanidad no acaba de comprender y peor de asimilar que ella existe y vive gracias a la vida-no-humana o la naturaleza [5], pero prefiere destruirla y vivir una vida artificial y con ello suicidarse. Algunos nos dirán que es una posición catastrofista o apocalíptica, pero les preguntamos, quién nos puede asegurar que la tecnología y la ciencia nos pondrán fuera de peligro, cual es la teoría opuesta. Solo los que han canonizado a la tecnociencia, elevándola al rango divino de “nueva salvadora”, son los que prefieren arriesgarnos a todos, en vez de hacer lo suficiente y sabio para asegurar la continuidad de nuestra especie o de una gran parte de ella.

 

Es antihumano y por ende antinatural vivir al filo de la cuerda floja, por la arrogancia y la banalidad de unos pocos aventureros que dirigen y que son los dueños del mundo. No pueden ver más allá de sus narices, pues están enamorados del dinero y no son capaces de observar la totalidad. Son toreros que andan diciendo que es invento o negocio de los ecologistas, y últimamente también de los marxistas. Lo dicen esto, mientras en enero del 2019 el frío azotó como pocas veces a América del Norte con temperaturas de hasta -37 grados, y en Australia la temperatura llegó a +47,3 grados la más alta de los últimos 73 años. [6]

 

Obviamente, el negacionismo de unos cuantos ricos y poderosos, entre ellos el presidente Trump de Estados Unidos quién, llegó a tumbar con un "no me lo creo" 1.656 páginas de un informe de la propia Casa Blanca de noviembre del 2018, y que detalla los devastadores efectos del cambio climático en la economía, la salud y el ambiente. “Poco o nada le importó al mandatario que el estudio esté respaldado por 300 científicos de 13 agencias federales diferentes y se haga por ley. La Casa Blanca no cree en la Casa Blanca. Son más de 1.600 páginas bajo el título de Evaluación Nacional sobre el Clima, el estudio científico más completo que existe hasta la fecha en el que se detalla con precisión casi milimétrica los efectos que el cambio climático va a tener en las infraestructuras, la economía, la salud pública y las costas del país. Las temperaturas extremas “ya se han hecho más frecuentes y duran más tiempo”, asegura el informe. Desde 2015, Estados Unidos ha roto récords debido a los efectos dañinos del clima por valor de cerca de 400.000 millones de dólares. “El cambio climático está transformando dónde y cómo vivimos y presenta un desafío creciente para la salud pública y la calidad de vida, la economía y los sistemas naturales que nos ayudan a vivir”, se lee en el reporte. Pero hay más: “Se proyecta que las pérdidas anuales en algunos sectores de la economía se cuenten por cientos de miles de millones de dólares para final de este siglo, mucho más que el actual PIB de la mayoría de los Estados de la Unión”.”[7]

 

Por su parte, el relator sobre pobreza extrema y derechos humanos de la ONU, Philip G. Alston, se refiere a Estados Unidos en un informe de 2017, y dice que "Su enorme riqueza y conocimiento contrastan de forma chocante con las condiciones en las que viven grandes cantidades de sus ciudadanos. Unos 40 millones viven en pobreza, 18,5 millones en pobreza extrema y 5,3 millones viven en condiciones de pobreza extrema propias del tercer mundo". El texto es una crítica descarnada a la primera potencia del mundo, en la que se apuntan problemas como la creciente desigualdad, la persistencia del racismo o la existencia de un sesgo entre los sectores en el poder hacia los más pobres y desfavorecidos. Informe, que también fue rechazado por Trump, como no podía ser de otra manera. [8]

 

No cabe en una mente sana el destruir su propio hogar, pues va en contra de sus propios intereses. Solo una mentalidad oscurantizada no puede ver la situación concreta, y solo ve dólares por todo lado. Se ha instalado en el mundo una mentalidad autodestructiva y vivimos en una sociedad sadomasoquista, que mira impávidamente lo que sucede en los otros, y que solo reacciona cuando le pasa algo a sí mismo, como pasó con ricos y famosos en los grandes incendios de California del 2018. Pero igual, este hombre no sabe ni entiende lo que está pasando en el fondo o cree que no puede hacer nada porque no tiene ningún poder.

 

Estamos viviendo la “muerte dulce”, como la que produce el dióxido de carbono de los calefones de agua o de los vehículos, que mata lentamente. La gente cree que está viviendo en la “sociedad dulce” o también llamada “sociedad libre”, pero no es más que la “sociedad de la libre y dulce muerte”, con un final trágico para muchas especies y no solo para los seres humanos.

 

El “Informe sobre un Planeta Vivo 2018”[9] del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) señala que la población de animales salvajes de la Tierra ha disminuido en 60% en los últimos 44 años desde 1970 a 2014, debido a la sobreexplotación y a la agricultura que son actividades directamente relacionadas con las actividades humanas. El número de especies de agua dulce también disminuyó de manera dramática en el periodo, con una caída de 83 por ciento. El informe estima que la Tierra ha perdido aproximadamente la mitad de sus corales de aguas someras en los últimos 30 años, y que el 20 por ciento de la Amazonía ha desaparecido en sólo 50 años. Los sistemas naturales esenciales para nuestra supervivencia (bosques, océanos y ríos) continúan en declive. La vida silvestre en todo el mundo continúa disminuyendo. El informe calcula que la naturaleza proporciona servicios por un valor aproximado de 125 mil millones al año, al tiempo que ofrece suministro de aire fresco, agua potable, alimentos, energía, medicamentos y más.

 

Pero como todavía al hombre libre no le pasa esto en gran magnitud, cree que es normal o que no es tan grave, incluso, la gran mayoría de la población mundial ni siquiera sabe lo que es el cambio climático.  El pueblo vive deslumbrado por el márquetin, y delirando por la publicidad de una sociedad escatológica que le dice que es tan solo un invento de ciertos anti-desarrollo o de que todavía está muy lejos de que eso suceda y que ya lo resolverán o de que dios se encargará de ello. Y el pueblo sigue consumiendo y consumiendo, gracias al feroz linchamiento publicitario, mientras otros la siguen destruyendo y destruyendo.

 

No es casualidad que las cifras del mercado publicitario sean altísimas. Según Forbes [10] en el 2017 el crecimiento de solamente la publicidad móvil creció un 3%, con una inversión de 546.000 millones de dólares. Solo la red social Snapchat alcanzó ingresos de 770 millones de dólares. Más de 70% del consumo de publicidad en Internet se realiza a través del Smartphone. La televisión continúa siendo el medio donde más presencia tiene la publicidad, con un 36,5% del total. Se estima que durante el 2018 la publicidad móvil crezca a nivel global en un 4,7%, y la inversión en publicidad crezca un 32% hasta alcanzar los 149.000 millones de dólares. Para el 2021 se estima que el mercado publicitario móvil mundial alcance los 215.000 millones de dólares.

 

Al menos, los que fallecen por la “muerte dulce” lo hacen plácidamente, pues, -según el 97% de los científicos del mundo, según lo dijo Barak Obama ex presidente de EE. UU.- las consecuencias climáticas serían muy dolorosas, nada comparable a lo que ya están viviendo ciertas regiones, con sequías, inundaciones, incendios, etc.

 

Los múltiples trastornos y síndromes en los que está atrapada la humanidad, no le permiten ver la totalidad y solo ven su propio claustro, pero sin que sean conscientes de aquello. Viven en un espejismo que inventó la mente oscurantista y no puede ver la luz. Están en las tinieblas y las penumbras, pero cree -como el enamorado- que es lo más lindo. Sin embargo, hay quienes han comenzado a reaccionar y están despejando los múltiples velos que cubren sus ojos, aunque falta mucho por develar.

 

No solo las mujeres árabes miran detrás del burka, todos tenemos puestos diferentes tipos de burka. Y a igual que la mayoría de las mujeres árabes, que han llegado a aceptar y hasta agradecen la utilización del burka y de estar bajo la tutela de los hombres, el mundo hace lo mismo con sus otros velos. Pero lo peor, es que se creen libres, que creen que no las tienen o que ya se los han quitado, y que solo los árabes la tienen.

 

Por ello, Hannah Arendt en “Los orígenes del Totalitarismo” de 1951, decía: “Uno podía hacer creer a la gente las más fantásticas declaraciones un día y confiar en que, si al día siguiente recibía la prueba irrefutable de su falsedad, esa misma gente se refugiaría en el cinismo. En lugar de abandonar a los líderes que les habían mentido, asegurarían que siempre habían creído que tal declaración era una mentira, y admirarían a los líderes por su superior habilidad táctica”

 

“No hay peor ciego que el no quiere ver”, con una humanidad bien adoctrinada y domesticada, y cuya mirada ha devenido miope y con estrabismo, siendo el reflejo más claro de ello y de su mentalidad artificial. El número de miopes se ha incrementado en los últimos años de forma notable y, para algunos, alarmante. Para países de Asia Oriental, la revista Nature ya habla de “epidemia”: en China, donde hace sesenta años el porcentaje de gente que padecía este problema se limitaba al 20%, hoy alcanza el 90% entre adolescentes y jóvenes adultos. En Seúl (Corea del Sur), la cuota llega el 96,5% de los jóvenes, según la Universidad Católica de Corea en Suwon. A principios de la década de 1970, la miopía afectaba en Estados Unidos a un 25% de la población; entre 1999 y 2004 aquejaba ya al 41,6%, reveló el Instituto Nacional de Salud de Bethesda, en Maryland (EE. UU.).[11]

 

Algunas instituciones, como el Instituto para la Visión Brien Holden, en Sidney (Australia), vaticinan que al término de esta década un tercio de la población mundial podría ser corta de vista. Las cifras son elocuentes: indican que algo condena a las nuevas generaciones a usar cristales correctores. ¿De qué se trata? Hace 50 años se hizo una investigación con los indígenas esquimales del Canadá. Observaron que en la generación que tenía más edad, apenas había casos de quienes necesitaban lentes, mientras el 10% de la generación más joven ya los usaba. Durante los años que separan a estas generaciones, los esquimales comenzaron a dejar de lado su estilo de vida tradicional para adoptar uno más civilizado y de ahí las consecuencias. "La miopía es una enfermedad industrial", señala Ian Flitcroft, del Children's University Hospital de Dublin, en Irlanda. [12] Hoy es posible ver a bebes y niños pequeños usando lentes.

 

El cerebro del hombre libre actual está tan embotado de oscurantismo que ha llegado a la anorexia completa. Ha creado una sociedad artificial, y con la libertad -que dice que goza- deja de comer diferentes nutriciones, para estar a la moda o a la altura de lo que impone y establece la sociedad miope como “verdad”, “superior”, “racional”, “justo”. Es la sociedad anoréxica, donde sin coacción exterior las mismas personas se someten y se suicidan. Las chicas top model son el sumun de esta mentalidad auto explotadora y auto abusadora. El resto de la población, lo practica de otras formas y medios, y en otros casos son el otro extremo de la anorexia. Pero todos se auto presionan y auto exigen para poder mantener un estilo de vida, hasta que ya no pueden más y se enferman, o si no deciden terminar con su vida. Como dice Jorge Moruno, en su libro “No tengo tiempo, Geografías de la precariedad”: Vivimos la servidumbre cotidiana como si fuera una actividad liberadora. [13]

 

Según dos estudios del nobel de Economía Angus Deaton y su esposa, Anne Case, en 2015 y en 2018, revelan cómo la clase media blanca estadounidense está sufriendo una oleada masiva de muertes por enfermedades asociadas a la pobreza -diabetes- y a la desintegración social -abuso de medicamentos con receta, suicidios y alcoholismo-, que se ha convertido en la mayor crisis de salud desde la II Guerra Mundial, y muy por encima de la epidemia de sida de los 80 [14].

 

Ahora hay más suicidios en el mundo que muertes ocasionadas por homicidios, accidentes de tránsito o catástrofes naturales; y nos quieren hacer creer que estamos evolucionando o mejorando. La Organización Mundial de la Salud señaló en un último informe de este tipo, que más de 800.000 personas se auto eliminaron en el año 2012, lo que vale decir que cada 40 segundos una persona se quita la vida. Las cifras de suicido han ido en aumento, mientras las otras van en descenso. Los expertos en suicidios ensayan una serie de explicaciones, pero ninguno de ellos ven que es algo sistémico o propio del carácter que ha adquirido esta sociedad, particularmente de su mito de la libertad o propiamente hablando de la auto esclavización.

 

Según los investigadores estadounidenses: Jerry Reed, de la Alianza Nacional de Acción para la Prevención del Suicidio de los EEUU, "Las condiciones económicas u oportunidades de subsistencia en declive podrían llevar a las personas a situaciones donde están en riesgo. Necesitamos intervenir en casos de salud mental y pública". Por su parte, Deborah Stone del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el aumento medio en Estados Unidos es de alrededor del 25%, si bien no existe un solo factor que conduzca al suicidio, los problemas financieros y de relaciones afectivas suelen ser las principales causas que contribuyen al suicidio en el país. [15]

 

Incluso, el archimillonario Bill Gates no cree que pueda subsistir el capitalismo tal como está, y junto a George Soros han advertido de “la necesidad de equilibrar el mecanismo de distribución”. Según la OCDE, la brecha entre los salarios más altos y los trabajadores menos remunerados se ha ampliado en los últimos 20 años. Los beneficios de los directivos y los dueños del capital no dejan de aumentar, mientras que los trabajadores perciben menos incluso trabajando más, a medida que la brecha entre la productividad y salarios se amplía. [16]

 

Sin embargo de ello, todos adoran al patriarcado capitalista, que aunque lo critican creen que es la única “condición para la libertad”, -como dice el filósofo izquierdista Slavoj Zizek-, en reproducción a lo que decía el joven-Marx y todos los marxistas, de que es el camino obligado que debe pasar la humanidad para llegar a una nueva sociedad. Tenía razón Walter Benjamin, quien decía que “el capitalismo es una religión”, en la cual sus fieles de derecha e izquierda, ricos y pobres, lo adoran en última instancia. Las izquierdas [17] son como Niels Bohr, quién decía que había puesto una herradura en su casa para protegerla, que aunque no creía en las supersticiones, la había puesto porque le habían dicho que sí funciona [18].

 

Notas

 

 [1] Se dice que este síndrome afecta más a los turistas japoneses que visitan Paris, sin embargo, a nosotros personalmente también nos pasó, aunque solamente con la torre Eiffel, la vimos como tan solo un montón de hierros y nos produjo una gran decepción, sin que entendamos por qué otros le prodigaban tanta admiración.

[2] Vamos a hablar en “nosotros”, porque no nos creemos separados del todo, y porque no creemos que sepamos algo por nuestra particularidad sino por nuestra interrelacionalidad.

[3] https://bit.ly/2Bi5KhX

[4] https://bit.ly/2CLcNDf

[5] El hombre civilizado rompió con la naturaleza y se separó de ella, creando el dualismo naturaleza/hombre. No comprende que el ser humano es naturaleza, sino que lo ve afuera de él. Si la humanidad quiere seguir viviendo sobre este planeta o seguir llamándose “inteligente”, debe reconocerse nuevamente como naturaleza y dar un giro a todo. Para hacerlo consciente, vamos a escribir “vida-no-humana” cuando nos refiramos exclusivamente a ella.

[6] https://bbc.in/2RZ9Be9

[7] https://bit.ly/2Qo0KRN

[8] https://bbc.in/2LvdvrW

[9] https://bit.ly/2PuGI7L

[10] https://bit.ly/2Ik3yME

[11] https://bit.ly/2zeO4EY

[12] https://bbc.in/2Fxkyy7

[13] https://bit.ly/2rCIAxH

[14] https://bit.ly/2PbWcNC

[15] https://www.bbc.com/mundo/noticias-44422070

[16] https://bit.ly/2zaQeDB

[17] No nos concebimos anti izquierdistas ni anti marxistas sino críticos de la izquierda y del marxismo, que es muy diferente.

[18] Lo irónico, es que todo esto lo cuenta el mismo Zizek en una entrevista que le hacen. Perfil, 09-09-2018, “Slavoj Zizek: "Trump, como Perón, mezcla extremos".

 

https://www.alainet.org/es/articulo/202129
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