El embrollo político taiwanés

29/08/2019
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Las elecciones legislativas y presidenciales del próximo 11 de enero de 2020 en Taiwán serán decisivas para dilucidar su futuro político y, en buena medida, claro está, para las relaciones a través del Estrecho. Cuatro años más de presidencia de Tsai Ing-wen supondrían más distanciamiento de China continental y mayor proximidad a EEUU; por el contrario, su derrota podría abrir paso a una recuperación de la trayectoria de acercamiento en vigor durante el período de su antecesor Ma Ying-jeou (2008-2016). Pero la elección podría ser más compleja.

 

En las últimas semanas, se están registrando importantes movimientos políticos en los campos tradicionales de la política taiwanesa, sustanciada entre verdes (soberanistas) y azules (nacionalistas), con la emergencia de una tercera vía intermedia (blanca).

 

En el PDP parece haberse puesto sordina a las incomodidades generadas por las primarias a la espera de conocerse quien acompañará a Tsai en su boleto. Su rival, el ex primer ministro Lai Ching-se te ha sumido en el silencio.

 

En este entorno cabe destacarse la crisis del Partido del Nuevo Poder, cuya indecisión de cara a las presidenciales, resultó en la dimisión de su presidente y la aparición de diferentes fuerzas que pugnan por espacios políticos similares. Ahora, Hsu Yung-ming fue elegido presidente tras vencer por 7 a 5 a su rival Lin Liang-chun, pero las expectativas respecto a su capacidad para ser el ariete capaz de quebrar el rígido bipartidismo taiwanés han mermado.

 

Por otra parte, recientemente se creó la Alianza del Partido de Acción de Taiwán con el objetivo principal de hacer de Taiwán un país normal e independiente, según aseveró su líder, Yang Chyi-wen, ex rector de la Universal Nacional de las Artes de Taipéi. El nuevo partido se identifica estrechamente con el ex presidente Chen Shui-bian, quien está cumpliendo condena por corrupción. Surgió también el Partido de Renovación de Taiwán, anunciando propósitos para restringir el poder del gobierno central y reformar los impuestos. El coordinador de la formación, Su Huan-chih, fue comisionado del condado de Tainan y dejó el PDP en marzo del año pasado. El principal objetivo de su formación es restringir las competencias del gobierno central y dar más poder a los gobiernos locales. En ambos casos, pueden esperarse nominaciones a las elecciones legislativas pero cerrarán filas en torno a Tsai de cara a las presidenciales.

 

Asimismo, el Partido Verde de Taiwán explora un posible entendimiento con el Partido Socialdemócrata (SPD) y espera formar una alianza con él y otros partidos menores a fin de asegurar más escaños. Esta alianza podría incluir al Partido de Construcción del Estado de Taiwán, anteriormente conocido como Taiwan Radical Wings. Si no, el Partido Verde podría al menos renovar su alianza con el SDP. Si eso tampoco es posible, el Partido Verde tendría que nominar un mínimo de 10 candidatos para alcanzar el umbral elemental para que se le asignen escaños. El SDP, por su parte, solo planea nominar al ex convocante del partido Fan Yun como candidato legislativo y no tiene decidido si apoyará a la presidenta Tsai Ing-wen. El Partido Verde, el Partido de Construcción del Estado de Taiwán y la Unión de Solidaridad de Taiwán ya han expresado su apoyo a Tsai.

 

En el universo azul, las previsiones están aun menos decantadas y se vive con el alma en un puño. La victoria del alcalde de Kaohsiung, Han Kuo-yu, en las primarias del KMT por una mayoría contundente frente a sus rivales, en especial Terry Gou, patrón de Foxconn, abrió un frente incertidumbre que de no atajarse podría dar al traste con las expectativas nacionalistas, muy al alza tras la importante victoria en los comicios locales de 2018. Pero a las especulaciones en torno a una posible alianza entre el alcalde de Taipéi, Ko Wen-je, Gou y el ex presidente del Yuan Legislativo, Wang Jyn-ping (estos dos últimos militantes del KMT), se ha sumado James Soong, presidente del PPP (Partido El Pueblo Primero), también surgido de una escisión del KMT. Wang declaró en su día que no estaba dispuesto a competir en las primarias internas del KMT pero que concurriría en los comicios de 2020 bajo una fórmula que no desveló. Por su parte, el hasta ahora independiente Ko refundó el Partido Popular de Taiwán con el propósito declarado de concurrir a las legislativas. Y quizá a las presidenciales como independiente. Si Gou se presenta, Ko avanzó que descartaría concurrir a las presidenciales.

 

La preocupación en el KMT es comprensible. Si surge una segunda candidatura en el campo nacionalista liderada por Gou, la victoria del KMT se antoja imposible. Si Ko va por libre, podría afectar a ambos campos, incluido el verde de Tsai. Si el KMT no logra neutralizar las hipotéticas maniobras de Gou y Wang Jyn-ping deberá afrontar una coyuntura crítica. No se descarta incluso que reemplace en el último momento al candidato Han tal como ya hizo –con pésimo resultado- en 2015 cuando relevó a Hung Hsiu-chu por Eric Chu.

 

La tasa de apoyo de Tsai ha fluctuado del 69,9 por ciento en mayo de 2016, cuando se convirtió en presidenta, a un mínimo histórico del 24,3 por ciento en diciembre del año pasado, pero aumentó al 46,8 por ciento en junio y disminuyó ligeramente al 45,1 por ciento este mes. La probabilidad de una candidatura liderada por Terry Gou está afectando al nivel de apoyo del candidato oficial del KMT. El voto nacionalista dividido es más que probable garantía de derrota, como ocurrió en 2000 y en 1994 en Taipéi. Una encuesta reciente de TVBS que enfrentó a Gou con la presidenta Tsai Ing-wen y Han brindó a Tsai una tasa de apoyo del 33 por ciento, mientras que Han obtenía el 31 por ciento y Gou un 29 por ciento.

 

El plazo para registrarse ante la Comisión Electoral Central finaliza el 17 de septiembre. De consumarse los vaticinios, del embrollo podría resultar un mapa político de Taiwán seriamente reconfigurado.

 

- Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/201854
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