Europa sorda y ciega

14/08/2019
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Foto: laverdadnoticias.com
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Dos de los barcos que desafiando las amenazas siguen rescatando refugiados, navegan desde hace más de 13 días con cientos de ellos a bordo, producto de 5 rescates diferentes. Uno es el “Open Arms” de la organización humanitaria catalana, con 151 personas a bordo, y el otro el “Ocean Viking”, de bandera noruega y perteneciente a Médicos Sin Fronteras que lleva 356. Ambos han solicitado infructuosamente puerto para llevar a lugar seguro a los migrantes, tal como lo establecen los acuerdos y convenios internacionales. En las últimas horas la situación se ha tornado muy difícil por la falta de espacio, la incertidumbre e incluso las amenazas de mal tiempo. En sus últimas comunicaciones el “Open Arms” indicaba afrontar mala mar, y se esperaba que el oleaje fuera en aumento en las próximas horas. La situación a bordo es crítica.

 

Un tribunal levanta la prohibición de Salvini

 

Un tribunal de Lazio, ha cancelado la prohibición del primer ministro Salvini para que el barco entre en aguas italianas. Justifica su decisión en "la situación de gravedad y urgencia excepcionales" que se vive en el barco. El escrito mantiene la urgencia de “proporcionar asistencia inmediata a las personas rescatadas más necesitadas”, pero no supone un permiso explícito para entrar en puerto y desembarcar. Salvini ha reaccionado diciendo que firmará una nueva prohibición y el ministro del interior presentará un recurso urgente al Consejo de Estado. Al parecer, el capitán del barco, Marc Reig, tiene intención de acercarse a la isla de Lampedusa para poder capear el temporal. Es posible que el “Ocean Viking” intente un desplazamiento similar.

 

Habla el director de Proactiva Open Arms

 

En una entrevista en una radio española (la SER), Oscar Camps reveló que hasta en tres ocasiones ha solicitado reunirse con el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, pero Moncloa respondió negativamente a todas ellas. “Si España se pone de perfil, nosotros tenemos que buscar ayuda en todas partes. Hemos hablado con Emmanuel Macron y con Ángela Merkel", ha revelado Camps. Espera que así como se han resuelto los casos anteriores, ocurra lo mismo ahora. “Salvo - añadió- que ocurra algo gordo”. Explicó las dificultades a bordo, indicando que disponen de 180 mts. cuadrados en cubierta y dos lavabos para todos los ocupantes del barco. Esto genera conflictos, tensión y nerviosismo. Se pregunta porque en todo este tiempo transcurrido la Comisión Europea no ha coordinado el reparto voluntario de los refugiados entre los países. Más aún, sabiendo que el corredor del Mediterráneo es el más mortífero del planeta y que ya llevamos 14.000 muertos en esta legislatura europea. “Si la propia Unión Europea no es capaz de poner orden entre los 28 países - añadió- pues para eso están los Tribunales europeos, como el del Mar, en Hamburgo.” “¿Por qué tenemos que asumir los ciudadanos lo que les corresponde a los gobiernos?”.

 

De mal a peor

 

Todo comenzó hace poco más de cuatro años, cuando algunos países intentaron frenar la llegada de refugiados cerrando fronteras con muros y alambradas. La insensibilidad fue auspiciada por los gobiernos más reaccionarios, pero se extendió rápidamente. Se sucedieron los incumplimientos de acuerdos y pactos internacionales. Entre ellos, los principios básicos de la Declaración de los Derechos Humanos, aprobados en la postguerra. Europa “tercerizó” en Grecia, Turquía y Libia la retención de refugiados para evitar que llegaran a Europa.

 

Lampedusa, el primer gran naufragio

 

Fue la del Papa Francisco una de las voces que se alzó cuando una de las primeras tragedias dejó más de 700 refugiados ahogados frente a las costas de Lampedusa en abril del 2015. El Papa advirtió “Estamos anestesiados ante el dolor de los demás”. “Hoy nadie se siente responsable - añadió- hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna, hemos caído en el comportamiento hipócrita”. Han pasado desde entonces más de cuatro años. Y esos síntomas se han agravado. Gobernantes fascistoides como Salvini, en Italia, no solo se han desentendido de las obligaciones humanitarias, sino que criminalizan a las organizaciones no gubernamentales que intentan rescatar a los refugiados que naufragan en el Mediterráneo. Cierran sus puertos, y amenazan con la incautación de los barcos que lleguen con los náufragos.

 

¿Qué nos está pasando?

 

Es sorprendente el silencio y la actitud cómplice de la Unión Europea. Pero esto genera una situación que a corto plazo incidirá en el futuro de todos nosotros: la pasividad ciudadana ante las actitudes inhumanas de sus gobernantes, implica una renuncia de la defensa de los derechos humanos. De los derechos de todos nosotros, no solo de los refugiados. Hannah Arendt en su libro “Los orígenes del totalitarismo” (1951) argumentó que la incapacidad de los países de garantizar los derechos de los desplazados en la Europa de entreguerras, contribuyó a crear las condiciones para las dictaduras. Los definía como “tiempos oscuros”, donde se abandonaban principios básicos como la convivencia y la solidaridad. También advirtió los riesgos de la denigración de la verdad, los peligros de populismo de derechas y el funcionamiento de la propaganda, hoy ejercida en gran medida por el control de los medios de comunicación en el planeta. Eso es lo que nos está pasando hoy.

 

Sordos y ciegos

 

Nadie se pregunta ¿de qué huyen los refugiados? ¿Por qué arriesgan sus vidas por desiertos y mares para intentar un cruce casi imposible del Mediterráneo en el que mueren millares de ellos cada año? Muchos prefieren cerrar los ojos, eligen no saber. Creen que eso les exime de responsabilidad. Pues vamos a recordarlo. Huyen de la miseria, del hambre, de la explotación, de las torturas, de la muerte. Afganos, etíopes, sirios, yemeníes, congoleños, palestinos, libios, senegaleses, iraquíes… todos ellos proceden de países que han sufrido invasiones, ocupaciones, o la explotación brutal de sus recursos. O padecen dictadores colocados por los intereses de países desarrollados. Cuando las víctimas de esas políticas coloniales, depredadoras, huyen desesperadas y llegan a nuestras fronteras, reclamando un lugar para sus vidas y su dignidad, les cerramos el paso y les dejamos que se ahoguen. En Europa les cerramos las puertas y los puertos.

 

España se desentiende

 

España, país al que pertenecen el barco y la ONG Open Arms, se ha desentendido. El presidente Sánchez que en su día escribió que el solo hecho de haber podido salvar la vida a 630 personas del Aquarios justificaba haberse dedicado a la política, ni siquiera ha exigido formalmente a Italia y a Europa que cumplan los convenios internacionales. Alegan que son decisiones que les corresponde adoptar al conjunto de los países europeos.

 

Refugiados, no migrantes

 

Vamos a recordarlo una vez más: no son migrantes, son refugiados, porque en su mayoría encajan con la definición que exigen las normas internacionales para ser considerados como tales. Y en un mundo donde los bienes y los capitales pueden cruzar libremente las fronteras, los seres humanos perseguidos encuentran desprecio y alambradas o puertos cerrados. Alguien apuntó en la página de Open Arms: “Lo realmente triste es comprobar que hay más almas a la deriva en tierra que en alta mar.”

 

También es cómplice

 

Esta Europa sorda y ciega, es además cómplice de tanta injusticia administrada y regulada por sus gobiernos. Pero no demos todo por perdido. Somos los ciudadanos los que tenemos derecho y tenemos voz para decirles basta. Aislemos la carcoma del egoísmo y la falta de humanidad de muchos de nuestros políticos. Que en estos nuevos "tiempos oscuros" prevalezca la luz de la sensatez y la solidaridad.

 

Fuente: http://serpal.info/noticias/Europa-sorda-y-ciega_536

 

https://www.alainet.org/es/articulo/201582
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