Al golpismo fascista la realidad le está quitando el aire dentro y fuera del país. Un signo de ello es el monumental error que cometieron en Ciudad de Panamá durante la proyección del documental Nicaragua guerra contra el pueblo del colega Marcio Vargas en la universidad nacional de dicho país.

Un grupo de desaforados, algunos de ellos enmascarados, asaltó a los organizadores y al propio público, llegando a increparlos de "cómplices de la dictadura", algo que tuvo impacto en los medios y en una opinión ya cansada de los desmanes de esos protegidos por el poder con ninguna apariencia de refugiados y sí mucha de delincuentes.

En cierto modo es comprensible la reacción tan desencajada de los golpistas, y es que el documental de Marcio Vargas es tan potente que nadie con sentido de la humanidad puede evitar conmoverse ante el sufrimiento causado por el mal llamado "golpe suave". Después de verlo es muy difícil seguir argumentando aquello de una "revolución popular" contra "el tirano".

Otro signo de la debacle, esta vez doméstico: Por si no bastase el estrepitoso (y anunciado) fracaso de la "huelga" del pasado jueves, y de la inexistente marcha convocada para el domingo, la Policía Nacional descubrió este martes aún más detalles de la estampida de los golpistas al caérseles el tinglado que tenían montado con los tranques el año pasado.

El hijo de Carlos Tünnerman escondiendo un "pequeño" buzón de armas de guerra (viejas, pero letales en grado sumo) en la bodega de su negocio en el Mercado Oriental. Nada más ni nada menos que un Garand, un FAL, un AK-47 y una subametralladora UZI que fueron usadas en los tranques.

 

Víctor Wilfredo Núñez Madrigal, de 59 años, administrador del negocio de Alejandro Humberto Tünnermann Pereira, declaró que esas armas de guerra las ocultó su patrón, propietario de la bodega, antes de salir del país, el 11 de septiembre del año 2018 con destino a Estados Unidos de Norteamérica.

Otro elemento más de la debacle: Pierden apoyos en Europa.