¿Vivir del trabajo?

16/04/2019
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Hubo una época reciente donde parte del fruto del trabajo, llamado salario te permitía acceder a condiciones materiales que contribuían a tener una vida digna. En palabras sencillas el trabajo nos permitía tener un buen vivir. Hoy ese momento es anhelado. Para contar con un poquito de bienestar en este momento, dejamos la vida en el trabajo, nos corrompemos, bien sea en lo público o en lo privado; vivimos de las remesas de un familiar en el exterior.

 

Quienes siguen en sus empleos lo hacen por algún beneficio en particular (una bolsa de alimentos o seguro médico), o por sencillamente tener la certeza de contar poco, pero seguro; o sencillamente les gusta su trabajo. Otros los han dejado y se dedican a tiempo completo a trabajar por su cuenta, que hoy tiene otro significado, es decir formar parte de la siempre accesible y rápida dinámica especulativa, tranzando bienes o servicios al que pueda pagarlo.

 

Hoy no está en crisis el proceso social del trabajo, ni la pertinencia social del mismo, está en crisis la remuneración que por el recibimos y que es un aspecto fundamental en la relación laboral. No está en crisis el valor real que produce el trabajo, pues cada cosa que produce quien trabaja se cotiza en el mercado en un valor muy superior, que incluso en muchos casos incorpora la especulación, en palabras de Marx la plusvalía hoy es mayor. En síntesis, en el caso privado las empresas hoy tienen igual o más utilidades y quienes trabajan en ellas apenas sobreviven.

 

El gobierno bolivariano ha tomado como medida los aumentos de salarios y la compensación directamente a las familias vía Carnet de la Patria, pero no ha logrado afectar las causas estructurales del proceso inflacionario, ni neutralizar a quienes organizadamente lo promueven, en consecuencia, cualquier aumento del ingreso se diluye rápidamente gracias a los precios galopantes. Hoy el salario mínimo mensual con suerte te alcanza para comprar casi dos kilos de carne de segunda.

 

La consecuencia de esta situación compromete cualquier acción de recuperación futura en cualquier escenario, ya que se instala en nuestro imaginario social como válida la fórmula, vale todo para vivir y el hecho mismo del trabajo adquiere un mayor nivel de rechazo. ¿Podemos imaginar un futuro sin la participación de quienes trabajamos?, no es posible.

 

Seguimos esperando las venezolanas y venezolanos que el gobierno bolivariano en función de los postulados de la revolución logre coherencia y eficiencia en el campo económico, mientras tanto nuestras organizaciones sindicales deben promover un debate en nuestra clase trabajadora para crear propuestas viables desde nuestros intereses y que podamos demandar su establecimiento, para de esta manera afectar la toma de decisiones.

 

Jesús A. Rondón

Sociólogo

@jxrondon

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/199360
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