El proyecto político de Nayib Bukele y sus perspectivas

08/04/2019
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Nayib Bukele
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Introducción

 

El 3 de febrero de 2019 el joven candidato presidencial Nayib Bukele se alza con la victoria electoral en primera vuelta. Y esto sucede contra todo el pronóstico de la derecha, pero de acuerdo con los resultados de múltiples encuestas de opinión. ARENA se negaba a creer lo que le gritaba la realidad, y confundió deseos con realidades, creyendo que con giras turísticas diarias de su candidato presidencial Carlos Calleja iban a resolver el problema del desgaste político prolongado y así lograr el triunfo electoral.

 

La pretensión de comprender esta victoria electoral de Nayib Bukele, a partir de su perfil ideológico o mediático en su caso, no logra explicar la complejidad de este vertiginoso ascenso al poder político así como su proyecto político.

 

Considero más adecuado tomar en cuenta sus intereses y necesidades como marco exploratorio para captar su visión política, fuertemente influenciada por altas dosis de pragmatismo y espectacularidad, controversia y eclecticismo, contracultura, local e internacionalmente, que acompañaran y marcaran su gestión como gobernante en el quinquenio 2019-2024. Su referente no es Marx ni Weber sino Bismarck.

 

Nos encontramos claramente ante una nueva recomposición del bloque hegemónico, -ante el colapso del bloque anterior surgido en 1992-que fue iniciada desde el gobierno de Saca y hoy se cristaliza en el triunfo de Bukele, y que es el resultado en el plano político de los profundos cambios económicos y sociales que por una parte, han desplazado a los viejos poderes oligárquicos y por la otra, del fracaso en consolidar vía electoral un poder popular.

 

Representará una vía de centro-izquierda y pro mercado (socialdemócrata) en oposición a la izquierda de los gobiernos nucleados en el ALBA. Es además un bonapartismo sui generis el que presenciaremos del 2019 al 2024. El gobierno Bukele será anti oligárquico pero no antiimperialista; pro empresarial pero no necesariamente neoliberal.

 

Y sucede en el marco de una ofensiva planetaria conservadora que llevó a la presidencia de Estados Unidos a Trump, que ha barrido con gobiernos de izquierda y centro-izquierda en Sudamérica (Brasil, Argentina, Chile) y que mantiene en jaque a los gobiernos de Venezuela y Nicaragua, integrantes del ALBA.

 

Es a partir de criterios de intereses y necesidades que elaboro las siguiente reflexiones sobre posibles y diversas áreas del accionar del nuevo régimen, en particular su perspectiva internacional, de seguridad, económica y de lucha contra la corrupción. , tomando en cuenta que Nayib Bukele pasa a controlar una parte estratégica del Estado, el ejecutivo, el gobierno.

 

Y tomando en consideración que presenciamos el nacimiento de un nuevo bloque de poder en el país hegemonizado políticamente por el partido Nuevas Ideas y socialmente por sectores no oligárquicos del capital local, en particular de origen árabe y la determinante influencia del capital transnacional. Asistimos a la recomposición del bloque hegemónico también a nivel regional centroamericano, presenciamos el cierre de un ciclo histórico.

 

También seguramente presenciaremos el debilitamiento de la dimensión ideológica del conflicto político, -aunque no de la controversia-que resaltó en el caso de los gobiernos del FMLN y de ARENA.

 

Un elemento importante a tomar en cuenta en el análisis es el papel de Estados Unidos, en particular de la administración Trump. El apoyo estadounidense a Nayib Bukele divide y confunde a la derecha salvadoreña, incluso coloca a sus tanques de pensamiento, como FUSADES, (el instrumento ideológico), en la necesidad confesa de respaldar al nuevo gobierno, y dar un viraje en sus respaldos políticos. Otros se subirán tarde o temprano a esta ola.

 

La misma ANEP, (el instrumento gremial), e incluso ARENA, (el instrumento político), tendrán que reevaluar sus posturas de choque y quizás incluso dar a regañadientes “el beneficio de la duda” al nuevo gobierno. La otra perspectiva de ARENA es el choque frontal, que al final seguramente terminara por provocarle un mayor desangramiento, en las próximas elecciones legislativas y municipales de 2021.

 

En este contexto es significativo que el clan empresarial Calleja es el que no se ha regionalizado y su prioridad sigue siendo nacional, pero su control de ARENA está en disputa por el clan empresarial Simán, de origen árabe, y ya transnacionalizado. A continuación examinamos el contexto internacional; las fortalezas (cañones) de Nayib Bukele; sus retos principales, así como los desafíos del movimiento popular en esta nueva coyuntura y algunas conclusiones.

 

1. La visión internacional

 

1.1 Un viaje programático: la gira en marzo a las ciudades de México y Washington

 

La primera gira de Nayib Bukele ya como presidente electo no es casual y responde a las líneas maestras de su política exterior: priorizar las relaciones con México y Estados Unidos. Con México porque se trata –entre otras razones-de un gobierno de izquierda y con Estados Unidos por múltiples motivos, que incluyen una fuerte presencia de población salvadoreña en su territorio y su estratégico perfil comercial con nuestro país.

 

En su visita a AMLO en México su interés era posicionarse como aliado y lo logró. Como resultado de esta gira el próximo gobierno Bukele se integrara a diversas iniciativas mexicanas regionales.

 

En su gira a Estados Unidos el elemento espectacular –que forma parte de su estilo- fue pronunciar un discurso y ser aplaudido en las entrañas del poder ideológico de la ultraderecha estadounidense, nada menos y nada más que en la mítica fundación Heritage; y reunirse con el secretario de seguridad del gobierno Trump.

 

USA respalda una agenda basada en tres pilares: lucha contra la corrupción, contra la delincuencia (pandillas) y contra la migración de salvadoreños hacia USA. Estas son las preocupaciones y pesadillas de Washington con respecto a El Salvador y Centroamérica.

 

Esto los vincula al programa político de Nayib Bukele, son coincidencias básicas que difícilmente las hubieran tenido con Calleja y muchos menos con Martínez, con el primero por su vinculación a los intereses del núcleo oligárquico que necesita la migración y el segundo, porque aunque lo hubiera deseado, su partido le hubiera bloqueado esta posibilidad de ver exclusivamente hacia el norte. La mirada del FMLN es hacia el sur.

 

Nayib Bukele incursionó en el poder ideológico y en el poder político del imperio. Buscaba el reconocimiento y lo logró. Fue una lección clásica de realpolitik a lo Bismarck, no son consideraciones morales ni ideológicas, filosóficas ni teóricas, las que impulsan sus acciones, sino el obtener logros prácticos, resultados, éxitos, beneficios para su gestión gubernamental.

 

Se presentó como un socio, no como un adversario, desplegó coincidencias y ocultó diferencias. En buen salvadoreño, optó tácticamente por sobarle el lomo a la bestia. Y esa será su tónica. Y explica porque en ambas reuniones no tuvo reparos en criticar a Venezuela, Nicaragua y la República Popular China, lo que es música celestial para los oídos de la derecha estadounidense.

 

Por otra parte, en la región Nayib convertirá a El Salvador en santuario de los movimientos opositores guatemaltecos (contra Morales), hondureños (contra JOH) y nicaragüenses (contra Ortega). Una prueba de esto es su alianza con el movimiento político guatemalteco Semilla y su máxima dirigente, la abogada Thelma Aldana, ahora candidata presidencial, con amplias perspectivas de éxito en ese país.

 

  1. Los cañones de Nayib Bukele

 

El presidente electo, que asumirá el 1 de junio, Nayib Bukele, cuenta con un poderoso capital político que es el resultado de seis elementos, de seis cañones.

 

2.1 Un respaldo popular mayoritario

 

El primero es el innegable respaldo popular mayoritario, particularmente de jóvenes, que se expresó en las urnas y que tuvo a la base el desgaste político tanto de ARENA como de los diez años de gobierno del FMLN; Nayib se alzó con la victoria en una campaña electoral en la que visitó muy poco el territorio y sin contar con organización partidaria.

 

2.2 El ingrediente étnico: lo árabe-palestino

 

El segundo es que representa a un sector del capital no oligárquico, a un sector del capital árabe, y seguramente también a sectores del capital trasnacional que ocupan las principales plazas de la economía nacional, incluyendo energía y telecomunicaciones, y que seguramente estarán representados en su gabinete. El ingrediente étnico, no obstante diferencias políticas con otros, es un factor cohesionador. Lo étnico pesa, crea poderosos e insospechados puentes.

 

2.3 El respaldo de la diáspora

 

El tercero es el respaldo de la comunidad salvadoreña de la diáspora, que constituye un inmenso potencial de desarrollo, en la medida que las remesas familiares dejen de ser exclusivamente fuente principal de acumulación de los sectores importadores y comerciales del gran capital, y se conviertan en herramienta de promoción de alternativas productivas, que impacten en los sectores informales, y de la micro, pequeña y mediana empresa. Es la posibilidad de un nuevo eje de acumulación.

 

2.4 El apoyo de Estados Unidos y de México

 

El cuarto es el respaldo de los gobiernos de Estados Unidos y de México, el primero de ultraderecha (Trump) y el segundo de izquierda democrática (AMLO). Hay coincidencia de intereses. Mantener este respaldo va garantizarle el apoyo de Japón, Corea del Sur y la Unión Europea. Así como la posibilidad de ruptura con Venezuela y Nicaragua y el posible enfriamiento o incluso ruptura de relaciones con la República Popular China.

 

2.5 La continuidad del enfrentamiento contra ARENA

 

El quinto es la necesidad de mantener vigente el discurso programático novedoso, de ruptura, la polémica que debe de seguir en un plano seductor de los sectores populares garantizando nuevos ejes de interés y de expectativa; y a la vez de enfrentamiento político con el bloque opositor. Y el manejo de las redes sociales como clave para enfrentar a los medios tradicionales.

 

2.6 Presencia en Asamblea Legislativa

 

Y finalmente Nayib Bukele cuenta con una representación legislativa (GANA-CD), que aunque minoritaria, le permitirá incidir con propuestas y que será vital en estos dos años que quedan para poder modificar la actual correlación legislativa, que favorece a ARENA. ARENA no solo cuenta con esta influencia parlamentaria sino también con el control municipal de las principales ciudades del país, con influencia determinante en la Corte Suprema de Justicia y sobre los medios escritos y televisivos de comunicación social.

 

3. Los retos de Nayib Bukele

 

El presidente electo Nayib Bukele enfrenta variados y complejos retos hacia futuro. En particular los de garantizar la recuperación de la tranquilidad ciudadana, de enfrentar la corrupción, de promover niveles de inversión que permitan empleos de calidad; y disminuir los flujos ciudadanos hacia Estado Unidos y mantener y de ser posible aumentar los programa sociales. Cada uno de estos problemas esta interrelacionado. La solución de uno contribuye a la solución de todos y viceversa. No son retos fáciles sino que cada uno de estos problemas es complejo y llevara tiempo. No habrá soluciones mágicas.

 

3.1 La tranquilidad ciudadana

 

Los acuerdos de Paz de 1992 concluyen la guerra política pero inauguran la guerra social. Y a esta altura los niveles de violencia provocados por la delincuencia, en particular por las pandillas son críticos. Tanto los gobiernos de ARENA (20 años) como los del FMLN (10 años) hicieron uso de la represión para enfrentar este problema y fracasaron. Se necesita priorizar la prevención y fundamentalmente elevar los niveles de vida de las comunidades afectadas, que aunque focalizadas cubren los 14 departamentos del país.

 

Esto necesita de recursos y de acompañamiento social. Es un proceso a mediano y largo plazo. El reto es el de reconstruir el tejido social y la presencia del estado en esas comunidades. Un peligro es que al priorizar la prevención se perciba popularmente que se le están haciendo concesiones a las pandillas y esto bloquee este proceso. Un peligro latente será la tentación siempre presente de recurrir a la represión para conquistar aplausos de los sectores populares.

 

El tratamiento hacia las poderosas pandillas juveniles (maras) está marcado desde una óptica estadounidense por la amenaza y el peligro es que Nayib compre este discurso y continúe la militarización como estrategia principal. Esto será inaceptable para el movimiento popular y le provocará un seguro desgaste.

 

3.2 La lucha contra la corrupción

 

El aprovechamiento del Estado por parte de funcionarios gubernamentales y privados para el enriquecimiento personal tiene larga historia y parece incluso haber echado fuertes raíces en el imaginario social en la famosa frase de “a mí no me den, pónganme donde hay.” Es por esto que la propuesta de establecer una CICIES, una comisión internacional para investigar la corrupción, levanta fuertes protestas de fuerzas interesadas en que esto no suceda. En esto va ser por lo tanto clave el respaldo popular y la participación de la ONU y la OEA. Pero va ser un proceso, y llevará tiempo, y la derecha seguramente tratará de bloquear este proyecto. Un peligro latente será la tentación de realizar compromisos con la derecha de impunidad para garantizar estabilidad política.

 

3.3 La búsqueda de la inversión extranjera

 

El Salvador lleva décadas con bajos niveles de crecimiento económico, y en esto juega un papel clave, entre otros, los bajos niveles de inversión extranjera. La atracción de compañías que garanticen empleos de calidad es un desafío, pero influenciado negativamente por el nivel académico de nuestra población laboral. Un peligro latente será la tentación de atraer capitales golondrina que llegan, explotan y se van.

 

3.4 La migración hacia Estados Unidos

 

A partir del conflicto armado (1980-1992) el flujo poblacional hacia Estados Unidos y el correspondiente envió de remesas familiares vino a modificar el panorama económico y social, pasando de una economía agro-exportadora a una economía basada en los servicios, que origina una cultura consumista. Son casi tres millones de salvadoreños y salvadoreñas viviendo en Estados Unidos. Y nuestra gente emigra porque literalmente son expulsados por este sistema capitalista dependiente que los condena a la pobreza extrema y a la violencia. Huyen en busca de trabajo y seguridad. Un peligro latente será la tentación de diseñar estrategias represivas para cumplir compromisos con gobiernos mexicano y estadounidense de parar el flujo migratorio.

 

Mientras para los sectores dominantes salvadoreños la “exportación de gente” resulta ser un jugoso y lucrativo negocio, pilar de la acumulación capitalista, y fundamento del despliegue de una cultura consumista para llenar sus centros comerciales; para ciertos sectores de poder los Estados Unidos este fenómeno se utiliza electoralmente como un problema de seguridad nacional, que deben de resolver para garantizar así unas fronteras seguras frente al enfrentamiento global con la República Popular China. Esto crea un conflicto entre las necesidades de seguridad estadounidense y las necesidades de acumulación oligárquica. Esto hace que el gobierno USA necesite cerrar el flujo migratorio.

 

Esto crea una contradicción secundaria entre los intereses de los sectores oligárquicos y los del imperio estadounidense. Es en este marco que se inserta el respaldo que adquiere la agenda de Nayib Bukele desde diversos centros de poder en Estados Unidos, incluyendo a la conservadora Heritage Foundation, y reconocidos halcones de la administración Trump.

 

3.5 Los programas sociales

 

Los programas sociales que en la actualidad benefician a niños y niñas, adolescentes y jóvenes, mujeres y adultos mayores son conquistas populares que no pueden ser revertidos sino que necesitan ampliarse e institucionalizarse. Un peligro latente será la tentación de diseñar estrategias para debilitar o incluso suprimir algunos de estos programas alegando falta de recursos del Estado. Contribuye desde ya a este propósito la decisión legislativa de ARENA de aumentar el FODES del 8 al 10 por ciento del presupuesto nacional.

 

4. Los desafíos como movimiento popular

 

La lucha y la organización popular es la garantía de atravesar este momento complejo en que entra en disputa el rumbo del próximo gobierno como expresión de un nuevo momento histórico. Va depender de nuestra capacidad de incidir para evitar que este se oriente fundamentalmente hacia la derecha internacional y nacional y para que asuma compromisos históricos de transformación social que siguen vigentes desde el conflicto armado.

 

Es fundamental para una recomposición de las fuerzas de izquierda en sus diversos componentes sociales, religiosos, académicos, culturales y políticos, lo siguiente:

 

a) Desenlace orientado a la lucha popular de las elecciones internas del FMLN. b) Que los programas sociales se conviertan en espacios de organización de los sectores populares.

c) Fortalecer los instrumentos de lucha a nivel de estado, economía y sociedad. d) Buscar compromisos con el nuevo gobierno, como el rechazo a la privatización del agua, mantenimiento de programas sociales, reformas a las pensiones y evitar que se apruebe una Ley del Servicio Público represiva y pro patronal.

 

Conclusiones

 

Como movimiento popular, como izquierda social, tenemos el desafío de la defensa de los programa sociales, de defender el derecho a emigrar pero fundamentalmente el derecha a vivir dignamente en nuestra patria; empleos de calidad, eliminar corrupción y seguridad en nuestros vecindarios rurales y urbanos.

 

Este 1 de mayo de 2019 es una oportunidad magnífica para dar una demostración, de unidad sindical y popular (ojala una sola marcha), de fuerza y de exigencia de una plataforma de reivindicaciones que incluya no privatizar el agua, reforma de pensiones, contra el alto costo de la vida, contra los feminicidios, juicio a los crímenes de guerra, por un aumento salarial generalizado y rechazo a la Ley de Servicio Público.

 

San Salvador, 8 de abril de 2019

 

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/199202
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