Después del arresto del número dos de Guaidó, puede venir la del “Presidente Encargado”

22/03/2019
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Roberto Marrero
Foto: AVN
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En la madrugada del jueves 21 la policía venezolana allanó las casas de dos líderes de Voluntad Popular, el partido del auto-proclamado “presidente encargado” Juan Guaidó y de Leopoldo López, quien lleva 5 años de arresto domiciliario. Uno de ellos, Roberto Marrero, que es el brazo derecho y jefe de personal de Guaidó y abogado de López, ha sido apresado junto con uno de sus hombres y puesto bajo los cargos de terrorismo.

 

Según el Servicio de Inteligencia Marrero es parte de una célula terrorista que planeaba hacer asesinatos sobre líderes políticos y magistrados y más actos de sabotaje mientras que afirman que ya han detectado a toda una red general que van a ir reprimiendo.

 

Los EEUU han amenazado con más represalias y Guaidó con más protestas, pues aducen que se trata de una violación de los derechos humanos de la dictadura. Lo acontecido, a su vez, va a servir para que la cumbre en Chile que se da el viernes y en la cual van a ir los gobiernos de Argentina, Paraguay, Perú, Ecuador, Colombia y Brasil, para fundar el Prosur, aproveche ello para pedir acciones más radicales contra Venezuela, país contra el cual se han unido para dar paso a este organismo que apunta a dividir a la Unión Sudamericana de Naciones. Es posible que la esposa de Guaidó vaya como “primera dama” de Venezuela para hacer presión a ésta.

 

Al respecto hay dos problemas: uno interno y otro externo.

 

El interno es que la capacidad de Guaidó para dividir a las fuerzas armadas y producir un golpe militar, una invasión de sus vecinos o un levantamiento de masas en Venezuela han ido perdiendo fuerzas. Según la constitución venezolana un “presidente encargado” solo tiene como función convocar a elecciones en un plazo de 30 días, y él ya lleva 2 meses desde que se auto-juramentó como tal en una plaza y 10 semanas desde que reivindica ser ello. En todo ese lapso él se ha demostrado incapaz de ser reconocido por un solo cuartel, comisaría o juzgado, de cobrar o distribuir impuestos, de patrullar las calles o puertos de entradas al país, de prestar servicios, de producir económicamente, o de ejercer cualquier función de gobierno. Ni siquiera tiene su propio gabinete o ministros.

 

Lo peor para él es que cada vez sus concentraciones tienen menos gente, como las que el jueves él llamó para pedir la libertad de su brazo derecho, en las cuales ninguno de los medios afines ha podido mostrar fotos de importantes contingentes humanos.

 

Guaidó mismo se ha ido auto-destruyendo al proponer más sanciones contra los venezolanos y que los EEUU y sus vecinos puedan invadir Venezuela para llevarlo al poder, pues es algo que afecta a las grandes mayorías, por lo que su capacidad de convocatoria se ha reducido. Su llamado a paralizar el aparato estatal con paros escalonados no ha subido un solo escalón y su actual planteo de preparar una gran marcha hacia palacio de Miraflores para tomarlo no tiene ningún sentido pues para lograr ello debería movilizar millones y desintegrar a las fuerzas armadas y policiales, cosa que cada vez está más lejos de lograr.

 

El externo es que la posibilidad que EEUU barajó para lanzar una invasión ha sido vetada por el ejército de Brasil, temeroso por el caos regional que podría crear, y por la mayor parte de sus aliados del Grupo de Lima, mientras que es consiente que ni la ONU, ni sus aliados europeos e incluso, posiblemente, ni el propio congreso estadounidense liderado por sus opositores, le van a apoyar en esa aventura, mientras que Rusia ha mandado aviones y buques a Venezuela, y este país ha mostrado capacidad de poder resistir o generar un nuevo Vietnam cerca de sus costas.

 

Mientras tanto las peores agresiones económicas que ha empleado Trump ya se han dado: desde ocupar los principales bienes venezolanos en EEUU y Reino Unido, hasta sancionar a todos los bancos que hagan transacciones con Caracas o empresas o países que comercien con Venezuela.

 

La detención del número dos de Guaidó apunta a detener a quien ya hace algún tiempo Maduro ha designado como el “delincuente títere” de Trump, y este arresto busca pulsear hasta qué punto la derecha es capaz de levantar a las masas y hasta qué nuevas acciones Trump puede hacer. Si no hay muchas reacciones internas o externas, el siguiente paso puede ser arrestar a Guaidó a quien la fiscalía le viene investigando por instruir a que las propiedades del estado venezolano en el extranjero sean tomadas o por propiciar el sabotaje al sistema eléctrico o querer aprovecharse de éste.

 

En cierta medida la detención de Marrero ocurre muy tarde y muy temprano.

 

Es temprana pues se da en la víspera de la fundación oficial del Prosur, lo cual puede ser utilizada para radicalizar a dicho bloque.

 

Es tardía porque ninguna democracia es capaz de aguantar 10 semanas teniendo a dos presidentes que son reconocidos por distintos países, y donde el que no comanda ninguna fuerza armada pide derrocar a su oponente con un golpe o una invasión. Por ejemplo, si Hillary Clinton se hubiese auto-proclamado como la presidenta de EEUU debido a que en las urnas le ganó a Trump por casi 3 millones de votos y hubiese llamado a un golpe militar o a una invasión de Rusia y otras potencias sobre su país, ella hubiese ido al día siguiente a la cárcel acusada de “traición a la patria”, mientras que en muchos Estados se le hubiese querido aplicar la pena capital.

 

El caso venezolano en cierta manera es peor porque Guaidó nunca ha participado en ninguna elección general y todos los cargos a los que ha llegado (portavoz de su partido en la Asamblea Nacional, presidente de ésta y “presidente encargado” de Venezuela) lo ha hecho sin competir con ningún otro candidato, y porque él se ha reducido a ser un portavoz del presidente de una potencia extranjera que abiertamente reclama volver a controlar la riqueza petrolera de su país.

 

Por el momento la artillería del gobierno de Maduro se está centrando en Voluntad Popular, el partido de Guaidó, López y Vecchio, el primer “embajador” suyo que se sienta en una sede diplomática venezolana en el exterior. Para el chavismo VP es el partido que ha promovido las “guarimbas” las cuales han llegado a quemar vivos a sus militantes o que recientemente buscaron provocar una invasión o condenar a Caracas por “crímenes de lesa humanidad” al incendiar su propio camión de “ayuda humanitaria” en el lado colombiano del puente hacia Venezuela.

 

Elliot Abrahams, quien hoy dirige la política de EEUU en Venezuela, es el mismo hombre responsable de apoyar la dictadura de Ríos Montt en Guatemala y las bandas para-militares y de contras en Centroamérica, y una guerra sucia que costó la vida de decenas de miles de inocentes. De allí que el eje Cuba-Nicaragua-Venezuela esté calculando que eso mismo van a estar planeando en el país llanero, y que lo que ellos llaman como el sabotaje al sistema eléctrico o la quema de tanques de petróleo más la formación de grupos de militares disidentes en Colombia sea visto como un inicio de ese plan desestabilizador.

 

De otro lado, algo que Maduro viene buscando sacar provecho es de la división de la oposición, pues ya hay sectores que vienen aduciendo que las sanciones y amenazas militares de EEUU perjudican a todos los venezolanos y desacreditan a los opositores, mientras que el chavismo se esfuerza por aislar a los más radicales, quienes son los de VP, el partido de Guaidó, que es el quinto en término de curules en la Asamblea Nacional, y que, a pesar de no tener ningún alcalde, gobernador o concejal, ha tratado de crear un gobierno paralelo.

 

Isaac Bigio

Politólogo economista e historiador formado en la London School of Economics donde enseñó política venezolana y latinoamericana.

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/198882
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