Alfonso Bouzas: “Debemos desarticular el corporativismo en las relaciones laborales”

12/02/2019
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  • Estamos viviendo el saldo de haber establecido un esquema irregular
  • El 90% de los contratos colectivos son simulados
  • El recorte de personal en el sector público se está haciendo con muchas deficiencias
  • En las Juntas de Conciliación y Arbitraje no se ejerce el Derecho laboral, sino se vende y compra carne humana.

 

La reforma laboral que se espera pueda discutirse y, en su caso, aprobarse, en el segundo periodo de sesiones correspondiente al primer año de la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión que arrancó el 1º de febrero, “nos puede llevar a un país mejor” aseveró José Alfonso Bouzas Ortiz, experto en temas laborales.

 

“El proyecto neoliberal es el causante” del desastre que priva en materia laboral, subrayó. “Fue un modelo autoimpuesto los últimos treinta años. Su apuesta radicó en la depauperación de las mayorías. Se decía que primero teníamos que crecer y luego distribuir la riqueza. Por lo tanto, habría que ‘amarrarse el cinturón’. Sin embargo, el paradigma al revés es válido. Hay que distribuir para crecer. Hasta ahora los beneficiados han sido los más ricos que se estaban llevando la riqueza nacional. Por eso el país está como está”.

 

“Debemos desarticular el corporativismo. El engranaje entre gobierno, empresa y seudolíderes sindicales. Lo que inhibe a la sociedad para participar”, ha comentado.  “Es una tarea que llevará tiempo, porque también llevó tiempo montarse. Empezó en los años 30 del siglo pasado y entró en crisis en los años 80 y para la fecha es insostenible. Hemos padecido más de tres décadas de crisis y así seguiremos si no construimos algo alternativo”, estimó el también coordinador del Observatorio Ciudadano de la Reforma Laboral.

 

– ¿Qué está pasando en Matamoros, Tamaulipas, con las maquiladoras?

 

–Lo primero que habría que combatir es la visión catastrofista, la negociación de las condiciones laborales y la posibilidad de una huelga si la empresa no satisface lo que los trabajadores pretenden. Es un hecho normal. Es un conflicto laboral, como los hay en todo el mundo occidental. Hay una interpretación de una cláusula del contrato, por parte de los trabajadores –que han rebasado a su sindicato– y otra lectura del lado de las empresas, tras el aumento salarial del año pasado. Pero esto debe pasar por el filtro del acuerdo negociado. Lamentablemente el presidente del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación, señor Luis Aguirre Lang está recurriendo a inquietar a la sociedad, dejando de hacer su trabajo: sentarse a negociar. Incluso agrede con una carta muy fuerte: las maquiladoras se van a ir. Bueno, lo primero que habría que ver es cómo vinieron: llegaron hace 30 años con la promesa del gobierno de que en México tendrían un paraíso laboral. No obstante ese paraíso llega a su fin cuando el PAN y el PRI pierden la Presidencia de la República. Y, obviamente, para el gobierno que actualmente encabeza el país, ese tipo de situaciones irregulares y perjudiciales hacia el trabajador mexicano no tienen cabida.

 

Recordemos que hace seis meses, las maquiladoras amenazaban con irse por la inseguridad que en el país se vive. Ahora amenazan que se van por la cuestión laboral. Creo que esto nos habla de un empresariado timorato y voraz que no quiere dejar de ganar a manos llenas. También nos habla de la necesidad de cambios muy radicales en las relaciones de trabajo. Lo que en el pasado se decía: ‘Cuando menos, trabajos con salario mínimo no faltan’. Hoy tenemos que revisar y ajustar las condiciones de manera tal que se respeten incluso los derechos humanos laborales. Es cierto, los salarios de las maquiladoras antes del incremento general al salario mínimo estaban arriba en 1.5% del mínimo; pero no podemos decir que era ‘el gran salario’. Al venirse el aumento, la empresa anuncia: ‘Ya no tengo que otorgar las prestaciones anteriores al aumento’. No es verdad. Sí tiene que otorgarlas o negociar con los trabajadores la suerte que corre lo que en los contratos colectivos está establecido. Acostumbradas las empresas a que el líder sindical Juan Villafuerte Morales, de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), les garantizara que los trabajadores no iban a alegar su mejoramiento, no se percataron que los trabajadores rebasaron a la dirección sindical. Una dirección que recibe, haciendo cuentas solo de los 30 mil obreros ahora en el conflicto, alrededor de 7 millones de pesos mensuales por cuotas sindicales, equivalentes al 4% del salario de cada trabajador. Un sindicato que no los representa, firma contratos a sus espaldas y a modo de los maquiladores.

 

Estamos viviendo el saldo de haber establecido un esquema irregular. Este diseño tiene que cambiar. A nivel internacional nos piden que cambie. El Comité de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hizo una recomendación en este sentido: la recomendación 2694 de marzo de 2011. El Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) tiene como condicionante que nuestro país debe sanear las relaciones laborales, particularmente la representación de los trabajadores.

 

No nos inquietemos. Estamos viviendo lo que sembramos. El cambio será doloroso. Desearía que no fuera así, porque a Matamoros le representará un golpe en su economía. Ojalá los empresarios se percaten que ya no les sirve el líder sindical.

 

Tampoco podemos decir, con todo y los cambios de la globalización, que levantas una empresa con la mano en la cintura y te la llevas a otro lado.

 

– ¿Es optimista de que pronto habrá un arreglo?

 

–Se debe llegar a acuerdos. Es fácil decir ‘me voy’. Pero, ¡cuidado!, no es fácil hacerlo. Es una cosa más compleja.

 

– ¿Se trata de un asunto que ha rebasado a las autoridades?

 

–Ha rebasado al poder local. El gobernador de la entidad, las maquiladoras y el sindicalismo corporativo se olvidan que durante tres décadas han sido actores en el pandero. El gobernador no se ha pronunciado respecto del conflicto. En mi opinión, el Poder federal ha actuado acertadamente. La misma secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde Luján ha estado en Matamoros promoviendo las negociaciones, porque no puede ser ajena al conflicto aun cuando sea materia local. Pero no puede remar a contracorriente. Y la corriente local está pervertida desde décadas atrás. Treinta años de contratos a la carta como las maquiladoras los quieren.

 

– ¿Siguen existiendo los cacicazgos sindicales tradicionales?

 

–Absolutamente, en todo el país. El 90% de los contratos colectivos son simulados. No se corresponden con la realidad. En todo el territorio nacional tenemos relaciones laborales perversas, viciadas. Los trabajadores aceptan que los líderes firmen los contratos a sus espaldas porque necesitan el empleo. Cuando los contratan les dicen: ‘Aquí está tu contrato individual, este es tu sindicato, este es tu contrato colectivo y de una vez me firmas tu renuncia por si acaso no nos entendemos’.

 

– ¿Coincide en la naturaleza perversa de los contratos de protección?

 

Tenemos décadas denunciando el hecho. Fue necesario que a nivel internacional se evidenciara que esto está mal para que se vinieran los cambios.  Las reformas constitucionales del 27 de febrero de 2017 precisamente están destinadas a acabar con la simulación sindical y contractual. Estamos en el momento de su reglamentación. La CTM tiene su proyecto de reforma laboral. Pretende darle la vuelta para mantener lo mismo. Estoy seguro que no nos va a engañar.

 

Hemos trabajado un proyecto de reforma que lo presentó Morena. Como Observatorio Ciudadano de la Reforma Laboral trabajamos durante meses en un plan que articulara lo necesario para acabar con el corporativismo. El cambio de gobierno nos hace pensar que hay mejores condiciones para que nuestra iniciativa pase. Aunque en materia legislativa no hay una verdad predecible.

 

– ¿Qué prevalece hoy en el mundo laboral?

 

–Siguen las viejas reglas. Todavía no se desarticula –ni se desarticulará– el corporativismo mientras en la Ley Federal del Trabajo no haya una reglamentación que garantice la libertad sindical. Esa es la clave. El esquema corporativo ha abaratado al trabajo. Ha depauperado las condiciones laborales. Vivimos una distancia entre el mundo real del trabajo y el mundo normado del trabajo. Es obvio que el salario mínimo no es lo ‘mínimo’ para vivir. La distancia entre la realidad y la norma es monumental. Eso tendrá que cambiar.

 

– ¿Es urgente la reforma?

 

–La reforma que se va a dar ahora en el Congreso es una primera; después tienen que venir otras en cascada sobre temas como estabilidad, salarios, jornadas, trabajo en el sector público y otros temas que se tienen que revisar. Tenemos que responder al mundo del trabajo de hoy. Los cambios son reales. O nos adaptamos o estaremos fuera de fase.

 

 – ¿Qué hacer con los salarios mínimos?

 

–Es una de las cuestiones a revisar con mayor cuidado. Habría que pensar en sectores económicos, regiones y salarios que se correspondan. Pienso en voz alta: industria automotriz; no tiene por qué haber un salario en el norte del país, otro en el centro y otro muy superior en Estados Unidos de Norteamérica. Los sindicatos deben buscar, más allá de las fronteras, se establezcan los grandes acuerdos que obliguen a todos. Menciono el automotriz porque es la rama donde más se tocan en la actualidad los sindicatos norteamericanos, alemanes y asiáticos. Han realizado reuniones para homologarse. ¡Eso es magnífico! No será la academia ni el Estado los que fijen los salarios, sino los propios actores sociales. ¿Por qué en Estados Unidos se paga nueve veces más que en México? Los propios trabajadores en la Unión Americana no quieren que los salarios sean tan bajos en México. No por nosotros, sino por la afectación que a ellos les representa.

 

– ¿Cómo ve la política salarial del presidente López Obrador para la frontera norte?

 

–Yo diría que se quedó corto, pero no podía hacer más sin afectar variables económicas. Es el primer paso. Espero que haya una escalada para recuperar el salario de hace 30 años. Por eso los empleadores lo tomaron positivamente. Ellos mismos se dan cuenta que el salario mínimo es ridículo y por eso crece el sector informal, la delincuencia, etcétera.

 

Creo que es una política social. Ve el interés de las mayorías. Le mete un apretón a la empresa. Pero es tan elemental como que debemos frenar la voracidad. ¡No es posible que tengamos empresarios tan pillos!

 

– ¿Se crítica también que dichas medidas, al final del día, beneficiarían a los empresarios?

 

–El cambio no puede ser radical y de un plumazo. Tiene que irse dando poco a poco. De lo contrario, se desarticulan otras variables. La economía lo cobra. No perdona. Un error se paga.

 

– ¿Qué opina de los recortes en el sector público?

 

–Coincido totalmente que el recorte en el sector público se está haciendo con muchas deficiencias. Claro que viene de la herencia de los últimos 30 años, en que no ha habido plazas de base y lo único que han crecido son las plazas de confianza. A una persona que no es perito en cuestión jurídico-laboral, como López Obrador, le puede parecer normal quitar 30% de plazas de confianza, sin reflexionar que esa gente ha generado derechos. Que finalmente no es trabajo de confianza el que realizan. Se contrataron allí porque es la plaza que les dieron. Nadie quiere bailar con la más fea. Se están cometiendo errores. El primero es haber determinado la reducción de 30% de la nómina de empleos del sector público. Cada área tiene sus particularidades. No es lo mismo la Secretaría de Salud que la Secretaría de Educación Pública. El Servicio de Administración Tributaria (SAT) es un escenario diferente al del gobierno de la Ciudad de México. Hasta la propia Secretaría del Trabajo y Previsión Social tiene sus peculiaridades. Son, en mi opinión, costos del cambio.

 

¿Qué otros temas de la reforma laboral se discutirán en el Congreso?

 

–La reforma deja explícito que cambiamos Juntas de Conciliación y Arbitraje por Jueces de lo Laboral. Pero no nos creamos que con solo este cambio será suficiente. Es un proceso largo. Lo cierto es que las Juntas de Conciliación estaban ya muy corrompidas. La verdad es que allí no se va a ejercer el Derecho laboral, sino a vender y comprar carne humana. Si soy abogado de trabajadores, no me peleo con los representantes legales de los patrones. Es normal que en la charla se diga: ‘¿Qué pasó? ¿Nos arreglamos? ¿Cuánto quieres? Pues mira, menos de esto no van a querer’. ¿Qué estoy haciendo? Comercio de carne humana. Es consecuencia de que la realidad y la ley transitan por distancias tremendas.

 

Por ello, soy promotor convencido de que juzgados de lo laboral y un procedimiento nuevo, oral, podrían terminar con el rezago. Incluso, en la actualidad los trabajadores aceptan lo que les dan los empleadores después de correrlos, porque de lo contrario se van a un proceso de 3 a 5 años.

 

Entonces, con juicios de seis meses, si la simulación laboral cambia, solo llegarán a los tribunales verdaderos puntos de diferencia. Hoy se discute hasta si el trabajador existía o no. Todo está a debate.

 

Pero creo que la parte más importante tiene que ver con la inspección en el trabajo. Hoy es irreal. No existe. Cuando hay un conflicto laboral, todo está en cuestionamiento. Porque nada tiene sustento documentado. Eso se pretende zanjar.

 

¿Qué pasará con la polémica toma de nota?

 

–En nuestra propuesta está que antes de que se emplace y negocie por la firma de un contrato colectivo, la base de trabajadores debe ser consultada en voto universal, directo y secreto, para que avalen el proyecto de contrato y al sindicato. El PRI quiere hacer lo contrario para seguir en el pandero. En nuestra iniciativa, que es perfectible, ninguna dirección sindical se registra para toma de nota o emplaza para firma de contrato, sin antes ser votada por los trabajadores. Se democratizan las decisiones.

 

Otra parte importante de la reforma es el registro de contratos. Facultad que se les quita a los gobernadores.

 

– ¿A qué entidad corresponderá el control de los contratos?

 

–A Centros de Conciliación y Registros Laborales, institución descentralizada.  Que será autónoma. A nivel nacional. Hay que sacar las manos de todos.

 

 

 

Perfl de José Alfonso Bouzas Ortiz Es doctor en Derecho del Trabajo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

  • Investigador Titular de Tiempo Completo del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
  • Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
  • Sus líneas de investigación comprenden las relaciones laborales, derecho laboral, sindicalismo, epistemología aplicada al conocimiento jurídico, entre otras.
  • 45 años de labor docente.
  • Premio Universidad Nacional 2011 en el área de Investigación en Ciencias Sociales.
  • Consejero Honorario del Consejo de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
  • Coordinador del Observatorio Ciudadano de la Reforma Laboral.
  • Es autor y coautor de más de 30 libros.
  • Ha coordinado las obras: Trabajar ¿para qué? Reflexiones de lo global a lo local (2012), Globalización y Trabajo. Cambios tecnológicos, migración y regulación laboral (2013) y Las nuevas condiciones del trabajo en el contexto de la globalización económica. ¿Hacia un nuevo derecho del trabajo? (2015).

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/198088

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