Venezuela sigue resistiendo las agresiones de EEUU

31/01/2019
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Venezuela ganó la batalla diplomática frente a EEUU. A pesar de haber movilizado el llamado grupo de Lima en América latina y los países acreedores en Europa occidental, Washington fracasó en sus intentos de quebrar la resistencia del gobierno bolivariano. Con excepción de los gobiernos arriba mencionados, el resto del mundo apoya la paz y el diálogo y rechaza la agresividad de EEUU. Venezuela cuenta con aliados en el escenario mundial con un peso significativo. Incluso, el papa Francisco hizo un llamado a la paz y el diálogo para evitar “un derramamiento de sangre innecesario”.

 

Todo indica que en el frente interno el presidente Maduro también ha ganado la partida. En primer lugar, tiene capacidad para movilizar a los sectores mayoritarios del país en defensa de la Revolución bolivariana. Segundo, las Fuerzas Armadas siguen siendo parte central de las políticas de transformaciones que tiene programado Venezuela desde que Hugo Chávez ganó la primera elección popular en 1998. Tercero, aunque EEUU juramentó un ‘presidente interino’ no representa una amenaza para la institucionalidad del país. Además, el ‘presidente’ impuesto por Washington no tiene apoyo significativo en el seno de la Asamblea de Diputados, ni entre los partidos de oposición.

 

Mientras que Caracas se sostiene sobre tres sólidas columnas (pueblo, Ejército e institucionalidad), el presidente de EEUU, Donald Trump, tiene dos poderosas cartas que está moviendo junto con sus aliados. La primera es la económica. Acaba de expropiarle a Venezuela todas sus propiedades en EEUU y las exportaciones de petróleo con destino al mercado norteamericano. Cerca del 70 por ciento del ‘oro negro’ venezolano que se exporta se destina a EEUU. Además, representa más de 80 por ciento de los ingresos de divisas a la economía venezolana.

 

A pesar del bloqueo norteamericano y el sabotaje de las empresas venezolanas de distribución, el gobierno lograba distribuir bienes importados a la población consumidora. Con esta medida, Venezuela tiene que buscar otros mercados para su petróleo. En el horizonte se asoma China, el consumidor más grande a escala mundial. Hacer el cambio de un mercado a otro toma tiempo y no está exento de complicaciones. Aún más problemático, es reemplazar los productos de consumo que importa Venezuela de EEUU. Este no es sólo un asunto económico. De por medio está una cultura que en los últimos 70 años - o un poco más - fue reemplazando la producción local por las importaciones (desde la harina de trigo, la ropa de marca hasta los materiales de construcción). La intención de EEUU es, por un lado, quebrar la economía venezolana y, por el otro, quebrar la resistencia del pueblo. Venezuela no tiene una tradición de relaciones comerciales con América latina. Con excepción de Cuba y algo menos México, el resto de la región depende de su comercio exterior con EEUU y Europa occidental (las no tan antiguas potencias imperiales). Los países del grupo de Lima (principalmente Brasil, Argentina, Perú y Chile) se convirtieron en los últimos 25 años en agro-minero exportadores a China.

 

Lo que tiene al mundo (literalmente) en ascuas son las reiteradas amenazas de EEUU de invadir militarmente a Venezuela. Washington está utilizando la misma estrategia que aplicó con éxito en Libia, Afganistán, Iraq y que fracasó en Siria. En primera instancia aislar a los países que declara “amenazas a su seguridad nacional”, enseguida montar una pseudo-plataforma con otros países subalternos y después desatar la “guerra total”. Es decir, destruir ciudades, pueblos y toda resistencia que es identificada. En Libia tuvieron éxito y hoy no hay institución alguna en ese país. En Afganistán fracasaron y el Talibán (“Estudiantes del Corán”) sigue resistiendo. En Iraq apareció el Estado Islámico (sunitas con apoyo financiero de Arabia Saudita) que han creado un caos político en aquella región.

 

Hay noticias que EEUU tiene tropas en Colombia preparadas para invadir a Venezuela. Ante semejante escenario hay tres posibles resultados: Primero, que se repita la experiencia de Playa Girón (Cuba) y la invasión fracase. Segundo, que la destrucción de los bombardeos de EEUU y la represión indiscriminada acabe con pueblo e instituciones (como ocurrió en Chile en 1973 y Panamá en 1989). Tercero, que el pueblo resista tal como lo hizo Bolívar hasta que los venezolanos expulsaron al imperio de aquella época. Todos queremos la paz no la guerra. Hay que respetar la declaración mediante la cual se proclamó a América latina una zona de paz.

 

31 de enero de 2019.

 

- Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA)

http://marcogandasegui2017.blogspot.com/

www.salacela.net

 

https://www.alainet.org/es/articulo/197884
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