Desmontando las mentiras sobre el tema de la migración venezolana (VI)

21/11/2018
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En estas próximas entregas, esperando enfilar en el final de esta investigación que he querido hacer pública, espero dedicarlos al tema de consideraciones estrictamente migratorias con respecto al tema de la emigración venezolana. Para ello, y al igual que la entrega anterior, espero apoyarme y divulgar algunas tablas y estadísticas de la organización hermana en Derechos Humanos como lo es SURES, algunas cifras del sistema de Naciones Unidas, y en cálculos propios.

 

En ese sentido, reservamos para el final las estadísticas del Plan Vuelta a la Patria, para contrastarlas con estas cifras que se suministrarán a continuación.

 

Es por ello que, desde aquí, vaya mi agradecimiento a los publicadores de portales como aporrea.org, ensartaos, alainet y otros, puesto que para lo que quiero demostrar no solo basta la expresión escrita, sino que la publicación de las tablas es muy importante para que se pueda entender la explicación en todo su contexto y dimensión. Sin duda que para los efectos de la publicación y el debate implica mayor trabajo, pero es necesario en el contexto de la ética en el discurso.

 

Y son cifras para el debate. Puede usted estar o no de acuerdo, pero sin dejar de realizar las correspondientes valoraciones cualitativas, pero los debates son mejores cuando se basan también en datos estadísticos y se explica y aplican las metodologías más adecuadas de acuerdo a lo que se quiera demostrar.

 

Siendo así, entremos en materia, sin más preámbulos.

 

Indudablemente el tema de la migración (sea entendida esta como inmigración o emigración) desde la perspectiva crítica de Derechos Humanos, hay que verla con la implicación del derecho al libre tránsito contenido en diversos tratados y convenios internacionales. En el caso concreto de la República Bolivariana de Venezuela, el ejercicio de los Derechos Humanos y la libertad de tránsito, bien podemos verlos en las disposiciones contenidas en los artículos 19 y 50 de nuestro texto constitucional.

 

De ahí que la migración, como lo expresamos en artículos anteriores, las disposiciones constitucionales y legales de algunos países le dan el carácter de movilidad humana, como el caso de Chile y Ecuador, cuyas cancillerías llevan dicha denominación.

 

Como una pequeña digresión al tema que planteamos en este dossier, aquí cabría denunciar la violación del actual gobierno ecuatoriano encabezado por Lenin Moreno a su propia constitución, la cual en su artículo 40 reconoce el derecho a migrar de los ciudadanos ecuatorianos y de las ciudadanas ecuatorianas. Pero, además de ello, ordena proteger a las familias transnacionales y los derechos de sus miembros, lo que prohíbe expresamente todo tipo de discriminación a los inmigrantes que llegan a ese país por cualquier causa. Aprovecho estas líneas, no solo para denunciar la campaña xenófoba contra mis connacionales que, en uso de su derecho a migrar, han sido objeto de toda clase de discriminaciones y agresiones en ese país, violentando la propia Carta Magna de Ecuador.

 

No obstante, estoy claro que esa no es la conducta ni actitud de la mayoría del pueblo ecuatoriano, que es un pueblo hermano y heroico como el nuestro, y es en ese sentido por lo que hago la correspondiente salvedad, pero el propio caudillo oriental, José Gervasio Artigas lo dijo: “Con la verdad, ni ofendo, ni temo”.

 

Importante es que destaquemos lo siguiente. Desde mi opinión, ha habido mucho sesgo y manipulación en el tratamiento de las cifras de la emigración venezolana hacia el exterior. Y esto, empezando porque Venezuela no es un país de emigrantes, sino receptor de flujos migratorios (algo de eso explicamos en artículos anteriores) de ciudadanos y ciudadanas del mundo que huían de conflictos bélicos y de dictaduras y tuvieron acogida en nuestro territorio de nuestra parte, y de manera solidaria. Esta realidad no ha cambiado en lo absoluto, ya que seguimos siendo destino de muchos inmigrantes, solo que los medios de comunicación de las grandes transnacionales de la comunicación invisibilizan este hecho.

 

En el informe especial referido a las tendencias migratorias en Venezuela: Una Aproximación desde los Derechos Humanos realizando en agosto de este año por la organización SURES, bajo la responsabilidad de Andrea Elisa González, nos señalan que a pesar que desde 1952 Venezuela pertenece a la Organización Internacional para las migraciones (OIM, una de las que valida el número de migrantes a nivel mundial), es solo hasta 1976 donde la República ratifica su participación en dicho organismo integrante del sistema de Naciones Unidas, a través de la suscripción de un convenio orientado a contribuir con el desarrollo socio económico del país, a través del reclutamiento, selección, traslado, colaboración e integración de recursos humanos no disponibles, y la ejecución de un programa de “Migración Selectiva”. Posteriormente, durante la década de los años ochenta del siglo pasado, el Poder Ejecutivo venezolano, emite la matrícula general de extranjeros, prevista en la Ley General de Extranjeros sancionada en 1987, permitiendo la legalización de aquellas personas inmigrantes que en aquel entonces permanecían indocumentados.

 

Pero esta ley tuvo su antecedente en una ley de extranjeros y colonialidad, aprobada por el entonces Congreso Nacional en el año de 1966.

 

Para ese entonces, y como está contemplado en el informe de SURES anteriormente mencionado, la población venezolana nacida en el exterior y residente en Venezuela alcanzaba el 7,40% de la población total, con una presencia importante de personas de nacionalidad de países latinoamericanos. En la tabla que a continuación coloco, tomada del informe de SURES, podemos constatarlo plenamente.

 

 

Este detalle, aparentemente sin importancia, la tiene, en virtud de que, en 1999, con la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se abre la posibilidad de que las personas nacidas en el exterior puedan acceder a la nacionalidad venezolana, sin renunciar a la nacionalidad de origen, es decir, se consagra la doble nacionalidad.

 

Asimismo, y gracias a las políticas de inclusión impulsadas por el Comandante Hugo Chávez, en el año 2004, se procedió a la regularización de personas de nacionalidad extranjera a través de la creación de la “Misión Identidad”, donde 216.000 personas residentes en Venezuela de origen extranjero y que habitaban en nuestro país desde hace bastante tiempo, se naturalizaron como venezolanos y venezolanas.

 

Hasta ahora de las investigaciones realizadas del fenómeno de la emigración venezolana, el cual es relativamente reciente, ya que data del año 2014, no he visto que en las cifras que divulgan organizaciones de Naciones Unidas o de las instituciones que manejan cifras estadísticas en países vecinos al nuestro destaquen este detalle. Tomando en cuenta que, si rememoramos los conceptos revisados al inicio de este dossier entre refugiados y migrantes, ya que, no todas las personas que salen del territorio venezolano pueden ser considerados refugiados o migrantes, aun cuando se reconozca el alto número de personas que solicitan esta condición (ACNUR señala que entre 2014 y 2018 62.042 han solicitado asilo en Estados Unidos, 24.818 en Brasil, 17.851 en España y 36.997 en Perú, así como un menos número de solicitudes en países como México, Canadá y Costa Rica. Asimismo, sobre el volumen de emigración, la investigadora Freitez la ubica en 1.421.000 personas, mientras que las solicitudes de asilo en el período 2014-2018 registradas por ACNUR asciende a 170.169 personas) estas representan una proporción muy reducida del número total de migrantes.

 

Igualmente, y es importante tener en cuenta que, no todas las personas que solicitan asilo obtienen finalmente esa condición, pues se registran casos en los cuales se trata simplemente de una estratagema jurídica para obtener residencia legal en otro país.

 

Realmente resulta muy curioso que las organizaciones integrantes del sistema de Naciones Unidas y organismos rectores de las estadísticas en países vecinos no realicen la salvedad que estamos efectuando con esta investigación y estos análisis que estamos haciendo públicos.

 

En este orden de ideas, pasemos también a mostrar el siguiente gráfico, también tomado del informe de SURES, y donde destacamos las fuentes, a objeto de determinar el fenómeno de la inmigración y datos de interés para el estudio de los flujos migratorios en Venezuela.

 

 

Este cuadro tiene que ver con el número de personas nacidas en el exterior y que fueron censadas en Venezuela en el período comprendido de 1950 al año 2011, donde tuvieron hijos y nietos que perfectamente además de venezolanos pueden ser ciudadanos de los países que allí se mencionan, y que perfectamente, si así lo manifiestan, pueden entrar en esos países sin las prerrogativas de la nacionalidad venezolana. Detalle muy importante a la hora del manejo de las estadísticas.

 

Tomás Páez, autor del libro “la voz de la diáspora venezolana”, el cual fue publicado en el año 2015, señala que el volumen de la emigración venezolana asciende a 3.300.000 personas.

 

Iván de la vega y Claudia Vargas ubican el total de emigrantes al exterior en torno a las 3.500.000 personas.

 

ENCOVI ubica el número de venezolanos residentes en el exterior en 1.421.000, de los cuales 815.000 habrían emigrado entre los años 2012 y 2017, observándose una mayor intensidad migratoria a partir del año 2014.

 

Consultores 21 estima la cifra de emigrantes venezolanos en 4.000.000 de personas.

 

Y la empresa Datanàlisis estima que la cifra proyectada de emigración de venezolanos y venezolanas en este año 2018 sería de 2.227.968 de personas.

 

Importante es de destacar que no todos los movimientos de entrada y salida del territorio venezolano puede ser considerados como migración, ya que muchas salidas, y fundamentalmente las que se realizan vía terrestre, no tienen por objetivo establecer residencia permanente en otro país (característica importantísima para definir el fenómeno migratorio), sino que responden a movimientos pendulares, obedecen a diferentes razones (religiosas, económicas, turísticas, de salud, sociales), y una de las más comunes tiene que ver con el comercio fronterizo.

 

Como hemos podido detallar, hay cifras para todos los gustos e intereses de un fenómeno relativamente reciente, con metodologías diversas, y tal vez no siendo las más apropiadas para medir y poder estudiar objetivamente el fenómeno de la emigración venezolana.

 

Acá nos permitimos divulgar el cuadro de la última estimación del stock de personas migrantes a nivel internacional suministrada por la propia División de Población de Naciones Unidas, la cual realiza un conteo de personas según la nacionalidad en cada país. Este organismo dispone de información detallada que permite identificar el número de ciudadanas venezolanas y ciudadanos venezolanos que se estima se encuentran en cada uno de los países del mundo; así como también identificar el número de personas de diferentes países del mundo que se estima residen en Venezuela, todo ello tomado del informe de SURES.

 

 

El cuadro siguiente muestra unas cifras aún más demoledoras, por lo que también nos permitiremos su divulgación.

 

 

De acuerdo a estas cifras que nos suministra SURES, a su vez tomadas de Naciones Unidas, la cifra de emigrantes de nacionalidad venezolana en el año 2017 se ubicaría en 578.247 personas. La de inmigrantes se ubicaría en 1.325.070 personas. El saldo migratorio en Venezuela sería positivo al ubicarse en 746.823, debido a que Venezuela sigue siendo un país receptor de migrantes, antes que de ciudadanos que salen del país (Solo siendo negativas en seis de los dieciséis países evaluados por Naciones Unidas).

 

Ya este es un primer elemento y con estas tablas, se va tumbando la manipulación del tema migratorio venezolano. Evidentemente hay ciudadanos venezolanos y ciudadanas venezolanas que están saliendo del país, pero las cifras han sido infladas y manipuladas a conveniencia de ciertos y determinados actores.

 

Asimismo, en el informe “Tendencias Migratorias nacionales en América del Sur. República Bolivariana de Venezuela” publicado en el mes de febrero de 2018 por parte de la Organización Mundial para las Migraciones (OIM), suministran los números que se reproducen en la siguiente tabla.

 

 

Evidentemente, debe llamar la atención de las grandes diferencias entre las estimaciones de la División de Población de la ONU y la OIM, considerando que ambas pertenecen al sistema de Naciones Unidas, y ambas tienen representación en nuestro país. De ahí la importancia de la entrada de personas provenientes de la República Bolivariana de Venezuela con otras nacionalidades. De ahí la importancia del rigor a la hora del manejo de las estadísticas, y es por ello que estamos haciendo este trabajo.

 

Por ahora culminaremos esta entrega, reconociendo que es extensa, pero necesaria por la naturaleza de la explicación que acá se suministra, y no quería cerrar la misma sin antes agradecer a María Lucrecia Hernández, directora de SURES, quien tuvo la deferencia de escribirme a mi correo electrónico y enviarme el informe de movilidad humana que me sirvió para mi investigación, y de apoyo con las láminas de dicho informe y el valor agregado de algunas consideraciones mías para el análisis de un tema de actualidad y características. Sirva este reconocimiento como una manera de difusión también a tan extraordinario trabajo, impecable y técnicamente bien elaborado, para el debate sobre el ejercicio de los Derechos Humanos, rompiendo con las visiones hegemónicas del mismo.

 

En la próxima entrega esperamos difundir las verdaderas estadísticas de la cantidad de emigrantes fuera de nuestro territorio y otras consideraciones, para así entrar en la parte final de esta investigación. Reiterando mi agradecimiento a portales como aporrea y otros, que también están poniendo su esfuerzo en la difusión de este tipo de trabajos.

 

Juan Martorano

Abogado, activista por los Derechos Humanos, militante revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas

http://juanmartorano.blogspot.com

http://juanmartorano.wordpress.com

jmartoranoster@gmail.com

 @juanmartorano

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/196671

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