Semblanza de un humanista

31/10/2018
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Gustavo Pérez Ramírez
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De repente la justicia aparece en este mundo… El Congreso de la República de Colombia, en actitud que le honra, ha decidido homenajear a Gustavo Pérez Ramírez en reconocimiento a su calidad de “Académico y defensor del Bien Común de la Humanidad”. El evento tendrá lugar en el Capitolio de esa entidad el próximo 6 de noviembre.

 

Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, en1958, casado con la escultora doña Fina Guerrero Cassola y avecindado en Quito desde 1995, es autor de una treintena de libros que cubren el amplio espectro cognitivo de la filosofía, la política, la historia, la economía agraria, la demografía, los estudios biográficos. Amén de una disciplinada labor periodística difundida en medios como El Universal (Colombia) y los ecuatorianos El Comercio, La Hora, El Telégrafo, entre otros. Se desempeñó como secretario de la Academia Ecuatoriana de Historia durante el bienio 2013-2015.

 

Memoria personal

 

Conocí a Gustavo Pérez hacia el año 2005, cuando lo invité a incorporarse al proyecto, auspiciado por la UNESCO, denominado El Pensamiento Latinoamericano del Siglo XX ante la Condición Humana.- Capítulo Ecuador, gigante investigación de índole filosófico-antropológica y de cobertura regional mentalizada por los profesores Arturo Roig (argentino, ya fallecido) y Pablo Guadarrama (cubano). El proyecto en referencia tenía como leitmotiv analizar críticamente el pensamiento de consagrados intelectuales latinoamericanos en la perspectiva de identificar sus puntos de vista respecto de temas de gran espesor como la naturaleza humana, la sociedad, el Estado, la cultura, la modernidad, la ciencia, la educación, el arte, la alienación y la liberación.

 

En el marco del aludido Capítulo Ecuador pudo concretarse el estudio de las obras de Benjamín Carrión (Alejandro Moreano), Pío Jaramillo Alvarado (Carlos Paladines), José de la Cuadra (Carlos Camacho), Luis Napoleón Dillon (Gustavo Pérez) y Agustín Cueva (René Báez).

 

El año 2009, Gustavo y yo, con catedráticos como Bayardo Tobar,  Napoleón Saltos, Milton Benítez, Pablo Dávalos, Byron Cardoso, Andrés Rosero, Francisco Muñoz y Manuel Salgado instituimos el Centro de Pensamiento Alternativo (CPA) en la Universidad Central del Ecuador. Núcleo académico inspirado en las ejecutorias investigativas y editoriales impugnadoras de la modernización neocolonial de Latinoamérica, tareas adelantadas con enorme trascendencia desde el Centro de Educación, Ciencia y Sociedad (CECIES) que dirige en Buenos Aires el filósofo Hugo Biagini.

 

A pesar de su corta vida, el CPA pudo organizar algunos eventos académico-políticos y acunar libros colectivos como La reforma universitaria hoyAngostura, disputa geopolítica, así como el individual de mi autoría titulado Antihistoria Ecuatoriana  (2010).

 

La promisoria actividad del CPA resultaría asfixiada por la reforma universitaria de orientación positivista, empresarial y reñida con las ciencias humanas impulsada por el régimen de Rafael Correa e instrumentada en nuestra Casona por el rector Edgar Samaniego.

 

 Eclipse transitorio para ese sueño contestatario puesto que, por una curiosa dialéctica de nuestros países, ha venido resucitando ya como Centro de Pensamiento Crítico (CPC) en la Escuela Politécnica Nacional, ya como un grupo de trabajo de dirigentes sociales que he podido conocer se  reúnen de modo regular y precisamente   en el domicilio de la familia Pérez-Guerrero.

 

El legado bibliográfico

 

De la vasta producción intelectual del autor analizado cabe destacar los siguientes títulos:

 

-       El campesinado colombiano, un problema estructural (1959)

-       Utopías para el siglo XXI (2000)

-       Alborada bolivariana (2005)

-       La Revolución de Quito de 1809, a la luz de nuevos documentos (2010)

-       Los luchadores por la independencia nos interpelan (2011)

-       Todos somos africano-descendientes (2011)

-       La Constitución del Estado de Quito del 15 de febrero de 1812 (2013)

 

Mención especial merecen dos de sus libros: Camilo Torres Restrepo, mártir de la Liberación (1996, 1999 y 2009) y La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados  (2014).

 

El primero, acaso el más brillante de su inmensa saga, a partir de un prolijo telón de fondo filosófico e histórico, posibilita una comprensión esencial del pensamiento y valerosa praxis  del sacerdote-sociólogo-revolucionario Camilo Torres, uno de los grandes íconos de las luchas libertarias de Latinoamérica y del cual Gustavo Pérez tuvo el privilegio de ser su confidente.

 

 El segundo, fruto de la disciplina, la sensibilidad y el olfato del ilustre colombiano/latinoamericano, permitiría a los ecuatorianos que han nacido y a los que nacerán en el futuro conocer y reconocer  a genuinos valores humanos y políticos como los revolucionarios “julianos” Luis Napoleón Dillon y Virgilio Guerrero, protagonistas de una transformación que liquidó, al menos transitoriamente, el poder de la bancocracia en estas latitudes.  

 

Ejemplo viviente

 

Cuando hace pocas semanas visité a mi nonagenario amigo Gustavo en su departamento de la Av. González Suárez, de Quito, a propósito de su convalecencia  luego un aparatoso accidente doméstico, pude advertir que había vuelto a sus habituales tareas de recopilación y ordenamiento de materiales para proseguir en sus tareas escriturales.

 

Me comentó que su principal preocupación académico-política actual era la de aportar desde su trinchera académica a la cristalización de una paz verdadera en su amada y sufrida Colombia.

 

El episodio narrado me ha persuadido una vez más que la edad no es precisamente una dimensión cronológica.

 

Oct.28/2018

 

René Báez

International Writers Association

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/196283
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