Fueron exhibidos por el obispo Raúl Vera los juegos retóricos del gobierno de Enrique Peña ante la Caminata del Migrante, compuesta por alrededor de 4 000 hondureños y guatemaltecos principalmente, aunque Televisión Azteca “descubrió” que también hay venezolanos con base en la enfermiza obsesión antibolivariana del consorcio de Ricardo Salinas Pliego, magnate favorecido por el presidente electo para distribuir apoyos sociales a la población a través de su muy exitoso banco.

José Raúl Vera López estima que con la actitud de Peña Nieto, a 40 días de que entregue la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador, “nos continúa haciendo el patio trasero de nuestros vecinos del norte y ya no somos el patio trasero de Estados Unidos”. En las Casas de Migrantes, explicó, “hemos comprobado que en México se hace terrorismo para que no pasen los migrantes a Estados Unidos”.

Suena muy duro el juicio, pero la reacción oficial ante las amenazas de Donald Trump, vía Twitter, de enviar soldados a la frontera sur para cerrarla, seguramente provocó un ataque de nervios en el grupo gobernante, ignorando lo que afirman los expertos, que el racista, xenófobo y misógino señor no tiene atribuciones jurídicas para movilizar a elementos del US Army a la frontera sur o norte del imperio. Además de que el emperador Donald John amenaza a base de tuits y exabruptos discursivos a diversos países sin que la palabrería tenga consecuencias prácticas, sobre todo cuando está destinada al consumo doméstico, como lo evidencia Corea del Norte, a la que amenazó con desaparecerla del mapa con un ataque nuclear; Siria donde claramente recula USA porque sus aliados terroristas pierden en el campo de batalla; Irán, Cuba, Venezuela y Palestina, debido a que allí existen gobernantes que tienen una noción clara sobre el papel del Estado y de la soberanía nacional en las relaciones multilaterales.

Además de que la divulgación de los agradecimientos de Trump “a México” por el apoyo recibido, mientras a los caravaneros hondureños los llama “criminales” y la visita muy inoportuna de Mike Pompeo para presionar más a Los Pinos, mostraron la subordinación del señor que transitó “De plagiario a presidente” (Aristegui Noticias), aunque intentaron disfrazar el operativo político al presentarlo como reuniones en las que “Abordaron temas bilaterales como seguridad, migración y comercio, y coincidieron en los beneficios que traerá el nuevo acuerdo comercial para Estados Unidos, Canadá y México”. Demagogia arcaica. El exdirector de la CIA y ahora secretario de Estado vino a torcerles la mano a Enrique Peña y Luis Videgaray.

Y en buena medida lo logró Donaldo Juan, urgido como está de revertir las tendencias para las elecciones legislativas del 6 de noviembre, decisorias para convertir en realidad el sueño de seguir despachando otro cuatrienio en la Casa Blanca y no en la Torre Trump.

Comprendo que con la subordinación histórica que significa a las relaciones México-EUA, con lapsos en los que la interdependencia fue utilizada con talento para obtener ventajas, sea difícil para el grupo gobernante poner por delante los intereses mexicanos, por encima de los politiqueros de Trump y su Partido Republicano.

Resulta deplorable que el corrupto Instituto Nacional de Migración y la Policía Federal (donde regatean los viáticos), dependientes de la Secretaría de Gobernación, no fueran capaces de realizar una labor de contención de la Caravana del Migrante sin mediar el gas pimienta, los golpes y la detención arbitraria de activistas, como el mexicano Irineo Mújica.

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