Trump castiga a los cubanos de Miami

28/09/2018
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En distintas oportunidades el periodista está buscando una información, pero por muchas gestiones que realiza no la encuentra. En muy contadas oportunidades al periodista llega una información importante, que no la buscó, pero que le cayó en sus manos. Este es precisamente el caso al cual me refiero en este artículo.

 

Recientemente, un estadounidense del sector académico, con el cual tengo relaciones desde hace varios años, viajó a Cuba. Desde que llegó estuvo tratando de localizarme telefónicamente, hasta que finalmente pudo hacerlo.

 

La primera parte de la conversación podemos calificarla como normal, entre dos amigos que no se han visto por unos cuanto meses. No obstante, me sorprendió su insistencia de verme en mi casa, según él, para entregarme un libro que me había traído. Yo acepté y nos vimos en mi casa al día siguiente, para tomarnos un café, tal y como habíamos conversado.

 

De más está decir que el amigo llegó puntual, no traía libro alguno, pero me explicó que tenía una información importante que deseaba trasladarme. Dijo que podía publicar la información, siempre que no lo citara como fuente de la misma y la publicación se efectuara dos o tres semanas después de su regreso a Estados Unidos.

 

El tiempo solicitado por el amigo ya expiró, por lo tanto me siento en libertad de publicar lo que me trasladó.

 

Paul Manafort, que fuera jefe de la campaña de Trump, planteó a una relación muy cercana, que después de haber tomado posesión de la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump efectuó una reunión con el equipo de campaña para analizar los resultados obtenidos y sacar experiencia para futuras elecciones, pues ya tenía en mente iniciar la campaña para la reelección en el 2020.

 

A esa reunión se invitaron a varias figuras políticas republicanas que representaban un sector específico de la población. Una de esas figuras fue Marco Rubio, que aseguraba Trump había ganado la Florida gracias al voto de los cubano-americanos. Plantea Manafort que él no estuvo de acuerdo con Marco Rubio y mostró las estadísticas de los votos efectuados y que en los tres condados donde vivían la mayoría de los cubano-americanos Hillary Clinton había recibido más de un millón de votos por encima de Trump.

 

Esto no fue muy agradable para Trump, que comenzó a culpa a Marco Rubio y los otros congresistas republicanos de lo sucedido. “Los cubano-americanos van a pagar esto” repetía Trump insistentemente, “pero lo que hagamos debe ser algo que se culpe al gobierno de Cuba, para no perder más votos.”

 

Después de analizar la situación en distintos estados fue necesario interrumpir la reunión por una situación que se había presentado en Afganistán. Antes de que los asistentes se marcharan Trump se dirigió a Marco Rubio y le dijo, “Para la próxima reunión trae una propuesta de cómo podemos castigar a los cubano-americanos y que la culpa la tenga el gobierno cubano. Utiliza lo que te queda de cerebro en eso”.

 

La reunión continuó la semana siguiente. Marco Rubio propuso acusar a Cuba de haber realizado “ataques acústicos” contra el personal de la Embajada, lo cual había causado distintas molestias e incapacidad a parte del personal. El gobierno estadounidense, partiendo de la base de garantizar la seguridad de su personal, retiraría parte del mismo, por los que no se continuarían ofreciendo servicios consulares.

 

 

 

El personal que se retiraba no podía ser examinado por médicos cubanos, pues descubrirían el fraude. Al dejar de ofrecer los servicios consulares se establecería que los familiares de los cubano-americanos que los requieran deberían viajar a otro país para obtener visas y hacer otros trámites, lo cual seguramente pagarían sus familiares en Estados Unidos, pues los residentes en Cuba no tienen dinero para eso.

 

Esto traería como consecuencia que un trámite que costaba 160 dólares y el viaje de La Habana a Estados Unidos, ida y vuelta que costaba aproximadamente 500 dólares se convertiría en algo cuyo costo sería de un poco ms de 2,500 dólares.

 

Trump, desconfiando de las maravillosas ideas de Marco Rubio, le preguntó si eso se le había ocurrido a él. En un acto de sinceridad, este le dijo que había consultado el asunto con la CIA y aunque él había dado varias ideas, realmente el plan era de ellos.

 

Se acordó integrar al Departamento de Estado al plan y ejecutarlo cuanto antes.

 

Mi amigo estaba horrorizado, sobre todo por conocer el tipo de persona que está al frente de su país.

 

Le pregunté cuál sería la reacción de los cubano-americanos al conocer esto, dijo que después de esto Trump o el que él apoye, no sacaría en la Florida los votos necesarios para cargo alguno.

 

28 de septiembre del 2018

 

- Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico El Heraldo (Cuba)

sarahnes@cubarte.cult.cu

 

https://www.alainet.org/es/articulo/195607
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