Varela, un reproductor del enfoque burgués sobre la transferencia del Canal de Panamá

27/09/2018
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Existen tres lecturas sobre la lucha histórica que desembocó en la transferencia del Canal de Panamá y en la devolución de los terrenos aledaños (antigua Zona del Canal). Hay una interpretación construida por la clase dominante, la historicista y otra en base a la teoría de clases sociales, unida básica de análisis en el método científico de Karl Marx.

 

La primera de estas interpretaciones -explica el sociólogo Azael Carrera- divorcia al movimiento nacionalista de su origen de clase y trata de aburguesarlo a través de dos mecanismos. El primero es resaltando a la figura del exPresidente Chiari como un “gran patriota”. El segundo, es diluyendo la memoria histórica como un elemento líquido (es decir que puede tomar cualquier forma). Agrego, un tercero, que trata sobre la exaltación de la “benevolencia” del Presidente Carter y de EEUU en su conjunto.

 

En esa línea, responde la eliminación de la cátedra de Relaciones de Panamá con EEUU y la supresión de las manifestaciones artísticas al respecto; como intentaron hacer con el grupo El Kolectivo en su homenaje a los mártires en la avenida que lleva su nombre, durante el gobierno de Ricardo Martinelli. Más temprano, en la década del 90, se censuró una producción discográfica de una banda de rock nacional -Cabeza de Martillo- por grabar un tema sobre la despiadada Invasión a Panamá (esto ocurrió con un gobierno del partido PRD).

 

Esta interpretación de los hechos, pero sobre todo esta política como programa alienante, es difundida por el Ministerio de Educación y sobre todo por los medios de comunicación.

 

La segunda interpretación es la historicista, fundamentalmente positivista, que busca hacer un retrato de los hechos sobre los datos recolectados empíricamente. Esta vincula el proceso de maduración de la conciencia nacional con el desarrollo del sistema educativo. Para esta versión el Instituto Nacional y demás escuelas emblemáticas de la nación, como la apertura de la Universidad de Panamá y todo lo que envuelve a estas instituciones juegan un rol fundamental en la formación de la identidad, por ende en la resistencia, continuidad y avance de la lucha generacional. Sin embargo, no relaciona los datos empíricos con las contradicciones de la formación social panameña.

 

Esta segunda interpretación tiene una segunda ramificación -los torrijistas principalmente- que toma bastante de lo dicho en el párrafo anterior pero resume toda la lucha generacional en la figura del General Omar Torrijos. En ese sentido, para los que se suscriben a este enfoque el parte-agua está en el 11 de octubre de 1968, que para ellos significa la asunción del régimen militar y el nacimiento de un nuevo caudillo que reemplazaría a los estudiantes, trabajadores y al pueblo panameño en su conjunto.

 

La tercera interpretación, la de clase, explica la lucha generacional a partir de las contradicciones de clase en la formación social panameña. Sin negar la existencia de una conciencia nacional en continuo proceso de maduración. Además, reconoce este enfoque que la promotora de ese nacionalismo -más allá de la situación colonial- son los claustros del Instituto Nacional, la Universidad de Panamá y demás escuelas insignias.

 

Entonces, tenemos que el discurso del Presidente Varela -en las Naciones Unidas- se suscribe y es reproductor del enfoque burgués. El Señor Presidente es consecuente a su posición de clase, la cual no deberíamos alarmarnos porque se sabía de antemano. La preocupación del pueblo panameño debería consistir en porqué se elige a representantes de la clase social adversa y no de la propia.

 

Por otra parte, es curioso y sospechoso que los medios de comunicación y opinólogos se hayan concentrado en la ausencia del nombre del General Torrijos en el discurso del Presidente. Sin embargo, muy pocos advirtieron que el mandatario ignoró por completo (en su discurso) al sujeto político -de Panamá- durante todo el siglo XX: La vanguardia estudiantil. Esto último es más preocupante por el hecho que este relato mantiene al pueblo panameño marginado de su propia historia, perpetuando un estado de alienación y consecuentemente retrasando su emancipación.

 

Mario Enrique De León, Sociólogo, Universidad de Panamá

 

https://www.alainet.org/es/articulo/195594
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