¿Será Italia el cisne negro de la Eurozona?

31/08/2018
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El Brexit y el triunfo de Trump escenificaron el finiquito del “escenario teleológico” en el que la finalidad de los procesos creativos eran planeadas por modelos finitos que podían intermodelar o simular varios futuros alternativos y en los que primaba la intención, el propósito y la previsión y su sustitución por el “escenario teleonómico”, marcado por dosis extremas de volatilidad que afectarán de manera especial a la vieja Europa. Así, Europa estaría sufriendo una aguda crisis identitaria agravada por el triunfo del Brexit y por el “proceso de balcanización europeo” diseñado por EEUU para mediante selectivos atentados terroristas, la crisis de los refugiados y el despertar del anhelo independentista de las Naciones europeas sin Estado, provocar la aparición de fuerzas centrífugas que aceleren la desmembración de la actual Unión Europea y que tendría como paradigma la posible salida de Italia de la Eurozona.

 

¿Hacia un Brexit duro?

 

Tras retornar al poder los conservadores liderados por David Cameron y fieles a su política euroescéptica (nula voluntad británica de embarcarse en un proyecto en decadencia en el que la soberanía británica estaría supeditada a los mandatos de Bruselas), incluyeron en su programa electoral del 2.015 la convocatoria de un referéndum sobre la salida de la UE para el 2016, con lo que Cameron tranquilizó a las bases más radicales de su partido al tiempo que arrebató la bandera al partido en alza de los euro-escépticos( UKIP) en la creencia de un cómodo triunfo y de la continuación de Reino Unido en la Unión Europea en condiciones similares a Suiza.

 

Sin embargo, la irrupción de fuerzas centrífugas lideradas por el ex-alcalde de Londres, Boris Johnson consiguió la victoria inesperada de los partidarios del Brexit que consideran que “el Reino Unido no necesita de Europa ya que podría convertirse en la Singapur de Occidente desde su atalaya financiera de la City londinense” al tiempo que metrópolis del comercio de Ultramar al pilotar la nave capitana de una renacida Commonwealt, siguiendo la filosofía de Winston Churchill : “Estamos en Europa, pero no en ella”. Dada la intransigencia de las partes en conflicto (UE y Gran Bretaña) no sería descartable una salida traumática de la Unión Europea (Brexit duro) que tendría como efectos colaterales el nacimiento del Eje anglosajón (EEUU y Gran Bretaña), el renacimiento de la Commonwealt, la cronificación de la violencia en el Ulster y la reedición del Conflicto de las Malvinas.

 

¿Salida de Italia de la Unión Europea?

 

El nuevo Gobierno italiano presidido por Conte sería totalmente refractario a las directrices de Bruselas en lo relativo a la disciplina de Déficit y a la acogida de inmigrantes, por lo que será una fuerza centrífuga que podría provocar la salida de Italia de la Eurozona. Ello supondría el finiquito de la misma, pues el resto de países periféricos (Portugal, España, Irlanda, Malta y Chipre), seguirá inexorablemente el movimiento centrífugo y deberán retornar a sus monedas nacionales. Así, asistiremos a la reconversión de la actual Eurozona en la Europa de los Seis (Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Austria), quedando el resto de países europeos periféricos (Portugal, España, Italia, Irlanda, Grecia, Eslovenia, Malta y Chipre), gravitando en sus anillos orbitales y viéndose obligados a retornar a sus monedas nacionales y sufrir la subsiguiente depreciación de las mismas.

 

Además, el retroceso de las exportaciones debido la contracción del consumo interno de la UE por la recesión económica, ( los intercambios comerciales entre los Estados miembros de la UE alcanzan el 60% del volumen total de su comercio ) y las sucesivas devaluaciones de las divisas de China y países emergentes encarece los productos europeos y reduce su competitividad frente a los países del resto del mundo,(con especial incidencia en países tradicionalmente exportadores como Finlandia) lo que podría provocar que dicho país abandone la Eurozona y proceda a la constitución de una Federación Escandinava (integrada por Noruega, Finlandia, Letonia, Estonia y Lituania) que pivotaría en la ambivalencia comercial ruso-europea.

 

El resto de países del centro y este de Europa, (integrantes de la llamada Europa emergente), sufrirán con especial crudeza los efectos de la tormenta económica (al descartar la CE la modificación de las reglas para la adopción del euro en la Unión Europea y así poder acelerar la adhesión de los Estados miembros del centro y este de Europa) e integrarán el llamado “arco del fracking europeo” que se extendería desde los Países Bálticos hasta la Ucrania europea, pasando por Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria y que dependerá de la tecnología de empresas estadounidenses como Chevron o Shell, no siendo descartable un nuevo conflicto en los Balcanes.

 

Finalmente, asistiremos a una progresiva disolución de la actual UE como ente político, momento que será aprovechado por las actuales naciones sub-estatales europeas (Escocia, Flandes, Bretaña, Alsacia, Córcega, Cataluña, País Vasco, Galicia, Padania,Tirol del Sur, Irlanda del Norte, Cornualles e Isla de Man) para conseguir la desconexión y provocar la aparición de un nuevo mapa geopolítico europeo en el horizonte del 2.025, con lo que se habría conseguido el objetivo de EEUU de balcanizar Europa para conseguir que la Vieja Europa siga siendo un fiel vasallo del Imperio.

 

Germán Gorraiz López

Analista

 

https://www.alainet.org/es/articulo/195066
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