Latinoamérica y la geopolítica del dominio mundial

21/08/2018
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¿Somos capaces de tener un juego propio? (1)

 

El mundo… esa aldea global

 

El planeta tierra se estremece cada vez con más frecuencia y, sin duda, cada vez con más violencia. No solo con terremotos y huracanes que podrían asociarse a los crímenes contra la naturaleza, sino con cada movimiento social, económico y político que ocurre en esta aldea global que, dadas las desigualdades monstruosas que ha generado, no tiene nada de justa ni equitativa.  A la par, los centros mundiales del poder ya no están seguros de mantenerse como tales, se ha puesto en duda su “viabilidad”.  Como nunca antes miran con temor a los “emergentes” que, para terror de los imperios, reclaman para sí el mundo del futuro.

 

En esa dinámica de confrontación global, ni los unos ni los otros permitirán que el desenlace sea contrario a sus intereses. EEUU y sus socios mayores, sienten la ansiedad de quienes pierden el poder que antes no le disputaba nadie.  La UE, uno de los socios mayores, proyecto de poder mundial alternativo, se desmorona con el Brexit [2] y otros procesos parecidos.  China y Rusia, dos potencias emergentes, emergen con fuerza bajo la primacía actual y futura del primero.  A todo esto, los expertos le llaman cambios sustantivos en la lógica de acumulación de la economía mundial y de la geopolítica del poder bajo la égida del sistema capitalista.

 

El campo económico es, por ahora, el escenario donde se disputa más visiblemente la primacía mundial. Para todas las agencias multinacionales, China ocupa el primer lugar en el ranking de países con mayor PBI medido con valores de paridad de poder adquisitivo (PPA[3]). De acuerdo a los datos que maneja la Central de Inteligencia Americana (CIA) para 2017, coincidentes con los que manejan el BM y el FMI, este es el lugar que ocupa las 10 economías más poderosas del planeta.  Billones de US $ del PBI por PPA

 

Fuente: The World Factbook, Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, enero 2018.

 

Luego de China, aparece EEUU en segundo lugar, India en el tercero; Japón, Alemania y Rusia aparecen más abajo.  Es importante hacer notar que, de estas 10 economías que concentran aproximadamente el 65% del PBI mundial, 4 pertenecen al BRICS[4].  Según las proyecciones que se tiene a la fecha, el 2030 China seguirá liderando el ranking, EEUU seguirá en el segundo lugar, pero cada vez más lejos del primero.  Al 2049, año del centenario de la República Popular china, la tendencia descrita se habrá consolidado instalando firmemente a China en el primer lugar, India en segundo lugar y EEUU peleando el tercer lugar con Indonesia y Brasil.

 

Los escenarios descritos van de la mano con la reconfiguración del sistema financiero internacional. La puesta en marcha del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura-BAII (con más de 80 países signatarios) es una iniciativa china que comenzó en 2014[5] con un capital inicial de 200 mil millones de dólares, mientras que el Banco de Desarrollo de los BRICS inicia sus operaciones con un capital inicial de 100 mil millones de dólares y otro tanto destinado para inversiones directas.

 

En el plano de la ciencia y la tecnología hay indicadores interesantes.  En 2012, China otorgó más del 23% de grados en ciencias exactas e ingenierías a nivel mundial, otro porcentaje parecido lo hacía India, mientras que en EEUU solo otorgó el 9% de este tipo de grados.

 

De manera consistente con estos datos, China apuntala procesos de investigación científica con alto contenido estratégico como el Grafeno, un superconductor que revolucionará el mercado energético mundial, o el acelerador de partículas[6] de alta energía que solo lo tenía Europa.  En relación a las supercomputadoras, entre ellas las más veloces del mundo, China ocupa el primer lugar (2016) en concentración de este tipo de computadoras.

 

Es indiscutible, entonces, que la reconfiguración del escenario mundial está en pleno desarrollo en cuyo proceso emerge la iniciativa china de La Nueva Ruta de la Seda[7], contando con la entusiasta participación de Rusia, proyecto que le da un especial impulso a Asia y Europa.

 

A estas alturas, la hegemonía absoluta de EEUU ha quedado en entredicho por el juego geopolítico puesto en marcha por China y por Rusia.  Como dijimos en artículos anteriores, el mundo multipolar (tripolar para algunos) es cada vez más visible aun cuando en el horizonte del centenario de la República Popular (2049), China espera ser la potencia hegemónica absoluta.

 

Bloques en conflicto

 

Los conflictos en Ucrania (anexión de Crimea a Rusia) y Siria parecer convertirse en la vitrina de un escenario geopolítico global que enfrenta a dos grandes bloques con pretensiones de dominio mundial: el primero, está formado por EEUU/OTAN/UE; el segundo, está formado por Rusia/China/Grupo de Shanghai[8].  Ambos bloques, siempre con el ánimo de reforzar sus posiciones, despliegan esfuerzos y estrategias para incidir, cuando no influir, en el desempeño geopolítico de Sudamérica (SA), especialmente en tiempos en que potencias como Brasil, forma parte de proyectos mayores que, como el BRICS[9], tienen importancia estratégica en el juego de poder mundial.

 

Suramérica, aun nuestra

 

Luego de casi 30 años de un ciclo expansivo con proyectos políticos populares y progresistas, desde mediados de 2015, Sudamérica encara un proceso de restauración conservadora en el terreno económico y político. Para ello no dudan en quebrar el estado de derecho y torcer la voluntad popular apelando a esquemas de golpes institucionales que, sin necesidad de viejos golpes militares, convierten a los parlamentos en espacios de linchamiento político de líderes que osaron levantar la voz contra la derecha y contra el dominio norteamericano.

 

En esa lógica restauradora, las principales víctimas son los proyectos de integración que, con más o menos grado de radicalismo en su discurso antiimperialista, avanzaban hacia procesos de colaboración estratégica horizontal y soberana. En su lugar se instala una clara opción de realineamiento a los objetivos estratégicos de EEUU, en cuyo propósito juegan un papel importante la “autonomía” casi absoluta de los Bancos Centrales y los Ministerios de Economía, perfectamente alineados el FMI y al BM, cada vez más blindados al control democrático de los ciudadanos.

 

La UNASUR (Unión de Naciones Sur americanas), por ejemplo, cuyo objetivo es el fortalecimiento del diálogo político entre los Estados Miembros para asegurar un espacio de concertación para la integración suramericana y su participación en el escenario internacional, está siendo objeto de la más dura acción concertada de desmantelamiento por parte de los gobiernos que reclaman su fidelidad a la Casa Blanca. Los gobiernos progresistas y de izquierda que le dieron soporte, han cedido lugar al ascenso de gobiernos conservadores que, sin ningún tapujo, se alinean a los intereses de EEUU. En esa dirección está organizada la Alianza del Pacífico (Chile, Perú, Colombia y México), cuyo principal objetivo es el intercambio comercial y la generación de condiciones para la movilidad del gran capital.

 

EEUU recupera fuerte influencia en SA con la presencia de Temer en Brasil, Macri en Argentina, Pedro Pablo Kuczynki en Perú, Moreno en Ecuador y Piñera en Chile.  Quedan en solitario Bolivia y Venezuela como gobiernos contestatarios, Uruguay y Paraguay en una situación de expectativa al desarrollo de los acontecimientos geopolíticos.  La guerra económica contra Venezuela, básicamente con el precio del petróleo y el brutal bloqueo, tiene alcances geoestratégicos que trascienden los límites regionales. Nada es casual en geopolítica.  EEUU, recupera alta influencia en SA, facilita el fortalecimiento de las políticas neoliberales, en contra de aquellos gobiernos que osaron procesos redistribucioncitas, aunque sin cambiar la esencia del sistema.

 

Como telón de fondo, casi imperceptible, la vieja dicotomía de izquierda-derecha del siglo pasado que resumía la confrontación de dos modelos económicos y políticos, cede el lugar a otra que protagonizan los “globalistas” (de esencia neoliberal) que reclaman para sí la modernidad tomada de la “mano invisible” del mercado, contra los “humanistas” que, con cierta melancolía, reclaman para sí las más disimiles formas de izquierda y progresismo, poniendo al ser humano en el centro de las preocupaciones políticas.

 

Con ese entorno, SA parece estar destinada a sufrir un largo período de confrontación interna que no tiene, hasta el momento, un plazo de término e inicio de nuevas formas de organización social y política. Por lo pronto, en una situación de crisis política creciente de los bloques regionales, el interés de Argentina de ser parte de los BRICS se diluye hasta cuando esté Macri en la presidencia, pese a no contar con mayoría en el Congreso.

 

La situación de Venezuela, mirado desde cualquier ángulo, es cada vez más crítica en los campos político y económico. Su esperanza de resolver está tremendamente asociad a un rebote importante del precio del petróleo y pueda arreglar asuntos internos bajo el mandato de Maduro que, luego de una intensa guerra interna y externa en todo terreno, comienza a dar señales de los impactos del bloqueo y del intenso acoso político y mediático que viene sufriendo.  Su legitimidad se ha puesto en duda, aunque las causas ligadas al imperialismo podrían atenuar dicho deterioro, no parece suficiente para esperar pronto una reversión del proceso en curso.

 

En Colombia, luego del triunfo de Uribe (con nombre de Iván Duque) en las últimas elecciones, se libra una ardua lucha vinculada al proceso de paz que no ha terminado luego de su firma con la FARC.  La desmovilización de paramilitares controlados por la oligarquía colombiana asociada precisamente a Uribe, o las acciones confrontacionales de un sector de la FARC o del Ejército de Liberación Nacional, constituyen temas pendientes de una agenda compleja que aún no tiene hoja de ruta hacia su solución.

 

La caída de Brasil como líder continental luego del golpe a Dilma Rousseff y, ahora, con la prisión de Lula, trae como consecuencia el debilitamiento de SA como actor estratégico, con juego propio, en el concierto mundial.   A nadie le queda duda que el gobierno de Temer, con el descrédito que lo arropa por sus vínculos con la corrupción, no podrá mantener el liderazgo que tenía Brasil en SA y en el mundo. Su papel en los BRICS, de manera consistente con dicho descrédito, ya no será el mismo de los años previos, los proyectos en el campo cibernético y financiero tendrán un freno que seguramente volverá a ser parte del circuito de influencia de los EEUU.

 

En el campo de la comunicación es evidente la disputa por la audiencia SA entre CNN y TELESUR.  La primera casi por encargo de los Demócratas en pugna con Trump y sus aventuras internacionales, y la segunda como la opción de información que concuerda con los intereses de la “izquierda” y el “pregresismo” sudamericano.

 

MERCOSUR y Alianza del Pacifico

 

Lo que hace unos años era impensable, hoy parece haberse dado las condiciones para que los dos principales bloques de la región (Alianza del Pacífico-AP y Mercado Común del Sur-MERCOSUR) caminen hacia un acuerdo estratégico en el marco de un vasto y compulsivo proceso de restauración conservadora que lidera y promueve EEUU, cuyo Presidente blande un discurso proteccionista para su país que, a todas luces, resulta incompatible con la prédica neoliberal que prima en el planeta.

 

Los mandatarios de la AP (Chile, Colombia, México y Perú) y los de MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) han suscrito (Jalisco, México, 15 de julio de 2018) una suerte de hoja de ruta que los llevaría hacia un proceso de integración, básicamente comercial y financiera. Como se recuerda, ambos bloques tienen orígenes y objetivos distintos, para no decir competitivos y eventualmente de confrontación.  MERCOSUR tenía un patrón mucho más político y geoestratégico cuando sus gobernantes proclamaban la autodeterminación de sus pueblos frente a los intentos de EEUU de recuperar su “patrio trasero”.  Mientras que AP fue creado precisamente para obstaculizar, cuando no boicotear, la consolidación de MERCOSUR y cualquier otro bloque que no se alineara a EEUU.

 

Fuente: http://incomex.org.mx/avanza-integracion-comercial-de-mercosur-y-alianza-del-pacifico/

 

La eventual integración de estos bloques, dada las circunstancias actuales, no se ve muy difícil.  Brasil y Argentina con gobiernos alineados a los objetivos del imperialismo norteamericano, no tendrían inconveniente de firmar la alianza, en tanto a los dos pequeños socios, Uruguay y Paraguay, no se les imagina con juego propio.  Del otro lado, la AP ha dado sobradas muestras de su sometimiento a los dictados del gobierno norteamericano.  Si se logra tal propósito, “integración regional y el libre comercio” le llaman, se estaría involucrando al 79% de la población de América Latina y el 85% de su PBI.  Nada despreciable para los grandes flujos comerciales y financieros bajo control de transnacionales que le dan soporte a la actual administración USA.

 

Es importante la distinción que hacen los analistas acerca de la participación del Perú, con Martín Vizcarra de presidente, quien asumió la Presidencia protempore de la AP.  Se dice que fue el “único presidente de izquierda” en el conclave de Jalisco, México. A diferencia sus colegas, en su discurso fue más mesurado y no puso todos los huevos en la canasta de la integración pensada por la mayoría de ellos.  Habría dicho que “la integración no es una varita mágica que solucione los problemas pero que podría servir como instrumento para combatir la pobreza”.  “Solo construyendo una visión común podremos avanzar hacia una verdadera integración de AL”.  Esto, para los mal pensados, ya se parecía al sueño de la “patria grande” de Chávez.  Los organizadores no se lo esperaban, tanto que le dijeron izquierdista.

 

UNASUR

 

La Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) atraviesa su mayor crisis en su corta historia desde que, en marzo de 2011, entrara en plena vigencia su Tratado Constitutivo, luego de que fuera acordado en 2008. Hasta entonces, los presidentes y Jefes de Estado de los países miembros, venían operando como Comunidad Suramericana de Naciones (CSN) desde diciembre de 2004, con el objetivo de integrar los procesos regionales en curso como MERCOUR y la CAN.  Recién en 2007 los Jefes de Estado deciden adoptar el nombre de UNASUR.

 

Es indiscutible que la correlación de fuerzas ha cambiado. El hecho de que Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Paraguay hayan decidido apartarse “temporalmente” alegando dificultades internas, no es sino la evidencia de que la previa mayoría progresista de gobiernos en UNASUR cedía el paso al proceso de desintegración que la restauración conservadora traía consigo.  Así como CELAC, ALBA o la CAN, la UNASUR aparecía como un obstáculo inconveniente a la restauración conservadora que demandaba el neoliberalismo y, en particular, el dominio norteamericano en esta parte del planeta.

 

La arremetida contra proyectos de integración en Latinoamérica responde a elementos de convicción que, según la Secretaría de Estado USA, estarían empoderando a gobiernos de izquierda o progresistas en clara contraposición a sus designios geopolíticos. Si bien este sentimiento de unidad ha sido mucho más fuertemente en ese tipo de gobiernos, no debemos olvidar que también lo hicieron gobiernos de extrema derecha como lo fueron los de Alberto Fujimori o Hugo Banzer cuando Henrique Cardozo, de Brasil, en el año 2000, convocó por primera a los presidentes de SA para buscar, precisamente, la “unidad latinoamericana” para tener un mejor acceso a mercados internacionales, así como un proceso de desarrollo de la infraestructura y comercio regional.   Así que, la derecha que quiere atribuir a UNASUR un origen “zurdo” es parte del discurso maniqueo, básicamente pensando en Chávez, Lula y Morales, de la restauración conservadora.

 

En ese marco de crisis, la actitud y las declaraciones de Lenin Moreno, Presidente de Ecuador, respecto a UNASUR, son reveladoras de la fuerza con que el conservadurismo está avanzando.  Según este presidente, súbitamente convertido en pieza funcional de la estrategia USA, ese mecanismo de integración “no está cumpliendo ninguna tarea… y se ha constituido en un nuevo elefante blanco”, por tanto, se harán los trámites para que el edificio donde funciona UNASUR, sea devuelto a Ecuador.  Ni más ni menos.  Qué lejos está el Ecuador combativo y promotor de la integración y la autodeterminación de los pueblos.

 

Las expresiones de Moreno no solo están cargadas de una clara intención de desmantelar la UNASUR, sino que, para ese efecto, deliberadamente ignora el marco normativo que legitima el funcionamiento de este mecanismo de integración en Ecuador.  El Tratado Constitutivo (Art. 5) establecen las causales por las que el Edificio donde funciona la UNASUR vuelva a poder de la Cancillería Ecuatoriana: la primera, es que los países miembros decidan cambiar de sede; la segunda, si Ecuador denuncia el Tratado Constitutivo y abandona el organismo; y tercero, los países miembros deciden dar por concluido el Tratado Constitutivo.  Ninguna de las tres cosas ocurrió, por lo menos hasta ahora.

 

En esa línea de razonamiento, si bien es cierto que 6 países decidieron boicotear el funcionamiento del mecanismo anunciando que no participarán “en las diferentes instancias de UNASUR”, en ningún momento han expresado intención de denunciar el Tratado con el fin de retirarse del organismo. En resumen, hay un evidente propósito de inmovilizar políticamente la UNASUR que, de alguna manera ya lo lograron, ahora buscan desmantelar su sede institucional y dejar que la inactividad liquide el mecanismo.

 

Ahora que el Perú tiene un Presidente dispuesto a hacer la diferencia, ¿mantendrá esa decisión absurda de su predecesor de no asistir a las reuniones es de UNASUR?

 

Lima, 12 de agosto de 2016.

 

REFERENCIAS:

 

TORO, Agustín y otros. El grupo de Shanghái: su entorno geopolítico. Pueden verlo en https://revistaei.uchile.cl/index.php/REI/article/download/14743/19180/

 

https://elpais.com/internacional/2018/07/29/actualidad/1532869032_734586.html

CLACSO, ALAI. Integración en tiempos de incertidumbre. Julio 2018. En revista América Latina en Movimiento, Nº 534.

 

https://elpais.com/economia/2018/07/24/actualidad/1532460311_268046.html

 

http://www.unasursg.org/es/historia

Pedro Brieger, Mabel Severich Larrea y Javier Tolcachier en https://www.nodal.am/

 

Notas

 

[1] Cuando corregía el título de este artículo me asaltó la duda de que, en momentos de feroz restauración conservadora neoliberal, “nuestra LA” sea aun realmente nuestra.  La geopolítica del dominio mundial relativiza pertenencias e identidades.  La globalización uniformiza y homogeniza todo lo que encuentra a su paso.

 

[2] Brexit es una abreviatura de dos palabras en inglés, Britain (Gran Bretaña) y exit (salida), que significa la salida del Reino Unido de la UE. La alternativa Bremain (Britain y Remain: permanecer) fue derrotado en las urnas.

 

[3] El PIB en dólares con paridad de poder adquisitivo (PPA), elimina las distorsiones que crean los diferentes niveles de precios en cada país, especialmente para tener en cuenta el valor de bienes y servicios que no participan en el comercio internacional. Este indicador elimina la ilusión monetaria ligada a la variación de los tipos de cambio.  La PPA es un indicador económico para comparar de una manera realista el nivel de vida entre distintos países.

 

[4] El acrónimo BRIC surge el 2001, fue acuñado por Goldman Sachs para hacer referencia a aquellas economías emergentes, que marcarían el devenir económico y político del siglo XXI. Se refería a Brasil, Rusia, India y China que por primera se reunieron en 2006 ante las evidencias de que el mundo giraba hacia un orden multipolar y de creciente interdependencia económica. A finales de 2010 se incluye a Sudáfrica. Representan el 43% de la población mundial.

 

[5] El BAII es una entidad de financiamiento de patrones similares a los que maneja el BM y el FMI.  Puede financiar grandes obras de infraestructura en los países de Latinoamérica y el Caribe, hecho que permitiría liberar recursos para programas de inversión social.

 

[6] Interesados lo pueden ver en https://espaciociencia.com/acelerador-de-particulas/

 

[7] Interesados lo pueden ver en https://www.navisconsultores.com/iniciativa-del-cinturon-ruta-la-seda/

 

[8] Organización de Cooperación de Shanghái. Organismo de seguridad multilateral del Asia. El gran objetivo del Grupo es establecer un nuevo equilibrio mundial de poderes y frenar la hegemonía norteamericana. Para algunos observadores, este bloque estaría configurando una suerte de OTAN liderada por China.

 

[9] BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Se les considera países emergentes en la jerga internacional. Uno de sus principales objetivos es ser parte de la transformación del mundo en clara disputa con Occidente.

 

Fuente:

https://www.navisconsultores.com/nuestra%C2%B9-latinoamerica-la-geopolitica-del-dominio-mundial/

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/194855
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