Maduro, las amenazas y los incentivos

08/08/2018
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El ciudadano Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, en el marco de la clausura del IV Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), dijo - en tono tan dramático como amenazante - que, ¡por la buenas o por las malas!, él, apertrechado con el recientemente anunciado “Plan de Recuperación y Prosperidad Económica”, abordará, combatirá y superará de manera definitiva la devastadora situación económica, que inédita y trágicamente azota a nuestro país. Conociendo y padeciendo los antecedentes, las previas experiencias de los múltiples tropiezos y sorprendentes excusas esgrimidas por el Gobierno para darle respuesta eficaz a las urgentes demandas económicas de la sociedad, signo identificador de la gestión madurista, no podemos en principio sino sentir una confusa mezcla de desconfianza, angustia e insatisfacción.

Puesto a un lado ese sentimiento inicial - con gran esfuerzo, debemos confesarlo - tratemos en la medida de lo posible de evaluar sucinta e imparcialmente los dos escenarios planteados: el de por las buenas, y el de por la malas. Veamos.

 

Comencemos por el de “por las buenas”. “Ha llegado la hora. Lo vamos a hacer y lo vamos a hacer bien”, exclamó un exultante Maduro tras anunciar las 6 medidas del Plan de Recuperación y Prosperidad Económica, que se implementaran a partir del 20 de agosto. 1) La nueva reconversión monetaria: que consiste en la puesta en circulación del nuevo cono monetario, y que tiene como característica la eliminación sorpresiva de 5 ceros al actual bolívar fuerte, para denominarse de ahora en adelante bolívar soberano. 2) Anclar, es decir fijar, el valor del nuevo bolívar al Petro, la criptomoneda creada por el mismo Gobierno. 3) Reforma de la Ley de Ilícitos Cambiarios: sin conocer detalles del proyecto de ley deducimos que es para facilitar y permitir el acceso a las divisas y a las inversiones en moneda extranjera. 4) Entrega al Banco Central de Venezuela (BCV) del Bloque Ayacucho N° 2 de la faja petrolífera del Orinoco, consistente en 29.298 millones de barriles de petróleo aún bajo tierra pero certificado: esto es con la finalidad de fortalecer la capacidad de pago del BVC. 5) Exoneración a las importaciones de materia prima y bienes de capital: se procede a la eliminación de impuestos y desgravámenes a la importación de todos los bienes, capitales, materia prima, insumos, agroinsumos y repuestos. Y, por último, 6) Censo del parque automotor: toda la información resultante de dicho censo se cruzará con la base de datos del carnet de la patria para las nuevas medidas de subsidios.

 

Si los resultados de la correcta aplicación del denominado Plan de Recuperación y Prosperidad Económica se dan, como prevé el Gobierno, de manera exitosa, acabando con la escases, recuperando el poder adquisitivo y derrotando la imparable hiperinflación, entonces seguramente lograremos, por fin, encaminarnos raudos y triunfantes hacia ese esquivo objetivo de prosperidad hasta ahora extraviado. Logrando, en plena vigencia y consolidación del socialismo del siglo XXI, materializar la prometida “Venezuela Potencia”. Y, lo más deseable y significativo: ese gran logro revolucionario lo alcanzaremos “por las buenas”.

 

Asomémonos ahora al otro escenario: el de “por las malas”. Casi de manera unánime los más destacados economistas, tanto a nivel nacional como internacional, coinciden en aconsejar atacar primordialmente la raíz, la base, la causa del desastre económico, aplicando la racionalidad económica. Por su desconocimiento olímpico desembocamos en la manifestación dramática de la desbordada y letal hiperinflación. No tenemos la menor posibilidad de salir airosos de este inconmensurable desastre sin previamente controlar la hiperinflación. Lo demás son solamente intentos ingenuos de curar un cáncer metastásico con un analgésico. Así de simple y contundente es su diagnóstico. Recordemos, es la opinión autorizada de los expertos en la materia. ¿Será que están todos conspirando o equivocados como lo vocifera incansablemente el Gobierno? ¿Son los economistas acaso los “cabeza de playa” de la omnipresente y cacareada “guerra económica”? Permítanme disentir del argumento gubernamental.

 

Ellos, 95 académicos y economistas, miembros de la Academia Nacional de las Ciencias Económicas y Sociales, prestigiosos profesores de las mejores universidades del país y del mundo, venezolanos todos, en “CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE MADURO, ante la grave situación que aqueja hoy al pueblo venezolano”, lo dicen esclarecidamente: “Todo gobernante debe saber que, en economía, los resultados dependen de los incentivos. Lamentablemente, en Venezuela el camino tomado ha sido el de desconocer principios fundamentales del quehacer económico, acentuando el intervencionismo del Estado en la economía, expropiando empresas que luego languidecen y cierran, e incrementando controles de todo tipo sobre la vida pública y la iniciativa privada”.

 

Nos preguntamos ¿Genera la punitiva advertencia presidencial incentivos y confianza? ¿Seremos pesimistas al aventurarnos a predecir que el escenario al que tendría que recurrir finalmente el presidente de la república para superar con sus curiosos métodos la ingente crisis económica es al del desconocido “por las malas”? Porque con este “Plan de Recuperación y Prosperidad Económica” analizado, evaluado y definido por la mayoría del Pensamiento Económico Nacional como inconveniente, incompleto y disparatado, a todas luces parece imposible. Nos hace sospechar – obligándonos a perder a estas alturas ya la pretendida imparcialidad asumida al iniciar estas líneas - que “por las buenas” no será.

 

jorge-a-2005@hotmail.com

 

 

 

 

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