Nicaragua: Una mirada nueva

10/07/2018
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AYER, Nicaragua Sandinista venció a su primer y gran enemigo. Hubo unidad entre los nicas. Y fue soberana y libre.

 

HOY, en combate de unos contra otros, menosprecia al enemigo. Y puede dejar de ser soberana y libre.

 

En la vida de cada pueblo, hay momentos que se los considera cruciales para el desarrollo de su historia. Uno de ellos en Nicaragua, es la Revolución sandinista.

 

Porque fue obra del pueblo entero, unido, valiente, insumiso hasta el fin, contra una dictadura que duró 45 años apoyada y bendecida por la Iglesia católica; que desalojó a las clases dominantes del poder; que supo integrar fuerzas diversas: marxismo, sandinismo, cristianismo; que fue la primera que se hizo con la Iglesia y no contra ella; y que fue la primera, como ha escrito Gunter Grass, que “aplicó políticamente el perdón del Evangelio “.

 

Son dignas de recordar estas palabras del obispo Pedro Casaldáliga: “Nicaragua fue una frontera histórica, ensayó una revolución original, autóctona, latinoamericana, sandinista en este caso concreto. Una revolución anti imperial y popular, al servicio del pueblo, en las transformaciones radicales que una revolución popular exige: tierra para los campesinos, cultura, alfabetización para todos, salud, alimento, arrumbamiento de privilegios de la burguesía y la oligarquía”.

 

Por su parte, J.B.Metz, autor de la Teología política, escribe : “Nosotros sólo tenemos experiencia de una iglesia que ha legitimado y apoyado los poderes estatales … Con Nicaragua el tiempo en el cual la iglesia legitima a los poderosos habría pasado y habría llegado la época de la liberación y de la función subversiva de la iglesia” ( Metz, J.B., Servicio del Centro Ecuménico Valdivieso, entrevista en sobre la “La Iglesia en el proceso revolucionario de Nicaragua” (Managua, 1981).

 

Esta revolución de un país tan pequeño como Nicaragua, estuvo por años en la cima de las noticias y mereció el asombro y aplauso más universal.

 

En el año 1983, pude invitar para el tercer Congreso de Teología en Madrid, “Los cristianos y la Paz” al comandante Tomás Borge, con el tema “Sandinismo y Cristianismo”. Habló por más de una hora. Pudimos oírle: “Soy revolucionario de un país que está orgulloso de tener un geografía desproporcionadamente pequeña al tamaño de su poesía, de su generosidad, de su revolución”.

 

Habría que recordar la vocería que se armó en buena parte de la prensa española cuando se supo esta noticia. Esa prensa venía acusando día tras día a la revolución sandinista de totalitaria y atea, siendo así, -¡oh paradoja!- que en el Gobierno sandinista, presidido por Daniel Ortega, figuraban como Ministros cuatro sacerdotes.

 

No me propongo describir ahora el proceso que siguió Nicaragua desde que Augusto Cesar Sandino (1927) iniciará su lucha antiimperialista, proseguida luego por el FSLN (1961) con Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y Tomás Borge y su posterior desarrollo con las dificultades, logros, contradicciones y cambios que ha experimentado hasta nuestros días.

 

Pero, es de palmaria necesidad saber que la revolución sandinista ha sido referente de justicia y liberación para otros pueblos y si por algo se caracterizó fue por su lucha antiimperialista yanqui. Y quien eso no sepa u olvide, no podrá descifrar lo que está pasando hoy en Nicaragua. (Y en otros países latinoamericanos. Estudios importantes contabilizan y analizan desde 1948 al 2017 unas cien intervenciones de Estados Unidos en países latinoamericanos para asegurar su dominación: invasiones, derrocamientos de Gobiernos, hostigamiento y supresión de sublevaciones populares, terrorismo desestabilizador, asesinato de líderes….Y todo ello acompañado del papel de la OEA, servil siempre a sus dictados). La revolución sandinista entró triunfante en Nicaragua en julio de 1979. Y, al poco tiempo, organizó sus primeras elecciones, resultando elegido como presidente Daniel Ortega.

 

Pero, pese a su sacrosanta y celebrada victoria, la política yanqui siguió actuando con odio enfurecido reclutando, entrenando y financiando la Contra: “Quienes luchan contra el sandinismo son defensores de la humanidad y paladines de la libertad” (Reagan).

 

Y siguió también obstinada la oposición de la Iglesia con el Papa Juan Pablo II y el cardenal Obando.

 

En el 90, los sandinistas perdieron las elecciones y, democráticamente en el 2007, por dos legislaturas hasta hoy, fue reelegido presidente (en la última con un 72 % de votos) Daniel Ortega.

 

Fueron pasando los años y con ellos se fue consolidando económica y políticamente la alianza (ALBA, CELAC,…) de países latinoamericanos, alianza que desenmascaraba, frenaba y reducía la invasión y dominación gringa.

 

El sandinista Daniel Ortega , con sus logros, sus pactos neoliberales y sus errores, siguió acentuando su independencia de USA en política internacional y aseguraba nuevas relaciones de colaboración con Rusia, China (Acuerdo para construir un canal interoceánico), Irán, Libia, Cuba, Venezuela, el ejército nica dejó (tras su ultimo envió a la guerra de Irak) de participar en guerras imperiales y el presidente Daniel siguió avanzando en esta línea mediante la presidencia brillante en la Asamblea de la ONU a través de su ministro Miguel d’Escoto,…

 

Todo esto es de sabor reciente, de consecuencias relevantes para la ciudadanía nica y no se puede eludir sin sopesar su influencia en el momento actual de Nicaragua.

 

La explosión imprevista de protestas y manifestaciones contra el Gobierno del presidente Daniel Ortega, no se puede entender por el simple decreto de la reforma del INSS, -que en breve retiró- ni siquiera por la represión ejercida.

 

Es voz común que esa represión fue el chispazo, sutil y emotivamente azuzado, para que se concentrara contra el Gobierno Danielista, siempre in crescendo, la indignación, el dolor, la rabia y pasara desapercibida la mano que movía el fuego: la paranoia imperialista de Estados Unidos, ratificada desde antiguo en su propio parlamento: “Manifiesto la necesidad en que estamos de tomar América Central , pero si tenemos necesidad de ello, lo mejor que podemos hacer es obrar como amos , ir a esa tierra como señores” (Senador estadounidense Brown).

 

El pueblo nica es profundamente solidario y fraterno y lo expresó en unidad inquebrantable en el FSLN, amándose y dando la vida por la Soberanía de su patria, sin la que no valía pena vivir.

 

¿Y por qué en esta movida tan unilateralmente orquestada no se menciona lo que costó conseguir esa soberanía, como si dicho don hubiera llovido del cielo? Más de 50.000 muertos gritan la enorme locura del enemigo, que nunca se dio por vencido ni desapareció. Cuesta entender que no lo juzguen así a quienes tocó sentirlo encima con su terror y acaso sí lo soslayen cuantos lo ignoran bobamente.

 

Quien no se sepa u olvide esta engreída dominación imperialista yanqui, no podrá descifrar lo que está pasando hoy en Nicaragua. Su realpolitik ha mostrado con hechos lo que es.

 

Y a tres meses de las revueltas de abril, no pocos autores en artículos rigurosamente documentados, han puesto al descubierto lo que no era ninguna temeridad suponer: que asociaciones, grupos y delegaciones de jóvenes, cuyos nombres se han mantenido ocultos, estaban asesorados, coordinados y financiados por la NED: Fundación Nacional para la Democracia (Organización filial de la CIA) y la USAID: Agencia internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos, (instrumento clave para la injerencia política, desestabilización y terror en los pueblos).

 

Esas Fundaciones y otras entidades nunca fueron ciertamente, ni lo serán nunca, aliados o amigos del Sandinismo. ¿Con qué conocimiento y coherencia se puede afirmar que el Sandinismo está ahora con la oposición, después de habérselo arrebatado al Gobierno del presidente actual?

 

¿Qué hacer ya, ahora, para avanzar y dar solución al conflicto?

 

Pautas:

 

1. Nicaragua ha demostrado quien ha sido su enemigo y sigue siéndolo, si pretende seguir una política que respete los principios y valores de la revolución sandinista.

 

2. Si los nicas han sido capaces de vencer a su mayor enemigo y tratarlo con una magnanimidad inusitada en la historia, ¿no van a ser capaces de entenderse entre ellos pacíficamente, con el diálogo, el consenso y el pacto, con una política nueva autónoma, para lograr un progresivo nivel de mayor igualdad, justicia, solidaridad y paz?

 

En el caso concreto del Presidente Daniel Ortega, habida cuenta de su trayectoria sandinista ejercida con logros y fracasos, aciertos y errores, acosado más que apoyado, dentro de lo que es un Estado democrático de derecho, ¿se puede desde una explosión imprevista, sin una negociación previa de diálogo y consenso, de análisis sereno y veraz, juzgar su gestión como dictatorial e imponerle la retirada y expulsión?

 

3. Este método, para el que la ciudadanía nica demuestra estar preparada, ¿a qué propuestas de cambios y reformas y desde que instituciones u organizaciones políticas concretas, nacionales e internacionales, se vería obligada ética y cristianamente hablando?

 

Benjamín Forcano

Sacerdote y teólogo

https://www.alainet.org/es/articulo/194023
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