Elecciones en América Latina: ¿Nuevo rumbo?

05/03/2018
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Foto: sipse.com
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Este año habrá elecciones en varios países de la región que no sólo cambiaran o no las orientaciones políticas de los gobiernos, sino que incidirán en las propias directrices que podría tomar la región en política regional y especialmente en relación con Estados Unidos.

 

Ya hubo elecciones en Honduras -altamente atravesadas por prácticas poco transparentes, por decir lo menos-, que fueron una muestra, no sólo de las deficiencias de la democracia en la región, sino del sesgo político regional con que se valoran por parte de los distintos países y de la OEA -organismo con poca credibilidad en su actuar-. Tendremos elecciones en Costa Rica -ya se está pendiente de la segunda vuelta el 1 de abril-, en Colombia, en Paraguay, Venezuela. Brasil y México, los dos gigantes de la región celebrarán igualmente sus procesos electorales y en Cuba se producirá el inédito cambio de Raúl Castro de la presidencia de la nación y la transición que seguirá, por el momento incierta. En Venezuela habrá elecciones presidenciales en mayo y se presenta Nicolás Maduro para su reelección; la oposición, bastante fragmentada, no está claro si logrará presentar un candidato de unidad con posibilidades de éxito, en un contexto altamente polarizado.

 

Voy a centrarme en las elecciones del 1 de julio en México y de octubre 7 en Brasil, porque son los dos países con mayor capacidad de incidir sobre la región. Las elecciones mexicanas serán fundamentales; por el momento el candidato de centro-izquierda Andrés Manuel López Obrador, histórico líder, primero del PRI y luego del PRD y ahora encabezando el movimiento político MORENA -Movimiento de Regeneración Nacional-, lidera todos los sondeos electorales frente a un desprestigiado PRI, el partido del actual Presidente Peña Nieto, gobierno que ha sido un desencanto para los mexicanos y que tiene como candidato al exministro de Hacienda José Antonio Meade y el PAN con Ricardo Anaya, anterior presidente de este partido de la derecha mexicana. López Obrador, hay que recordar, perdió la elección presidencial en 2006 ante Felipe Calderón por medio punto de diferencia y su mandato reivindicaría un modelo de desarrollo centrado en el mercado Nacional -que podría encontrar un espacio en el marco neoproteccionista del gobierno de Trump en USA- y reivindicando la autonomía frente a los Estados Unidos, en un momento de renegociación del NAFTA. Un gobierno de López Obrador promovería un acercamiento de México hacia Latinoamérica y una política de bloque regional y un mayor respeto por la autonomía nacional, tradición de la política exterior mexicana postrevolución.

 

En Brasil hay mucha incertidumbre; la gran incógnita es si Luis Ignacio Lula da Silva, el prestigioso líder del PT, podrá o no ser candidato presidencial en octubre -todos los sondeos de opinión lo señalan como el triunfador indiscutible si puede presentarse-, pero ha sido involucrado en un juicio por presunta corrupción, en el cual ha sido condenado en primera instancia, por un poder judicial brasileño que parece estar altamente politizado, en un juicio bastante controvertido. La incógnita es quien sería el candidato del PT si Lula no puede ser candidato; se rumoran los nombres de los ex ministros de Lula, Ciro Gómez y algunos mencionan a Celso Amorin, pero la pregunta es si Lula puede transferirle a su candidato los votos que lo apoyan; algunos sondeos dicen que el porcentaje de votantes de Lula dispuestos a apoyar su candidato sería cercano al cuarenta por ciento. Los partidos de la centro derecha brasileña tampoco tienen candidatos con posibilidades y que no estén afectados por los escándalos de corrupción que sacuden la política de ese país; se menciona a un veterano gobernador de São Paulo, Geraldo Ackmim, pero no tiene muchas posibilidades de repuntar; también se especula con un ex militar de extrema derecha Jair Bolsonaro, que ha tratado de capitalizar la opinión de los sectores anti-Lula, pero igual eso tiene un techo que no parece superar el 30%.

 

Un triunfo de López Obrador en México y de Lula o un candidato del PT en Brasil volverían a darle 'aire' a la oleada de gobiernos progresistas que tuvo su auge en el primer decenio de este siglo y que pareciera estar en proceso de arrinconamiento con los triunfos de gobiernos de centro-derecha en Argentina y Chile.

 

Alejo Vargas Velásquez

Profesor Universidad Nacional

 

https://www.alainet.org/es/articulo/191393
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