Panamá y R. Dominicana: Elecciones sin transformación

27/04/2004
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Los partidos políticos tradicionales de Panamá y República Dominicana encabezan las preferencias electorales, según recientes encuestas, lo que hace prever una continuidad de las políticas neoliberales y una postergación de los cambios que requieren estos países sumergidos en una crisis profunda en la que la pobreza, la corrupción y la inequidad son los rasgos más visibles.

 

En Panamá, las elecciones están previstas para el 2 de mayo, fecha en que se elegirán presidente de la República, 75 legisladores, 66 alcaldes y 616 representantes. En lo que toca a la Presidencia de la República, el candidato ampliamente favorito es Martín Torrijos (40 años) del Partido Revolucionario Democrático (PRD), que aventaja con 19 puntos a Guillermo Endara (67 años) del Partido Solidaridad, según las últimas encuestas. Con menores opciones se presentan José Miguel Alemán (50 años), del Partido Arnulfista delfín de la saliente Presidenta Mireya Moscoso y Ricardo Martinelli (53 años) del Partido Cambio Democrático.

 

La campaña electoral ha estado caracterizada por la ausencia de debate político y propuestas concretas para solucionar los problemas del país, agravados por la aplicación de políticas neoliberales que han ensanchado la brecha entre ricos y pobres, han incrementado la pobreza que alcanza a un 43%, han agudizado el desempleo que llega a un 18% y han disparado la deuda externa que supera los 8.400 millones de dólares, a cuyo servicio se dedica el 25% por ciento del presupuesto nacional.

 

Tanto Torrijos como Endara no cuestionan el modelo neoliberal sino que prometen resolver los problemas aplicando las mismas recetas dogmáticas que han fracasado en diversos países de América Latina y El Caribe.

 

Martín Torrijos es hijo del General Omar Torrijos que logró que el Canal de Panamá pase de manos estad0unidenses a manos panameñas el último día de 1999. Graduado en la Universidad de Texas, Martín fue funcionario en el gobierno de Ernesto Pérez Balladares. En 1999 ya fue candidato a la Presidencia de la República perdiendo ante la actual Presidenta Mireya Moscoso. Aunque plantea que hay que darle un “rostro humano a la economía” no parece estar dispuesto a salirse de los marcos trazados por el modelo neoliberal dominante ni a cuestionar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos del que afirma es un “socio de mucha importancia” Para combatir la crisis económica propugna aumentar la productividad y la competitividad, crear un ambiente favorable para la inversión y sanear las finanzas públicas. Definido como candidato socialdemócrata y de oposición, Torrijos aspira a capitalizar el descontento que ha generado el desgobierno de la Sra. Moscoso, habiendo logrado el apoyo del Partido Popular (socialcristianos) y del cantante y político Rubén Blades, entre otros.

 

Guillermo Endara, por su lado, aspira a ser mandatario por segunda vez. A fines de 1989, como se recordará, fue posesionado como “presidente” en secreto por las tropas estadounidenses que invadieron Panamá para deshacerse del dictador Antonio Noriega, un antiguo servidor de Estados Unidos caído en desgracia. Ha sido acusado de actos de corrupción y el 28 de febrero de 2000 fue condenado por un juez a una pena de 18 meses de prisión e inhabilitación para el ejercicio de funciones públicas —que quedó en suspenso- por calumnias preferidas contra el director de la Caja del Seguro Social. ¿Qué puede esperar Panamá de un candidato con semejante historial?

 

República Dominicana

 

En este país caribeño, cerca de 4 millones de ciudadanos/as concurrirán a votar el 16 de mayo para escoger al nuevo Presidente que gobernará hasta el 16 de agosto de 2008. Según los sondeos electorales tres de los siete candidatos son los más opcionados, ellos son, en su orden,: Leonel Fernández Reyna, del Partido de la Liberación Dominicana; Hipólito Mejía, actual presidente de la República perteneciente al Partido Revolucionario Dominicano y Eduardo Estrella, del Partido Reformista Social Cristiano. La coalición de izquierda Unidad del Pueblo, con su candidato Ramón Almanzar, parece tener pocas posibilidades.

 

Como casi en todas las campañas, ésta se caracteriza por la profusión de promesas electorales y por el derroche de recursos económicos en un país con enormes necesidades insatisfechas. Esto ha llevado incluso a que el arzobispo Ramón de la Rosa y Carpio critique los gastos excesivos en que incurren los partidos políticos y pida a los electores que no vendan sus cédulas de identidad y electoral.

 

Leonel Fernández, que ya ejerció la Presidencia de la República en el período 1996— 2000, cuenta con que los dominicanos se vuelvan amnésicos y confíen otra vez en sus ofertas incumplidas. Su régimen, masivamente repudiado en las votaciones de 1998 y 2000, se caracterizó por el enriquecimiento ilícito de varios funcionarios, la política favorable a las transnacionales, el descuido del campo, los asesinatos extrajudiciales y los abusos del poder. Sin embargo, ahora vuelve a proponer las mismas recetas fondomonetaristas que han llevado al país al abismo: reforma fiscal en el contexto de un acuerdo del FMI, superávit fiscal, disminución de impuestos para el sector privado, estabilidad de los indicadores macroeconómicos.

 

El presidente Hipólito Mejía aspira a ser reelecto pero varios factores conspiran contra su propósito, comenzado por el desgaste que le ha ocasionado los escándalos de corrupción, la represión a los movimientos sociales que en la huelga de enero de 2004 dejó un saldo de 8 muertos y la entrega de 2.200 millones de dólares de los fondos públicos para auxiliar al quebrado Banco Baninter, medida que ocasionó la devaluación acelerada del peso dominicano y el incremento del costo de la canasta familiar. Su política internacional de alineamiento absoluto al FMI y a Washington que le llevó a enviar tropas a Irak — y que hoy, por la presión social pero también por cálculos electorales, ha ordenado que regresen-; la protección a gobernantes corruptos como Carlos Andrés Pérez de Venezuela y Gustavo Noboa de Ecuador, a quienes acogió en su país, tampoco abonan a su favor.

 

El candidato Eduardo Estrella representa al anacrónico partido, el Partido Reformista Social Cristiano, fundado por Joaquín Balaguer, el caudillo que gobernó al país por 22 años. Sus propuestas formuladas ante el Consejo Nacional de la Empresa Privada no difieren de las de Leonel Fernández: reducción del gasto corriente, promoción de la inversión y de la pequeña y mediana empresa.

 

Concluyendo, se puede decir que Panamá y República Dominicana, con las diferencias del caso, constituyen claros ejemplos de democracias de fachada en la que los ciudadanos / as votan de tiempo en tiempo pero no tienen el poder de cambiar las cosas pues los candidatos, que el poder del dinero y las técnicas de la publicidad colocan como favoritos, no ofrecen ninguna esperanza de mejores días.

 

Publicado en América Latina en Movimiento # 383 (ALAI), p. 7, 28-04-2004, Quito

 

https://www.alainet.org/es/articulo/190961
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