Con la iglesia hemos topado, Sancho (*)

23/10/2017
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Foto: OtraMirada
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Una historia que ha quedado perdida entre la urgencia de la coyuntura y la penumbra de lo inmediato, es lo sucedido en el ministerio de Educación, tras la caída de Jaime Saavedra y el posterior ascenso y también caída de Marilú Martens al frente de este despacho. 

 

La historia de lo que pasó, cómo intervinieron los diversos representantes del colectivo “Con Mis Hijos No Te Metas” y cómo esa campaña contra la inexistente “ideología de género” fue el motor para activar la salida de ambos ministros, acompañados de errores políticos garrafales que detonaron durante la huelga magisterial, llega en esta nota, con recuentos y testimonios obtenidos de personas que conocen por dentro lo ocurrido en el Ministerio de Educación, pero que aún prefieren la reserva del anonimato. 

 

Esta es una mirada con la “cabeza fría” de lo que pasó en este sector durante el último año. 

 

El inicio de Martens

 

Cuando Marilú Martens asumió la cartera de Educación, tuvo una serie de reuniones con quienes fueron directores y asesores del sector. En estos encuentros, se tenía claramente establecido que el “calendario de conflictos” incluía “sólo” el anuncio de marchas y campañas mediáticas de colectivos evangélicos contra el Nuevo Currículo de Educación Básica. La campaña era contra la supuesta “ideología de género” en el Currículo que según los fundamentalistas religiosos, promovía la “homosexualización en los niños y niñas”.


Una de nuestras fuentes nos comenta “Claro, en esas circunstancias uno siempre piensa usar tácticas elementales: conocer a fondo a los grupos y a los líderes que promueven la campaña, el objeto de su crítica, las razones reales y aparentes que usan para la movilización y, a partir de ello, buscar mejorar la comunicación, convocar al diálogo, ganarse aliados en la opinión pública, aislar a los grupos recalcitrantes”.

 

Pero el asunto era más complicado de lo que se pensaba. Lo vimos en los medios, el despliegue de los sectores conservadores y religiosos era más fuerte. Se cuestionaban dos ejes fundamentales de la política pública: la educación y la salud pública. Tanto las iglesias evangélicas como el Arzobispado y las colectividades católicas habían convocado en el mismo mes a multitudinarias movilizaciones contra el Currículo de Educación Básica, y la segunda contra la supuesta promoción del aborto que se encontraba en los planes del MINSA. La primera anunciaba que movilizaría a un millón de peruanos en todo el país el 4 de marzo; y la segunda que movilizaría a 500 mil limeños el 25 de marzo (1). La naturaleza política de ambas campañas estaba pues definida: evangelistas y católicos unidos en una cruzada contra los infieles.

 

El pecado original


Indudablemente cuando las colectividades religiosas enfrentan y demonizan con vehemencia y pasión, lo que consideran va contra sus principios religiosos, la pregunta que debemos hacernos es por qué una política de Estado orientada hacia la mejora de la calidad de la educación o para atender la salud pública de mujeres expuestas al peligro de embarazos de alto riesgo, genera tal reacción. 

 

O, para decirlo en otros términos ¿cuál fue el pecado cometido al aprobar estas políticas públicas? 

 

Siempre en la voz de nuestros testigos: “Al parecer, el problema en cuestión era algunos contenidos del “perfil” que el nuevo peruano debería tener. Lo que les alteraba era las referencias a que “(el estudiante)…Asume un estilo de vida activo, saludable y placentero…”  (¡Uy! dice placentero, que causa placer, y el placer entre una de las acepciones está referido al sexo…). Y dice también: “(el estudiante) Vive su sexualidad estableciendo vínculos afectivos saludables”. Esto, ciertamente ya alteraba los nervios a algunos líderes espirituales, pero el ataque se concentró en el Enfoque 4 “Igualdad de Género” (2), concepto que por lo demás ya estaba contemplado en el Plan Nacional de Igualdad de Género 2012 – 2017, y que estaba considerado como una Política Pública por el Estado (3). “

 

Ahí estaba el “pecado”. Nunca se pensó en el MINEDU que un mensaje tan progresista, tan democrático e inclusivo, como el de la igualdad de género, respeto a la tolerancia y a las diferencias, pudiera desatar las iras de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) y de las demás iglesias cristianas. 

 

Es solo una frase…


No cabe duda que ambos grupos: la jerarquía de la Iglesia Católica, y las Iglesias Evangélicas fundamentalistas tenían un objetivo común: presionar al Ejecutivo y al propio Presidente de la República para que se derogue el Decreto Supremo que aprobó el currículo. 


Pero el colectivo “Con mis hijos no te metas” fue más allá: buscó presionar al Congreso a través de sus propios congresistas evangélicos de las diferentes bancadas para que deroguen toda referencia a la ideología de género en las leyes aprobadas, trasladando así el debate en las calles y medios de comunicación al propio Congreso de la República, donde estaban seguros de ganar. 

 

¿Qué hacer en este escenario? ¿Qué estrategia aplicar? ¿Cómo afrontar esta tremenda ofensiva?

 

Las preguntas eran muchas, pero cuando al interior del Minedu, trataron de identificar aliados o amigos para respaldar su posición, “grande fue nuestra sorpresa ante la debilidad y carencia de iniciativa entre nuestros propias filas. Para empezar, en la bancada oficialista hubo declaraciones de congresistas evangélicos que no solo no apoyaron sino que hubo uno de ellos que pidió la vacancia de PPK por apoyar la supuesta ideología de género en el Currículo”. 

 

Martens trató de no responder agravios, pero si mantuvo con firmeza la defensa del Currículo, pero, para mantener esta posición se requería definir bien la estrategia a desarrollar. 

 

“Lo primero era convencernos de que el Currículo constituía un gran avance en el proceso de formación del nuevo peruano. Había que reforzar las ideas centrales de este Proyecto Educativo Nacional, proyecto que durante más de cuatro años había sido sometido a consulta a padres, especialistas de la comunidad educativa y recogía experiencias en la elaboración de los estándares de aprendizaje.

 

Buscamos centrar nuestro mensaje en precisar que no se hacía referencia alguna a la denominada “ideología de género” sino a la “igualdad de género”.

 

Lo segundo era buscar aliados dentro de la comunidad católica como en la evangélica. Se trataba de salir del debate estrictamente religioso fundamentalista para tratar en serio el contenido del currículo. Tarea difícil porque por un lado en la jerarquía de la Iglesia Católica un pronunciamiento de la Conferencia Episcopal es acatado por toda la comunidad católica. No hay lugar a la disidencia, o si la hay no se publica ni se manifiesta. Por otro lado, en la comunidad evangélica tratamos de conversar con líderes de iglesias evangélicas, sobre todo las que integran el Concilio Nacional Evangélico Peruano (CONEP). Tuvimos varias reuniones informales con pastores y líderes. La preocupación que ellos mostraban era que esta ofensiva del colectivo “Con mis hijos no te metas” contaba con respaldo popular, y que las iglesias animistas que promovían la movilización y la campaña, en verdad habían ganado la mayoría de la población evangélica.” 

 

En la próxima entrega: La acción de los directores de colegios, las UGEL, el control de las escuelas y la moraleja de esta historia. 

 

23. 10. 2017

 

Notas

 

(*) “Con la iglesia hemos topado, Sancho”, es una expresión atribuida al Quijote de La Mancha. En realidad lo que el Quijote dijo fue: “Con la Iglesia hemos dado, Sancho” (capítulo IX de la segunda parte del Quijote). Es usada para mostrar la impotencia o resignación a poder hacer algo debido a que existe un poder superior que nos impide hacerlo. El origen de esta expresión se remonta al siglo XVI cuando el poder de la Iglesia era omnímodo y producía terror el verse envuelto en un litigio con ella. Forma parte de los dichos populares españoles (Consultas hechas a https://expresionesyrefranes.com/2007/09/04/con-la-iglesia-hemos-topado/ y http://lasmilhistorias.blogspot.pe/2010/02/con-la-iglesia-hemos-topado-a...).

 

(1) La marcha por la Vida se convoca el 25 de marzo para celebrar el “Día del Niño por Nacer”, 

 

(2) “4. ENFOQUE IGUALDAD DE GÉNERO. Todas las personas, independientemente de su identidad de género, tienen el mismo potencial para aprender y desarrollarse plenamente. La Igualdad de Género se refiere a la igual valoración de los diferentes comportamientos, aspiraciones y necesidades de mujeres y varones. En una situación de igualdad real, los derechos, deberes y oportunidades de las personas no dependen de su identidad de género, y por lo tanto, todos tienen las mismas condiciones y posibilidades para ejercer sus derechos, así́ como para ampliar sus capacidades y oportunidades de desarrollo personal, contribuyendo al desarrollo social y beneficiándose de sus resultados.

Si bien aquello que consideramos “femenino” o “masculino” se basa en una diferencia biológica- sexual, estas son nociones que vamos construyendo día a día, en nuestras interacciones. Si bien las relaciones de género históricamente han perjudicado en mayor medida a las mujeres, también existen dimensiones donde perjudican a los varones. En general, como país, si tenemos desigualdades de género, no podemos hablar de un desarrollo sostenible y democrático pleno.” (MINEDU. CURRÍCULO NACIONAL DE EDUCACIÓN BÁSICA. Página 16) 


(3) Ver Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. “Transversalización de Igualdad de Género de las Políticas Públicas” En: Plan Nacional de Igualdad de Género 2012 – 2017, página 20

http://www.otramirada.pe/con-la-iglesia-hemos-topado-sancho

 

https://www.alainet.org/es/articulo/188791
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