Chismes, peleas y traiciones entre opositores

Lo que quedó de las guarimbas

06/09/2017
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A falta de sucesos que pudieran contribuir a la propaganda pro-intervención en Venezuela, los periodistas opositores se dedican a promover chivos expiatorios y rencillas entre ellos desde sus respectivos medios y redes sociales. Es lo que sobra y expresa muy bien lo que es en el fondo el periodismo venezolano.

 

La "quema" de Wuilly Arteaga

 

Es cierto que en Venezuela la agenda mediática agarra vuelo un día y al otro cambia sin mucho revuelo. No es exagerado: ya nadie habla de Wuilly Arteaga, el violinista que participaba en las protestas violentas de la oposición. O sí, pero sólo con el fin de develar los trapos sucios de un muchacho que se volvió una marca y una imagen de la revolución de color en Venezuela.

 

Glorificado por los medios antichavistas durante los cuatro meses de guarimbas y escalamiento armado de las manifestaciones violentas, ahora la revista digital Clímax, parte de El Estímulo, publicó una nota titulada "Las notas oscuras de Wuilly Arteaga", en el que se derriba a un ícono que viajó a Estados Unidos, fue entrevistado por Jamie Bayly, se reunió y tocó para los grupos venezolanos antivenezolanos de Miami, logrando un alcance mediático a nivel internacional.

 

La semblanza escrita por Luz Elena Carrascosa está llena de linchamientos selectivos hacia la figura del violinista venido a menos. Lo acusa de arribista, melodramático y homosexual. La periodista opositora cita una conversación frustrada que tuvo una anónima conocida con el violinista, y como éste le colgó abruptamente con la excusa de que iba "saliendo para Washington", Carrascosa afirma: "La grandilocuencia del joven (Arteaga), a lo mejor, ya comenzaba a ser apadrinada por este recién seguidor y encantador de serpientes (su mánager) y forjó el lecho en el que Barbie imaginara una centelleante fantasía Bollywood, tupida de boatos y mil y una noches a punto de llegar".

 

Aunque una colega de Carrascosa en el mismo medio opositor tilda de amarillista el reportaje cizañero, la figura de Arteaga queda signada como una persona capaz de cometer suicidio en cualquier momento y con el despreciativo calificativo de "sociópata", apoyado en otra fuente anónima identificada con una psicóloga del Sistema de Orquestas en el que participó el muchacho durante un tiempo.

 

Obviamente, la periodista de Clímax no es la única que ha linchado mediáticamente y desde la 2.0 a Arteaga, también en su cuenta de Instagram le reprochan su carácter chousero en cuanto al teatro montado por un violín "destrozado" cuando tenía reparo seguro. Lea los comentarios de la siguiente publicación como ejemplo:

 

 

 

Ni violines rotos, ni agresiones contra mi persona podrán impedir que el pueblo venezolano alcance la libertad. Si esta prisión es el precio que tengo que pagar por ver a mi país libre, estoy dispuesto incluso a dar mi vida. Lo cierto es que, atacar a una persona que solamente se expresa a través de su música, acusándolo de violento, es una COBARDÍA. Al fin todas las dictaduras son cobardes. Se escudan en el terror para someter al pueblo, pero eso está a punto de terminar. Sigamos adelante. ¡La Victoria es NUESTRA! Wuilly

Una publicación compartida de Wuilly Moises Arteaga (@wuillyarteaga) el 12 de Ago de 2017 a la(s) 9:21 PDT

 

Además, Carrascosa lo señala de mentiroso a partir de los testimonios de su madre, fanática religiosa, y hasta infiere que el muchacho es un "agarrao" por no donar los violines que le han donado en el marco de las guarimbas 2017, ya que tiene un excedente de cantidades imprecisas del instrumento mientras otras personas podrían necesitarlo.

 

Como producto para la exportación mediática, Arteaga cumplió el mismo papel que hiciera el pianista de la plaza Maidán en Ucrania en 2014, que domina durante un momento de clímax importante el paisaje narrativo del documental producido por Netflix, Winter On Fire. Así, el violinista también tuvo su momento estelar pero ahora, luego del fracaso guarimbero y armado que llamaba a una intervención extranjera sobre Venezuela, paga las consecuencias de aquellos quienes buscan un chivo expiatorio por todos lados.

 

Si bien las contradicciones del violinista son públicas y notorias, el artículo de Clímax confirma que la práctica pirómana y linchadora de la oposición venezolana sigue, incluso con el signo mediático de por medio.

 

Peleas de clóset a la luz pública

 

Sabido es que los medios opositores publican notas sensacionalistas que pudieran aumentar los conteos de lectoría y al mismo tiempo imponer las narrativas que, en el caso venezolano, buscan socavar mediáticamente al chavismo. 

 

Sin embargo, de vez en cuando salen a la luz pública detalles que inmiscuyen a los mismos periodistas que se encargan de robustecer cotidianamente esas narrativas criminalizantes. Los que se encargan de la fuente sucesos en la oposición protagonizan ahora una escaramuza que pone sobre la mesa la profunda crisis que se expresa en el periodismo venezolano, básicamente tomado por el escándalo, los gritos y llantos y la excedencia comunicacional que apunte con un dedo culpabilizador a todo lo que no esté aunado a la línea editorial del medio.

 

Es el caso de fotoperiodista Román Camacho, que usualmente escribe para El Estímulo, quien ha sido señalado por el medio El Cooperante de "sapo" frente al Sebin por "delatar a varios periodistas, así lo reveló una fuente que labora en el edificio del Ministerio Público de la avenida Urdaneta de Caracas".

 

Como es usual en estos medios, no revela mayores fuentes al afirmar que en "los archivos de la fiscalía 81 del Área Metropolitana de Caracas reposan dos actas en las que Camacho acusó ante el Sebín (sic) a los periodistas Darvinson Rojas y Yosselyn Torres, en la sede de la policía política de El Helicoide, el 23 de junio de 2016".

 

El fondo de esta "acusación" es el video que muestra a Juan Oliveros García declarando sobre su objetivo de irrumpir armado en la sede del Banco Central de Venezuela en Caracas y que fue abatido por las fuerzas de seguridad de la institución financiera, en junio de 2016. Tal video fue publicado por Camacho en sus redes sociales, y fue cuestionado por el Sebin sobre su procedencia, a lo que el periodista de sucesos dio los nombres de los otros colegas mencionados.

 

Ante esto, Yosselyn Torres publicó un trío de tuits que dicen más de lo que cualquiera pudiera.

 

Darvinson Rojas por su lado lo que hizo fue retuitear lo escrito por Torres, sin embargo Oliver Blanco, periodista, militante de Acción Democrática y editor de El Cooperante, en "solidaridad" con sus colegas decidió intervenir con el siguiente tuit:

 

Daniel Colina, otro periodista de sucesos abiertamente opositor, tuiteó varias veces a Blanco en defensa de Camacho. Un ejemplo:

 

Para luego dar clases magistrales de periodismo vía redes sociales, refiriéndose a la nota de El Cooperante:

 

Otros colegas del mismo tinte político apoyaron a Camacho como Braulio Jatar junior y César Guardiola desprestigiando a El Cooperante. Incluso el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa de Venezuela se refirió al asunto:

 

A todo esto Román Camacho le dedicó un par de tuits propios:

 

Seguiré trabajando e informando mientras otros se enferman usando los bots o comprando "influencers" en twitter

 

La "altura" de las respuestas del presunto "patriota cooperante" deja en evidencia los trapitos sucios que ahora conoce el consumidor de noticias opositor, al que le queda surtirse de chismes, traiciones y peleas de clóset entre los mismos que venden propaganda de guerra y la disfrazan de información oportuna y veraz.

 

Septiembre 5 de 2017

http://misionverdad.com/LA-GUERRA-EN-VENEZUELA/lo-que-quedo-de-las-guarimbas-opositores-vs-opositores

 

https://www.alainet.org/es/articulo/187887
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