¿Crisis de refugiados haitianos en Canadá?

25/08/2017
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Ministra federal Marie-Claude Bibeau a los medios: Los refugiados son bien acogidos, pero no son aceptados automáticamente.
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La llegada masiva desde Estados Unidos (EUA) de unos 8.000 potenciales refugiados de junio a agosto, 85% de ellos haitianos, creó imágenes de crisis que amoblaron las postrimerías de un verano moroso. La prensa internacional también cubrió ampliamente los hechos (Guardian, Le Monde, New York Times). Se habilitaron dormitorios de fortuna para acogerles del estadio Olímpico, hasta en CHSLD, pasando por carpas en la frontera misma. La distribución masiva de los cheques de ayuda de último recurso a los refugiados en el Palais des Congrès arriesga con aumentar la sensación de crisis. Pero se está lejos de una crisis, aunque la situación revela las contradicciones de la política de inmigración canadiense y los desafíos de vivir demasiado cerca de los EUA de Donald Trump. Vistazo a una coyuntura compleja.
 

¿Crisis, cuál crisis?

 

Es evidente, como afirma el representante del Alto Comisionado de las naciones Unidas que no hay tal crisis de refugiados. Canadá puede perfectamente hacer frente a la situación. No es la primera vez que ese país abierto a la inmigración debe enfrentar esta situación. Tampoco será la última.

 

¿Las declaraciones del Primer ministro Justin Trudeau fueron más acogedoras que las reglas canadienses de inmigración?

 

Abundaron sin embargo las versiones simplistas. Los conservadores, acusaron al tweet de Trudeau frente a los decretos de Trump contra ciudadanos de países islámicos en febrero. Sería el efecto de sus declaraciones de bienvenida a Canadá, según Denise Bombardier. Hay efectivamente antecedentes de que la desinformación fomentada por los medios sociales, hizo creer a algunos que el estatus de refugiado era un trámite automático en Canadá. Tardíamente el gobierno federal lanzó una campaña de información a través de sus 13 consulados en EUA, para explicar el sistema de inmigración canadiense. Los líderes políticos absorbieron el tema en sus narrativas respectivas respecto de la inmigración. (Couillard, Légault, Lisée, Nadeau-Dubois y Denis Coderre)

 

Los hacedores de opinión tradicionales (Joseph Facal, Richard Martineau, Lise Ravary, etc.) critican los aprovechadores o temen que, como en Europa, aumente el racismo, la xenofobia y los grupos de extrema derecha. Hasta el montrealés Paul Clifford,  exigió que los tribunales obliguen Trudeau y Couillard a parar el flujo de falsos refugiados. El tribunal rechazó la demanda. Grupos fascistas, (La Meute, Fédération des québécois de souche, Atalante Québec, entre autres) marginales aprovecharon para acceder a la notoriedad amalgamando (remigration) la llegada de refugiados con sus políticas xenófobas.

 

Como resultado, 51% de los quebequenses quisiera impedir la llegada ilegal de refugiados y, 4 de 6 creen estos refugiados aumentan la inseguridad en Quebec.

 

¿Terminar el Acuerdo del Tercer país Seguro?

 

La sensación de crisis está ligada al acuerdo del tercer país seguro, con EUA en vigor desde diciembre de 2004. Un acuerdo que pone barreras a la llegada de refugiados, permite rechazar los refugiados provenientes de EUA en un puesto fronterizo. Para acogerse a la Convención de 1951 relativa al estatus de refugiado,  deben ser detenidos por guardias fronterizos, como los dos refugiados de Ghana, que casi se congelaron en enero de este año en Manitoba.

 

El acuerdo de tercer país seguro es denunciado por los organismos que trabajan por los refugiados e inmigrantes. En julio Amnistía Internacional (AI), el Consejo canadiense de refugiados (CCR), el Consejo canadiense de Iglesias (CCE), entre otros exigieron su anulación ante los tribunales.

 

¿Los Estados Unidos de Trump son seguros para los refugiados?

 

Ya en enero, 200 profesores de derecho canadienses sostuvieron que con la llegada de Trump Estados Unidos no pueden seguir siendo considerado un país seguro.  QS y hasta el PQ llaman a suspender ese acuerdo. Las críticas del primer ministro canadiense Justin Trudeau, contra el decreto anti inmigración de Trump hacían  creer que EUA no es un país seguro para refugiados. Sin embargo, el gobierno federal no se atreve a caducar el acuerdo contraído por razones de política exterior, incluida la apertura de las complejas negociaciones del TLCAN.

 

Aunque nada asegura que la persona obtenga el estatus de refugiado, abogados de inmigración atestan que hay motivos para dar refugio a haitianos: la corrupción es endémica (Transparency International), hay detenciones ilegales, crímenes del Estado impunes y limitaciones a la libertad de expresión (Amnistía Internacional), subsiste la discriminación contra las mujeres, se excusa al feminicidio en caso de adulterio, se violan los derechos de LGBT. Cada caso de refugiado depende de su expediente.

 

¿Víctimas de Donald Trump?

 

Amir Khadir de Quebec Solidario afirma que los refugiados huyen los EUA de Donald Trump. Los problemas creados por Donald Trump no han terminado.  L’actualité, informó que amenaza con no renovar el estatus de protección temporal a más de 320 mil extranjeros de 10 países: Yemenitas y Somalís en septiembre; ciudadanos de  los dos Sudán en noviembre; Haitianos, Nicaragüenses, Hondureños, Salvadoreños en enero de 2018; del Salvador y de Siria en marzo y; de Nepal en junio.

 

No debe olvidarse sin embargo que Canadá, que había adoptado un estatus semejante para los haitianos víctimas del terremoto de 2010, ya terminó ese programa en agosto de 2016. Se trata de una de las incongruencias de la política de inmigración canadiense que debiera ser objeto de revisión.

 

El refugiado potencial detenido en la frontera debe explicar el motivo de su demanda de asilo y presentar ulteriormente su testimonio ante la Comisión de Inmigración. Debe probar que huye de la guerra, el terror o la persecución. El proceso puede durar hasta dos años. Si la Comisión estima que no necesita protección, deberá abandonar Canadá. La tasa de aceptación del asilo en Canadá, fue sólo de 43% en 2016.

 

A pesar del alarmismo, la situación es inconmensurablemente menor que la de los refugiados en Europa. Alemania acogió más de un millón. Nadie propone un plan especial para los refugiados de Trump (como debiera hacerse) revelando las incoherencias de la política de inmigración de Canadá.

 

¿Es Canadá verdaderamente acogedor?

 

Canadá es uno de los pocos países abiertos a la inmigración que quedan en el mundo. Recibió 320 mil entre el 1 de julio de 2015 y el 30 de junio de 2016. Ello incluyó 31 mil refugiados sirios. El plan para 2017 es 172 mil inmigrantes económicos (58%), 84 mil por reunificación familiar (28%) y 43 mil refugiados y por razones humanitarias (14%).

 

Aunque responde a presiones ciudadanas de solidaridad (boat-people, salvadoreños, sirios, etc.) aumenta los apadrinamientos privados para reducir los costos. También, por razones de seguridad, tiende a elegir sus refugiados entre los definidos por la ONU. Canadá respeta la convención internacional de refugiados, pero no vacila en imponer visa cuando las demandas de asilo aumentan como ocurrió con mexicanos  en un momento (a pesar del TLCAN). Una política denunciada por el CCR.

 

Canadá defiende el principio aceptado internacionalmente de elegir sus inmigrantes. Pero, extiende ese principio utilitarista económico o de política exterior a la selección de los refugiados. Un enfoque criticado por la Ligue des droits et libertés.

 

El informe Barton (octubre de 2016) pone en evidencia los objetivos de las élites canadienses. Propuso profundizar la contribución al desarrollo de Canadá aumentando el umbral de inmigración total a 450 mil anuales. Se trata de ocupar el vasto territorio, contrarrestar la declinación demográfica y transformar Canadá en una gran potencia. Se plantea la necesidad de aumentar la población canadiense a 100 millones de habitantes en 2100. Por esa misma lógica el gobierno Couillard aumentó la cuota de inmigrantes de 30 a 50 mil anual en 2016. La ministro Kathleen Weil propone aumentarla a 60 mil. Para paliar la reducción de la población activa por causas demográficas.

 

¿Revisar la política de inmigración?

 

Las pretensiones de política exterior canadiense en Haití, significan una responsabilidad mayor. Luego de intervenir por más de un decenio en Haití, (para algunos fue una ocupación militar) la situación sigue siendo catastrófica. Canadá debe asumir su responsabilidad, como Europa tuvo que hacerlo. Ante la fracasada intervención de la comunidad internacional en la perla de las Antillas, según Ricardo Seitenfus.

 

Cañada aparece preparado para enfrentar la llamada crisis de los refugiados haitianos que huyen de Donald Trump. La enseñanza que se debe retener, sin embargo, es que debe abrirse un debate ciudadano sobre los desafíos de la política de inmigración canadiense en el siglo XXI. Combatir el racismo con la información. Acelerar el estudio de los expedientes de solicitud de inmigración. Respetar los derechos de los trabajadores temporales inmigrantes. Expandir las ciudades santuario prometida por Coderre. Regularizar el estatus de todos los inmigrantes sin papeles (Solidarité sans frontiéres).Por no mencionar que algunos.

 

http://marcelosolervicens.org/2017/08/crisis-refugiados-haitianos-canada/#more-1076

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/187640
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