No nos doblegarán… somos antimperialistas

31/07/2017
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Mantener nuestra soberanía durante estos dieciocho años del proceso bolivariano no ha sido fácil. En América Latina y el Caribe, después de Cuba, hemos batido el record de sostenibilidad independentista y antiimperialista, aun con todas nuestras fallas.

 

Nos hemos negado a ser el patio trasero de Estados Unidos o pieza de ajedrez del sector ultraderechista de la Unión Europea.

 

Nos atrevimos, bajo el liderazgo del presidente Chávez, a cambiar la geometría del poder en nuestra América, incluyendo al pueblo de los Estados Unidos, mostrándoles nuestra solidaridad a más de dos millones de personas empobrecidas en ese país con nuestra política de darle calor en tiempos de invierno a través de la compañía mixta CITGO.

 

La soberanía tiene un costo político muy alto; así lo demostró el Haití en el siglo XVIII, cuando se atrevió a ser la primera República de la diáspora africana al lograr su independencia frente al imperialismo francés y estadounidense, y después lo bloquearon. Lo mismo haría Bolívar, siguiendo el ejemplo haitiano y también sufrimos bloqueo de Europa y Estados Unidos. Luego también nos bloquearon en 1902 con el gobierno del presidente Cipriano Castro, y ya sabemos la historia de Cuba, con más de medio siglo de bloqueo y ahí está, con su frente en alto, a 90 millas del imperio.

 

La historia de cualquier país de nuestra América que se haya atrevido a luchar por su autonomía de verdad, sin bases militares en sus territorios, sin obedecer a los mandatos del gran garrote ni los caprichos del Pentágono o de la cúpula fascista disfrazado de demócratas en Europa, han corrido el riesgo y lo seguimos corriendo de ser blanco perfecto de bloqueos, manipulación mediática, aislamiento de los organismo internacionales, guerras asimétricas, operaciones encubiertas de la CIA, la inteligencia israelí, hasta crear un clima para una intervención militar, como pudiera suceder en Venezuela por parte de países con gobiernos miserables como el de Santos en Colombia, México, Perú, Argentina, entre otros, que se han ido pronunciando contra el gobierno legítima constitucional del actual presidente Nicolás Maduro, que hasta el día 27 de julio, llamó a la oposición a sentarse para dialogar; pero ésta esta con su odio histórico y burgués y al sentirse apoyada por la ultraderecha internacional, se negó al diálogo, pese a los rezos del Papa Francisco.  Como dirían en mi Barlovento… se les metió el diablo en la cabeza.

 

Si aceptan la Constituyente se joderán

 

Entramos definitivamente en el delirio circular de falta de respeto de un grupo de países de nuestra región, obedeciendo ciegamente el guion de algunos congresistas ultraderechistas de Estados Unidos, para expresar que si el presidente Maduro no paralizaba la Constituyente, nos joderíamos, para decirlo popularmente. Fíjense, no tenemos arsenal nuclear, como en el caso de Irán, no tenemos un conflicto, como existe entre Estados Unidos y Corea del Norte, no tenemos la conflictividad internacional, como lo sigue tenido México con más de quince mil asesinados en los últimos cinco meses, o los asesinatos selectivos de más de cien lideres colombianos después de la firma del tratado de paz. No basta que hayan dejado en ridículo a Luis Almagro, esta semana, cuando pidió de nuevo la intervención de la OEA en nuestros asuntos y a penas logro 13 votos de los treinta y cuatro que buscaba.  No bastó con que el Caricom no se dejara chantajear por Estados Unidos en su última asamblea para votar contra Venezuela.  No bastó con que Mercosur, pese al esfuerzo del indecente presidente Macri y el golpista Temer, tratan de censurar a Venezuela en Mercosur. En el terreno de los organismos internacionales, esas opciones han sido rechazadas contra nuestro país. Ahora no les queda más que dictar sanciones de parte de Estados Unidos y por otro lado llamar al desenlace violento de parte del sector radical y racista de la oposición. Pero el pueblo venezolano no doblegará su soberanía ni su decisión de ser antiimperialista e independiente

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/187197
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