Del delito del odio a la “chavismofobia”

03/07/2017
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Cada día que pasa la violencia se ha ido trasformando en una espiral sin retorno como aspiraba la oposición desde que el presidente Maduro ganó las elecciones contra su opositor Capriles Radonski. El primer ensayo conocido como LA SALIDA, el cual fracasó, dejó sentado un precedente de amargura para los familiares de las víctimas, y un sabor a victoria para los protagonistas de esa propuesta. En esa oportunidad al líder golpista Leopoldo López y Antonio Ledezma, entre otros, se les dio un castigo ejemplar recluyéndolos en la cárcel de Ramo Verde (López) y Antonio Ledezma, casa por cárcel como les sucedió al exidrigente de Acción Democrática José Ángel Ciliberto y Antonio Ríos, exlíderes de Acción Democrática en la cuarta República. Incluso algunos operadores de la derecha nacionales e internacional montaron un show tratando de convertir a López en un Martin Luther King o el mismo Nelson Mandela.

 

De la “salida” al delito de odio

 

El odio de una parte de la oposición se ha despertado como un sentimiento que ha tomado rumbo a lo desconocido desde que se inició el proyecto la salida sin salida. El odio, todos sabemos, es definitivamente un sentimiento, pero cuando adquiere característica de violencia se trasforma en lo que consideran algunos organismos internacionales de esa misma Europa que ataca a Venezuela: en un delito.

 

La Organización para la Seguridad y Coordinación en Europa (OSCE), según un documento, desde 1990 ha estado insistiendo en el fenómeno del delito de Odio como resultado de la violencia entre sectores sociales enfrentados. El Delito de Odio no solo afecta a la víctima sino a la familia, al grupo social, así como a las entidades sociales del Estado que favorece a los sectores más humildes y a toda la sociedad democrática. Ese delito de odio en poco tiempo toma dimensiones incalculables como ocurrió en Yugoeslavia, por poner un ejemplo, lo que convirtió en odio la diferencia entre croatas y serbios concretándose en una guerra civil con pérdidas de vidas humanas hasta ahora incalculables.

 

El Delito de Odio también está vinculado a la intolerancia, concepto que debatimos en la tercera Conferencia Contra el Racismo, la Intolerancia, la Xenofobia y formas conexas en la ciudad de Durban en el año 2001. La intolerancia está sustentada en el prejuicio y la negación del otro y está ligada a temas raciales, sociales, migratorios que conllevan al hostigamiento a la dignidad de la persona o los grupos sociales. Un punto de arranque de delito de odio fue el caso del joven afro y acusado de chavista, Orlando Figuera, quemado vivo en la plaza Altamira, el pasado 20 de mayo.

 

La Chavismofobia como enfermedad de la oposición

 

Durante los diez y ocho años del proceso bolivariano, el delito de odio, el cual no tiene penalización en nuestro país, ha ido aumentando. Un sector de la sociedad calificó, desde el principio, a los chavista como “pata en el suelo”, negros, pobreza, mal educados, entre otras agresiones verbales que no han cesado desde que se inició este proceso de lucha contra el neoliberalismo en América Latina y el Caribe. La quema de personas por ser afro y chavista o simplemente por ser chavista es un reflejo del delito de odio, pero como dice esta definición no solo se trata del ataque a un individuo sino también contra las instituciones que han beneficiado a estas comunidades como hospitales, escuelas, transporte públicos, instituciones de servicios públicos, si se sistematiza en números es un delito de odio a la sociedad venezolana y los amplios sectores que creen en la democracia.

 

La Chavismofobia está aumentando aceleradamente cuando atacan a un funcionario público por considerarlo o tener una lengua chavista. La Chavismofobia hoy es una realidad que está afectando a amplios sectores del proceso bolivariano. La reacción en masa contra la Chavismofobia hoy se pudiera transformar en una ola de masiva violencia contra los generadores de este odio, que ya el mismo pueblo de a pie los tiene identificado a los líderes que, por diferentes medios, llaman a plantones que luego, como ya se ha mostrado que en todos los casos, culminan en violencia, provocación de asesinatos, como dijera Ramos Allup “y los muertos que vendrán”, afectando a toda la población. La ciberfobia ha tomado cuerpo en las redes sociales y eso es castigado internacionalmente…todo lo que incite al odio por redes sociales, según la UNESCO debe ser cuestionado fuertemente y hay que generar leyes para castigar a sus creadores desde caricaturas, hasta montajes como en los últimos tres años lo han venido realizando el sector odioso de la oposición radical, que expresa oraciones como estas: “hay que matar a los chavistas”, “hay que buscarlos en las catacumbas cuando esto caiga”. Estos mensajes, en caso tal de que ese sector tomara el poder y tuviese bajo su control los aparatos de seguridad producirían un holocausto chavista.

 

CHU CHE RIAS…

 

El helicóptero…el helicóptero…...gritaban los carajitos del pueblo de Osma que provocó el atentado terrorista contra el TSJ, precisamente aterrizó en una parcela llamada el Tercer Cielo, de un alto funcionario de la Gobernación de Vargas. También está al frente de la Posada que despojó de sus tierras al pueblo de Osma, la Ecoposada 7 Mares, donde altos personajes de la oposición pasan su tiempito de descanso así como algunos altos personajes del gobierno. Más allá de condenar este acto, ojalá los ojos de atención del presidente Maduro, también se pongan para que el pueblo de Osma recupere sus tierras definitivamente.

https://www.alainet.org/es/articulo/186550
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