Un país de tragedia en tragedia

31/05/2017
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Con este gobierno improvisado, informal, inmoral y dictatorial parece que la parca no abandonará jamás a Honduras. Los muertos se ven por doquier, no por unidad, sino por media o docena completa. Son verdaderas masacres, mientras el gobierno de Juan Orlando Hernández, JOH, trata de maquillar las cifras con el apoyo de aliados extranjeros, de la UNAH y de serviles organizaciones de la mal llamada sociedad civil, medios de comunicación e iglesias.

 

Honduras sigue ocupando un lugar “privilegiado” para estos dráculas modernos que lo dirigen y que se encuentra entre los primeros del mundo donde se mata indiscriminadamente y aun así el gobierno de Honduras tiene el descaro de señalar por muertes de los terroristas de la “oposición” al gobierno de la agredida Venezuela.

 

Pero lo más inverosímil y que demuestra la desprotección a que está sometida la ciudadanía es la masacre que ocurrió el día de ayer domingo en el Estadio Nacional de Tegucigalpa donde murieron cinco personas y una veintena salieron heridas o golpeadas antes del inicio de un espectáculo futbolero.

 

Los muertos, los heridos y los golpeados se dieron por una avalancha o estampida humana que se generó buscando un sitio para ver el partido, a lo que se agregó la imprudencia de los organismos policiales-militares que reprimieron a los hinchas y cerraron los portones.

 

Con lo sucedido quedan de manifiesto varios aspectos que compartimos con nuestros lectores: En primer lugar, que la seguridad ciudadana en Honduras sólo existe para los de la élite burguesa empresarial-política-militar y religiosa. Se gastan anualmente más de 15,000 millones de Lempiras en militares y policías que no sirven para nada.

 

En segundo lugar, que a la Federación Nacional de Fútbol de Honduras, FENAFUTH, a los medios de comunicación corporativa, como TVC y a los patrocinadores de los equipos, entre ellos bancos, empresas de celulares, las cerveceras, fábricas de ropas deportivas, etc., sólo les interesa el dinero, sus ganancias y poco les importa la vida humana. Tuvieron el cinismo de continuar con el partido de la final de campeonato encima de los cadáveres y el llanto de estas familias agraviadas por la tragedia. No respetaron ni el minuto de silencio en honor a los masacrados.

 

Wilmer Cruz, técnico del equipo Honduras Progreso, uno de los dos contendores, en un gesto que agiganta su personalidad manifestó: “El partido se debió suspender y si tocaba darle la copa a Motagua se le daba, pero fue algo que se tuvo que hacer, no podemos jugar con la dignidad de las personas, la gente merece respeto, la verdad que duele”.

 

Se especula, y no sería raro en esta Honduras dirigida por corruptos y ladrones, se vendieron más de los boletos a que tiene capacidad el coliseo deportivo; esa es costumbre en este paisillo a la deriva.

 

En un país de Leyes inmediatamente hubiera sido suspendido el espectáculo e ipso facto hubieran sido puestos bajo autoridad competente -soñando con un Ministerio Público decente— los directivos de la FENAFUTH, del Equipo Motagua, los ministros de Seguridad y Defensa y todos los implicados en esta matanza.

 

Y aún con todo el desprecio que tiene por la vida este dictador, pisoteando la Constitución de la República y despreciando a la clase asalariada pretende reelegirse para un segundo mandato este tirano. ¡Qué tragedia!

 

29 de mayo 2017.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/185825
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