El ‘culto a la personalidad’, otro triunfo de Fidel

06/01/2017
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A estas alturas, después de más de un mes de la partida del Profeta de la Aurora, el mundo sigue conmovido, reconociendo el enorme significado de su legado; el ejemplo de su ética martiana, su sabiduría, sus conocimientos, su amor por la justicia, su lucha por la igualdad, su entrega ilimitada por el internacionalismo solidario y muchas otras virtudes que él poseía. Como dice una niña cubana en un video: “Fidel tiene de todo para repartir”.

 

¿Acaso ha existido otro personaje en la historia contemporánea que haya logrado un impacto tan grande en la humanidad como lo ha hecho Fidel? Incluso con su misma partida, sigue derrotando a sus detractores.

 

¿Dónde están hoy todos aquellos analistas, periodistas y escritores que se han pasado varias décadas difamando de que la Revolución y Fidel promovían el ‘culto a la personalidad’? El Gigante otra vez los derrotó. Esa gente indigna, que vive una frustración infinita, hoy es parte del basurero de la historia.

 

¿Qué dicen ahora los grandes medios masivos de manipulación mental como la CNN, que siempre repitieron ese estribillo? Gente incapaz de entender la grandeza de este hombre, pero aun así, con todo y su estrechez mental y espiritual, siempre quisieron un reportaje, una foto o una entrevista con el Comandante; nunca supieron ocultar su afán de estar cerca del ‘dios’ que tanto difamaron. Hoy, ellos también callan vergonzosamente, porque Fidel les destrozó todas las infamias.

 

Los cierto es que el Comandante dedicó toda su vida a la lucha por un mundo más justo y más humano, y nunca le dio la más mínima importancia a lo que dijeran de él todos esos canallas.

 

Roberto Fernández Retamar presidente de la Casa de las Américas dijo hace algunos años: “Fidel es un hombre que tiene una gran fuerza, pero al mismo tiempo una gran delicadeza, y eso contribuye además de su inteligencia, a que sea un verdadero encantador de serpientes. Es difícil que alguien se acerque a Fidel y no sea imantado, subyugado por su personalidad.” Esas dimensiones no pueden ser entendidas jamás por los escuálidos de espíritu.

 

En Cuba nunca existió el ‘culto a la personalidad’. Los barbudos desde que estuvieron en la Sierra Maestra previeron esas posibles desviaciones, por eso una de las primera leyes que aprobaron cuando triunfó la Revolución fue la de prohibir los retratos oficiales, la creación de bustos y estatuas y ponerles nombre de personas vivas a escuelas, instituciones e instalaciones; sólo se les podía poner el nombre de personas muertas.

 

Pero Raúl en su mensaje en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, el 03 de diciembre, una noche antes de que las cenizas de Fidel fueran depositadas en el Cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, sorprendió a propios y extraños diciendo: “Fiel a la ética martiana de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, el líder de la Revolución rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida, insistiendo en que, una vez fallecido, su nombre y su figura nunca fueran utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos, ni erigidos en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras formas similares de tributo.”

 

Estas palabras retumbaron no solo en los cubanos, sino también en las personas de todo el mundo que escuchaban el discurso por las cadenas de televisión.

 

¿Existirá otro ejemplo en el mundo de un hombre tan humilde y sencillo como Fidel? Repito, Fidel no hace estas cosas por darle alguna atención a sus detractores, no. Fidel hace eso sencillamente porque es un hombre de otras dimensiones; hacen falta las palabras para explicar estos hechos.

 

Alicia Alonso expresó en una ocasión: “Él no es local. Él es parte de la historia. No sólo de nuestra historia, sino de la historia de la humanidad. Pienso que es tan grande que se convierte en una partecita, en una cosa sencilla. Si sintiera lo grande que es, lo mataría el peso.”

 

Otra vez Fidel vuelve a derrotar a sus detractores, a esos derrotados de siempre. Tremendas lecciones continuará dándoles el Profeta de la Aurora.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/182686
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