Un hombre que descendió al alma de su pueblo

22/12/2016
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Creo que más que dedicarle un rosario de frases para inmortalizarlo en los cielos, lo que debemos hacer en el caso de Fidel Castro es enfocarnos en sus logros reales y palpables, y también en aquellos de orden teórico e ideológico que éste logró para la conciencia de América. Lo primero que habría que notar, creo yo, es su renuncia a sus privilegios sociales, los de su familia de clase media alta, para abogar por los derechos de los más débiles (ese paso también lo dio Simón Bolívar, recordemos). Luego lo que habría que destacar en él es su vocación para la lectura, para el estudio y la investigación; voluntad que le permitió formarse literaria, filosófica e ideológicamente para el futuro. En Cuba se daban entonces, en los años cincuenta del siglo XX, todas las características de un país gobernado por ricachones terratenientes sumisos a los poderes de Estados Unidos y Europa, señores con tal nivel de corrupción que convirtieron a esta isla en una especie de prostíbulo para vacacionar, lugar de orgías penosas. Castro y su grupo de hombres se forman y organizan y logran con mucho esfuerzo mantenerse en rebelión en las montañas de la Sierra Morena, en una guerra de guerrillas, para enviarle desde ahí al pueblo trabajador y campesino un mensaje de esperanza y justicia, y al cabo de una larga y cruenta lucha, logran, de manera casi asombrosa, tomar el poder.

 

Pero lo mejor vino después. Fidel y sus hombres no se durmieron en los laureles de la victoria. Con muchas dificultades formaron un gobierno socialista frente a las narices de Estados Unidos. Las adhesiones de esperanza de otros pueblos no se hicieron esperar, pueblos que también se hallaban bajo el peso de la bota imperial. Esto generó una nueva teoría y sobre todo una nueva actitud para la praxis revolucionaria de América, un nuevo discurso ideológico y filosófico emparentado con el pensamiento de Bolívar, de Martí, de Mariátegui y de otros marxistas de América Latina, que descubrió nuevas vetas de valoración social y económica para sus sociedades durante el siglo XX. Gracias a la Revolución, Cuba se convirtió en una referencia mundial en medicina, deportes, cine, cultura y turismo, debido a una organización impresionante de sus instituciones, un respeto inmenso por sus visitantes, un pueblo de paz y de alegría que ha sabido administrar sus bienes y organizarse colectivamente para salir airoso de las permanentes dificultades económicas que le ha impuesto el bloqueo de los Estados Unidos.

 

Además de esto, Fidel Castro es un estratega y un visionario. Es capaz de ver más allá del momento presente y de adelantarse a los pasos que determinados gobiernos van a dar en tal o cual sentido, sobre todo en lo referente a estrategia militar y geopolítica, justamente porque posee una gran lucidez y una capacidad analítica sorprendente. Y esa capacidad la complementa con su facilidad verbal, con su elocuencia ante grandes auditorios: el principal de estos auditorios es el pueblo cubano, y también el pueblo latinoamericano que aspira otro orden de cosas, un orden libre del capitalismo de estado, de las manipulaciones de los nuevos imperios bélicos e informáticos.

 

Además de ello Fidel posee --siempre hablo de él en presente, pues así lo percibo— una claridad expositiva notable, pues se trata de un escritor formidable y de un vigoroso periodista, y sobre todo de un hombre con un gran sentido del humor, de goce y de amor por la vida. Todo esto dice mucho de él, pues fue esencialmente un hombre humano, un hombre de carne y hueso que asumió sus errores y sus debilidades, pero siempre lo hizo con una gran sinceridad y fortaleza interior, justamente la que transmitió a su pueblo. Quizá por ello también la gente le perdonaba, porque él descendía al alma del pueblo para brindarle su cariño y su esperanza. Yo le admiré por ello, y sobre todo porque convirtió a Cuba en un país de dignidad, un país que se sacrificó por sus ideales, que se conformó y divirtió con lo poco que ha tenido, debido al permanente bloqueo económico impuesto por Estados Unidos. Pero esos rones, esos habanos, esos sones cubanos, esas playas, esas ciudades verdiazules, esa sensualidad y esa alegría que dimanan de su gente, nos saben cada día mejor.

 

© Copyright 2016 Gabriel Jiménez Emán

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