La vigencia del cimarrón Guillermo Ribas

14/11/2016
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“El cimarrón de origen africano Guillermo Ribas y su esposa Manucha Algarín se sublevaron contra el sistema esclavista colonial y construyeron su espacio libertario llamado Cumbe de Ocoyta…”

 

Las lecciones del Cumbe de Ocoyta, respetando la diferencia de doscientos treinta y cinco años, deben ser tomadas en cuenta, así como fuera tomada en cuenta la Comuna de París

 

Es necesario revisar a profundidad nuestra historia local, como lo dice el Plan de la Patria en algunos de sus postulados, más allá de la moda de la “descolonización”, que se ha convertido en un panfleto, pues quienes la profesan poco o casi nada han investigado sobre nuestros procesos históricos del pasado y nuestra contemporaneidad para la comprensión de nuestra ética, de cómo estamos ahorita y como salir de la crisis actual.

 

Esos descolonizadores panfletarios se regocijan citando autores europeos, eurodescendientes en las Américas o las venas abiertas de América Latina (¿cuál latina?) del prepotente y fallecido escritor sureño Eduardo Galeano, libro que ya necesita cateterismo ante nuevas corrientes de análisis históricas desde los sujetos indígenas y afrodescendientes de Abya Yala.

 

El cumbe y el Plan de la Patria

 

Poco hemos escuchado hablar de las voces de los altos gerentes y dirigentes de nuestro proceso bolivariano, en relación a la contribución de los africanos y sus descendientes y cómo estos, en condiciones horriblemente adversas como la esclavitud, lograron sobrevivir sin que les llevaran bolsas de comida o le construyeran sus casas, pues surgieron a través del cimarronaje creativo y técnico.

 

Un extraordinario ejemplo de ello fue el cimarrón de origen africano Guillermo Ribas y su esposa Manucha Algarín, quienes se sublevaron contra el sistema esclavista colonial y construyeron su espacio libertario llamado Cumbe de Ocoyta entre 1768 y 1771, cuando las fuerzas coloniales españolas, con un gran apertrechamiento militar, lograron asesinarlo a él y su mujer un 10 de noviembre de 1771. Las lecciones del Cumbe de Ocoyta, respetando la diferencia de doscientos treinta y cinco años, deben ser tomadas en cuenta, así como fuera tomada en cuenta la Comuna de París, que duró lo que dura un peo en un chinchorro, pero con la diferencia de que como fue en Francia, privó la visión eurocéntrica para crear el Ministerio de las Comunas y descartar nuestra experiencia histórica de los Cumbes como referencia del pasado y del presente.

 

En vez de crear en las comunidades afro por sus características históricas, culturales y espirituales propias los cumbes territoriales, crearon las comunas… Esa vaina es violatoria al Plan de la Patria, que expresa la recuperación histórica local y regional. El Cumbe de Ocoyta, al igual que el Cumbe de Taguaza, fueron espacios territoriales donde se logró: 1.Soberanía alimentaria (nunca esperaron las bolsas de comida que los contrabandistas holandeses, franceses e ingleses pudieran llevarles a la desembocadura del rio Tuy (Paparo) donde ejercían intercambios de cacao por armas, pues ellos se sustentaban a través de una agricultura sostenible; 2.La solidaridad y la hospitalidad en el campo de la ética, nadie podía robar ni traicionar; 3.La convivencialidad; y 4.La defensa del territorio ante cualquier ataque enemigo.

 

¿Qué queda hoy de ese Cumbe de Ocoyta?

 

Hoy, el antiguo Cumbe de Ocoyta es conocido como El Mango de Ocoyta, ubicado en el municipio Acevedo, estado Miranda. El río está en su lugar. La quebrada de pedernales donde estaba ubicado el Cumbe también guarda en su memoria las treinta y siete casas que se construyeron en 1768. Las imágenes fugases de los enfrentamientos aparecen en zig zag cuando llueve en el mes de noviembre. Según Miguel Quinto, sus ojos han visto a Guillermo como fantasma nocturno y le reza tres ‘padre nuestro’ para conservar su espíritu. También está la estatua que el alcalde Aponte, del municipio Acevedo, mandó a levantar por iniciativa del movimiento afrovenezolano. Pero hoy Ocoyta tiene problemas que no tenían ayer, río contaminado, inseguridad, hurto de las producciones agrícolas de subsistencia. El programa comunitario de Ocoyta es el siguiente: levantar muro de contención para evitar desbordamiento del rio; solución del problema de las tuberías de agua potable, pues esta sale con óxido; montar la red de cloacas; construcción de 100 viviendas; construcción de seis patios de cacao para 15 productores; formar las cartas agrarias; ruta de transporte; recuperación del vivero de Ocoyta, semiplanta procesadora de cacao; creación de un infocentro.

 

CHU CHE RÍAS:

 

***Alarma… alarma. En el Municipio Andrés Bello nos informan que es terrible lo que está sucediendo por los aumentos diarios de los alimentos que llegan desde Brasil y algunos funcionarios de Sundde al parecer se hacen la vista gorda y contribuyen descaradamente al aumento diario de los precios. Por ejemplo, el arroz llega para ser vendido a 1.750 bolívares, pero borran ese precio y le colocan 2.450, lo cual es un descaro, pues en Cúpira si lo venden a 1.750. Es lamentable que en el municipio Andrés Bello estemos en esa situación. Hago un llamado a los concejales, a la alcaldía y a los consejos comunales a que analicen urgentemente esa situación, pues me informan que la situación es una bomba de tiempo.

 

***Ya ni pescar se puede en Barlovento. No solo los piratas del mar han robado más de 200 motores de lanchas, sino que pasaron ahora a asesinar a nuestros pescadores, como sucedió con los pescadores Ovidio Barboza y Luis Gustavo Santa María. Ni pescao ni topocho ya existen en Barlovento, debido al control del hampa.

 

***El Ministerio de la Mujer sigue sin ir ni a Las Delicias ni a Cumbo por el caso de las mujeres afro asesinadas. Ya Elías Jaua ha ido dos veces, pero el Ministerio de la Mujer al parecer borró el tema de violencia hacia la mujer afrodescendiente. Hay que llamar a María León.

 

***Última hora. Al igual que en el Municipio Andrés Bello, en el Municipio Páez se está reproduciendo el mismo guion, pero en una proporción mayor debido al fenómeno llamado gandoleo, es decir, gandolas que llegan de Manaos, Brasil, cargadas de azúcar, arroz, aceite y otros rubros que llegan directamente a cuatro abastos de Río Chico y luego son vendidos a precios exorbitantes pese a que los compran a dólares gubernamentales. ¿Entonces, diputado Héctor Rodríguez? Averigüe.

https://www.alainet.org/es/articulo/181669
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