La geopolítica de la guerra y Brzezinski (y II)

26/08/2016
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*Cual imperio, EUA pretende controlar Eurasia por su riqueza

*De Harold Mackinder a Brzezinski, la idea del cerco antirruso

*Antes que avance la guerra puede aparecer la crisis financiera

 

La guerra es la continuación de la política por otros medios”: Clausewitz.

 

En realidad, hemos experimentado en los últimos meses una demostración dramática de una falta de inteligencia sin precedentes, tal vez el fracaso de la inteligencia más importante en la historia de los Estados Unidos”: Brzezinski.

 

Estados Unidos de América (EUA) se la vive de guerra en guerra: creándolas, alimentándolas o conduciéndolas, una y otra vez. Ahí donde pone sus intereses, siembre la muerte; pero desde la última década sin atinar a una estrategia diferente a la de la Guerra Fría: de confrontación con un enemigo real, el de la acera de enfrente. La guerra, el negocio de las trasnacionales de la fabricación y exportación de armamento; porque para eso se inventó la globalización, y para eso está el Pentágono.

 

Siempre con falsas banderas, EUA intenta por todos los medios someter a Rusia —primero, y a China después—, que no cede a sus caprichos imperiales como algunos países exsoviéticos, que pronto corrieron a los brazos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Tan solo Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía y Bulgaria se incorporaron en 2004. Luego vendrían Croacia y Albania en 2009. Georgia, Macedonia y Ucrania están en lista de espera, todavía.

 

La OTAN ya carece de razón de ser (ni existe ya el peligro de la “invasión soviética”, ni subsiste el Pacto de Varsovia, que dejó de existir tras la retirada de Bulgaria en 1989), pero subsiste como brazo armado de EUA y últimamente su declarada “guerra contra el mundo” —la de George Bush— a partir del ataque de falsa bandera en Nueva York, conocido como el 9/11.

 

Pretexto útil para el apoderamiento del petróleo, la amapola y el control geopolítico de la región de Asia Central, Oriente Medio y Medio Oriente; en la parte sur de Rusia. O la extensión imperialista del brazo armado de un decadente imperio, que se resiste a morir o antes de ello se lleva entre las patas a otros países y tantos pueblos más.

 

Pero seguro de la estrategia antirrusa, al viejo estilo de la Guerra Fría, el Oso no se duerme. Primero porque Rusia ha demostrado que sabe conducirse en un mundo contrario, de acoso permanente desde Occidente por múltiples vías. Es decir, si la geopolítica imperialista de EUA se opone a las políticas de defensa de intereses como los rusos, es porque el buscapleitos lo hace bajo cualquier argucia —de falsa bandera, motivos inventados— para provocar la guerra.

 

Por cierto que EUA y sus socios europeos desde la OTAN, gracias a sus temibles acciones han mostrado que requieren del enemigo real estilo Guerra Fría. Y como no lo tienen, lo fabrican artificialmente por varios frentes: campaña antirrusa desde el gran aparato ideológico de Estado —como se sabe de los medios de comunicación—, los bloqueos, los ataques terroristas que para eso han creado el Isis, la desestabilización de países con fines de encumbrar gobiernos títeres, etcétera.

 

Qué mejor que Rusia, país que busca la defensa de sus intereses propios —por cierto que el Brexit de Gran Bretaña es prueba de ello—, como lo buscan también Alemania o los propios EUA. Por ese motivo Rusia apoya a Siria (como lo hizo antes con Osetia del Sur, Abjasia y en Crimea), país opositor a los atropellos imperiales por la vía del terrorismo fabricado ex profeso para desestabilizar, apoderándose de las fuentes de energía.

 

Del competidor internacional en materia económica que es China, el dragón de Oriente, se habla poco en el ánimo de acallar la serie de artimañas generadas en su contra, atizadas todas por EUA con vecinos como Japón, Corea del Sur o Taiwán. En otras palabras, vale decir que la estrategia contra los chinos avanza por otras vías, pero con paso firme.

 

Por el momento la ofensiva es contra Rusia, o la geoestrategia dirigida por Washington de la mano de los socios de los principales miembros de la OTAN: Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Países Bajos, Noruega, España, Turquía, Polonia, Hungría y Lituania, Letonia y Estonia; por decir los menos.

 

Eso explica las amenazas desde las fronteras europeas contra los rusos; conforme a los acuerdos últimos de la reunión de la OTAN en Varsovia, que determinaron que el enemigo es Rusia; así lo dijo Obama, y así lo adoptó el organismo belicista.

 

Siguiendo esta lógica, basada en una estrategia del pasado —de la Guerra Fría—, son tres los escenarios del ajedrez mundial que Occidente estaría operando en contra de Rusia.

 

  1. Los ejercicios militares de junio pasado en Polonia, Letonia, Lituania y Estonia; y simultáneamente con Europa, donde se movilizó una fuerza de 31 mil soldados de 24 países —12 mil de ellos polacos; 10 mil de EUA y mil del Reino Unido—; además de 3 mil unidades con 105 aviones, 12 naves, tanques y vehículos blindados. El experimento dejó un destacamento de mil soldados en cada uno de los países citados.

  2. El activismo del “terrorismo internacional” que lleva a cabo el llamado “estado islámico” en Siria. De origen afgano, porque se presume ser una escisión de Al Qaeda, la amenaza terrorista ha sembrado muerte en Siria, país en la mira de Washington que pretende derrocar al presidente Bashar al Assad. La expansión del terrorismo se ha contenido por la ofensiva de la milicia rusa, que está combatiendo al terrorismo por aire, a petición de Assad. Ese conflicto, que involucra a más países, no parará porque EUA pretende arder la zona para que Rusia se desgaste y al mismo tiempo provocarle para extender la guerra. En otras palabras, que el terrorismo sembrado en Siria es un foco rojo contra Rusia. Falta que Vladimir Putin muerda el anzuelo, pero se ve difícil.

  3. Las amenazas constantes a China para generar un distractor y evitar una posible alianza militar en caso de ataque a Rusia por Occidente.

 

Los tres escenarios, si bien no de manera simultánea, estarían siendo orquestados desde diferentes frentes pero con el mismo fin: desestabilizar primero, e involucrar después para atacar por varios frentes.

 

Sólo que esta puesta en práctica antirrusa desdeñaría dos aspectos importantísimos: que China no se quedaría cruzada de brazos, así fuera distraída por una ofensiva similar de alguno de sus vecinos, o todos juntos; el principal, que Rusia sigue siendo una potencia nuclear y nadie le apostaría a una conflagración de ese tipo. Ni siquiera Corea del Norte, el dolor de cabeza de Washington, se quedaría quieta.

 

En el camino se podría cruzar, tanto la vía terrorista en contra de Rusia para desestabilizarla y desgastarla, como generarle conflictos internos —al estilo de Ucrania, que derrocó a Víktor Yanukóvich y se colocó al títere de Petró Poroshenko— intentando derrocar a Putin. Con falsas banderas, claro.

 

Pero un ambiente de Guerra Fría lo tolera todo. Y en ese ambiente se mueven tanto EUA como la OTAN. Porque el negocio de la guerra es la sangre del imperio, y alimenta la voracidad de las trasnacionales del mundo occidental que protegido por el Pentágono, que para ello existen.

 

Una declaración reciente del asesor de Obama en materia de seguridad nacional, el traído a cuento Zbigniew Brzezinski, decía que: “Guerra contra el terrorismo define la preocupación central de los Estados Unidos en el mundo de hoy, y sí refleja, en mi opinión, una versión más bien estrecha y extremista de la política exterior de la primera potencia mundial, de una gran democracia, con las tradiciones genuinamente idealista.”

 

Como el experimentar una demostración dramática de falta de inteligencia sin precedentes, es tal vez el fracaso de la inteligencia más importante de la historia de los EUA, dice. ¿Será que la “inteligencia”, ya no le sirve al gobierno porque la estrategia es hoy solo militarista y de la OTAN?

 

¿Será que se han impuesto los fines oligárquicos de la elite comandada por personajes como los Rothschild, que pretende instaurar el tan anunciado por George Bush Nuevo Orden Mundial? ¿Pero cómo es que Brzezinski habla de crisis de la “inteligencia”, quien fuera el primer operador de la Comisión Trilateral “para la Paz y la Prosperidad”, que crearon los Rockefeller en 1973 para impulsar la alianza de EUA, Europa y Japón?

 

Mientras tanto, los tres escenarios señalados se desprenden de una vieja tesis de Brzezinski, la de El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos, escrito en 1997. Los EUA, con el brazo armado que representa la OTAN, aplicarían la idea del “pivote geográfico de la historia” de Harold Mackinder, desarrollada por Brzezinski en su libro, donde plantea la importancia de Eurasia. Quien se apodere de esa región tendrá sus reservas ricas en recursos forestales, la cuarta parte de agua dulce del planeta, recursos energéticos y minerales repartidos en 17 millones 125 mil 246 kilómetros cuadrados de territorio que hoy tiene Rusia.

 

Al menos esta era la tesis del Brzezinski de los tiempos de la Guerra Fría. Planteada en el sentido que la contienda geopolítica, ideológica y militar entre los EUA y la Unión Soviética, era la lucha por la dominación del territorio geoestratégico de Eurasia.

 

Así lo escribió: “De la misma manera que la Unión Soviética, los Estados Unidos afrontaron urgencias geopolíticas. Cualquiera que controlara Eurasia, dominará el mundo. Si la Unión Soviética captura los confines de esa masa de tierra —Europa Occidental, el Lejano Oriente, y el sur de Asia—, no sólo ganaría el control de grandes recursos humanos, económicos y militares, sino que se acercaría también de manera geoestratégica al Hemisferio Occidental, a través del océano Atlántico y el océano Pacífico”.

 

En referencia a Mackinder, “uno de los más destacados” quien: “Inició la discusión a principios del siglo XX, con sus conceptos sucesivos sobre el “área pivote” euroasiática (que incluía toda Siberia y gran parte de Asia Central) y, más tarde, del heartland (zona central) europeo centro-oriental como el trampolín vital para la obtención del dominio continental. Mackinder popularizó su concepto de heartland a través de una célebre máxima:

 

“Quien gobierne Europa Central dominará el heartland;

quien gobierne el heartland dominará la isla mundial;

quien gobierne la isla mundial dominará el mundo.”

 

Y quien se apodere de Eurasia controlará el mundo. Ahí está el detalle, decía Cantinflas. Agrega Brzezinski, en referencia la geoestrategia estadounidense y para el largo plazo:

 

“En la actualidad, la principal cuestión geopolítica ya no es la de qué parte de la geografía de Eurasia es el punto de partida para el dominio continental, ni tampoco la cuestión de si el poder terrestre es más significativo que el poder marítimo. La geopolítica se ha desplazado desde la dimensión regional a la global, considerando que la preponderancia sobre todo el continente euroasiático es la base central de la primacía global.

 

“Los Estados Unidos, una potencia no euroasiática, disfrutan actualmente de la primacía internacional, y su poder se despliega directamente sobre tres de las periferias del continente euroasiático, a partir de las cuales ejerce una poderosa influencia sobre los Estados que ocupan el hinterland euroasiático. Pero en el campo de juego más importante del planeta —Eurasia— es donde podría surgir, en un momento dado, un rival potencial de los Estados Unidos. Por lo tanto, el punto de partida para la formulación de la geoestrategia estadounidense para la gestión a largo plazo de los intereses geopolíticos en Eurasia, debe centrarse en los jugadores clave y en una adecuada evaluación del terreno.” (pp. 47-48). Fin de la cita.

 

Por lo anterior es que nuestro planteamiento apunta en el sentido que, a partir del desarrollo de Brzezinski en El gran tablero mundial, podemos entender —siempre al viejo estilo de la Guerra Fría—, lo que estaría operando EUA por medio de la OTAN que despliega fuerzas y exhibe su arsenal, en Europa recién.

 

Así como el resto de la geoestrategia, en el sentido que EUA estaría operando su estrategia en tres grandes frentes, no por ello menos artificiales o de falsa bandera: a) las fronteras conformadas por aquellos países de Europa oriental colindantes al territorio ruso; b) el frente de guerra en activo, que sacude y se desarrolla en Siria entre las milicias locales y los terroristas yihadistas y otras fuerzas de países que presuntamente están contra el terror; c) un conflicto latente contra China atizado por Corea del Sur, Japón o Taiwán, como para entretener a China e impedir una alianza con Rusia en caso de ataque.

 

Los tres frentes de guerra con sus respectivos niveles de desarrollo: uno activo, el amenazante y otro latente. El primero, que se está llevando a cabo en Siria; el segundo que despliega en bases europeas fuerzas militares y escudo antimisiles, con la OTAN como brazo armado; el último, atizado continuamente entre los países que ocupan la franja del Pacífico, para debilitar al dragón chino y distraerlo con su propia guerra y no se una a Rusia.

 

Es claro que si Occidente le calcula mal, y por la vía de la confrontación directa intenta derrocar a una potencia nuclear, se estaría echando la soga al cuello. Por lo que calcular un éxito contra Rusia tendrá que pasar por medir el peligro de la extinción humana. ¿Por qué entonces nuestro autor habla recientemente de la crisis de la “inteligencia” estadounidense, como si no entendiera los asuntos de la geopolítica imperial ahora?

 

Lo cierto es que cualquier plan imperial puede volar en pedazos si se adelanta la tan anunciada crisis financiera. Ese es otro cantar, pues ahora los peces gordos de la globalización han mordido el anzuelo lanzado por ellos de las tasas negativas, que anuncian el retroceso. La crisis financiera es lo realmente existente ahora. La geoestrategia es de la Guerra Fría. Por eso Brzezinski no entiende. No son sus tiempos. Tampoco del imperio. ¡Bien por Borges!

 

25 agosto 2016.

 

Correo: sgonzalez@reportemexico.com.mx. Tw.: @sal_briceo.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/179747
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