Miranda y la batalla mediática (I)

20/07/2016
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En los últimos días de 1807 Francisco de Miranda había regresado a la capital inglesa desde la Isla de Trinidad, donde había permanecido tras el fracaso de su expedición libertadora de 1806, siempre esperando una oportunidad para reintentar organizar una nueva expedición contra el dominio colonial español en la América del Sur. Los acontecimientos que comienzan a darse en Europa a partir de ese año de 1807 le hacen pensar que esa oportunidad ha llegado.

 

A su entender, dado el aislamiento en que Napoleón había colocado a Inglaterra, a ésta no le quedaba otro camino, si no quería asfixiarse económicamente, que impedir que el emperador incorporara también a América a sus dominios; y esto sólo podría lograrlo ayudando a estas colonias a conquistar su independencia. Con estas ideas en mente regresa, pues, a Londres a fines de 1807, dispuesto a emplear todos los medios a su alcance para que esta vez la expedición fuera lo suficientemente poderosa como para que sus compatriotas no temieran sumarse al ejército colombiano de la libertad y se hiciera posible el establecimiento de una gran república de hombres y mujeres libres en la América del Sur: su Colombia.

 

A tal fin, intensifica la presión sobre el gobierno inglés para decidirlo a otorgar el apoyo tantas veces requerido e igualmente negado. Pero esta vez no se conformará con las gestiones privadas de algunos amigos o las suyas propias, sino que buscará multiplicar esa presión generando una opinión pública favorable a la inmediata intervención de Inglaterra en pro de la independencia hispanoamericana. Cuenta para ello con la fama que la propia prensa inglesa le había otorgado al cubrir durante varios meses los avatares de la expedición de 1806 y con la amistad de personajes clave en el mundo político e intelectual inglés.   

 

En el cumplimiento de este objetivo deviene estrecho colaborador del escritor William Burke, ferviente defensor de la independencia de las colonias hispanoamericanas, pero también de los intereses de Inglaterra, y quien había publicado, en 1807, un pequeño libro titulado South American Independence; or, the Emancipation of South America, the glory and interest of England, en el que trata de probar que ambos objetivos se avenían de manera casi inevitable.

 

En 1808, con la evidente colaboración de Miranda y quién sabe si estimulado por éste, Burke publica un segundo libro en el que amplía y refuerza los argumentos dados anteriormente en defensa de la causa de la independencia: Additional Reasons for our immediately emancipating Spanish America. En este escrito, Burke insiste en la necesidad de una intervención inmediata de Inglaterra en la América meridional, pero, sobre todo, se dedica a hacer una apología de Miranda y de sus proyectos liberadores. En particular, analiza en detalle la expedición de 1806 e incluye en la obra una traducción al inglés de la “Proclama a los Pueblos del Continente Américo-Colombiano”, así como de la “Carta a los Españoles Americanos” del  jesuita Juan Pablo Viscardo y Guzmán; ambos documentos utilizados por Miranda en esa oportunidad para tratar de generar el apoyo de la población de La Vela y de Coro, a la causa de la independencia.

 

Hacia esa misma época y siguiendo la misma estructura argumentativa del trabajo de Burke, pero con un alcance mayor, Miranda trabaja junto al filósofo y economista inglés James Mill, en la preparación de un nuevo artículo que Mill publicará en The Edinburgh Review, en enero de 1809, con el título de Emancipation of Spanish America. Será este ensayo, originalmente de treinta y cuatro páginas, el que, al año siguiente, dará origen a la obra South American Emancipation, que aparecerá firmada por José María Antepara, pero que al igual que el ensayo de Mill, fue preparada en conjunto con Miranda y, en este caso, bajo su supervisión directa. 

 

El ensayo de Mill parte de un análisis de los argumentos contenidos en la “Carta a los Españoles-Americanos” de Viscardo, a la que Miranda atribuyó gran significación en la batalla de las ideas que permanentemente libró. Al igual que lo hace Burke, el filósofo inglés traza a grandes rasgos la vida de Miranda, para dedicarse luego a explicitar su proyecto emancipador. De la misma manera, se dedica a aclarar en detalle la participación de Miranda en la Revolución Francesa, su lealtad a la causa republicana y su rechazo a todo cuanto signifique o conduzca a la violencia y la anarquía. De nuevo el énfasis está puesto en mostrar que la revolución que Miranda proyecta para la América del Sur es una revolución pacífica que no tiene nada que ver con los excesos jacobinos y, por tanto, no hay razones para no atreverse a un cambio de modelo político que las propias circunstancias de América están exigiendo.

 

19 de julio de 2016-07-17

A 200 años de la partida física de Francisco de Miranda

 

http://www.sietealacarga.com.ve/?p=3250

 

https://www.alainet.org/es/articulo/178944
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