En Argentina se juega el futuro de Nuestra América

19/11/2015
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“Pero no hablamos de hombres libres, hablamos de mercados libres. No hablamos de mujeres libres, seguimos colocando por delante los acuerdos comerciales, la búsqueda de mercados. Eso es necesario, pero para nada es suficiente”.

 

Hugo Chávez Frías, Quito, 2004

 

El 22 de noviembre, al pueblo argentino le toca decidir en el balotaje presidencial, entre dos proyectos de país antagónicos, uno representando por Mauricio Macri y el lobby del neoliberalismo y, por otro lado, Daniel Scioli, apoyado por el Frente por la Victoria (FPV) de tendencia peronista-kirchnerista, corriente política que ha fomentado el proceso de integración de la Patria Grande en el siglo XXI.

 

 Los resultados de estas elecciones tendrán alcance continental y pueden ser determinantes para la unión latinoamericana y la contención de la restauración conservadora.

 

Venezuela y Argentina: Bisagra para la integración

 

La bisagra [1] es un mecanismo compuesto por dos elementos articulados por un eje común, así es la alianza bilateral argentino-venezolana, pues desde los tiempos de la gesta independentistas, Venezuela y Argentina se han articulado alrededor de un objetivo en común: consolidar la unión latinoamericana para frenar los proyectos colonizadores de potencias extra continentales y de EEUU.

 

Para ilustrar el argumento anterior en una clave histórica, podemos referirnos a la articulación de las fuerzas patriotas en la Batalla de Ayacucho (1824) entre el ejército de la República de Colombia y las tropas sanmartinianas de Provincias Unidas del Río de la Plata a fin de tomar Perú que aún se encontraba en dominio de los españoles.

 

Sin embargo, en el marco de la alianza entre el gobierno de Hugo Chávez (1999-2012) y Néstor Kirchner (2003-2007) se materializa de forma más concreta esta bisagra de la que hablamos, pues fomenta un bloque geopolítico en contra del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA).

 

En el marco de la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata en 2005, el bloque-anti-ALCA, vitalizado por la acción de los pueblos de Nuestra América y los gobiernos de MERCOSUR + Venezuela [2], lograron bloquear la resolución que respondía al proyecto presentado por primera vez por George Bush padre, en 1994, en el marco de la Primera Cumbre de las Américas realizada en Miami y, cuyo objetivo principal era someter a la región a los intereses de las empresas transnacionales.

 

 Ambas experiencias, en el plano geopolítico continental, representan en sus diferentes contextos históricos, al bolivarianismo, corriente de pensamiento que proporciona un sustento doctrinario a la integración de Nuestra América, como llamó José Martí, a finales del siglo XIX, la comunidad de Estados independizados o en proceso de independización de Latinoamérica y el Caribe, unidos por lazos lingüísticos, culturales, y socio-históricos.

 

Gobiernos progresistas: Piedra de tranca para la restauración neoliberal

 

Hoy en día nos encontramos ante innumerables retos que nos exigen ser lo más precisos que podamos en el análisis de las causas del paulatino desgaste de los gobiernos progresistas que representan el orden post-neoliberal, hoy, en peligro de ser revertido.

 

El progresismo, aún no ha podido darle solución a muchos aspectos, como la dependencia económica de la actividad extractiva y a las inversiones extranjeras directas, desarrollar una industrialización que no siga las recetas clásicas, hacer efectiva la transferencia tecnológica, entre otras tareas pendientes que nos hacen vulnerables a recaer en la órbita neoliberal representada actualmente por la Alianza del Pacífico [3].

 

A pesar de este deterioro generado mayormente por la baja de los precios del petróleo, la contracción de la economía mundial y el proceso de financiarización [4], los gobiernos progresistas han mantenido el funcionamiento de los mecanismos de reducción de asimetrías pues sigue habiendo un alto gasto público, ha continuado la aplicación del control estatizado sobre los recursos naturales y la construcción del bloque nuestro americano, elementos antagónicos al proyecto neoliberal que por el contrario, representa la apertura del mercado nacional a actores foráneos, la privatización de los servicios públicos, reducción de la inversión social y una integración interamericana cuyo centro geo-político es Washington.

 

 La universalización del orden neoliberal está en marcha

 

La tríada de acuerdos negociados en estrictos términos de confidencialidad [5], buscan desregularizar el comercio de productos y servicios a nivel mundial y de esta forma someter a los Estados a los intereses de las empresas transnacionales [6].

 

No es cualquier cosa lo que nos jugamos el 22 de noviembre en el histórico balotaje de Argentina, pues la victoria de Macri significaría el comienzo del resquebrajamiento del Consenso Bolivariano [7], muestra de ello es la promesa de Macri de que si llegase al poder, aplicaría la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA) a Venezuela para proseguir con la campaña internacional de descredito en contra del Gobierno Bolivariano.

 

La victoria de la derecha en Argentina viabilizaría la aplicación de políticas neoliberales a lo largo de la región y de generaría una fisura en el interior de la nueva matriz multilateral de Sudamérica y el Caribe, articulada bajo la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos (CELAC) que representan una alternativa al monroísmo representado por la OEA y el Consenso de Washington.

 

A modo de síntesis

 

Nos hayamos frente al histórico debate Bolivarianismo vs Monroísmo, cuya conclusión determinará el rol que jugará la región latinoamericana y caribeña en el mundo.

 

Si la corriente bolivariana sale favorecida, si Daniel Scioli gana las elecciones en Argentina y le da consecución a la política de integración del gobierno kirchnerista, si el chavismo gana en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de este año en Venezuela, si Evo Morales logra reformar la constitución boliviana para poder reelegirse en 2016, entonces, permanecerá abierto el proceso históricamente coherente con la gesta independentista; con la Revolución cubana y sandinista; con la lucha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) iniciada en Chiapas-México, 1994; con el Movimiento sin Tierra en Brasil; con el Foro de Sao Paulo; Foro Social Mundial y todos los movimientos sociales que se reivindiquen antimperialistas.

 

De esta forma veremos una región que optará por una unión latinoamericana autónoma a las líneas del Departamento de Estado de EEUU y que practique la soberanía activamente haciendo respetar los principios de no injerencia y autodeterminación de los pueblos.

 

En la otra cara de la moneda, si el debate se inclina hacia el Monroísmo, la restauración del modelo neoliberal, aplicado desde los sangrientos años 70 a fuerza de plomo y torturas en el cono sur [8] y protagonista de los oscuros años 90, se instaurará como norma única y excluyente, sometiendo así la voluntad de los pueblos, a los intereses del mercado y las empresas transnacionales.

 

Notas:

 

1. Bis (dos) Agra (extremidades)

 

2. Recordemos que para ese momento los miembros del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) eran: Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay. Actualmente Venezuela es miembro pleno y Bolivia en proceso de incorporación.

 

3. Miembros: Chile, México, Perú, Colombia. En proceso de incorporación: Costa Rica, Panamá.

 

4. Beinstein J. (2011) Comunismo del siglo XXI, Editorial Trinchera p.23.

 

5. Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), firmado entre la Unión Europea y EEUU, la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) suscrito por Estados Unidos, Canadá, México, Perú, Chile, Japón, Malasia, Singapur, Vietnam, Australia y Nueva Zelanda y el Tratado Internacional de Comercio de Servicios (TiSA, por sus siglas en inglés) que conglomeraría dos terceras partes del comercio mundial de servicios a través de la alianza de 51 países.

 

6. La legislación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) contiene una disposición novedosa llamada resolución de litigios inversor-Estado (RLIE), base legal para las denuncias de las empresas transnacionales contra los gobiernos que apliquen acciones que puedan dañar los resultados financieros de las empresas transnacionales. Puede consultarlo en: Barlow, M. (2015) Lucha contra la TTIP, el CETA y la RLIE: lecciones de Canadá, The Counsil of Canadians, p.4. http://www.humanidadenred.org.ve/?p=1530

 

7. Para ahondar en esta materia consultar Serrano, A. (2015) América latina y el Consenso de Beijing http://www.celag.org/america-latina-y-el-consenso-de-beijing-por-alfredo-serrano-mancilla/

 

8. En Chile se desarrolló el primer experimento neoliberal a partir del golpe de estado en septiembre de 1973 al gobierno popular de Salvador Allende con el cual se instaura la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y 3 años después, en Argentina por la misma vía armada, se instala en el poder Jorge Rafael Videla (1976-1981) completando de esta forma el mapa de gobiernos represivos apoyados por los EEUU a través del Plan Cóndor: Juan María Bordaberry en Uruguay (1972-1976) y Alfredo Stroessner en Paraguay (1954-1989).

https://www.alainet.org/es/articulo/173720
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