Diario Tiempo, aquel diario crítico

29/10/2015
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Diario Tiempo fue en épocas pretéritas un medio de comunicación de corte liberal, bastante abierto al pensamiento crítico, al pensamiento contestatario que publicaba en sus páginas los trabajos de los intelectuales más connotados del país.

 

Se diferenciaba de los demás periódicos porque aquellos siempre fueron voceros del ultra conservadurismo más rancio que se conozca en Honduras, carácter que todavía sostienen, y más bien, ahora con mayor sectarismo ideo-político rayano en una criteriología fascista.

 

Pues bien, allí publicaron los escritores de pensamiento progresista de mayor peso ideológico.

 

Eran épocas en que dependiendo del gobierno de turno perteneciente al partido tradicional, así se perseguía o toleraba  a los columnistas y hasta los editoriales críticos que Don Manuel Gamero redactaba y mejor aún dirigía aquel medio de comunicación con un equilibrio muy prudente y a veces hasta sagaz.

 

Era un diario muy apreciado  por los lectores de noticias,  ávidos de una expresión de pensamiento diferente, una tendencia expresiva  de alto contenido analítico que ponía en el tapete de los artículos una visión progresista, a veces contestataria, y por lo general, muy crítica ante los acontecimientos políticos protagonizados por los gobiernos tradicionales conservadores.

 

Se daba por descontado que la familia Rosenthal pertenecía a una categoría clasista denominada Burguesía patriótica que existía junto a las otras burguesías también denominadas apátridas.

 

En ese tramo de contradicciones políticas ideológicas  se debatía el periódico,  mostrando en sus páginas un pensamiento realmente antepuesto a un modelo de desarrollo nacional dependiente de los organismos imperiales financieros.

 

Se percibía en este medio de comunicación una política que se solidarizaba con los problemas nacionales más agudos, en donde los trabajadores podían expresar sus protestas en contra de la expoliación, injusticia y desigualdad que practicaba, en aquella época una burguesía todavía social demócrata.

 

En sus páginas escribían abogados, médicos, ingenieros, narradores, poetas, pintores, teatristas, maestros, en fin, obreros y demás otros intelectuales que poseían una visión de vanguardia militante.

 

Albergaba el periódico suplementos culturales muy apreciados que perseguían el objetivo pedagógico de mostrar lo mejor del arte contemporáneo de Honduras.

 

Era un gran honor sostener columnas en sus páginas siempre llenas de un contenido ideológico muy apegado a la justicia y democracia de un liberalismo social, tal vez ligado a la moda europea y latinoamericana, antes que el neocolonialismo y el neoliberalismo arrinconara aquellos viejos líderes que creían en la justicia social como camino para obtener la sociedad equitativa, lo más cercanamente posible, a tal utopía.

 

Y en épocas de represión militar golpista  —porque este país ha sido centro de golpes de Estado cada diez años aproximadamente—,  el periódico era perseguido, hubo cierta vez   —según cuenta la anécdota—  que un compañero militante fuese detenido porque portaba un ejemplar del Diario Tiempo en el cual el suplemento cultural publicaba un poema de Roberto Sosa titulado “Los Pobres” (“Los pobres son muchos y por eso es imposible olvidarlos”).

 

En este periódico sostuve varias columnas, entre ellas, una muy apreciada por los lectores y que se denominaba “Crónicas Bartheanas”, cuyo nombre devenía del famoso estructuralista lingüista francés Roland Barthes. Por cierto que me atrevía a publicar textos muy especializados en lingüística textual, semiótica, marxismo, etc.

 

Pero, cuando se asestó el golpe del 28 de junio del año 2009, el país viró de repente con un vértigo inusitado, las fuerzas malignas del neoliberalismo  fascista se apoderaron de todo cuanto existía en la época del liberalismo social, fue como si un huracán arrasara con todo aquello que perfilaba hacia el peldaño siguiente, la democracia participativa.

 

De pronto caímos en la dictadura fascista que introdujo Roberto Micheletti y Porfirio Lobo Sosa, el Departamento de Estado, la Cía, el Fmi, el Banco Mundial, la derecha latinoamericana, en fin,  la caja de pandora abierta como un castigo terráqueo en contra del pueblo hondureño.

 

Y allí en esa hecatombe social, en las aguas lodosas,  fue arrasada también la familia Rosenthal, colaboradora de la actual dictadura corrupta, y con ello se han ido sus empresas, el banco insignia de los empresarios menores costeños, y con ello Diario Tiempo que ahora fenece, como otra  víctima de este caos constructivo, de la cual hablaba la Condoleezza Rice, Secretaria de Estado del imperio, que luego fuese sustituida por el soft power, o sea un golpe blando (de Estado) en la construcción del caos que construye, o sea el desmantelamiento de lo instituido por el viejo liberalismo, para imponer el nuevo orden neoliberal fascista.

 

En los postremos tiempos Diario Tiempo, debido a los negocios sostenidos entre los Rosenthales y el gobierno de JOH, este último corrupto a más no poder, mesiánico, obsesivo compulsivo, en este tramo final, Diario Tiempo había dejado aquel liberalismo social de antaño para sumarse el neoliberalismo dictatorial.

 

Desaparece este periódico casi en el anonimato, con sus aureolas de los tiempos del periodismo social liberal. Con tanta pena y con  una gloria positiva y una negativa.

 

Quienes allí escribimos en aquellos tiempos nos invade una tristeza especial. Fueron épocas de libertad a medias, pero, con algún grado de independencia política. 

https://www.alainet.org/es/articulo/173322
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