De la importancia del canto revolucionario en la Comuna

12/08/2015
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Nadie que haya vivido la intensidad revolucionaria que demanda la construcción de la Comuna pone en duda la importancia  que tiene el canto en la marcha. A decir del cantautor radical y tiernamente revolucionario Carlos Ruíz “una canta que mueva conciencias y no sólo caderas

 

En el largo camino de esta inaudita marcha se van señalando objetivos, se apunta irrenunciablemente hacia la esperanza, visualizando horizontes y amasando sueños que deben ser cantados. El cantor y la cantora, los cantores y las cantoras deben animar la marcha hacia la Comuna, deben hacerla con su canta deseable, alcanzable, apetecible y bonita.

 

El cansancio es un enemigo tremendo para una Comunidad en marcha hacia su utopía realizable. Muchas veces se hará presente la enorme desproporción existente entre los esfuerzos invertidos, siempre inmensos y los objetivos alcanzados la mayor parte de los casos menguados e intrascendentes. Cuando eso ocurre es la hora del cantor y la cantora. ¿Quién sino ellos y ellas alentarán la marcha en las horas de cansancio y desaliento? Lo profético desde luego no. Lo profético tiene unas ciertas tendencias a profundizar en las miserias aunque al hacerlo anuncie la esperanza, pero mientras las miserias son, las esperanzas son sólo anuncio y por tanto el peso de la realidad no es poca cosa y muchas veces aplasta.

 

Es el momento en que deben hacerse presentes ese hombre y esa mujer capaces de captar y cantar la utopía ya presente en la Comunidad en toda forma de amistad, en el andar y en la resistencia pero muchas veces herida por las incongruencias. El socialismo es siempre un horizonte inacabado, pero es también amor que se hace presente con toda su luz y toda fuerza. Cuando por las durezas de las tareas el socialismo se hace a veces imperceptible, son los cantores y las cantoras los encargados de señalarlo con su canto, son ellos y ellas los únicos capaces de volver a poner a la comunidad de pie para profundizarlo. Una marcha continuada, alegre y resistente al mismo tiempo, necesita del canto como la fiesta de la música que la acompaña. La canción revolucionaria debe estar presente en todos los actos comunitarios, de lo contrario se volvería todo demasiado serio y con poco espacio para celebrar la vida ¿Cuánto bien no nos hizo y sigue haciéndonos los panitas Alí Primera, Carlos Ruíz, Lilia Vera o Gino González algunos  casi fatalmente invisibilizados cada vez más?

 

Edificar desde las esencias la Comuna Socialista exige que no falten ninguno de sus sabores, aromas y colores. Todos los dones para un pueblo en marcha son imprescindibles, ya sea el Don Profético o Contralor, el Don Cantor, el Don Médico o el Don Regio.

 

Hagamos las cosas irrenunciablemente bien y tendremos derecho a esperar resultado de luz. No hacerlo será seguir sembrando vientos con la cosecha que por milenios hemos recogido para beneficio del enemigo explotador.

https://www.alainet.org/es/articulo/171677
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