¿Naufragará la economía venezolana?

29/05/2015
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El modelo primario exportador del extractivismo petrolero

 

La actual crisis económica en Venezuela tiene claros antecedentes históricos en la persistente presencia del Modelo Primario Exportador, que aun cuando luce agotado para encauzar el desarrollo, se ha mantenido por más de un siglo, y todavía no ha sido superado, pues nuestro país permanece anclado en el extractivismo petrolero, que consiste en la explotación primaria y masiva de los hidrocarburos para ser vendidos de acuerdo con los requerimientos del mercado internacional.

 

Hay que recordar que desde los años de 1950, especialmente los teóricos  de la CEPAL, con Raúl Prebisch a la cabeza, habían conceptualizado al Modelo Primario Exportador como un esquema de Crecimiento Hacia Afuera, impuesto a través de una división internacional del trabajo, según la cual nuestros países periféricos y subdesarrollados debían vender sus materias primas a los países del centro capitalista desarrollado, para luego comprarle a estos los productos terminados, elaborados con esas materias primas. Más adelante en los años de 1970, los teóricos de la dependencia, Theotonio Dos Santos, Vania Bambirra, Cardoso y Faletto, Hugo Calello, Oswaldo Sunkel, D.F Maza Zabala, Héctor Malavé Mata, Francisco Mieres, Armando Cordova, Orlando Araujo, entre otros, abordaron este modelo como una expresión del neocolonialismo, causante del subdesarrollo económico en nuestros países. Sostenían que la finalidad de instalar los enclaves de la industria básica en nuestros países, fue pensada bajo una premisa de subordinación al capitalismo internacional, por lo cual la industrialización emprendida en esa etapa convirtió a las economías locales en sempiternas exportadoras de materias primas e importadoras de productos elaborados. Estos investigadores conocidos en América Latina como los dependentólogos, plantearon que sólo con la ruptura de esta Relación Centro – Periferia se podría avanzar hacia el objetivo estratégico, basado en la transición hacia un esquema industrial autónomo, para desarrollar las fuerzas productivas con nuevas relaciones de producción, para diversificar las cadenas productivas, lo cual requería la creación de numerosas fábricas transformadoras, para hacer que la economía fuera menos dependiente del petróleo y sustituir el Modelo Primario Exportador heredado, y construir un Nuevo Modelo Productivo para el Crecimiento Hacia Adentro y el Desarrollo Independiente .

 

¿Por qué no se ha concretado el Nuevo Modelo Productivo?

 

Una respuesta general a esta interrogante, nos lleva a enfatizar que la transformación que se comenzó a realizar en Venezuela a partir del año 1999, se ha concentrado en la estructura jurídico-política, con la genial instauración de la Democracia Participativa y Protagónica del Sistema Político, pero no ha logrado cambiar la estructura productiva como lo habían anticipado los dependentólogos, y por lo que tanto se esforzó el Comandante Hugo Chávez y ahora el Presidente Nicolás Maduro.

 

Gracias a la claridad política de ambos, la concepción de un cambio profundo aparece programáticamente establecida en la Ley del Plan de la Patria, aprobada por la Asamblea Nacional en diciembre del 2013, que establece un lineamiento claro para transformar la estructura económica, a saber: “Objetivo Nacional. 2.1 Propulsar la transformación del sistema económico, en función de la transición al socialismo bolivariano, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista hacia el modelo económico productivo socialista, basado en el desarrollo de las fuerzas productivas”. Se podría decir que el Plan de la Patria se constituye en matriz conceptual para el cambio, pero, a pesar de esta claridad epistemológica, la estructura económica ha permanecido sin mayores modificaciones, porque los objetivos estratégicos del Plan de la Patria no se han desarrollado, y el funcionamiento del modelo productivo continúa respondiendo a la Lógica del Crecimiento Hacia Afuera. Aun sobrevive con el Capitalismo de Estado, basado en el Rentismo Petrolero, el cual se expresa en la venta de este recurso como materia prima para el mercado externo, especialmente a los Estados Unidos, sin darle mayor valor agregado nacional. 

 

Hay que destacar que PDVSA como industria emblemática funciona con una tecnología de punta de elevada productividad, y aporta más del 90% de las divisas que ingresan al fisco nacional, pero en Venezuela el resto del aparato productivo, incluyendo al sector privado, se encuentra un tanto deprimido, con baja capacidad para producir suficientes bienes de consumo, especialmente alimentos e insumos personales, lo cual ha obligado al gobierno a comprarlos en el exterior con las divisas provenientes de las ventas del petróleo, ya que realmente la producción nacional no satisface suficientemente las necesidades básicas del pueblo. Nuestro país posee las mayores reservas petroleras del mundo y continúa siendo uno de los mayores proveedores de petróleo con que cuenta los Estados Unidos, lo cual reporta los más elevados ingresos en divisas que recibe el erario público.

 

En consecuencia, no se puede perder de vista que el dólar continuará dominando como patrón de intercambio en esta relación comercial, y es allí donde hay que ubicar los factores que frenan el proceso de transición hacia el Nuevo Modelo Productivo. Ese entorno económico-monetario es estructural y ha mantenido un comportamiento paradójico, que exige una actitud autocrítica por parte de la dirección del Estado, ya que hasta ahora ésta no ha mostrado avances significativos en la ejecución del Plan de la Patria para elevar la capacidad productiva y desplegar el desarrollo independiente. Además, todavía campean la corrupción y el burocratismo, que amenaza la viabilidad de Revolución Bolivariana. Entre los síntomas de este comportamiento paradójico, tenemos:

 

 Las debilidades de las industrias básicas, del sector hierro, acero y aluminio, dedicadas a procesos primarios de producción, donde se continúa trabajando muy por debajo de la capacidad instalada, con tecnologías e insumos importados y altos costos de producción, imposible de compensar con los precios de realización en el mercado internacional. Esto se agrava por la ausencia de un parque de industrias intermedias para transformar en el país los productos primarios de las grandes empresas básicas, y producir laminados, extrusión y piezas especiales que dan valor agregado nacional y favorecen el encadenamiento productivo aguas abajo.  

 

La insuficiente producción agrícola y pecuaria, que a pesar de disponer de grandes extensiones de tierra de calidad y agua para producir no sólo lo que requiere la nación, sino también parte de Latinoamérica, el país tiene que importar cerca del 30% de los alimentos que consume. Esta baja productividad en la agricultura, tiene que llevar a retomar el campo con medidas audaces de desconcentración poblacional para el fortalecimiento de la agroindustria, ya  que la mayoría de los 30 millones de habitantes de Venezuela viven en las ciudades, dedicados al trabajo poco productivo.

 

 La proliferación de las desviaciones éticas de la corrupción y la violencia, que impactan el sentido de pertenencia del venezolano y, al lado de la distorsión económica, tienden a la desmoralización e indisciplina social alarmante del ciudadano común. Estas desviaciones vienen aparejadas con estrategias desestabilizadoras, basadas en la teoría del caos, que ejecutan los sectores monopólicos del capital privado con sus operadores políticos internos, y con el apoyo de la elite gobernante de los Estados Unidos, para crear una crisis de gobernabilidad. El acaparamiento, la especulación y el contrabando de extracción, son estrategias utilizadas por estos sectores opuestos al gobierno para generar desabastecimiento e incrementar el costo de la vida y por consiguiente aumentar el descontento popular.  Desde el punto de vista de la justicia social, la política de la gratuidad en principio es realmente muy coherente y aplaudida por el pueblo, pero corre el peligro de resultar dañina en el tiempo, si se distorsiona  el sentido de la distribución socialista, que por supuesto tiene que ser justa y equitativa. Por el contrario, repartir sin respaldo productivo es la máxima perversión del populismo, porque resulta una locura regalar a los que nada aportan. Con razón Lenin dijo: “en el socialismo el que no trabaja no come, y socialismo es electrificación más industrialización”. 

 

La causa principal de estos síntomas está relacionada con la ausencia de una verdadera voluntad transformadora por parte de la Gerencia Pública Nacional venezolana, que todavía  funciona “inconscientemente” bajo la lógica populista del electoralismo clientelar, que además impregna la cultura de la improductividad en el imaginario colectivo. Cuando más bien se trata es de acelerar una nueva dinámica productiva en el país para extirpar el rentismo petrolero, éste se ha ido internalizando en la mente del venezolano, como lo señala Alexis Romero Salazar: “el rentismo -más cultural que económico: está profundamente instalado en la subjetividad del pueblo y las élites-. Por eso el discurso en el cual los dirigentes lo asumen como "El mal" es inocuo y no apunta a resolver nada; pues le funciona para sus efectos: el ejercicio de la política para obtener apoyo aclamatorio”. 

 

Lamentablemente, la paradoja económica se mantendrá si el burocratismo gerencial, acompañado del sindicalismo arribista continúan influyendo la acción de gobierno, porque impiden la conformación del sujeto social que reclama la Revolución para moralizar el proceso, derrotar las desviaciones y dar un salto cualitativo en el desarrollo de las fuerzas productivas del país, hacia nuevas áreas vitales de la producción como la agroindustria, las cadenas de fabricación de productos metalmecánicos y el área de servicios como transporte y turismo. 

 

La actual inestabilidad cambiaria 

 

Es evidente que cada vez que se produzca una caída de los precios del petróleo, se profundizará la inestabilidad financiera y ésta acelerará la crisis política, que ahora se ha visto agravada por el tema coyuntural de la conspiración monetaria. Resulta muy difícil que el Estado pueda mantener con éxito el actual esquema cambiario múltiple (Bs. 6,30 para medicinas y alimentos, Bs. 12 en promedio para viajeros y Bs. 190 en promedio para subastas). Esto se debe a que prácticamente la totalidad de los montos de dólares ofrecidos al público son los que inyecta el Estado, los cuales se han visto mermados por la caída de los precios del petróleo. Además, la falta escrúpulos de sectores corrompidos y las debilidades en la aplicación de la normativa institucional han contribuido a la proliferación de las modalidades del llamado “raspacupismo”. Por otra parte, los banqueros prófugos en los Estados Unidos han promovido una escalada del dólar paralelo, manipulando electrónicamente páginas de internet que se han convertido en marcadores del índice del dólar ilegal, para alentar una superinflación. A pesar que CONATEL las ha bloqueado, estas páginas funcionan desde el extranjero y evaden el control del Estado creando las llamadas páginas dinámicas que van cambiando permanentemente su dirección, lo cual hace casi imposible que se pueda mantener el bloqueo.

 

El portal “Dólar Today” es la punta de lanza de una amenaza cibernética, que operada desde Miami discurre en el espacio virtual, desde donde se conspira contra la economía. Se trata de un escenario de guerra monetaria donde se producen muchas deformaciones e ilegalidades con operaciones que han ocasionado una devaluación informal del bolívar, por la descarada compra-venta ilegal de dólares. Hasta ahora la penalización realizada por la administración de justicia venezolana a un gran número de delincuentes no ha surtido el esperado efecto intimidatorio, pues los verdaderos capos del monetarismo ilegal siguen practicando este tipo de usura protegidos desde los Estados Unidos, con la complicidad de mafias internas. La imposición de un dólar paralelo está pensada para debilitar el bolívar y echar por tierra la eficacia de la política de control monetario por parte del Estado. Ya para el día de hoy, ese dólar manipulado traspasó la barrera de los Bs. 400, lo cual ha sido acompañado por el saboteo económico adelantado por comerciantes perversos que aumentan inmisericordemente los precios de los productos de primera necesidad, trastocando la calidad de vida del venezolano, que se siente impotente porque las medidas de protección del gobierno no surten el efecto esperado, tal es el caso de la ley de precios y salarios justos, las capta huellas, etc. 

 

Es preocupante que hasta ahora no se han podido reducir las colas generadas por el acaparamiento y el desabastecimiento, lo cual es estimulado por los sectores desestabilizadores que tratan de desesperar a la población y alterar la paciencia de los venezolanos, para alentar una explosión social. Por otro lado, se juegan la estrategia de imponer una dolarización de hecho, acompañada de una escalada en los precios de los productos, que hasta ahora ha beneficiado a aquellos grupos de comerciantes e industriales, que habiendo recibido dólares preferenciales por parte del Estado, utilizan un alto volumen para incorporarlo al mercado negro, desviando los dólares preferenciales que el Estado les entregó para traer insumos para la producción y distribución en el mercado nacional.

 

Explorar la fuerza del oro para enfrentar la dolarización

 

Para superar la crisis monetaria, por supuesto que se requiere mayor contraloría social para castigar los delitos cambiarios. Pero hay que explorar la viabilidad de empezar a utilizar el oro venezolano, bolivariano contra el dólar  americano, tal como lo plantea Colomine: “tomando de las reservas monetarias del Banco Central de Venezuela, 67 toneladas de oro amonedado, en barras y transformando esas barras en monedas de oro fabricadas en la casa de la moneda de Maracay. Es posible con esta operación, la acuñación de 4.322.580 de piezas de oro, idénticas a las acuñadas por orden del Comandante Chávez en la república de Suiza en el año 2010, cuya imagen puede ser ubicada en internet. Este fue el sueño de Chávez, el verdadero bolívar fuerte. Peso: 15,55 GRAMOS / ½ ONZA TROY. Diámetro: 25 milímetros. Canto: estriado. Material: ORO 999. Ley: 999 de Au. Denominación: 1 Bs. Calidad: Proof ”. Se pueden poner a circular inmediatamente esas monedas de oro, que deben ser cuidadas por los trabajadores, ya que las bases legales ya fueron creadas por Chávez desde el año 2010, prohibiendo la exportación de oro venezolano a diferencia del petróleo,  liberando nuestro oro monetario de la deuda pública externa en dólares americanos. Chávez decidió sustentar el signo monetario de Venezuela en las inmensas reservas de oro que atesora el suelo venezolano”.

 

Levantar la moral para construir un país socialista productivo 

 

Finalmente, debemos tener confianza en que el Estado venezolano si puede superarla crisis estructural para evitar el naufragio de la economía, sepultando el Modelo Primario Exportador y venciendo la Dolarización. Hoy más que nunca, tenemos que entender autocríticamente, que lo ocurrido en estos últimos 16 años, no es ninguna sorpresa, y resulta ser la consecuencia previsible de la lógica de funcionamiento de una estructura económica que aún no se ha logrado transformar en profundidad. No es coherente que en un proceso, proclamado como transformador, aun se mantenga el esquema de la mono producción y la mono exportación petrolera. Hay que trabajar sin descanso para hacer realidad el Gran Objetivo N° 2 del Plan de la Patria: “Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar “la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política” para nuestro pueblo”.

 

En definitiva, para impulsar una nueva economía el Estado tiene que ser capaz de derrotar el Rentismo Petrolero, sino no habrá verdadera transformación. El Reto es desarrollar una Reindustrialización y una Soberanía Monetaria, para lograr una economía diversificada que aumente la producción nacional. Hay que levantar la moral revolucionaria, reconociendo que a pesar de este rezago productivo, el Estado ha logrado proteger a los más necesitados, avanzando extraordinariamente en materia de desarrollo humano, no sólo logró las metas del milenio, tal como lo acreditó el PNUD, sino que además en los últimos años ha promovido una protección excepcional hacia el adulto mayor, ha mantenido la distribución equitativa del ingreso y ha logrado una mayor inclusión en la educación, la salud y en el derecho a la vivienda. Esto se debe a la vocación humanista de nuestro gobierno, que ha permitido orientar gran parte de los ingresos petroleros hacia la inversión social. Pero tenemos que ser capaces derrotar la corrupción y la violencia, que se han infiltrado para desestabilizar la Revolución. Así como también, practicar la ética que de verdad se enfrente al populismo. Hay que soñar y CONTRUIR UN PAÍS SOCIALISTA PRODUCTIVO, hacia allá debemos trabajar todos unidos con conciencia y sin descanso.      

 

Ciudad Guayana, 26-05.2015

 

romerosalazar@gmail.com

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/169979
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