En medio de la discriminación y muy lejos de sus raíces...

Comunidades negras de Bolivia buscan reconocimiento

30/09/1995
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No tienen territorio propio, pero están aquí. No se sabe la fecha exacta de su llegada al mundo andino, aunque se estima que lo hicieron en 1533, cuando los españoles pisaron Cajamarca, hoy Perú. Sin embargo, no lo hicieron con las mismas intenciones que los colonizadores, pues, desde siempre, compartieron los sufrimientos de los colonizados. El país todavía los ignora y hasta se atreve a pisotear su cultura. Frente a ello, los negros de Bolivia decidieron iniciar una lucha definitiva por lograr su reconocimiento, para lo cual formaron, el último 15 de Octubre en Coripata, Nor Yungas, el Movimiento Cultural Negro que reúne a todas las comunidades, concentradas fundamentalmente en la región yungueña del Departamento de La Paz. Los objetivos del Movimiento son un grito de protesta, al país en su conjunto, por la discriminación racial y cultural de la que son objeto, que no lleva sed de venganza sino de respeto recíproco. "Ser reconocidos como etnia" dice una de sus demandas, que sale al frente de políticas homogeneizadoras que tratan de negar sus diferencias culturales. Sin embargo, no se encierran en su entorno cultural al declarar su "sumisión universal a las demás culturas, como actitud ante quienes hagan lo mismo". Acusan al "colonialismo interno y externo" de ser el causante del racismo y discriminación que actualmente sufren, y están dispuestos a combatirlo en un marco de respeto a las otras culturas. Para conseguirlo, formaron un Comité Coordinador que llevará adelante acciones tendientes a lograr que el país tome conciencia de la situación de los negros de Bolivia. La saya, el ritmo musical más conocido de los negros afrobolivianos, será utilizado para acercarse y mostrarse a las otras culturas del territorio nacional. Historia de sufrimientos La historia de su llegada al Continente está llena de sufrimientos, mucho más a la región andina. Llegaron a Potosí. 4.000 metros más arriba de las tierras de las que fueron arrancados, donde reventaron sus pulmones cuando los españoles los obligaron a ingresar en las profundas bocaminas del "cerro rico". De ahí, pasaron a destrozar sus fuertes pechos girando las pesadas prensas de la Casa de la Moneda. Tuvieron que morir miles de ellos para que los colonizadores entren en cuenta que ellos no eran aptos para vivir en las alturas. Desde entonces viven en los Yungas, donde fueron obligados a cultivar hoja de coca para alimentar la explotación minera. Fue en los Yungas donde se dieron cuenta que uno de los príncipes, de la monarquía en la que vivían, fue arrancado con ellos en el Africa. Sus descendientes son considerados, hasta hoy, de la familia real y son el vínculo espiritual y cultural con su continente madre. "Nuevos hijos de la Pachamama" En 1992, la Confederación Unica de Campesinos de Bolivia los declaró "nuevos hijos de la pachamama", reconociendo el verdadero "encuentro cultural", que les tocó protagonizar, con los aymaras de la región yungueña. Es evidente que hablar de los yungueños -de "los otros aymaras" como diría Xavier Albó- sin hablar de los negros, es no mostrar la verdadera identidad cultural de esa región del país. La danza de las comunidades negras es la principal característica de los Yungas paceños. Sin embargo, el calificativo de "los nuevos hijos de la pachamama" también tenía una carga homogeneizadora que intentaba ocultar los rasgos propios de esta etnia, que si bien asimiló la cultura aymara hoy reclama res-peto a sus diferencias. La saya, el espacio asaltado La saya, es la principal danza, pero no la única de los negros bolivianos. Fue y es el espacio de encuentro y de protesta de estas comunidades, que hoy se sienten asaltadas por grupos folklóricos de mestizos que la deformaron y tratan de mostrarla como la auténtica, la original, ignorando la existencia de las comunidades negras. Ellos sienten ese avasallamiento porque saben que la saya es el mejor medio para que los bolivianos conozcan que ellos existen, que son una etnia viva dispuesta a aportar al desarrollo del país. La saya una mezcla de 7 ritmos de percusión diferentes, tocados todos al mismo tiempo. No se parece en nada al ritmo de "los caporales", que aparece en Bolivia en la década de los años 70 y que hoy es el ritmo de moda, especialmente entre la clase media del país. "Los caporales" son una estilización del "tundiqui", imitación discriminatoria y grotesca de la saya que la hacían los mestizos, pintándose los rostros, cantando coplas despectivas y repitiendo un ritmo monótono, muy lejos de la riqueza rítmica de la danza original de los negros bolivianos. Pese a las marcadas diferencias, las instituciones oficiales de cultura del país reconocen como ritmo de saya a "los caporales", en detrimento de las comunidades negras, propietarias originales de este ritmo musical. Por si fuera poco, ignorados Se estima que la población negra de Bolivia no pasa de los 5.000 habitantes. El dato exacto no existe, debido a que el Censo Nacional de Población no los toma en cuenta. De no ser por algunos jugadores de fútbol, que sobresalieron en clubes profesionales de fútbol del país, su presencia sería completamente ignorada. El país los mira como parte del folklore, pero no los considera una etnia, con cultura propia. La discriminación racial hacia los negros se disfrazó en una serie de mitos que van desde la curación de ciertas enfermedades, por "acostarse" con ellos y ellas, hasta un supuesto derroche de suerte por el solo hecho de pellizcarles. Todo, absolutamente todo, parece programado para olvidar su condición humana y su rica experiencia de vida traída desde el Africa y desarrollada en el nuevo continente. Pero si en Bolivia su presencia es ignorada, mucho más en el exterior. Cuentan que Pedro Andavares, el héroe negro de la guerra del Chaco, fue acusado de ser "mercenario brasilero" al caer en manos del ejército paraguayo. La ignorancia paraguaya hizo que Andaveres sea recluido en un campo de leprosos, lejos de los prisioneros bolivianos. Esos son los escollos que el Movimiento Cultural Negro de Bolivia se ha propuesto vencer. Ellos saben que la tarea empieza por casa, donde sus propios hermanos se avergüenzan de su color. Están dispuestos a "reconquistar" el orgullo de ser negros y a conseguir que el país los reconozca como lo que son: una etnia viva. Tomado de MIC, No. 1, Año 4, La Paz, octubre 1994. * Este documento es parte de "Afroamericanos: Buscando raíces, afirmando identidad", serie Aportes para el Debate No. 4.
https://www.alainet.org/es/articulo/104940
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