Despidos “walmartizados” en Univision

04/11/2014
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Los empleados de Walmart le llaman “¡El rapto!”. Es la convocatoria matutina al salón de conferencias a la que llegan con las defensas abajo, tras el último se cierra la puerta y reciben de inmediato las instrucciones de que no pueden hablar entre sí.
 
El primer indicio de lo que ocurrirá lo dan una caja de Kleenex en el centro de la mesa, las botellitas plásticas de agua y la relajante agua de azahar. Lo demás será historia en un segundo, en un pestañear.
 
Es el estilo “walmartizado” de tirar a los trabajadores a la calle. Es el estilo que Univision sigue pero sin gastar un centavo en el agua de azahar. No soy economista así que no haré un análisis del mercado, pero tengo sentido común y trabajé en un taller de noticias donde primaba el profesionalismo, entusiasmo y entrega a lo que hacíamos. Desde el día uno, supimos que esa empresa no confiaba en nosotros, no tenían fe en nuestras capacidades y tampoco le agradaba tener que sentarse a negociar las condiciones de trabajo con sus empleados. Por lo que Univision se dedicó a boicotearnos.
 
Poco a poco fue diezmando nuestro taller hasta dejarlo con un mínimo de empleados. A pesar de esto nunca perdimos el norte.
 
No fueron pocas las ocasiones en que nos presentamos a la redacción sin ser llamados para cubrir una emergencia en el país. ¡Fueron muchas!
 
Recuerdo que para la explosión de Capeco (Caribbean Petroleum Corporation), en la madrugada del 23 de octubre de 2009, fue un fotoperiodista el que comenzó a llamarnos y para cuando apareció la persona a cargo, ya teníamos organizado el plan de trabajo.
 
Ese taller al que Univision le puso candado el pasado 17 de octubre levantó un frente común cuando, contra toda lógica, se tomaron decisiones que atentaban contra la independencia de nuestra cobertura diaria. Fuimos muy vocales al defender las historias que entendíamos debían cubrirse. Por los pasillos un gerente se refería a nosotros como “los respondones” y otro llegó a afirmar que éramos “un cáncer”. Pero nos mantuvimos firmes viendo cómo se destruía lo que con tanto esfuerzo construimos durante veinte años. El desamor era profundo. Nos dieron el peor lead-in, nos cortaron los fondos, hasta llegar al absurdo de negarnos 60.00 dólares para viajar a la isla municipio de Vieques.
 
En fin, los periodistas, fotoperiodistas, técnicos de piso y los que desde otras áreas nos daban apoyo cumplieron con su deber hasta el último día y no hay que darle vuelta a la noria, Univision no cumplió con el suyo. Le falló a sus empleados y al país con el que hace negocios. Porque eso es nuestro país para esta empresa, un negocio en dólares y centavos y no vamos a criticarlos por eso. No se les puede pedir que nos quieran pero sí que nos respeten.
 
Abrazarse a la bandera de un país mientras empobreces a su gente, le ofreces empleos de tercera y contenido barato, no es respetarnos.
 
Estrangular un taller de altura porque no quieres pagarlo al precio que vale, no es respetar al país al que le prometes una programación con más producción local.
 
Sólo espero que el dinero que se ahorrarán con nuestra nómina lo utilicen para pagarle al talento que sobra en nuestro país y que por fin le ofrezcan a las y los puertorriqueños una programación de altura, como nos la merecemos.
 
Y ahora sí que “Ya veremos”.
 
 
 La autora, Daisy Sánchez fue presidenta de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPPRO). Trabajó por 29 años en el informativo “Las noticias”, en TeleOnce y Univision, empresa que adquirió la estación puertorriqueña en 2001, y que el 17 de octubre de 2014 decidió cerrar todas las ediciones de sus informativos.
 
 
 
 
https://www.alainet.org/es/active/78533?language=en

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