Jorge Ruiz de Somocurcio: “Si ahora no reinventas la ciudad, te hundes”

03/10/2014
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Arquitecto y urbanista, Jorge Ruiz de Somocurcio es uno de los más lúcidos y constantes pensadores de una ciudad que pide a gritos obras coherentes y articuladas. Alejándonos del histrionismo electoral, el exregidor de las gestiones de Alfonso Barrantes y Alberto Andrade nos introduce en una reflexión de fondo acerca de cómo refundar una capital que se encuentra casi al límite.
 
¿Se necesitan grandes cambios, o Lima ya está encaminada y solo hay que tener paciencia?
 
Lo que Lima necesita es reinventarse. Eso quiere decir, reacomodarse al tiempo, redescubrir las posibilidades que tiene, utilizando una hoja de ruta. El problema es que Lima ha carecido de una carta de navegación. Y desde hace diez años, este crecimiento económico que se tradujo urbanísticamente en el boom inmobiliario, cogió a Lima sin brújula.
 
Mientras hubo crisis económica, la ciudad se expandió lentamente, y después ha crecido como una medusa.
 
La ciudad es como una bestia viva que crece a un promedio de 150 mil habitantes por año. Es como si se le agregara una ciudad más cada año. Seguramente la mitad de esos habitantes vivirá en casas que ya están instaladas, y la otra mitad tiene que buscar dónde vivir. Esos son los clientes de los traficantes y de los invasores.
 
¿Lima crece por la tasa de natalidad o por la migración?
 
Cuando acabemos esta entrevista van a haber nacido 10 niños más. Al día se producen 400 nacimientos. La migración ha bajado y ahora se dirige a las ciudades intermedias: Arequipa, Ica, Trujillo, Chiclayo. Pero también siguen llegando acá, porque Lima sigue siendo la locomotora. Lima tiene una tasa de crecimiento de casi el 2% anual: ¾ partes es crecimiento vegetativo, y ¼ parte migratorio.
 
¿Y cómo se debería ordenar ese crecimiento?
 
Actualmente hay un proceso de urbanización que no se detiene, y una estructura de gobierno que debe conducirlo, pero que es obsoleta, incompetente, disfuncional. Estamos en una ciudad descuartizada en 43 distritos, con unos caciques que hacen lo que les da la gana como, por ejemplo, vender la Costa Verde. Hay 43 oficinas de proyectos, 43 vasos de leche, 43 servicios de recojo de basura. Un desastre. La burocracia de Lima tiene tres veces más personal de la que necesitaría si fuera una ciudad más integrada.
 
¿Cómo es en otras ciudades? ¿No hay alcaldes distritales?
 
Hay un solo alcalde y alcaldías delegados. En Santiago, Bogotá, Nueva York hay un alcalde de la ciudad. El principal designa a los otros. Solo se vota por el alcalde de la ciudad, y se eligen a los consejeros a través de un esquema de democracia vecinal.
 
Ese manejo requiere una visión de conjunto.
 
Claro, una visión metropolitana, porque la autoridad del alcalde debe llegar a todos. Por ejemplo, Cajamarca es una ciudad que ha crecido mucho por la minería. Solo en el cercado hay 300 mil habitantes. Tiene un solo alcalde y varios distritos, pero a ese alcalde hay partes de la ciudad que se le escapan. Entonces, se necesitarían algunas alcaldías delegadas, y un sistema de gobierno que permita eso.
 
El sistema de gobierno de Lima, ¿existe?
 
Está descuartizado. Los distritos deberían integrarse por cuencas. Luego hay cruce de competencias. El caso más flagrante es el del transporte, en el que el Callao tiene competencias, pero también las tiene Protransporte, Huarochirí y Lima. Y eso es inmanejable. ¿Por qué la bancada de congresistas por Lima no legisla sobre eso? Se requiere una nueva estructura de gobierno.
 
¿Y que desaparezcan los municipios distritales?
 
Sería imposible, son derechos adquiridos y ningún congresista va a querer tirarse contra eso. Pero se podría fomentar que se integren. Darles premios y recursos económicos. Por ejemplo, a aquéllos que formen un solo sistema de recojo de basura, el municipio provincial o el gobierno les da ayuda económico. La cuenca del valle del río Chillón requiere de un solo manejo, pero ahora intervienen el Callao, Puente Piedra, Carabayllo y Huarochirí.
 
¿Y cómo se expresaría esa integración a nivel político?
 
En la gestión de Barrantes formamos las juntas de planeamiento o mancomunidades, como se llaman en España. Eso se intentó hacer en el sur y se avanzó : Villa El Salvador, Villa María, Lurín, Pachacamac coordinan entre sí. Se crean normas sobre recursos, delegación de competencias. Entonces se fomenta una racionalidad en el manejo de la ciudad.
 
Es decir que hay que adecuar el proceso de urbanización al sistema de gobierno.
 
Pero no solo eso. Hay que conducirlo con una hoja de ruta, que es una sola visión de ciudad con un plan para toda la provincia,y que debe ser llevado a cabo por todos los distritos. Todos tienen que cumplirlo. Y luego se establecen los grandes lineamientos de desarrollo, que contemplen el uso democrático de la ciudad.
 
¿Cómo se puede saber si realmente estamos en una ciudad democrática, amigable, inclusiva?
 
Por ejemplo, cuando todos tengan acceso a cualquier punto de la ciudad. Que puedan ir de cualquier punto de la ciudad a otro, sin que se les vaya la vida en eso. Puedes vivir en San Juan de Lurigancho y trabajar en Miraflores, y que el viaje te tome una hora y te cuesta un pasaje. Ese es el uso democrático de la ciudad. De otro lado, cambiar el sistema de espacios públicos que es totalmente desbalanceado y segregacionista, con un público de élite. Con respecto a las necesidades básicas, todos deben tener agua.
 
Esto significa ponerse de acuerdo, y esto es lo más difícil porque el municipio no se ve como un espacio técnico sino como uno político, y hay feudos y caciquismo.
 
Se tiene que concertar con el Congreso y con el Ejecutivo. Ese ha sido el gran error de Susana Villarán. Ella no tiene un solo proyecto con el gobierno. Me acuerdo cuando Henry Pease dirigió el Plan Regional de Desarrollo Concertado, me llamó para trabajar la parte de desarrollo urbano. Las últimas dos reuniones fueron con los congresistas de Lima. Estuvieron casi todos: Fernando Andrade, Javier Diez Canseco, Rosa Mavila, y todos por unanimidad estuvieron dispuestos a colaborar. Ellos le dijeron a Henry Pease y a Susana Villarán que presentaran proyectos de ley para Lima. No presentaron ni uno.
 
Y son años desperdiciados, cuyas consecuencias las pagó la ciudad.
 
Tienen la Costa Verde descuartizada. Cuando llega Fujimori, se la quita a Andrade y la parte en seis. ¡Divide y reinarás! Cada alcalde empezó a vender su parte. Ojo, la Costa Verde era un solo sistema, existe por ley, no se pueden cambiar con ordenanzas. Entonces se necesita que el Congreso saque una ley para arreglar eso, otra para mancomunidades, otra para el transporte. Pero quien tiene que encabezar eso es el gobierno de la ciudad. ¿Quién es el dueño de la ciudad? ‘Alcalde’ viene de la palabra árabe ‘alcaid’ que quiere decir jefe la ciudad.
 
Es difícil ejercer autoridad en medio del caos en el que todos opinan, y pasan por encima unos de otros.
 
Hay ministros que tienen vocación de alcaldes; el Presidente también tiene vocación “alcaldista”. Se ha mandado con el proyecto de los metros sin coordinar con la municipalidad. Ha anunciado también que se construirá el Museo de Pachacamac. ¿Cómo se va a llegar allá, si no hay medios de transporte? Ha anunciado el Centro de Convenciones en San Borja y un acuario en la Costa Verde. No hay plan maestro de la Costa Verde, pero ya anunció que habrá un acuario. Es decir, hago lo que me da la gana. Esto no es así, el alcalde tiene que sentar autoridad.
 
La ciudad es como una bestia viva que crece a un promedio de 150 mil habitantes por año. Es como si se le agregara una ciudad más cada año
 
Susana estuvo en la gestión barrantista. Ella sabía que había que hacer un plan concertado.
 
Más o menos. Ella estuvo en el Vaso de Leche.
 
¿El plan concertado de Henry Pease fue un buen aporte? ¿Qué hubiera pasado si se hubiera aplicado?
 
Un producto de ese plan que se ha trabajado después fue el PLAM, el plan urbano de esta gestión. Pero lo han empezado muy tarde. En él están señalados los parques industriales, las vías periféricas, la costa de Pucusana hasta Ancón. Pero dudo que el Congreso se los apruebe en este momento, ad puertas de irse. Ese plan de Henry Pease que sí está aprobado por el consejo hay que defenderlo de todas maneras, y el último es un trabajo muy bien hecho. Ése hay que apoyarlo, es la hoja de ruta.
 
¿Qué garantía hay de que sea asumido por el próximo gobierno?
 
La única garantía es la presión de la opinión pública y de las organizaciones que han participado, y que lo sienten suyo porque ha recogido sus propuestas.
 
¿Debería tener un carácter vinculante?
 
Por supuesto. Incluso el plan de gobierno es vinculante en otros países. En Colombia se inscribe notarialmente, y si no lo cumplen se puede convocar a la revocatoria. Por eso es que Petro estuvo con revocatoria pedida, y se salvó porque se cruzó con el tema del procurador que lo sacó del puesto y puso una acción judicial que iba hasta la Corte Interamericana.
 
¿Qué pasó en Bogotá que era nuestra referencia?
 
Bogotá tenía una línea muy buena de gobierno. Jaime Castro dejó la economía en azul, entróMockus que hizo una gestión buenísima, creó ciudadanía. Luego le tocó a Peñalosa que hizo el Transmilenio. Y después vinieron los alcaldes de izquierda. En la opinión pública había la idea de que la izquierda tenía una cantera de buenos ejecutores. Garzón, más o menos; pero luego viene Moreno que termina preso por sinvergüenza, por corrupto: firmó unos contratos de la línea del Transmilenio amañados. Y después Petroque había sido congresista, pero nunca había tenido un cargo ejecutivo, y se necesita . Por eso la administración fue desastrosa; las quejas eran por su incompetencia.
 
¿Y qué opinas de los alcaldes tipo Castañeda que hacen pequeñas obras para satisfacer a un bolsón de la población, y así logran dar una imagen de cierta eficiencia?
 
Lo de Castañeda tiene varias lecturas. Una de ellas es que ha hecho algo, y con cierta sintonía en sectores populares: las escaleras y los hospitales de la Solidaridad. Tuvo buena suerte de encontrarse con el Lima Bus que era una idea de Andrade que había diseñado y financiado con el BID y el Banco Mundial. Se lo dejamos, me consta porque yo fui regidor de Andrade las dos veces. Cuando Castañeda llegó a la alcaldía quiso hacer el tren, habló con los bancos y le dijeron: “El tren no va. Va la idea de Andrade o nada”. Entonces la tomó y la copió. Eso es algo visible, pero para ocho años es poquísimo.
 
Las escaleras fueron menospreciadas cuando hay que reconocer que fue una solución a un problema.
 
Las escaleras han jugado un papel, pero son una solución bien precaria porque subir 200 gradas es titánico. En Medellín han puesto el Metro Cable, algo mucho más digno. Acá se necesita un sistema intermodal que va desde el peatón, el moto taxi, que es un alimentador popular, de ahí el teleférico, luego el bus alimentador y el corredor o metro. Ahí debería terminar, y se deberían pagar una o dos boletas.
 
Para ocho años, Castañeda hizo poco, pero Susana va por ahí.
 
Claro, Susana Villarán ha ayudado a levantar a Castañeda porque tiene muy poco que mostrar. Entonces, aunque no se quiera, Castañeda aparece como el mal menor. Susana puede mostrar algo de Barrio Mío, la reforma de transporte no se ve. Los muros de contención, que como concepto son mejores que las escaleras, porque es un kit que tiene escaleras, y el muro permite construir una vereda para el mototaxi. Desgraciadamente, hoy vi unas encuestas de Datum que son para jalarse los pelos. El 49% de los limeños dice que Castañeda va a robar, pero hará obra. Y Saavedra dice que ya la gente no cree en el outsider, porque el último - Humala - fue un desastre. Entonces dicen “malo conocido”, esa es la atmósfera ahora.
 
Este divorcio entre planes y gestión se repite en las propuestas de todos los candidatos.
 
Se cree que Lima se va gobernando por parches, por decisiones atomizadas que no tiene una hoja de ruta. Quizás Cornejo fue el que se esmeró en presentar una visión de ciudad, pero, en general, los candidatos repiten como loros “más drones, más serenos, más cámaras”. Eso no tiene ningún sentido.
 
Los candidatos se creen ministros del interior, empezando por Heresi que ha prometido una ciudad segura. ¿Qué posibilidad tienen los alcaldes de hacerlo?
 
Susana en su campaña de seguridad dijo que se iba a reunir todas las mañanas con el Ministro del Interior para ver esto. No se reunió ni un día. Es cierto, la seguridad es del Gobierno, pero el trabajo preventivo es de los alcaldes y creo que se puede hacer mucho. En Bogotá, con la Hora Zanahoria, bajó 20% la criminalidad en las noches. Más seguridad no solo son más patrulleros, sino mejor iluminación, más espacios públicos.
 
Acá, en Lima, hay lugares donde la inseguridad no se resuelve con nada.
 
Pero, por ejemplo, en el Cerro el Pino o San Cosme, la solución no está en llenarlos de policías. La mejor acción de seguridad es la renovación urbana, hacer nuevas viviendas, y convertir a La Parada en un gran centro comunal, empresarial, con parques, con cultura, con educación.
 
¿Cómo haces la renovación urbana?
 
Compras casas, como hicieron en Medellín. Haces un plan con vías de acceso, un teleférico. Si necesitas una calle libre, compras las casas. Los reubicas temporalmente. Pones áreas verdes, y construyes edificios. No botas a nadie. Con eso sacas la inseguridad, la lumpenización porque empoderas al vecino y al espacio. Y esa es una acción puramente municipal.
 
¿Qué opinas del Parque del Migrante?
 
Me parece un disparate, una mala decisión. La Parada queda en uno de los centros más potentes del país que es Gamarra, un centro comercial más grande que el Jockey hecho por la gente con un esfuerzo enorme. Allí todos quieren bancos, centros financieros, educativos. Quieren ser el centro de la moda, quieren un instituto de la moda, hoteles para alojar a la gente. Con eso reinventas el área que son como seis hectáreas. Éste fue un estudio que se hizo con la gente de ESAN, que proponía dedicar 30% del parque a potenciar Gamarra, y 50% de áreas libres. El área libre tiene que tener un sentido. Faltan conceptos claros.
 
¿Qué distrito actualmente está bien planificado y puede ser como un modelo?
 
Hay municipios que están haciendo planes. Por ejemplo, acá en la oficina, estamos haciendo el plan de Surco. Gómez convocó a un concurso y lo ganamos. San Isidro y Miraflores tienen un plan.
 
Se cree que Lima se va gobernando por parches, por decisiones atomizadas que no tiene una hoja de ruta
 
Pero ese crecimiento desmedido de Miraflores, ya casi tugurizado con los edificios, ¿Estaba en el plan?
 
Es un plan que fue rebasado. Porque, ojo, los planes distritales los aprueba el municipio de Lima. Es un ejercicio largo y tedioso que puede durar más de un año, y el mercado no se detiene. Por ejemplo, San Isidro es ordenado, hay poca densificación, ha batallado por mantener la poca altura, tiene su centro financiero. Pero todo eso ha sido rebasado en esta última década por el boom inmobiliario. Miraflores se ha sobredensificado porque su plan anterior establece que todas las zonas tradicionales pueden tener hasta ocho pisos de altura, lo cual es un error porque nunca pensaron que iba a haber tanta construcción de edificios. Y ahora no hay parqueo, no hay estacionamientos, no hay agua, las construcciones son un infierno para los vecinos. Entonces tienes que reaccionar rápidamente.
 
¿Qué puedes hacer ante eso?
 
Desde parar el crecimiento por tres meses para reordenar las cosas, hasta planes específicos. Por ejemplo, Miraflores se está convirtiendo espontáneamente en un centro financiero. Los edificios que están haciendo son grandes torres de oficinas en la avenida Pardo, en zonas residenciales, sin ningún plan. Craso error, tiene que hacer un plan de zonas financieras. Y reinventar la ciudad. Las normas te dicen: a más construcción, más estacionamientos. Me acaban de enseñar un proyecto que está haciendo ocho sótanos para 800 estacionamientos en la avenida Larco. Las normas lo permiten, cuando debería ser al revés: a mayor construcción, menos estacionamientos. Máximo, un parqueo por oficina. Así alientas que la ciudad se convierta en peatonal. Que el ejecutivo vaya en bicicleta o en taxi.
 
Además de la construcción, hay un boom del automóvil.
 
Así es, este año estuve en un foro mundial de ciudades en Medellín. El presidente del BID, Alberto Moreno, dijo que en los próximos 10 años van a entrar 80 millones de autos a América Latina y es imposible que la infraestructura crezca al mismo ritmo. Entonces, o cambiamos de modelo, o vamos a estar sentados en el semáforo mirándonos la cara. Eso hace que la ciudad se vuelva invivible. Y los alcaldes no dicen nada.
 
Con relación a los autos, se puede hacer el pico-placa como en Bogotá, o poner un buen sistema de transporte público.
 
Lo que no puedes hacer es desincentivar la compra de carros. Todos tienen derecho a comprar uno. Es desincentivar su uso en ciertos momentos. Lo de pico-placa es un Panadol. Tienes que readecuar tu modelo de ciudad.
 
Dentro de un plan ideal, ¿por dónde empiezas?
 
Está bien empezar por el transporte, hay que seguirlo. En Lima hay que montar 7 corredores: Avenida Arequipa, Panamericana Norte y Sur, Vía de Evitamiento, Carretera Central, Avenida Brasil, con eso tienes el 60% de la demanda atendida, que es bastante.
 
¿Cuál es tu opinión sobre el Corredor Azul?
 
Bien como idea, mal como ejecución.
 
¿Estás de acuerdo con el sistema de trenes de cercanías?
 
Claro. A Cañete, a Huacho. Lima debe tener dos ciudades satélites autosostenidas: una en las pampas de Ancón, otra en las pampas de Lurín, y en las pampas de San Bartolo, no en el valle. Allí se debe sembrar, se deben tratar las aguas servidas, y debe haber un parque industrial.
 
¿La bicicleta no tiene lugar en la reforma del transporte?
 
Sí, porque la reforma debe tener como objetivo un sistema intermodal que comprende al peatón, al moto taxi, a la bicicleta, al bus, al metro, y al cabotaje. Las ciclovías están desarticuladas. No hay un sistema. No tiene comienzo ni fin. Vas por la avenida Salaverry, llegas a Jorge Chávez y no sabes cómo seguir.
 
¿Cómo sería el cabotaje?
 
Ir por el mar en un barco, parando en los muelles. Te embarcas en el Callao y te vas a Pucusana, o más lejos. La costa es una línea de comunicación.
 
¿Qué otro punto debe estar en el plan?
 
Otra cosa es entrar al tema de la vivienda que tiene que ver con el crecimiento de la ciudad, no se puede dejar en manos de los traficantes. En la historia de Lima, solo dos alcaldes se jugaron por el tema de la vivienda: Barrantes en la periferia, y Andrade en el centro de Lima. Durante la gestión de Barrantes no hubo ni una sola invasión.
 
Todo un mérito teniendo en cuenta de que era una época en la que la migración era fuerte todavía.
 
Todo el mundo pensó que iba a ser un garbanzal, pero al contrario. Se dijo que no se iba a reconocer ni una sola invasión. Entonces creamos los programas municipales de vivienda. Trabajamos con los distritos, y se empadronaron los que no tenían vivienda. Hicimos programas de vivienda en el sur, en el norte y en el este. El más conocido fue Huaycán. Eso es lo que hay que hacer.
 
¿Transporte, vivienda, y qué más?
 
Servicios básicos: agua, desagüe, luz, espacios verdes, áreas públicas. Si ahora no reinventas la ciudad, si no piensas lo que va a pasar en 10 o 20 años, te hundes. Ésta es una advertencia: Estamos en un momento crítico, hay que tomar grandes decisiones para cambiar el modelo de ciudad.
 
Que actualmente es un modelo de ciudad horizontal.
 
Eso, por ejemplo es un problema. La ciudad ahora es menos densa, crece hacia los cerros, hacia las laderas, hacia las pampas. Es más caro atenderla. En cambio, cuando es más compacta, y se tienen manzanas con 50 familias, se atiende en un solo punto el agua, desagüe y basura. El crecimiento vertical debe ser ordenado y debe tener áreas verdes. Miraflores ha crecido verticalmente, pero no hay más áreas verdes ni más espacios públicos. Que el alcalde haga un gran parque en la Costa Verde, o que teche la Vía Expresa y diseñe un parque encima para usar los aires. Eso es reinventar la ciudad.
 
- Patricia Wiesse es Directora de la Revista Ideele y Gerardo Saravia es Editor de la Revista Ideele
 
Ideele Revista Nº 243
 
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