El Estado Plurinacional, cuatro años después

22/01/2014
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Entre más luces que sombras, llegamos al cuarto año de aquel hecho histórico que marcó la vida de los bolivianos, tras ese duro y empinado camino de consolidar la Asamblea Constituyente, llegamos a otro 22 de enero, para celebrar el Día del Estado Plurinacional, por Decreto Supremo aprobado el año 2010, un año después de la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado, en 2009, y en homenaje a la  posesión de Evo Morales el año 2006.
 
La convocatoria a la Asamblea Constituyente fue sin duda cabe una de las victorias populares más grandes sino, la más grande de la historia de la patria. El 6 de agosto del 2006, se dio inicio a las deliberaciones donde por primera vez, se reunieron representantes legítimos de las 36 naciones originarias de nuestro país.
 
La Asamblea Constituyente, enfrentó la presión de las clases dominantes desplazadas en el seno de la propia sede. El accionar de estos grupos reaccionarios, fue fácil de interpretar, ya que querían que la Asamblea Constituyente fracase para así seguir manteniendo sus privilegios.
 
Pero la Asamblea Constituyente no fue el único frente de batalla de los antipatrias, sino que con la ayuda de empresas multinacionales y con la ayuda de embajadas de países interesados, en que el país no desarrolle, la descabellada idea de dividir al país, así los políticos que jamás quisieron en los años que gobernaron se propusieron hablar de autonomías, se convirtieron en los defensores natos de un tipo de "autonomía" que generó la división del país, con fuerte contenido discriminativo y  racista.
 
Hemos sido testigos de cómo desde su instalación, se pusieron frenos al proceso. Primero y bajo pretexto de lucha de los 2/3  y cuando las comisiones presentaban informes fuertemente el debate se centró en temas como: las autonomías indígenas, el modelo de Estado, el régimen de las tierras, la reelección presidencial, entre las más importantes.
 
Es curioso y muchos analistas coincidieron en afirmar que la incorporación del tema de la capitalidad plena fue otro pretexto, no solo para frenar a la Constituyente sino hasta su propia anulación y liquidación. Claro está que, los promotores de esa serie escalonada de maniobras fueron los comités cívicos y prefectos de la “media luna”, autoridades edilicias de la capital del país con respaldo de algunas empresas privadas, los medios de comunicación y la propia Universidad.
 
Ahora, vivimos en un Estado incluyente que está conformado por la totalidad de bolivianos y bolivianas, las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano.
 
A diferencia de lo que regía en la República en la que el idioma oficial era únicamente el castellano, en el nuevo Estado Plurinacional se incorpora como idiomas oficiales los de las 36 naciones y pueblos indígena originario campesinos que son: aymara, araona, baure, bésiro, canichana, cavineño, cayubaba, chácobo, chimán, ese ejja, guaraní, guarasuawe, guarayu, itonama, leco, machajuyai-kallawaya, machineri, maropa, mojeño-trinitario, mojeño-ignaciano, moré, mosetén, movima, pacawara, puquina, quechua, sirionó, tacana, tapiete, toromona, uru-chipaya, weenhayek, yaminawa, yuki, yuracaré y zamuco.
 
Con el nuevo Estado Plurinacional también se modifica el nombre de los tres poderes, denominando al Poder Ejecutivo como Órgano Ejecutivo, al Legislativo como Órgano Legislativo que está conformado por la Asamblea Legislativa Plurinacional, pero por sobretodo crece la representatividad y la participación de quienes fueron excluidos en la historia.
 
 En la comprensión de las fuerzas político-sociales ganadoras de las elecciones de diciembre 2005, la demanda de una Asamblea Constituyente no expresó solamente la reivindicación propuesta en 1990 por la “marcha por el territorio y la dignidad” de los indígenas de tierras bajas, sino la refundación total del Estado boliviano sobre principios que permitan superar la hegemonía del pensamiento neoliberal, y también los resabios de los regímenes oligárquico y colonial vigentes desde la fundación de la República en 1925.
 
 Por eso, la ampliación de la democracia implica la construcción y consolidación de un nuevo Estado, de carácter plurinacional, que deje atrás al Estado aparente que nunca sentó soberanía a lo largo y ancho de nuestro territorio y tampoco expresó, así sea como ilusión, la voluntad general de toda la población boliviana.
 
Por ello, después de este recorrido en los cuatro años, tenemos grandes desafíos como  el salto urgente a la modernidad tras la puesta en órbita del satélite de comunicaciones Túpac Katari; así como el inicio del proceso de industrialización de los recursos naturales y de las empresas estratégicas del país, como son YPFB y ENTEL, la implementación del teleférico La Paz-El Alto o la generación de energía eléctrica limpia con el primer sistema eólico instalado en Cochabamba.
 
La consolidación del proceso de la Revolución Democrática y Cultural permitirá construir un nuevo entendimiento, perspectiva y significado de lo que es Bolivia y hará posible la resistencia a las imposiciones del imperialismo, así como el de allanar el camino para la emancipación y la liberación de las desigualdades e injusticias de los pueblos.
 
Gastón Núñez es comunicador social
 
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