Aumento de deuda y necesidades

16/06/2013
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Bajo el concepto del progreso, el Gobierno endeuda el país, a niveles inimaginables. Aumenta el costo de vida y las enfermedades, muchas producto del estrés y falta de alimentación adecuada.
 
Como en la procesión del Cristo Negro de Portobelo, funciona el Gobierno al dar tres pasos adelante y dos para atrás. El progreso es necesario, siempre y cuando no trastoque la paz, seguridad, felicidad, salud y economía de los hogares, fundamentalmente, de la clase media y baja.
 
No se trabaja para vivir, se vive para trabajar. Posiblemente desde el vientre, las criaturas sienten muchas necesidades, por la mala nutrición y/o estrés de la madre.
Tenemos que hacer una reingeniería mental, todos. Romper paradigmas y estructurar objetivos y metas para Panamá. Si el país progresa, progresamos todos. Cuando está convulsionado, estaremos estresados todos.
 
La falta de previsión de quienes gobiernan tiene a la población en un estrés permanente. Se aumenta el salario mínimo, pero se suben los impuestos, el precio del combustible, de los alimentos, la luz, el transporte, etc.
 
El incremento salarial pareciera ser una necesidad, pero el salario mínimo solo beneficia a un sector, que al final con el alza general de precios y de la canasta básica de alimentos, proporciones guardadas, queda en situación de desventaja, que golpea más a quienes perciben un sueldo que se ubica entre el salario mínimo y los mil balboas, porque ellos no reciben aumento; finalmente, el salario mínimo se hace inferior al anterior.
Los tiempos de crisis implican cautela, no desesperación. Vivimos bajo la administración de gobiernos reactivos a las situaciones y, por ello, no existen planes a largo plazo. Se administra para el momento, por cinco años de gobierno partidista. Error.
 
Se autoriza la tala de bosques, rellenos de manglares, bahías y costas; se autoriza o promueve la minería, se venden nuestras tierras campesinas a extranjeros, minimizando la producción; todo esto genera crisis como la ocurrida con el reciente problema energético y el actual alimentario.
 
Se construyen la cinta costera 2 y 3, a más de mil millones de dólares, por unos cuantos kilómetros, pero no una carretera a cuatro vías entre Veraguas y Chiriquí, cuyo costo sería de menos de la mitad del gasto por un tramo de 230 kilómetros. Un total contrasentido social. La carretera es una necesidad de la población, en general, tanto para el transporte humano como el de productos, mientras que la cinta costera es un lujo turístico.
 
El progreso es necesario, pero no se habla ni se cubren las necesidades reales como: el hambre, falta de vías de comunicación, ausencia de agua en diversas comunidades, exceso de basura en las ciudades; en fin, se busca progreso para el turismo y los trogloditas, mientras el resto perdemos calidad de vida. Tres pasos adelante y dos para atrás. ¡Dios te salve, Panamá!
 
- Victoriano Rodríguez S. es Economista, educador y humanista
 
 
Publicado en La  Prensa, domingo 9 de junio de 2013
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