Las fuerzas sociales y políticas en Ecuador en las vísperas de las elecciones de 2013

26/12/2012
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Como en todos los países latinoamericanos, los periodos de elección concentran la atención sobre el campo político y paralizan gran parte de otras actividades, o las instrumentalizan en función de la coyuntura. Ciertamente la dimensión política es importante en un periodo de cambios profundos. Estos últimos pueden ser orientados en distintas direcciones, por lo general significativas en la vida de los pueblos. Esto se comprobó en las elecciones de 2012, en Venezuela, con la reelección de Hugo Chávez Frías. La continuación del proyecto bolivariano estaba condicionada por el resultado electoral. Las transformaciones estructurales en los campos sociales y económicos necesitan tiempo, y para realizarlas no es suficiente un solo periodo electoral. Requieren apoyo popular y no significa necesariamente que el mismo actor esté en el poder. Las circunstancias que prevalecen en cada país determinan las soluciones.
 
1.            Las fuerzas políticas en competencia para las elecciones de 2013
 
Para las elecciones del 17 febrero 2013, se presentan ocho organizaciones políticas, con bases muy diferentes. La primera es el Movimiento Alianza PAÍS, “Patria Altiva y Soberana”, actualmente en el poder. Producto de un acuerdo de varios movimientos y fuerzas políticas, constituido en 2006, relativo a un programa de transformación social y económica. Con el tiempo, sin embargo, ese acuerdo perdió una parte de sus componentes, es el caso de Ruptura de los 25 y de sus apoyos, como la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), de los ecologistas y además el de algunas personalidades, por ejemplo, Alberto Acosta, Diego Borja, Gustavo Darquea, Betty Amores, Gustavo Larrea, entre otros. Rafael Correa es el candidato a la presidencia y Jorge Glas, ex ministro de telecomunicaciones y de la sociedad de la información, renunció al Ministerio Coordinador de los sectores estratégicos para postularse a la vicepresidencia. Su nombramiento suscito reacciones negativas dentro del Movimiento.
 
El Partido Sociedad Patriótica “21 de Enero”, lleva de candidato a Lucio Gutiérrez, antiguo militar y ex presidente; ``oficialmente`` de orientación centro-izquierda, pero que traicionó y decepcionó al movimiento indígena y a los movimientos sociales que lo habían apoyado y, en la praxis del poder devino en un fiel aliado de los Estados Unidos. Gutiérrez no pudo terminar su mandato, fue destituido en abril del 2005, luego de dos años de gobierno por la irrupción del movimiento de ``los forajidos” [1].
 
El Partido Renovador Institucional Acción Nacional, (PRIAN) presenta a Álvaro Noboa como candidato a la presidencia. Representante de la oligarquía bananera, Noboa ha postulado cinco veces su candidatura a las elecciones presidenciales. En 2006, cuando triunfó Rafael Correa, este candidato obtuvo el 23 % de los votos. En esta oportunidad, y por segunda ocasión, Noboa presenta a su esposa, Anabella Azin, como vice-presidenta.
 
El Movimiento Creando Oportunidades (CREO), representa la nueva derecha, moderna y neo-liberal, bastante similar a la orientación de Capriles en Venezuela. Su candidato es Guillermo Lasso, banquero, ex presidente del Banco de Guayaquil. Como vice-presidente, Lasso había escogido a un actor político indígena, Auki Tituaña. En vista de lo anterior, Tituaña fue inmediatamente expulsado de la CONAIE. Luego, renunció a la candidatura y fue reemplazado por Juan Carlos Solines, proveniente de la agrupación política, Concertación Política, de Cesar Montufar.
 
“Unidad Plurinacional de Izquierdas” es el fruto de una alianza de izquierda entre el Movimiento Popular Democrático (MPD), el Movimiento Pachakutik y varios movimientos opuestos a las políticas del presidente Correa. Entre ellos se encuentra el Movimiento Montecristi Vive (nombre escogido por ser el lugar donde se elaboró la nueva constitución) cuyo líder principal es Alberto Acosta, “Red Ética y Democrática” (RED), “Poder Popular”, “Participación” y “Socialismo Revolucionario”. Pachakutik, fue constituido en 1996 por dirigentes indígenas y varias fuerzas políticas; el MPD (Movimiento Popular Democrático), mantuvo durante décadas una importante influencia en las universidades, en la UNE (Unión Nacional de Educadores) y en el movimiento estudiantil, que opta a veces por acciones violentas y en otras por alianzas oportunistas. Esta formación política se presenta como la `’nueva izquierda” y cuenta con el apoyo del movimiento indígena, de los ecologistas y de algunos intelectuales decepcionados por la política vigente. Actualmente el MPD ha perdido protagonismo tanto en las universidades como en la UNE. El candidato para presidente es Alberto Acosta, economista, que estudió en Alemania, ex presidente de la Asamblea Constituyente y ex ministro de Minas de Rafael Correa.
 
La ruptura con Correa se produjo al final de la preparación del texto constitucional, cuando Alberto Acosta pidió más tiempo para debatir la nueva carta política, y que Correa rechazó; sin embargo, las principales divergencias se manifiestan a propósito del modelo de desarrollo. Alberto Acosta es profesor en la FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), reconocido intelectual. El tomó la decisión y tuvo el valor de volver a entrar en el campo político, en circunstancias difíciles. La candidata para la vice-presidencia es Marcia Caicedo, afro-descendiente[2], abogada y ex miembro del Consejo Nacional Electoral presentada por el MPD.
 
El Movimiento “Sociedad Unida Más Acción”, conocido como SUMA, de orientación ecologista, lleva de candidato a la presidencia a Mauricio Rodas y a Inés Manzano a la vice-presidencia.
 
El Movimiento Ruptura de los 25 [3], fue miembro de Alianza País cuando aún era un Grupo. Este movimiento que fue fundado en el 2004 por jóvenes de clase media, rompió con Alianza País con ocasión del referéndum implicando algunos cambios constitucionales y presenta a Norman Wray de candidato a la presidencia y a Ángela Mendoza para la vice-presidencia.
 
El Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), que se refiere al presidente Roldós, fallecido en un supuesto accidente aéreo, probablemente provocado por la CIA por ser un nacionalista de centro-izquierda, presentó en un primer momento como candidato al ex presidente Abdala Bucaram, destituido luego de seis meses en el poder y actualmente exiliado en Panamá, acusado de corrupción. Como su candidatura fue rechazada por el Consejo Nacional Electoral, un nuevo binomio se está buscando a la fecha de este escrito.
 
En un sondeo de octubre 2012; es decir, antes la apertura oficial de la campaña electoral, la mitad de los entrevistados se declararon indecisos. Sobre los que tenían una opción, el 44 % se pronunció a favor de Correa y el 18 % a Lasso. El 7 % lo obtuvieron Acosta y Gutiérrez. Noboa recibió un 2% de intención de votos. Los porcentajes obtenidos por los demás candidatos eran insignificantes. En Ecuador hay una segunda vuelta de elecciones, si en la primera ningún candidato supera el 50 %.
 
2.            La trayectoria política de Rafael Correa
 
Nacido en Guayaquil, en 1963, Correa formó parte de un grupo de estudiantes de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, interesados en la Doctrina social de la Iglesia. Después de su graduación, pasó un año - junto a misioneros salesianos- en Zumbagua, comunidad indígena kichwa situada en una región montañosa de la Sierra Centro. Cursó su maestría en economía en la Universidad Católica de Lovaina, en Lovaina la Nueva, donde fue presidente del Círculo de los estudiantes extranjeros. Se casó la belga Anne Malherbe. Se doctoró en economía en los Estados Unidos, en la Universidad de Illinois en Madison. Fue catedrático en la Universidad San Francisco de Quito, institución privada bastante elitista.
 
Cuando fue destituido Lucio Gutiérrez, su sucesor, Alfredo Palacios, que era el vice-presidente, llamó a Rafael Correa para ocupar el cargo de ministro de finanzas. En tres meses de labor, Correa inició algunas reformas importantes, opuestas a las orientaciones del Banco mundial y del FMI y, en 2006, se presentó a las elecciones presidenciales. No tenía un pasado político, pero, después de casi una década de inestabilidad en el país, parecía ser una persona capaz de corregir esa situación. En la segunda vuelta, Correa le ganó al oligarca Álvaro Noboa. Luego, en las elecciones para la Asamblea Constituyente del 2007, Alianza País obtuvo 80 de los 130 escaños. En 2008, en el plebiscito para aprobar la nueva Constitución, recibió la aprobación con el 63 % de los votos. Rafael Correa se presentó en los comicios del 2009 y fue reelegido presidente con el 51,99 % de los votos. Una rebelión en la policía en septiembre del 2010, con rasgos de golpe de estado, casi le costó la vida. En 2011, una consulta popular sobre diez puntos, que proponía desde el seguro social obligatorio y cambios radicales en el poder judicial hasta la eliminación de la corrida de toros, dio distintos resultados dependiendo de las regiones y al final ganó con una muy justa mayoría.
 
Rafael Correa afirma que la inspiración de la Revolución Ciudadana proviene de Eloy Alfaro,[4] gestor de una revolución liberal al principio del Siglo XX, y asesinado, por la misma razón por las fuerzas reaccionarias.[5] Su visión política considera que después del periodo neoliberal se debe reconstruir el Estado y “rehacer” la ciudadanía. Correa posee un discurso fuerte y permanente, apoyado por una comunicación intensiva en la prensa y en la televisión. Cada sábado él da cuenta de su trabajo de la semana. Para realizar su fin político, tuvo que implementar una serie de reformas. El sector justicia, muy corrupto, requería cambios profundos. Para evaluar ese proceso, solicitó la colaboración del Juez Baltazar Garzón. Sus críticos lo acusan de utilizar la reforma con el fin de controlar el sistema judicial.
 
La educación, en los sectores primario y secundario, ha obtenido un importante desarrollo cuantitativo, aún si desde un punto de vista cualitativo existen muchas deficiencias, en parte debidas a las mismas reformas. En la enseñanza superior, se requería también de una reforma. El número de estudiantes, más de 200.000, había aumentado mucho, además existían 49 facultades de derecho y 60.000 abogados, y la corrupción tampoco estaba ausente del sector. La reforma educativa se inspiró en las medidas de Bolonia; es decir, con una perspectiva tecnócrata y reglas de eficacia de tipo empresarial, por estas razones es criticada en los medios universitarios. La concepción centralizadora del Estado, condujo también a reintegrar la Dirección Nacional de Educación Bilingüe (kichwa y español) en el Ministerio de Educación cuando había tenido un estatuto autónomo desde su creación en 1988.
 
La reforma tributaria se destinó a hacer pagar a los más ricos, que, como en el resto del continente, no pagaban impuestos o en el mejor de los casos pagaban muy poco, como sucede en los otros países latinoamericanos. Dada esta nueva política fiscal, se duplicaron los ingresos del Estado. Esta medida provocó reacciones moderadas en los sectores más ricos, debido a la buena coyuntura económica del país y del continente en general, gracias al alza de los precios de las materias primas y los productos agrícolas de exportación. El alza de precios internacionales produjo un aumento considerable de las ganancias del sector exportador tradicional (banana, cacao, café), de los bancos, los grandes comerciantes y benefició indirectamente a la industria local, todavía en proceso de desarrollo.
 
La transformación de las disposiciones sobre los media, suscitó grandes controversias. Como en el resto de América Latina (y más en otros lugares) la prensa y la televisión están en manos del capital financiero o comercial, sin embargo, se denomina “prensa libre e independiente”. En Ecuador, las nuevas disposiciones prevén que ningún poder económico, financiero, ni productivo, puede ser propietario de medios de comunicación. Se trata de restablecer la libertad de prensa. No obstante, la manera como Rafal Correa actuó en un caso personal contra la llamada prensa corrupta ha tenido un efecto perverso. Durante el juicio él pidió una compensación de 80 millones dólares al diario El Universo por acusaciones falsas en su contra, y, un millón a cada uno de los dos periodistas que publicaron un libro (El Gran Hermano) denunciando los negocios de su hermano con el sector público. La justicia condenó al periódico, pero redujo la suma a 40 millones y también confirmó la multa de los dos periodistas. Las reacciones internacionales fueron fuertes y una medida en sí correcta se transformó en un desastre mediático. Incluso algunos ex jefes de Estado intervinieron (Clinton, Cardoso). El presidente Correa perdonó. Si él hubiera pedido un dólar como compensación moral, la cosa habría sido diferente.
 
El principal problema del país es la pobreza, sostiene Correa. Por esta razón tomó muchas medidas. El aumento de los impuestos permite al Estado ofrecer un mejor acceso a la salud y a la educación. Se aumentó el salario mínimo y se disminuyó la retribución del capital (de 24/25 % al 8/9 [6]). Se conceden Bonos de Desarrollo Humano por un valor de 35 dólares mensuales a 1.200.000 personas pobres. Este programa, mínimo frente a lo que significa la pobreza real, pero importante en los casos extremos, corresponde a una lógica asistencial (necesaria en situaciones de emergencia), que no produce actores sociales, sino más bien clientes del Estado.
 
Cuando el candidato Guillermo Lasso afirmó que de ser elegido presidente incrementaría el bono a 50 dólares, utilizando el dinero gastado por el Gobierno actual en publicidad y propaganda, Rafael Correa contestó que a partir del 1° de enero 2013, el bono se incrementará a 50 dólares. Para financiar este incremento Correa envió a la Asamblea, con el carácter de económico urgente, un proyecto de ley mediante el cual se trata de equiparar el impuesto a la renta al mismo nivel nacional, o sea al 23%. Actualmente los bancos pagan únicamente el 15%. La pobreza disminuyó durante la presidencia de Correa, pero poco dentro de la población indígena. Gracias a la coyuntura internacional y a ciertas políticas del Gobierno, la previsión de crecimiento del PIB para 2013 es de 5,4 % y el desempleo no sobrepasa el 5 %.
 
El vice-presidente Lenin Moreno, realizó programas muy exitosos a favor de los discapacitados, siendo el mismo uno de ellos. Su labor es apreciada por toda la sociedad ecuatoriana y él ha obtenido un reconocimiento internacional. No se presenta de nuevo en el binomio de Alianza País para 2013, pero trabajará a nivel latinoamericano.
 
Una parte importante de los ingresos del Estado proviene de los recursos naturales, en especial del petróleo. Pero esta fuente de ingreso, que ha sido alta en los últimos años, no va a perdurar. En Ecuador, el petróleo está en su nivel máximo de explotación y dentro de 20 años estará agotado. De ahí la preocupación de Correa de encontrar un substituto; esto es, la minería. Se trata de minería a cielo abierto, explotación necesaria actualmente para explotar las reservas de minerales siempre más reducidas, pero que conlleva perjuicios ecológicos y sociales, observados en todo el mundo. La Asamblea aprobó una ley minera que permite la entrada de las multinacionales e impone condiciones de explotación. El Gobierno envió el ejército para destruir las minas artesanales que trabajaban en pésimas condiciones ecológicas y sociales.
 
Frente a las resistencias contra las concesiones mineras a corporaciones extranjeras, en su mayoría canadienses y chinas, se implementó la legislación anti-terrorista; varios líderes indígenas fueron arrestados y encarcelados. Correa sostiene que el Ecuador no puede quedarse sentado como un mendigo sobre una bolsa de oro. Estos recursos son necesarios para luchar contra la pobreza. La tecnología actual permite una explotación más limpia: “Si explotamos cuidadosamente los recursos naturales, eso puede también beneficiar al entorno natural”[7] Según él, hay muchas otras causas de destrucción de la naturaleza: la falta de energía que obliga a cortar árboles, las aguas negras de Quito que contaminan el río Machángara. Los recursos de las minas, en cambio, permitirían dar solución a estos problemas. “Es una locura, afirma Correa, decir no a la explotación de los recursos naturales, lo que propone una parte de la izquierda…Eso es una izquierda infantil, que solamente puede legitimar la derecha”.[8]
 
Sin embargo, los campesinos y en particular los indígenas que habitan las regiones mineras temen las consecuencias: falta de agua, contaminación, enorme cantidad de desechos, expulsión de comunidades. En varios casos ya se han opuesto a la prospección cortando carreteras. Por su parte, la ley prevé compensaciones para las comunidades y una participación en las regalías. Por eso ciertos líderes indígenas no se oponen y las comunidades se dividen. Se vislumbran conflictos, como en todo el continente desde México hasta la Patagonia, en los meses que vienen. La experiencia de otros países y otros continentes (Filipinas, Congo, etc.) evidencia el no respeto de las empresas mineras de las leyes locales y la utilización de su enorme poder técnico, económico y político para escapar a las leyes locales.
 
Al mismo tiempo, Rafael Correa defiende la no utilización del petróleo del parque nacional del Yasuní. Una reserva muy importante se encuentra en esta región de alta biodiversidad, habitada por pueblos indígenas. Alberto Acosta, cuando era ministro de Minas, defendió esta idea que a cambio pide una intervención financiera de la comunidad internacional, por la mitad de la ganancia que habría obtenido la explotación del crudo. Es evidentemente una batalla dura y no ganada. Sin embargo, ya existe un plan B de explotación.
 
La referencia al Sumak Kawsay (Buen Vivir)[9] es constante. La constitución introdujo este concepto como eje transversal. Es tomado en cuenta en el Plan Nacional de Desarrollo. El mismo Presidente se refiere regularmente al “Buen Vivir”. Sin embargo, las aplicaciones muchas veces parecen contradecir el contenido, porque se utiliza para cualquier cosa: por ejemplo, una nueva carretera significa “Buen Vivir”. En suma, el concepto original parece más un slogan al servicio de una política.
 
Por eso es necesario conocer más de cerca la concepción del desarrollo que tiene el presidente Correa, para una modernización del país. Se trata de varios elementos. La construcción de una nueva red de carreteras, que de verdad es impresionante en un Ecuador de tantas montañas, es un elemento de base para el desarrollo. El paso de la minería artesanal, a la industrial aumentará las riquezas del país. La agro-energía en monocultivos y la construcción de importantes represas permitirán el reemplazo del petróleo y el uso de transgénicos posibilitará el incremento de la productividad agrícola (el presidente sugiere una modificación de la constitución que lo prohíbe). Yachay (sabiduría en kitchwa), una nueva universidad concebida como ciudad del conocimiento y de la tecnología permitirá la formación de especialistas en las tecnologías y saberes de punta. En suma, se trata de una visión bastante tecnócrata del desarrollo que no toma muy en cuenta las “externalidades”; es decir, los costos de este modelo, tanto ecológicos como culturales. La agricultura campesina, por ejemplo, no entra en esta perspectiva. La preocupación cultural se manifiesta principalmente en una política de defensa del patrimonio, eficaz y muy útil para construir la memoria de la nación, pero que constituye una parte solamente de la cultura.
 
En el discurso de Correa, el Socialismo del Siglo XXI es la definición del modelo que él propone, es decir, la modernización del país, junto con una preocupación por la justicia social. Esto se realizará por etapas y, según él, recién se ha comenzado. Sin embargo, todavía no se ha salido del capitalismo. “El modelo de acumulación no se ha cambiado”, afirma el Presidente. Para seguir adelante, Correa pide un nuevo mandato. Sin embargo, la cuestión teórica es saber si este modelo significa realmente a largo plazo la búsqueda de un nuevo paradigma post-capitalista o solamente la adaptación del sistema existente a nuevas demandas. Obviamente, el proyecto es post-neoliberal, pero no se puede decir que es post-capitalista, aún a largo plazo.
 
Por esta razón, se produjeron varios conflictos, no solamente con una derecha que no quiere perder sus privilegios, sino también con el movimiento indígena, los ambientalistas y algunos intelectuales, calificados de infantiles por el Presidente. Desde el principio, Rafael Correa ha considerado a los indígenas únicamente como ciudadanos, como campesinos, como pobres, pero no como pueblos, a pesar de que la constitución reconoce que el estado es plurinacional. Esto es la base de un profundo conflicto, que terminó en una ruptura con la CONAIE. Los indígenas, que constituyen aproximadamente el 30 % de la población, están divididos políticamente, a la par que otros grupos de la sociedad ecuatoriana. Como el poder político utiliza estas divisiones, el movimiento indígena ha perdido parte de su fuerza original. Algunos elementos radicales no facilitan la tarea de la CONAIE. El partido Pachakutik ha manifestado un cierto oportunismo, especialmente en el tiempo de la presidencia de Lucio Gutiérrez. La interculturalidad promovida oficialmente, parece ser más una integración de todos en una modernidad clásica no criticada, que un dialogo entre culturas de igual derecho.
 
La defensa del entorno natural, con la introducción en la Constitución de la noción de derechos de la naturaleza, también es una fuente de conflicto, especialmente, alrededor de las minas y de la ley del agua. Si la protección de la madre-tierra es hoy en día un elemento primordial, reconocida por el discurso oficial (basta referirse al discurso del Presidente Correa en la Conferencia de las Naciones Unidas: Rio + 20) se debe admitir que las prácticas no son coherentes. La argumentación de los defensores de la naturaleza no siempre convence (como definir “los derechos de la naturaleza”, noción inscrita en la Constitución) y en ocasiones no escapa a lo que algunos llaman de manera peyorativa “el pachamamismo”. Sin embargo, la cuestión es demasiado importante para ser ignorada, aún dentro de una política que se define de modernización y exige la definición de otro paradigma.
 
Junto a estos conflictos de fondo, existen conflictos secundarios; por ejemplo con los disidentes de Alianza País, lo que podría impedir la obtención de la mayoría en la próxima Asamblea. El estilo del presidente, hombre dinámico, muy dedicado y que interviene en todos los detalles de la vida política, también es objeto de críticas, en especial cuando insulta a sus adversarios o contradictores.
 
En el plano internacional, la actuación de Correa obtiene una mayor aprobación. El se mostró firme con los Estados Unidos, no renovando el acuerdo para mantener la presencia de la base aérea de Manta, retirando todos los militares de la nueva versión de la Escuela de las Américas, expulsando a la embajadora de los USA después de las revelaciones de Wikileak. Así mismo, criticó fuertemente las políticas del Banco Mundial y del FMI y condenó la exclusión de Cuba en la OEA. Renegoció la deuda externa ahorrando al país millones de dólares. Hasta ahora se opuso a la arrogancia europea en las discusiones sobre los intercambios comerciales. Fue uno de los mejores artesanos de la nueva integración latino-americana, con la propuesta del sucre como moneda de intercambio, con el UNASUR, que tiene su sede en Quito, con el ALBA y la CELAC. Él otorgó asilo a Assange. En la cumbre Ibero-americana de Cádiz, expresó claramente su rechazo a las políticas pro-cíclicas europeas para salir de la crisis y ha condenado los ataques de Israel a Gaza.
 
3.            Perspectivas de futuro
 
No se puede hablar de futuro, sin reflexionar más allá y de manera dialéctica sobre el contexto del proyecto político. Una primera constatación es que la estructura de clases y las distancias sociales no cambiaron de manera significativa. Por una parte es normal, porque un cambio tal es cuestión de medio o largo plazo. Por otra parte, el proceso mismo provocó varias consecuencias: se ha desarrollado una burguesía moderna, aprovechando la coyuntura favorable a escala mundial y una parte de la oligarquía tradicional se inscribió también en esta línea. Sin embargo, aún si esta clase tuvo serias ventajas durante los últimos años, ella le tiene miedo al futuro, pues no sabe si el Socialismo del Siglo XXI será una realidad o será solamente un concepto social-demócrata, que ellos podrían aceptar.
 
Un resultado palpable, tanto de la coyuntura global (el “boom” petrolero) que de la política del régimen) es el aumento de la clase media[10]. Según un informe del Banco Mundial[11], la clase media representa el 34 % de la población ecuatoriana, contra el 30 % a nivel continental. En gran parte, el fenómeno se atribuye al mejoramiento de la cobertura en la seguridad social. Esta clase, variada en su constitución, se desarrolla particularmente en el sector de servicios. Tiene un nivel de consumo con nuevas exigencias, que se satisfacen en gran parte por la importación de bienes extranjeros. En este sentido, no se trata de una contribución mayor al desarrollo económico del país, porque absorben una gran proporción de las entradas de lo que se exporta (petróleo, productos agrícolas). Políticamente, la clase media está dividida. En parte, pertenece a los antiguos partidos tradicionales, pero es una minoría; otra parte, apoya el Gobierno de Correa, especialmente los que en los últimos anos accedieron a ella desde abajo y, finalmente, otra parte teme al futuro, debido a la política fiscal. Los sindicatos de empleados públicos (gobierno, maestros) generalmente se oponen al modelo, porque sus análisis son más elaborados, pero por ahora son minoritarios. El Gobierno favoreció la creación de un sindicato pro-gubernamental. Sin embargo, puede pensarse que una mayoría perteneciente a la clase media votará por Correa, en las elecciones de 2013.
 
Las clases subalternas, proletariado urbano (minoritario) y rural, pequeños campesinos, miembros de comunidades indígenas[12], que reciben el Bono, que les ha permitido de mitigar la pobreza más aguda, tienen la esperanza que el proyecto político de Rafael Correa continuara mejorando sus destinos. Una parte de los indígenas se encuentran en esta posición, a pesar de las orientaciones opositoras del movimiento indígena, debido al escaso respeto hacia su identidad y a sus derechos colectivos. Esto explica, en parte, el relativo decrecimiento del Movimiento indígena. La participación de algunos indígenas en la burguesía moderna, la integración urbana de otros indígenas en la clase media, son también elementos explicativos. El voto indígena estará divido. En conclusión, se puede decir que Correa ganará los votos del pueblo no-organizado, no así los del pueblo organizado. Como este se ha reducido y el Gobierno viene utilizando varios métodos de cooptación y de marginalización de las organizaciones, como de concentración del poder, su peso electoral no será considerable.
 
Como lo hemos dicho, el proyecto de Alianza País, a pesar de un discurso a menudo diferente no sale del modelo modernizador clásico, que caracterizó al capitalismo y al “socialismo real” (que ha tenido que aprender a caminar con las piernas del capitalismo, como lo decía Maurice Godelier) lo que provoca las reacciones de los ambientalistas, de los indígenas más política y socialmente conscientes y de una parte de la intelligentsia. Como estas categorías son minoritarias, su impacto político queda limitado.
 
La coalición política de la “nueva izquierda” es bastante heterogénea. Es difícil saber si podrá presentar una solución alternativa. De todas maneras, parece que no tiene posibilidad de ganar la presidencia, Uno puede preguntarse si fue una decisión sabia para un movimiento como la CONAIE, entrar en este movimiento político, con el peligro de gastar mucha energía y credibilidad en una campaña perdida desde el inicio, en vez de consagrarse como movimiento social, al mediano y largo plazo, preparando así un post-Correa. Este nuevo proyecto tendría que elaborarse basándose en la situación real, para construir el nuevo paradigma, necesario para salvar el planeta (la madre-tierra) y la humanidad, considerando los logros de la era Correa, pero aprovechando también sus límites (la concepción del desarrollo, en particular) y de sus errores, El argumento que una campaña electoral puede constituir una plataforma útil para presentar al público nuevas ideas, parece faltar de credibilidad en las actuales circunstancias de polarización de la vida política ecuatoriana.
 
Desde el punto de vista de las elecciones del 2013, se puede pensar que, a menos que se presenten circunstancias excepcionales, el Presidente Correa ganará en la primera vuelta, el 17 de febrero 2013, porque dispone de una base social importante y del aparato del Estado. Si hay una segunda vuelta, el 7 de abril, la confrontación será con la derecha moderna y no con la nueva izquierda.
 
Quito, 21.11.12


[1]Forajido significa “fuera de ley”, acusación hecha por Lucio Gutiérrez y recuperada por sus adversarios.
[2] La comunidad afro-descendiente representa cerca el 7 % de la población y se ubica en mayoría en la costa pacífica. Los últimos años este grupo gano protagonismo y dinamismo para hacerse reconocer en la sociedad ecuatoriana.
[3] Significa 25 años después del regreso de la democracia en Ecuador.
[4]New Left Review, 77, sept.-oct. 2012, 90.
[5] Eloy Alfaro rompió las estructuras coloniales todavía casi intactas hasta fines del siglo XIX.
[6] Ibidem, 91
[7] Ibidem, 96
[8] Ibidem, 95
[9] Concepto indígena implicando armonía entre seres humanos y naturaleza (la pachamama), la armonía dentro y entre a comunidades y la armonía personal
[10] Concepto ambiguo, porque se basa sobre el ingreso y no en las relaciones de producción.
[11] La Movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América latina. Panorama general, Banco Mundial, 12.11.12.
[12]Ciertas comunidades de la Amazonia rechazaron el Bono, su modo de vida no valorizando el uso de moneda.
https://www.alainet.org/es/active/60529
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