Los países suramericanos unidos somos una potencia mundial

UNASUR y el mar de Bolivia

07/06/2012
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Comentarios sobre la entrevista a María Emma Mejía, secretaria general de Unasur
 
La secretaria general de la Unasur, María Emma Mejía, explicó que los países de América Latina están gestando el sueño de vivir en una "integración total". Mejía también alabó la llegada del próximo secretario general, Alí Rodríguez Araque, quien cuenta con "visión estratégica para la región".
 
La secretaria general de la Unasur, María Emma Mejía, explicó que el deber de la Unasur es fomentar la integración de todos los países del cono suramericano para el beneficio de sus pueblos.
 
La secretaria general de la Unasur felicitó la voluntad de los mandatarios de las naciones de América Latina para apoyar y mejorar la integración.
 
La secretaria general de la Unión de Naciones del Sur (Unasur), María Emma Mejía, destacó  que la integración entre los países de América Latina va a permitir consolidar la posición del continente como una fortaleza frente al mundo.
 
Mejía destacó que a pesar de las diferencias políticas que pueden haber entre las 12 naciones del cono suramericano "es importante ver como se están gestando los acuerdos de integración entre todos los países y sus mandatarios".
 
La secretaria general de la Unasur aseguró que en los últimos acuerdos el objetivo era proteger los recursos naturales haciendo clara referencia al Consejo energético, el cual fue el tema principal de la última reunión sostenida en Caracas la pasada semana, a su vez que aplaudió la llegada del próximo secretario general, Alí Rodríguez Araque, de quién afirmó que tiene una visión estratégica para el beneficio de todas las naciones.
 
A continuación teleSUR transcribe íntegramente la entrevista a la secretaria general de la Unasur, María Emma Mejía.
 
Hola, bienvenido a este espacio que preparamos para usted. Para informar sobre ese tratado regional que se firmó en materia energética en el marco del Consejo de la Unión de Naciones Suramericanas está con nosotros María Emma Mejía, secretaria general de la unión de países suramericanos, organismo multilateral que nace en el esfuerzo de los países de Suramérica para enfrentar muchísimas cosas, entre ellas, los retos que tienen en materia económica, política, cultural, y energética, en base a eso, se firmó en estos días ese convenio energético regional. María Emma ¿qué importancia tiene este tema energético para los países de América del Sur?
 
Gracias a teleSUR por invitarnos. Primero, Unasur es una especie de Unión Europea cuando hace 60 años decidieron juntarse y empezaron a buscar objetivos comunes como continente. El continente suramericano que va desde Colombia, Venezuela, Surinam, Guyana, hasta abajo, Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile. Recorren estos 12 países que buscan una voluntad propia que hace 10 años por primera vez se reunieron sus presidentes casi que desde la épocas de Simón Bolívar, San Martín, Sucre, Artigas, O'Higgins, y deciden juntarse y buscar proyectos políticos primero, y después estratégicos de integración donde emergían por supuesto hoy en día, infraestructura física en un continente tan quebrado con esos Andes, desiertos, aguas tan profundas, Amazonas y ríos de la plata, esas cuencas, se hace difícil, se ha rezagado mucho lo que son las obras de infraestructura.
 
El consejo energético, que tal vez es el activo primero donde todos los países empiezan a integrarse, buscó en Caracas el ver cómo armamos un tratado energético suramericano, es decir, unas reglas de juego, unas matrices, de dónde viene la energía, cuánto de nuestros ríos, de nuestras cuencas, cuántos nos va a hacer de leña, de quemar bosques tropicales que todavía siguen siendo ocho millones de kilómetros en Suramérica, uno de los grandes atractivos, cómo utilizar el agua, que es la mayor reserva del mundo está aquí asentada. Entonces son las reglas de juego de sostenibilidad, sustentabilidad y al mismo tiempo de acceso a la energía. Así que es un proceso político pero al mismo tiempo de realidad para nuestros pueblos.
 
Pero es también un proceso en el que los pueblos juegan un papel importante y fundamental y en el que son ellos los que se buscan salgan ganando. Son pueblos que mucho tiempo atrás estaban al servicio de las grandes empresas que en muchas ocasiones se llevaban las regalías imperantes de esos recursos naturales que les pertenecen. Ahora, tengo entendido que Unasur está buscando que se proceso se revierta y que vayan los pueblos beneficiándose de esos recursos naturales que usted nos hablaba.
 
Claro es un gran debate, no sólo en Suramérica y no solo por las coyunturas en Argentina, Bolivia y de sus procesos de nacionalización, sino en general. El propio presidente Obama recientemente en un informe de Estado de la Unión informaba: Podemos empezara a trabajar con nuestro petróleo, con nuestro gas, en lugar de tener que importar. Es un gran debate sobre recursos naturales y por supuesto cada país es soberano y lo que este consejo energético dijo es que cada país verá de qué forma puede ejercerlo y yo creo que es claro es que las decisiones de una nación sobre sus recursos naturales son soberanas de los Estados, llámese suramericanos, llámese cualquier otro Estado, no vamos a irrespetar.
 
Aquí lo que hay es que Suramérica tiene una de las grandes reservas y en Unasur más allá de lo que ha sido ese proceso de integración, ha sido un órgano político de una gran importancia, un órgano político capaz de desactivar el problema que hubo entre Colombia y Venezuela para que hoy seamos y estemos en esta armonía y el resultado es que hay una colombiana que es secretaria general de la Unasur y pase la posta el 11 de junio a un venezolano, Alí Rodríguez Araque, un personaje muy afín a recursos naturales, pero afín a la política suramericana que desactivo problemas en Ecuador, problemas en Bolivia, y que al mismo tiempo trabaja por y con esos ciudadanos en ese proceso de integración.
 
Ya hoy no hay países frente al mundo, hay regiones frente al mundo y la nuestra es una región emergente de mucho peso, la sexta economía del mundo como Brasil y ese empezar a trabajar frente al mundo como buscamos ese diálogo sur-sur que va a ser muy definitivo en los años por venir.
 
Y ese tratado energético también va a incluir la construcción de infraestructura ¿Cómo se va a trabajar? ¿Cómo se plantea que llegue a esos procesos de financiamiento que son tan importantes?
 
En energía hídrica tal vez somos la región más rica en el mundo. Tenemos las reservas del sur y tenemos dos cuencas importantes aquí en el sur la de La Plata y la Amazónica y a eso uno ve cómo se visualiza la infraestructura, ya no es construir una carretera que comunique una vía férrea, el sur al norte, o el Pacífico al Atlántico que bastante falta nos hace, pero también es cómo le introducimos, cómo unimos banda ancha, lo que es fibra óptica, conectividad ¿por qué conectividad? Porque un pueblo en la frontera en Paraguay o en la frontera en Argentina o en la frontera común Venezuela-Colombia o Ecuador-Colombia -Perú, necesita desarrollo, necesita conectividad para la escuelita, para el puesto de bomberos o para el hospital local o para los ciudadanos de esas pequeñas casas locales del pueblo. Si usted y yo nos vamos a mandar un correo electrónico o yo se lo mando a alguien en teleSUR tenemos que ir a un nodo en Miami y eso resta también soberanía y resta acceso también y queremos democratizar el acceso, que más gente, más escuela, más educación surja de allí y al mismo tiempo haya infraestructura vial.
 
Esa infraestructura vial es un proyecto que acaba de aprobarse y como usted bien lo dice, los cancilleres lo aprobaron en marzo en Asunción y es un proyecto de 31 proyectos estructurantes, es decir, que tiene que ver con integración. No es aprobar una carretera para exportar productos como tal vez se hacía antes, sino para conectarnos, para vencer esa insularidad suramericana.
 
Maria Emma, estamos hablando de un proyecto, de 31 grandes proyectos, que tienen planteados desde Unasur para esta región. Qué importancia tiene para estos 400 millones de habitantes de esta sub-región de América Latina.
 
Como hablábamos ahora, nuestra geografía es tan compleja, ya Simón Bolívar y el Mariscal Antonio José Sucre se escribían cartas y en sus comunicaciones con San Martín se escribían de la dificultad del cruce entre los ejércitos, de cómo y por donde podrían entrar, cómo ahorrar montaña, cómo ahorrar paso de cordillera, lo mismo nos pasa ahora, es decir, es increíble que casi 200 años después sigamos teniendo unos problemas de conectividad física tan grande.
 
¿Qué se hizo? Hace un poquito más de un año, casi dos años, de un banco de proyectos que se soñó tener en Suramérica casi 500 proyectos se decidió en el Consejo suramericano de Infraestructura y Planeamiento, por qué no priorizamos aquellos proyectos que nos unen. Ya no una carretera de un país, o una vía férrea, o una mejoría fluvial de un país, sino aquella vía fluvial que tenía conectividad con otras naciones suramericanas que mejoraban la vida de una población rural, que nacía el paso fronterizo, tal vez menos agreste y menos duro de lo que hoy es y escogieron 31 proyectos dentro de ocho ejes, lo que llamamos estructurantes, que unen más de una nación suramericana y fue un hallazgo maravilloso, es como si usted lo puede ver en los mapas, y ojalá lo puedan ver aquellos que hoy nos están siguiendo a través de este programa, cambia la vertebración suramericana y la insularidad histórica que hemos tenido y que nos hace más afines al interior de Suramérica, porque quizá conocemos mejor Estados Unidos que nuestra propia geografía y esto nos va a permitir, con una inversión cercana a los 20 mil millones de dólares, que hay que ver como se van a empezar las financiaciones y eso es parte del trabajo que tenemos que emprender ahora.
 
Bueno, se crearon mecanismos como el Banco del Sur, la Comunidad Andina de Infraestructura que ha aportado muchísimos recursos. Pero de dónde van a salir esos recursos que se necesitan, además de los que se pueda juntar a través de estos mecanismos de financiamiento y sobretodo, cómo va a hacer Unasur para llegar a acuerdos entre los países que no siempre tienen las mismas formas de pensamiento.
 
Pues bueno, lo interesante, hay como una, a pesar de las diferencias ideológicas, y todos ustedes lo saben, lo distinto que pueden un presidente de una nación u otra, o unas visiones de izquierda, de centro de derecha, de socialismo o de centralismo, de alguna forma los presidentes y presidentas han adquirido una enorme cierta madurez y tienen claro que el proceso de integración, más allá de sus diferencias, prima las posibilidades de desarrollo.
 
Ya pasamos por épocas difíciles. Néstor Kirchner, el primer Secretario general de la Unasur, que estuvo 5 meses y que siempre recordaremos que le tocó apagar unos incendios muy grandes: La situación de Colombia y Venezuela que hablábamos, la de Ecuador, la de Bolivia y fue una etapa de rearmar políticamente nuestro diálogo.
Ahora en qué estamos. En que una vez superada la institucionalidad, ya tenemos una sede en Quito, unos funcionarios, un presupuesto, un reglamento de funcionamiento, entremos a la integración real. ¿De dónde salen los fondos? Está el Banco del Sur que ya tiene los siete países aprobados, cinco de ellos en sus parlamentos, que era lo que se requería por ley, empezar, yo me imagino, en un año a armar un nuevo banco lo cual no es fácil porque tiene que cumplir con las mismas reglas de juego sobre garantías, aportes de capital. También tendremos la Corporación Andina de Fomento (CAF) que es un órgano que nace de la Comunidad Andina que nos ha financiado buena parte y empezar a buscar recursos propios y voluntad política.
 
Finalmente Unasur es eso, es una expresión de voluntad política y de realismo político. Hoy, tal vez era el presidente Santos el que lo decía, cada uno de nuestros países, de los 12 países suramericanos es fuerte, pero juntos somos potencia. Ni Brasil que es tan grande, ni uno muy muy chico como Surinam o Guyana pueden irse sin presentarnos como región ante el mundo en la década de América Latina, que por fin nos tenía que llegar una década porque todas han sido frustradas, perdidas y ahora estamos en un momento de lecciones aprendidas de nuestros errores aprendidos y enmendados en un momento muy, muy especial y muy protagonistas frente al mundo.
 
Y en la que finalmente la región ha podido salir bien librada de la crisis que está enfrentando por ejemplo Europa ahora mismo, también el mismo Estados Unidos ahí como peleando por salir de esa crisis que nos ha afectado a todos ¿Esos mecanismos son fáciles para la Unasur, lograr los consensos entre los gobiernos?
 
No. Nunca es fácil el consenso. Yo a veces pensaba si debe ser consensos o mayoría y mayorías si uno vota porque uno viene de sectores donde uno vota, y si la mayoría ganó, pues la minoría tiene que adaptarse. Aquí no. Aquí consenso quiere decir todos tenemos que llegar finalmente a votar algo los 12. No hay ninguna posibilidad de que si 11 están de acuerdo y uno se opone, chico o grande, no importa, eso democratiza más porque si uno dice, Brasil impone o se opone uno de los países chicos con menos per cápita, o menos PIB, o menos habitantes igual pesa los mismo y eso es bonito porque es un ejercicio de dialéctica, de política, de llegar a acuerdos, de convencer al contrario y creo que es eso lo que ha permitido que esos nubarrones que algunos recordarán del año 2008 o 2009, cuando la presencia de bases norteamericanas en Colombia o cuando se retiró de la base de manta norteamericana en Ecuador que eran verdaderas confrontaciones es un privilegio participar en esta Unasur de ahora, con dificultades.
 
Claro. También se ha creado un Consejo de Defensa en el marco de Unasur que en la última reunión lo que se llegó a un acuerdo fue tal vez crear una Secretaría General Pública de la región que permita dotar de seguridad y bienestar a las familias que viven allá ¿Cómo va avanzando ese tema de Defensa?
 
El Consejo Suramericano de Defensa es tal vez uno de las demostraciones de integración real. Lo hizo Europa y le costó dos guerras mundiales, fue muy difícil llegar a acuerdos en materia de Defensa.
 
Suramérica va a presentar frente al mundo este próximo 5 de junio el registro de gasto militar suramericano, es decir, va a transparentar y poner sobre la mesa sus cifras sobre gasto militar y creo que eso es una medida de confianza mutua que ha recibido la admiración de todos. Nosotros creamos nuestra propia doctrina en materia de Defensa, que era muy difícil, era impensable en la época del consenso en Washington, en época de la Junta Interamericana de Defensa hemisférica, era prácticamente impensable hace pocos años. ¿Eso a qué deriva? Cómo trabajamos los temas de delincuencia organizada transnacional de Seguridad Pública de los ciudadanos que roban, que se nos está deteriorando la seguridad porque tenemos unas mafias muy duras en materia de luchas contra el narcotráfico. Esa fue la reciente reunión y confiamos en que un grupo técnico que se ha conformado pueda crear esta instancia que trate la seguridad y la delincuencia organizada transnacional que es una verdadera amenaza a nuestras democracias. Lo vemos en México, lo padecimos en Colombia, lo seguimos viendo, el narcotráfico va penetrando y eso atenta contra la democracia.
 
Ahora que somos una zona de paz, no somos nuclearizados, no tenemos unas guerras y conflictos entre naciones, para dónde vamos, sumado a ese problema tan duro que deriva de la presencia del narcotráfico, prácticamente en todos nuestros países.
 
Además de todo eso que Unasur ha generado para beneficiar a los pueblos en materia energética, en materia de seguridad, en materia de infraestructura. También siempre hay un acompañamiento político. En este año electoral para Venezuela ¿cómo va a ser ese acompañamiento en ese proceso que está por vivirse el 7 de octubre de este año?
 
Venezuela formalizó la solicitud a Unasur que viene debatiendo la creación de un nuevo Consejo Electoral de la Unasur, es decir, aquel Consejo que acompaña elecciones u observa elecciones, no solo la OEA, la Unión Europea o los propios Consejos Nacionales Electorales sino que en este caso la Unasur observaría elecciones y el 11 de junio confiamos en que el traspaso de la Secretaría en Bogotá puedan nuestros cancilleres y posteriormente nuestros presidentes aprobar el Consejo Electoral de la Unasur en cuyo caso acompañaríamos como órgano, las elecciones del 7 de octubre, es decir, uno mira qué está pasando, vienen varias visitas y garantiza la democracia. Tenemos las elecciones aquí este año, tenemos en febrero las elecciones generales en Ecuador y tenemos la paraguaya en abril y la chilena en noviembre, así que son cuatro elecciones muy importantes que si el país invita, no es una cuestión que Unasur tiene que venir porque debe venir, sino que el país dice, mira me gustaría que la Unasur estuviese acompañando, mirando, observando, garantizando, pues lo haríamos, entonces ese es el nuevo escenario para proteger democracia que creo que es la otra pata de esta mesa de integración.
 
Dudo mucho que un país no quiera que Unasur esté allí, porque ha sido garantía de eso.
 
Claro, pero hay países que no tienen la tradición de acompañamiento u observanza. Chile no lo ha tenido, México tampoco, Brasil tampoco, entonces depende un poco del estilo que el país tenga, la decisión de participación de extranjeros o de observancia en sus naciones, pero creo que Unasur se ha legitimado muchísimo en muy corto tiempo. Tenemos un añito de vida. La entrada en vigor del tratado fue el 11 de marzo del año pasado.
 
María Emma, le tocó una etapa muy importante para este organismo y lo deja ya en manos de Alí Rodríguez Araque ¿Cómo deja María Emma Mejía este organismo de naciones suramericanas?
 
Consolidado, en paz, que es yo creo que es lo más importante, sin incendios políticos. Recibimos una Unasur con mucha fuerza por el presidente Kirchner, pero nos tocaba armar toda la institucionalidad, la sede, conseguir los recursos, aprobar los reglamentos. Entonces queda muy bien posicionada, queda reconocida como observador permanente frente a Naciones Unidas, queda con sus presupuestos, podríamos empezar a trabajar con los Consejos. Así que yo me siento muy contenta, no solo por lo hecho este año, sino que sé que el año que viene, que a partir del 11 de junio cuando hagamos el traspaso frente a nuestros cancilleres va a ser definitivo porque Alí tiene una visión muy estratégica de lo que es el peso de nuestros recursos naturales en Suramérica y la importancia que eso le da eso como visión a los presidentes. Así que ha sido una experiencia muy buena, yo nunca había trabajado en un organismo multilateral y somos 12 naciones complejas, maravillosas, con muchas identidades y muchas más por construir entre hermanos.
 
¿Qué retos por delante tiene Unasur?
 
Consolidarse políticamente, que los presidentes apoyen este proceso. No es una cuestión de recursos, no es una cuestión de reglamentos, tenemos una sede bastante maravillosa en un país que nos ha acogido con qué cariño que es Ecuador, así que lo que toca es mantener esa decisión política de los presidentes por la integración y nuestra presencia frente al mundo, aprovechar ese cuarto de hora de nuestra región, de Suramérica que puede darle lecciones, con todo respeto, a los del norte, por primera vez nos tienen que mirar y considerar en un diálogo sur-sur entre países emergentes que puede hacerle mucho bien en épocas muy difíciles para Europa y Estados Unidos, como usted lo decía.
 
Así que confiamos en aportar nuestro grano de arena en la solución pero con la proporcionalidad que requiere el peso suramericano frente al mundo.
 
Nota  boliviana: No se puede hablar de una Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) si no se exige la justicia evidente para Bolivia y no se deja de ignorar la atroz iniquidad de haber enclaustrado a un pueblo hermano y entronizado en América la política corrupta a la que sólo apelan los pueblos destituidos de justicia y que invocan a su favor la conquista, la fuerza bruta, la invasión y la usurpación.   
 
El deber y el honor imponen a las naciones la necesidad de protestar en nombre de la civilización y hasta del género humano, contra un país que conculca los sanos principios de derecho y equidad. Guardar silencio, observar delicada neutralidad, es hacerse cómplice del atentado despojador, copartícipe de tamaña inmoralidad y alevosía.
Bolivia, la «Hija predilecta» de Bolívar, no puede vivir eternamente mutilada, clausurada y encadenada con el dogal mediante el que se la ha reducido con implacable injusticia bajo los tratados de 1904 y 1929, vulnerando la geografía y la historia. Es un problema con características coloniales, existiendo agresión y usurpación territorial por la fuerza, explotación intensiva de recursos y riquezas ajenas y una continua ocupación y dominio ilegales que ya duran 133 años.
 
La Nación boliviana proclama su reintegración marítima como atributo esencial de soberanía, desarrollo y progreso. Los esquemas y fronteras trazados el Siglo XIX a punta de bayonetas y cañones, hay que hacerlos de nuevo en función de un mundo moderno y dinámico. El enclaustramiento al que Bolivia ha sido sometida amerita pronta reparación.
 
Recuperar el mar será reencontrar el destino marítimo de nuestro Estado y salvarlo de caer en el engaño de un “corredor” inservible sin puerto propio ni soberano. Nuestra propiedad marítima debe sernos reintegrada sin compensaciones territoriales a Chile, dando cumplimiento a las normas y acuerdos del derecho internacional y a todos los principios proclamados en todas las conferencias interamericanas.
 
El territorio es la primera y más sagrada de las prioridades nacionalistas. Su enajenación es cosa tan grave que sale de la vida común y ordinaria de un pueblo. Tal acto está fuera de las facultades de un Gobierno y aún del Congreso Nacional. La naturaleza del pensamiento democrático le impide aceptar que nuestro país se subordine a otro por causa de invasión y piratería por fuerza militar, repudiadas por la razón y la comunidad universal. Cualquier agresión “victoriosa” no constituye fuente de legítimo derecho y sólo es un brutal desprecio de los valores morales y del derecho internacional que no reconoce la conquista, mediante fuerza bruta, de territorios ajenos. Los chilenos se hacen la ilusión de que han enterrado el derecho boliviano y de que sobre el mismo han colocado la misma lápida que han puesto sobre nuestros puertos y el río Lauca, cacareando a los cuatro vientos que “es un asunto zanjado para siempre y que no deben nada, ni están obligados a nada, mucho menos a devolver un puerto, y que la aspiración boliviana es un asunto exclusivamente bilateral que debe estudiarse para ver las respectivas compensaciones”.
 
El “dominio” que Chile nos ha impuesto con el Tratado de 1904  no está respaldado por alguna ley sino por la fuerza bruta de un ejército permanentemente armado mediante dinero que es producto de la depredación de nuestras minas de cobre Chuquicamata y La Escondida, y que impide a Bolivia hacer valer en forma práctica su justo derecho de propiedad. La invasión filibustera, el actual dominio de nuestro Litoral por la fuerza militar y la violencia con la que se nos obligó con coacción a firmar un tratado injusto, son inadmisibles e ilegítimos. La Cancillería chilena dice que son “derechos de victoria”... ¿Llama derechos al cohecho anglo-chileno?, ¿llama victoria al asalto premeditado y agresión a un país indefenso?
 
Como asevera el ilustre sociólogo e historiador boliviano,  Dr. Juan Albarracín Millán: « Bolivia se siente desamparada por la comunidad de naciones y la ley internacional, que recomiendan con llegar a un acuerdo a nivel político con Chile, de Estado a Estado, sabiendo que este país agresor nos está sumiendo con su dominio implacable bajo el despotismo de un régimen colonial, cuando el problema del “tratado” es una cuestión esencialmente jurídica y no de dominación. Chile ha invadido el territorio nacional con su ejército y se ha apoderado del mar por la fuerza.
 
El “Tratado chileno de dominio” es la imagen exacta de los fines perseguidos por la invasión y la guerra, la imposición de su dominio político y la implantación de feroces castigos como el enclaustramiento que reduce nuestro status a una situación de paria internacional.
 
Pero Chile no ha de festejar para siempre su victoria actual sobre Bolivia. A la luz de la historia real, el país vecino no ha adquirido ningún derecho definitivo de propiedad del mar con el “tratado”. Conoce la comunidad internacional de naciones que Bolivia nunca le ha transferido a Chile sus legítimos derechos al mar y nunca ha renunciado a su soberanía marítima.
 
El agresor, empecinado, no quiere entender que con el “Tratado de dominio” no puede en derecho obtener de Bolivia ninguna cesión territorial o transferencia de derechos de propiedad del mar boliviano. Para resolver esta situación anómala creada por Chile, se pretende sustituir el “derecho” por el “dominio” de las armas; pero existe el derecho civil internacional y la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Hasta ahora, Bolivia no ha recurrido a la justicia internacional, pero debe hacerlo y obligar a Chile a respetar el orden internacional vigente entre los Estados democráticos y un procedimiento civil que norme, legalmente, las relaciones entre los Estados, conforme a derecho, para no fiarse de los “acercamientos” rapaces y de las mentidas “confianzas mutuas” aparentes. A más de un siglo de las patrañas ya conocidas, como son los falsos “diálogos”, se sigue sonsacando los derechos de Bolivia debilitados por el Tratado de Guerra.
 
Después de haberse firmado el “Tratado de Paz y Amistad”, Bolivia no ha dejado de ser víctima de más despojos y agresiones, instigados por las triquiñuelas del “tratado” opresor chileno. Hoy continúan las asechanzas geopolíticas sobre las materias primas bolivianas inventariadas por Chile en la agenda sin exclusiones del año 2006, como gas, agua, petróleo, minerales, etc., como se ve en la agenda de la penetración expansionista chilena sobre las riquezas naturales de la nación boliviana.
 
La “salida” de Bolivia de su actual prisión, al mar, por una inhóspita “faja” de territorio a trabajarse en el norte chileno, nunca dejaría de ser otra cosa que una ventana de salida a un mar ajeno y a una costa “inhospitalaria”, convirtiendo a Bolivia en tierra interior de Chile. ¿Qué haría Bolivia con una costa de 10 Km. de ancho en una región “bravía, feroz, indómita, salvaje”?  Bolivia acabaría sus últimos días de aislamiento en un lugar de confinamiento en la región costera desértica de Chile, país que, por amarga ironía, ha sido dotado por Bolivia de varias carreteras dirigidas hacia los puertos que nos ha usurpado, de dos ferrocarriles al servicio de sus intereses y de un paraíso del masivo negocio negro moviéndose en gigantescas caravanas hacia los puertos secos del contrabando.
 
Bolivia, en el siglo anterior, como muestra la historia, ha sido derrotada por una invasión largamente preparada para rendirla, y ha sido sometida a un régimen de dominio colonial por la traición liberal que aceptó el “tratado” chileno. Sin embargo de tan infaustas catástrofes sufridas, Bolivia se mantiene hoy en pie, altiva, a pesar de tener amputado el Departamento del Litoral y usurpado el mar invadido, sus ríos y manantiales despojados, privada de soberanía marítima, enclaustrada  por el dominio absoluto y perpetuo del “tratado” chileno de 1904 » .
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